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Se dice que a los doce años una marca aparece en tu muñeca, siendo las iniciales del nombre y apellido de tu alma gemela, siendo casi imposible saber al instante de quien se trata, sin embargo aquella marca se borra al encontrarla y tener un contacto con ella. La marca se borra y solo queda un tatuaje de un corazón bastante pequeño, dando a entender que ya habías encontrado a tu alma gemela. Muy pocos llegaban a conocerla, pero los que si llegaban a conocer a esa persona destinada describen el sentimiento como si estuvieras en un sueño toda la vida.
Freddy tenía ya veintitrés años y no se había encontrado con su alma gemela, siempre pensó que llegaría ese día tan especial cuando lo conociera. Estaba nervioso y cada que conocía a alguien nuevo miraba su marca para ver si era aquella persona, sin embargo no lo era, muchas veces agradece que no fuera esa persona porque no le agradaba en lo absoluto. Había escuchado que cuando conoces a tu alma gemela se siente de inmediato que has conectado con ella, desde los latidos del corazón hasta los temblores, escalofríos y nerviosismo.
Él nunca había experimentado aquello. Quería saber cómo se sentía. Aunque su madre le dijo que no debe de enfocarse en eso toda la vida, que hay cosas mejores que debe de hacer en vez de estar obsesionado con encontrar a su alma gemela.
También tenía miedo de decepcionarse si era una mujer, ya que a él no le gustaban las mujeres. Las palabras de otras personas dicen que es muy extraño que las almas gemelas sean del género que no es de tu gusto, sin embargo hay posibilidades.
Freddy no quería eso, él quería a un chico lindo y cariñoso que lo ame de verdad.
— Freddy, deja tu obsesión de ver tu marca todo el día.— su mejor amiga le dijo, estando a su lado en la gran cama mientras miraban la serie favorita del Fazbear— no sabes si tu alma gemela siquiera vive en este país.
— ¿Eso es posible?—cuestionó algo asustado, mirando a su amiga .— uhm, no me gustaría eso. Imagina que viva del otro lado del mundo, me pondría muy triste saberlo. — habló con un tono de decepción.
— Claro que es posible. Mi hermana conoció a su alma gemela en un juego online, se enteró que ella vivía del otro lado. — Chica le respondió.— no pongas esa expresión, Freddy, ya te han dicho que el momento va a llegar cuando tenga que llegar, en cualquier día.
Freddy jugó con sus manos, viendo su marca en su muñeca una vez más.
« CMH »
— ¿Tu no estás nerviosa de eso?— preguntó el castaño, queriendo saber lo que pasaba por la mente de su mejor amiga acerca del tema.
— No, tomo las cosas en calma y cuando sea el momento ahí ya me voy a emocionar.—le dijo con una sonrisa, acariciando el cabello a su amigo después.— te voy a tener que cubrir esa marca con algo para que dejes de verla, a veces parece que no me prestas atención por andar viendo eso.
Freddy rió suavemente, volviendo a la película con Chica. En su mente pasaba la duda de que pasaría si su alma gemela en efecto este del otro lado del mundo, ¿Que será de él? ¿Cómo sería? Quería ya tenerlo enfrente, con una sonrisa y por fin diciendo que lo había encontrado. La sonrisa pequeña que se formaba en su rostro al pensar en ese momento era adorable.
Aunque decía que iba a olvidar el tema y seguir con su vida como si nada, no podía hacerlo, siempre había algo que le hacía volver a pensar en ello una y otra vez, haciéndolo reír a veces en voz bajita. Chica sabía cuando Freddy se perdía en sus pensamientos de todo el asunto del alma gemela, así que siempre sabe lo que tiene que hacer para sacarlo de ese trance.
Debía de admitir que le parecía adorable la carita de esperanza que tenía cada que conocía a alguien.
Quien diría que el miedo más grande de Freddy si era verdad, y su alma gemela en efecto vivía en un país que estaba a ocho horas del suyo.
Freddy vivía en Francia, su alma gemela... En México.
Chip Martínez Hernández era el alma gemela de Freddy, quien en ese momento andaba en una fiesta con sus amigos, ahí eran las dos de la madrugada y en Francia apenas eran las diez de la mañana.
Estaban en medio de todo el desastre de la fiesta, la música alta y los gritos que daban para comunicarse entre ellos. Hablando de las marcas de almas gemelas que tenían de repente.
— ¡No mames, mi pinche marca son tres F! ¡¿Quien verga tiene la misma inicial en su nombre y sus apellidos?!— Chip exclamó, mostrando su muñeca la cual de verdad mostraba eso.
« FFF »
— ¡Pues los jefes de ese wey!— le dijo su amigo entre risas.— ¡¿No te da miedo que sea un wey de otro país?!
— ¡Pues espero que el wey sea gringo para que me saque de aquí!
— ¡¿O sea que no nos quieres, wey?!— su amiga le preguntó en broma.— ¡Llévanos contigo si lo conoces un día!
Con Freddy, el menor se había quedado viendo sus caricaturas hasta que escuchó el teléfono de Chica. La miró, notando que estaba viendo las historias de Instagram de alguien, se escuchaba como una fiesta.
— ¿Quién es?— preguntó, acercándose y queriendo ver.
— Solo unos amigos que están de fiesta en México.— le respondió con una sonrisa, mostrándole las historias anteriores que había visto. La mirada de Freddy captó de inmediato algo extraño.
— Espera.— volvió a algunas historias, pausando la misma para ver con más detalle. De repente su corazón comenzó a latir más fuerte, su respiración se aceleró.— É-él.... ¿Quién es él?—le apuntó al chico que miró, luego mirando a su amiga.
— Ese es mi primo, Chip.
— Chip...
Chica se quedó viendo a Freddy después, hasta que ambos entraron en razón. La rubia casi se desmayó ahí mismo en la cama al entenderlo, más solo se dejó caer al suelo al darse cuenta de lo que ocurría. Freddy agarró el teléfono de su amiga, entrando al perfil de lo que él creía que era su alma gemela. Las iniciales concordaban con el tatuaje que tenía en su muñeca y no solo eso, pero logró notar las iniciales del primo de Chica que estaban en su muñeca.
— ¡Chica!
— ¡¿Es él?!
Freddy no veía ningún cambio, solo lo que sintió al verlo. Se puso nervioso, no sabiendo qué hacer ahora al saberlo. Dejó el teléfono sobre la cama, pensando en lo que debía de hacer. ¡Su alma gemela estaba del otro lado del mundo y a ocho horas de él! Sentía que se moría. Ya lo tenía y al mismo tiempo no.
— ¡Chica, levántate, tienes que ayudarme a averiguar si es él o no!—salió de la cama, ayudando a su amiga que ya estaba en el suelo derrotada por la noticia. Chica agarró su teléfono de inmediato, dejándole ver fotos de Chip.
— ¡¿Estás seguro?! ¡¿Chip?!
—S-si... ¿Hay algo de malo? ¿El no es bueno?
— ¡Vive a ocho horas de aquí, Freddy! ¿Qué vas a hacer con eso? ¿Ir a buscarlo a México para poder verlo?— le preguntó. Freddy de verdad lo estaba pensando aunque era una tontería que no debía de hacer. — Freddy... ¿Lo estás pensando, verdad?
—Si. — Le sonrió nervioso.
— Freddy... Te debo ser sincera, aunque te lastime de por medio, pero Chip de verdad no está interesado en encontrar a su alma gemela, para él es un tatuaje más que tiene en la piel. A él no le importa.—le avisó primero, preocupada por él como Freddy tomaría eso.
—P-pero... Yo soy su alma gemela, ¿Por qué no le voy a importar? Debe de hacerlo.—cruzó sus brazos, molesto de saberlo.—he estado esperando este momento por mucho tiempo, Chica. Déjame conocer a Chip.
Le pedía tanto a Chica que la rubia no sabía qué hacer ahora. Conocía bien a Chip y lo más seguro es que su respuesta fuera un rotundo no, no quería estar amarrado a una relación y perder todo lo que tenía. Chip pensaba que así funcionaba la relación entre su persona destinada y él, que debe de estar amarrado a él toda su vida, cuando no era nada de eso.
— Hablaré con él, no te prometo nada, Freddy.
— Uhm—se quejó.
— ¿Y tu marca?
Freddy miró la marca que tenía en la muñeca. Seguía ahí, al parecer la marca no se borraba a menos que las dos personas estén frente a frente. El menor suspiró, molesto de la idea de que el amor de su vida esté tan lejos haciendo quien sabe que cosa con alguien más. Le mataba la ansiedad de pensar en eso, aunque para Chica era algo estúpido que se esté matando de nervios por ello, no se conocían.
— Freddy, deja de pensar en eso. No es bueno que te obsesiones de esa forma con encontrar a tu alma gemela. Si Chip es el indicado, entonces dale tiempo. Le voy a mandar un mensaje para hacerle saber lo que pasó.
— P-pero no digas quién soy.
— Obvio no. Tranquilo.
Chica agarró su teléfono, mandando un mensaje a Chip sobre lo que había pasado. Al principio dudo en si borrar el mensaje y hacerle pensar a Freddy que si lo había mandado pero que Chip le dijo que no quería conocerlo. O sea, mentirle a Freddy Fazbear, lo cual era una malísima idea conociendo a su mejor amigo.
— ¿Te respondió? — preguntó el castaño.
— Freddy, sentado. — ordenó. El castaño hizo un puchero, sentándose en la cama con una almohada entre sus brazos.— lo acabo de mandar, obvio no lo va a ver de inmediato. Dale tiempo o lo vas a asustar si eres muy intenso con él.
— No soy intenso.
Chica lo miró.
— claro que sí, Freddy. Mira cómo estás temblando de la emoción, hasta aquí puedo sentir su nerviosismo.— se burló con una sonrisa, haciendo al castaño acostarse en su cama para tratar de esconderse.— tranquilo, te haré saber cuándo responda.
Para la fortuna de Freddy, Chip había abierto sus mensajes cuando se había sentado a hablar con unos amigos. Confundido al ver la notificación de mensaje de Chica. Lo abrió, leyendo lo que le había mandado. El ambiente se volvió tenso, y Chip solo leía una y otra vez el mensaje enviado. ¿Qué clase de broma era esa por parte de ella? No eran horas para hacer chistes tan malos como que había encontrado a su alma gemela.
— ¿Mmh? — miró a su amiga quien le preguntó si estaba bien. — eso creo, mi prima me acaba de mandar un mensaje diciéndome que encontró a mi alma gemela. No sé si es una broma por parte de ella, pero no me parece gracioso. — rió nervioso al final, viendo el mensaje atento por si le mandaba otro diciéndole que estaba bromeando.
— Oh, eso es interesante. — se sentó a su lado con una sonrisa. — ¿No te dijo quien es? Debes de preguntarle todos los detalles, obvio es alguien cercano a ella, tal vez un amigo.
— No, nada de eso. — dejó el teléfono sobre la mesa. — no quiero saber nada del tema de parejas destinadas, lo sabes. Me parece estúpido. — expresó, cruzando sus brazos y mirando hacia otro lado, suspirando.
— Mmh, entiendo que te lo tomes así, pero podrías intentarlo. Si no es una broma, deberías de intentar acercarte a esa persona para ver si sientes algo al verla. — le dió un consejo con aquella agradable sonrisa. — ¿O qué? ¿Tienes miedo de que se te salga ese lado tierno y cariñoso con tu pareja? — se burló un poco, jalando de su mejilla.
— Ya, wey. No es nada de eso. — rió, mirándola ahora. — no tengo miedo de demostrarlo, solo tengo miedo. A algunas personas no les gusta para nada y sabes que una vez que me enculo con alguien ando ahí como pinche perro.
— Bueno, pero piensa que por algo estás destinado a esa persona. Si el destino te puso con ese chico es porque le gusta recibir ese tipo de atención. — explicó, tomando de la bebida de su vaso después. — dale una oportunidad, no pierdes nada con intentarlo.
Chip miró su teléfono, pensándolo bien. Le respondió el mensaje a Chica al considerarlo, de esa forma mandando su respuesta final a lo que la rubia le había mandado.
« ¿Me vas a decir quién es o qué, wey? Muéstrame al plebe antes de que me arrepienta. Si es una broma vas y chingas a tu madre. »
Chica al recibir la notificación, la abrió casi de inmediato por el susto que le había dado. Apagó el teléfono, sosteniendo el mismo hacia su pecho y conectando miradas con Freddy quien de inmediato supo que había respondido al mensaje. Se quedaron viéndose por un momento, no sabiendo que hacer después.
— ¿Te respondió?— Freddy preguntó en voz baja, mirando a Chica atento a lo que diría. Estaba tan emocionado que sentía que su voz se hacía cada vez más bajita. — Chica, ¿Qué tienes?
— Me respondió.
— ¡¿Y qué dice?! — preguntó emocionado y con una gran sonrisa.
— Me pidió una foto tuya en pocas palabras. — le respondió, mirando el mensaje de su primo quien no esperaba con tanta emoción aquella foto, más bien solo dejó su teléfono para seguir platicando con sus amigos.
— ¿U-una foto? — preguntó nervioso, arreglando su cabello con sus delgadas manos. Freddy no se esperaba que pidiera una foto así de rápido, así que no sabía bien que hacer. Tenía miedo, los nervios lo estaban matando y no estaba listo para que lo viera. — No. No, no, no estoy listo todavía.
Chica lo miró. — ¿Qué? ¿Cómo que no?
— N-no. — repitió. — ¿Tú… tú crees que le guste? No quisiera que sienta desagrado por mí en caso de que no le guste, que te diga que no porque no le gustó como me veo. — explicó su inseguridad, jugando con la almohada que agarro para colocar contra su pecho y abrazarla. Mirando hacia abajo, dejando que su cabello cubra parte de su rostro entristecido.
— Freddy, no pienses eso. Eres un chico muy lindo, todos quisieran ser tu destinado, eso tenlo por seguro. — lo confortó, acercándose a él para agarrarle las mejillas. — creeme cuando te digo que muchísimos hombres quisieran tener tus iniciales en su muñeca, o por lo menos que les des una oportunidad.
— Él podría ser el único que no piensa eso, Chica. Me dijiste que no le importaba el tema de las marcas y siento que no soy el indicado todavía. A-además, muchos se dan por vencidos cuando se dan cuenta que viven en países diferentes. — expresó, mirando los ojos de Chica.
La rubia suspiro. Era cierto, había casos donde uno de ellos se rinde y deja de buscar a su pareja destinada, causando que el lazo entre ambos se corte poco a poco, hasta quedar hecho cenizas. Ambas personas siguen con sus vidas, siendo vistos como raritos para la sociedad al no tener ese tatuaje en la muñeca.
Freddy tenía miedo de eso.
Chip podría bien no gustarle su pareja destinada, rechazando y así olvidando que alguna vez conoció a Freddy, aunque sea por una foto. Esto afectaba a ambos, perdiendo el recuerdo de una vez encontrar al otro, aunque se decía que el sentimiento quedaba suprimido en el fondo de sus corazones, el lazo quedando levemente roto por unos años hasta que por alguna razón se vean en persona y ahí el lazo vuelve a tomar fuerza.
— ¿Quieres que te tome la foto o prefieres esperar? Lo que sea que decidas estará bien, yo le diré a él y le pediré algo de paciencia. — Chica habló, separandose de Freddy para agarrar su teléfono en cualquier caso.
Freddy asintió. — prefiero esperar.
— Bien.
Chica le mandó un mensaje a Chip, explicándole la situación en palabras cortas. Ella entendía a Freddy, la ansiedad que debía de sentir dentro de él al saber que ya había encontrado a esa persona especial, pero no poder verla de frente. Debía de ser difícil, y más para alguien como Freddy, quien tenía la gran esperanza de tener una linda relación llena de amor con su alma gemela desde pequeño. Freddy entendía claramente que no podía depender de esa otra persona, pero era inevitable hacerse escnearios imaginarios en ocasiones.
Chip recibió el mensaje, leyendo el mismo minutos después. « No está seguro de mostrarte su rostro por ahora. Está bastante nervioso, por favor, entiéndelo:( esto es serio, no estoy jugando contigo. Dale tiempo, si quieres te puedo pasar su número para que hablen. »
— ¿Le puedo dar tu número, verdad? — Chica le preguntó a Freddy quien se había levantado de la cama para arreglar su cama un poco. El castaño asintió con una leve sonrisa. Eso sería mejor que mostrarle su rostro.
Freddy se sentó una vez más en su cama, alcanzando su propio teléfono para ver los mensajes que había recibido. Suspirando, esperaba un mensaje por lo menos de su pareja destinada. Era una situación aterradora, ¿Qué le diría? ¿De que hablarían? Tenía miedo, pero al mismo tiempo muchísima curiosidad.
Chip recibió el número de lo que sería su alma gemela. Se quedó viendo el número por unos segundos antes de presionarlo, quedándose viendo el chat vacío hasta apagar su teléfono y volver a lo que estaba haciendo. Lo haría después, en ese momento no se encontraba mucho en sus cinco sentidos como para mandarle mensaje a alguien, mucho menos a lo que presuntamente era su pareja destinada.
— ¿Ya te vas, wey? — uno de sus amigos le preguntó.
— Si, estoy algo cansado. Tengo que ayudar a mi mamá en su trabajo en unas horas, debo descansar por lo menos unas horas. — comentó, agarrando sus cosas para ser acompañado a casa.
En todo el viaje a casa no podía sacar de su mente el tema del número de teléfono que le había mandado Chica. Nunca antes había pensado tanto en todo eso de las "almas gemelas" al principio cuando le apareció la marca no le dió importancia, ya que era algo ridículo a su parecer. Ahora no podía sacarlo de su mente.
Dios, era tan patético. ¿Cómo su alma gemela estaba en un país tan alejado? Debía de ser una broma, no era posible. Parecía un chiste que este a once horas de él.
Llegando a casa, cerró las puertas con seguro, revisando que todo esté en su lugar y yendo a su habitación. Vivía solo en un pequeño departamento cercano a la vivienda de su madre para más seguridad. Además de que la ayudaba en su trabajo todas las mañanas en un pequeño mercado de verduras y frutas.
Ya en cama, vió su teléfono una vez más en el chat vacío.
¿Debía de hablarle?
No. Era muy apresurado.
Dejando el teléfono a un lado para dormirse. A los pocos segundos volviendo a su teléfono para mandarle un mensaje. Frustrado, solo hundió su rostro en la almohada de lo nervioso que estaba, ¿Por qué se sentía así? El corazón le latía cómo loco, y se le hacía un nudo en la garganta. Nunca antes se había sentido de esa forma, era increíble lo que le hacía sentir alguien que no conocía para nada; alguien quien solo se supone que es su alma gemela, más no podía comprobarlo de ninguna manera.
Al final solo le mando un simple y corto « hola »
Se fue a dormir, obligándose más bien a dormir ya que no soportaba más el sentimiento de nervios en su cuerpo. No esperaba una respuesta inmediata por lo que silencio las notificaciones de su teléfono, dejando solo su alarma para dentro de algunas horas.
Freddy ya estaba haciendo otras cosas cuando el sonido de notificación de su teléfono lo sacó de sus pensamientos. Estaba trabajando en algo que le había dejado su madre a cargo, así que por lo menos tenía una actividad para distraerse del tema.
Un número desconocido. Se quedó dudoso. Se le había olvidado que Chica le había mandando su número a Chip, así que solo respondió con otro « ¿Hola? Disculpa, ¿Quién eres? » le mandó confundido, dejando su teléfono sobre el escritorio para seguir trabajando.
Para ese momento Chip estaba durmiendo profundo, estaba amaneciendo y dónde Freddy estaba anocheciendo. La zona horaria iba a ser un gran problema.
En la mañana de Chip, había despertado sintiendo una gran pesadez en la cabeza y el cuerpo; sin embargo no podía faltar a su trabajo. Tenía dos trabajos, el primero con su madre y el otro en un pequeño bar donde tocaba la guitarra y cantaba como parte de entretenimiento.
Bostezando, estirando su cuerpo en la cama y sentandose a los pocos minutos. Todo era un desastre en él, había dormido bien pero también los sueños que tuvo durante la noche no ayudaron mucho en su descanso. Eran sueños tan confusos con alguien; una voz, una sensación tan cálida en su pecho, cómo alguien acostado sobre él, un peso tan suave y delicado que se frotaba, una respiración igual de tranquila, manos tocándole el rostro en ocasiones.
Era tan confuso. Nunca antes había soñado con algo así, por lo que no entendía si era una señal de algo o simplemente estaba muy cansado.
Haciendo lo de todas las mañanas, vistiéndose y comiendo algo pequeño para ir a casa de su madre que estaba a unos minutos de su departamento. Eran las diez y media de la mañana, estaba llegando tarde – otra vez – esperando que su querida madre no se enoje con él. Llegando al local, se encontró con ella misma mirándolo con sus brazos cruzados.
— Que bonito. — habló en un tono sarcástico. — ¿Dónde andabas? Llegas una hora tarde. — expresó, siguiendo ordenando algunas cosas de ahí. Habían llegado algunas cajas por lo que se lo iba a dejar a Chip para que lleve.
— Lo siento, me quedé dormido. — explicó con algo de pena, pasando detrás de ella, captando la atención de su madre quien le agarró del brazo. Chip se confundió. — ¿Pasa algo?
— Tu marca, no se nota mucho. — habló, viendo las iniciales que estaban algo transparentes en la piel tatuada de su hijo. Mirando a Chip, le sonrió suave. — ¿No me vas a decir quién es el muchacho que te hizo eso?
— Mamá, ¿No quiere que le ayude con estás cajas? — le preguntó para desviar el tema.
— Si, y también quiero que me comentes sobre ese muchachito. — respondió, volviendo a lo que estaba haciendo y dejando que Chip cargue las cajas para llevarlas al cuarto trasero.
— No es importante.
— ¿No? El hecho de que tú marca no se vea bien es importante. Tal vez ya hablaste con ese linda persona con la que estás conectado. — habló, anotando algunos precios en su libreta.
— Te lo juro, mamá. No es importante. — le respondió al volver con ella, viendo cómo una agradable señora entraba a la tienda para comprar algunas verduras. — no me mire así, sabe que todo ese tema de parejas destinadas no es mi pedo.
Su madre iba a decir algo, pero tuvo que atender a la clienta.
— Buenos días, Chip. — la señora saludó a Chip con una sonrisa después de decirle lo mismo a su mamá. Chip la miró, sonriéndole. Era una señora muy amiga de su madre por lo que la conocía desde que era muy pequeño.
— Buenos días. — la saludó de vuelta.
— ¿Ayudando a tu mama como siempre? — Chip asintió. — Me alegra, eres un muy buen muchacho, Chip. Siempre ayudando a tu mamá, cualquiera quisiera ser las iniciales que tienes en tu muñeca. — expresó, jalandole una mejilla suavemente a Chip quien solo rió suavemente.
Ya le habían dicho eso muchísimas veces.
— Gracias. — agradeció.
— El afortunado puede que ya se le haya acercado al parecer. — su mamá habló, terminando de cobrar todo. Chip la miró con algo de enfado. — ¿No es así? Por algo tú marca está de esa forma, no debe de ser por accidente.
— Si ese es el caso, felicidades. Encontrar a ess persona destinada debe de ser muy lindo para tí, Chip. Espero y así sea.
Chip asintió, despidiéndose de la mujer cuando se fue. Una vez solos, Chip miró con enfado a su madre una vez más. No le había gustado para nada que dijera algo como eso, ya que no estaba seguro de que fuera de verdad. Una vibración en su teléfono lo sacó de ahí, agarrándolo al pensar que podría ser un mensaje de Chica.
« ¿Ya te mandó mensaje? » Chica le mandó.
« ¿Qué mensaje? » respondió.
Revisando los mensajes que no tenía abiertos, encontró el número que Chica le mandó. Abriendo el mismo y leyendo lo que había mandado. ¿Ese era su pareja destinada? ¿Alguien que no se acordaba de que lo fuera?
Regresando al chat con Chica.
« ¿Es neta que el wey no se acuerda que me mandaste su número? Me preguntó quién era. »
« ¡¿Qué?! Pero- déjame hablar con él. »
Chica fue rápida en ir a hablar con Freddy, entrando de golpe a la oficina de su mejor amigo.
— ¡Freddy Fazbear Freyre! — exclamó molesta, asustando así al Fazbear quien la miró de inmediato. — ¡¿Qué te pasa?! ¡¿Acaso te olvidaste que le mandé tu número al amor de tu vida?!
— Oh, ¿Tú hiciste eso? — preguntó.
Chica se quedó en silencio.
— ¿Se te borró la memoria o..? ¡Claro que lo hice! Fue hace unas horas, Freddy, ¿Cómo se te olvida eso? Mándale un mensaje, me acaba de decir que le preguntaste quién era.
Freddy se quedó pensando.
— Ah, ese mensaje. — agarró rápido su teléfono, abriendo el chat y respondiendo de inmediato.
« ¡Lo siento mucho! Se me olvidó que Chics te había mandado mi teléfono para que habláramos. Me llamo Freddy, por cierto. » mandó rápido, dejando el teléfono en el escritorio en espera de una respuesta.
Chip al recibir el mensaje lo abrió.
— ¿Freddy? — susurró.
« Freddy Fazbear Freyre por si te interesa saber mis iniciales y si coinciden con tu marca. » leyó después Chip, sintiendo como todo se desmoronaba frente a él. Su marca comenzaba a transformarse en otro pequeño tatuaje, al igual que el de Freddy.
« ¿Tus marcas son CMH? »
« Si, ¿Son tus iniciales? »
« Puede ser. Soy Chip Martinez Hernández. »
Freddy sonrió en grande al leer eso, mirando la marca que tenía en muñeca. Las iniciales coincidían, debía de ser él. Además de la extraña sensación que le había dado al primer momento que lo vió, y el hecho de que su marca se había aclarado después de eso, eran claros indicios de que podría ser.
Chip miró hacia su madre la cual estaba distraída por lo menos, no quería que se metiera en ese tema, ya que estaría preguntándole todo el día por aquel chico. Sabía que aquel momento era uno de los más importantes para los padres, saber que sus hijos ya habían encontrado a su alma gemela era un evento igual de importante que un cumpleaños o días festivos. Chip no quería eso, ¿Cómo iba a estar con una persona solo porque un tatuaje en su muñeca se lo dice? ¿Estaba obligado a enamorarse?
No podía enamorarse en unas horas, o solo viendo a la persona a los ojos, era imposible para Chip que algo así sucedería.
« No sé qué cosas te ha dicho Chica de mí, wey, pero la neta no creo que esto funcione. Tú vives en otro país a quien sabe cuántas horas del mío y es imposible que nos veamos algún día de frente. » le mandó al estar pensando por unos segundos.
Freddy no se esperaba aquella respuesta, y aunque en parte era cierto, no quería que fuera tan directo. Se quedó leyendo el mensaje unas cuantas veces más hasta suspirar. Tenía razón; no había forma de que sucediera, no importaba lo mucho que Freddy quisiera, no podía obligarlo a viajar hasta Francia solo para cumplirle el deseo de tener a su pareja destinada cerca, mucho menos ir a México para buscarlo.
No iba a forzar a Chip a amarlo.
— Freddy, ¿Estás bien? — Chica preguntó, acercándose a él al notar la expresión de tristeza que se le formó de repente. Freddy la miró, asintiendo con una sonrisa después. — ¿Te dijo algo mi primo o..?
— Oh, eso. — rió nervioso. — creo que tienes razón… es imposible que algo como esto pase. No lo conozco y mucho menos él a mí.— explicó, dejando su teléfono a un lado y viendo hacia todo el trabajo que tenía que hacer.
— ¿Te rechazó, verdad?
— A-algo así. — respondió, tratando de seguir con su trabajo.
Chip siguió con lo suyo sin la esperanza de que Freddy le respondiera. No quería volver a pensar en eso, no era algo que le guste y mucho menos iba a dejar que interrumpa sus planes. Tenía asuntos más importantes en su vida en ese momento que un chico desconocido que es el amor de su vida. Nada de eso tenía sentido, y no quería encontrarle uno.
Al menos no ahora.
— Chip, ¿Puedes ir a buscar a tu hermanito a la escuela? Saldrá en unos minutos. — su madre le pidió como favor. — tráelo aquí después, tal vez puedas ayudarle con su tarea en lo que trabajo.
— Mmh, no te preocupes. — le sonrió, saliendo del lugar para ir a la escuela preescolar de su hermano menor. Chip siempre ayudaba a su madre cuando venía al miembro más pequeño de la familia. Iba a buscarlo cuando ella no tenía tiempo al estar atendiendo el negocio.
Estando fuera de la pequeña escuela, esperando a que su hermanito salga, viendo cómo todos los pequeños salían corriendo, riendo, algunos empujándose para llegar más rápido hacia sus padres. Suspirando, sacó su teléfono al recibir un mensaje. Era de Chica.
« Oye, sé más suave con Freddy, por favor. Se que no lo conoces, pero es un chico muy sensible. » se leía en el mensaje. « deberías de conocerlo por lo menos, es muy lindo, eso te lo aseguro. »
Chip dejó salir una risa con eso, ¿Así que Freddy Fazbear era un chico sensible y lindo? Iba a responder el mensaje hasta que escuchó su nombre. Viendo hacia abajo a su hermanito quien solo le sujetaba de su camisa, mirándolo al rostro con su mochilita en su mano.
— Ah, ahí estás, wey.
— La maestra quiere hablar con mamá. — comentó.
— ¿Qué? — cuestionó. — ¿Por qué quiere hablar con mamá, wey? ¿Qué hiciste? — preguntó preocupado puesto que su mamá no podía dejar su trabajo. Además no quería preocuparla.
— Me dijo que si no es ella, puede entrar uno de ustedes. — respondió refiriéndose a Chip o a cualquiera de sus hermanos mayores. Chip solo asintió, agarrando la mano de su hermanito para entrar a la escuela y así hablar con la maestra.
— Caleb, mamá no puede estar viniendo a la escuela por tí todos los días, lo sabes. Si te metiste en una pelea o algo, tendré que decirle, lo siento. — se disculpó, agarrando a Caleb en sus brazos para dirigirse hacia el salón de clases.
Freddy en casa, sentía un leve dolor en el pecho al leer el mensaje una vez más que Chip le había mandado. Se sentía triste e incluso algo decepcionado de su respuesta. No quería sentirse molesto, ni llorar por lo que había pasado debido a que pensaba que no debía, ¿Por qué debía de llorar por algo como eso cuando tenía razón?
— Freddy. — escuchó a su amiga llamarlo. Mirándola al terminar de guardar sus cosas para ir a la cama, le sonrió suave. — ¿Seguro estás bien?
— Si, Chica. Solo tengo sueño, quiero dormir. — respondió, saliendo de su oficina para poder ir a su habitación a acostarse. Muy dentro de Freddy seguía pensando en Chip. No encontraba forma de aclarar su mente.
Acostándose en la cama con el rostro hundiéndose en su almohada. No quería que Chica lo viera de esa forma; destrozado y casi al borde de las lágrimas porque su supuesta alma gemela le había dicho que no a conocerse. Aún así, la rubia lo había notado desde hace mucho y aunque quisiera ayudarlo, no sabía bien cómo.
— Freddy. — lo llamó una vez más, viendo cómo se metía entre las sábanas ahora para quedarse ahí. — ¿No vas a cenar? Necesitas comer algo.
— No, Chica. Estoy bien así.
Se acercó a la cama, sentandose a un costado de él para que puedan hablar. Entendía que Freddy se sienta mal por lo que había pasado, sin embargo; ya le había advertido acerca de Chip y la forma en la que pensaba sobre las almas gemelas.
— No puedes quedarte ahí debajo toda tu vida, Freddy. Que Chip te haya rechazado no significa que tú vida se vaya a acabar. Debes de ver más allá de una relación amorosa. — le explicó, tratando de quitarle la sábana de encima. — Tu felicidad no puede depender de alguien, Freddy. Espero que lo sepas.
— Lo entiendo. — respondió, asomando su cabeza por las sábanas y viendo a Chica. — pero no puedo evitarlo. Espere mucho por este momento y ahora… no es como me lo imaginaba. Realmente pensé que iba a ser diferente.
— Chip no te conoce, Freddy. Es complicado para una persona como Chip enamorarse solo por mensajes. Él tiene que verte primero. — explicó, dejando que Freddy se acomode en la cama para que puedan hablar cómodos. — te aseguro que a Chip le vas a gustar si se dan el tiempo de conocerse y dejando de lado el tema de las marcas.
— ¿En serio crees eso? — preguntó.
— Mmh. Dale tiempo, debe de estar todavía recalculando lo que está pasando. — respondió. — Chip no es como tú, Freddy. Él tiene muchísimas cosas en las que pensar y hacer aunque lo viste en una fiesta ayer. Tiene dos trabajos, ayuda a su madre en la casa y cuida de sus hermano menor.
— Oh. Es un hombre ocupado entonces. — Freddy respondió sorprendido.
El Fazbear nunca tuvo que preocuparse por eso en su vida. Lo atendían en todo momento desde que era un bebé, por lo que no le faltó nada en su vida. Tampoco tenía la necesidad de trabajar, podría vivir toda su vida sin hacerlo y aún así tendría todas las comodidades que tiene actualmente. Freddy no lograba entender lo que eran las carencias de la vida, por lo que pensaba que Chip tendría tiempo de hablar con él, ahora lo entendía por supuesto.
— Sí, lo es. Por eso te pido que no fuerces a Chip en nada. Él te hablará cuando desee hacerlo incluso si te dijo que no.— le prometió con una sonrisa leve. — Ahora vamos, tienes que comer algo.
— Está bien.
Freddy salió de la cama para ir con Chica. Todavía algo decaído, pero por lo menos ahora estaba más compresible la situación por la que pasaba Chip, así que no se sentía tan mal. Quería entender y ser empático con lo que pasaba en su vida, así que decidió dejarlo. Sería otro día.
¿Tal vez?
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