Se encuentra en una cama grande. Está a oscuras, pero su cabeza da vueltas y todas las siluetas se ven borrosas.

Consigue sentarse sobre el colchón con mucho esfuerzo, tiene mucha calor. Demasiada. Está sudando a chorros y esa sensación de mareo no se va. Se quita bruscamente la sábana de encima y suelta un grito al ver montones de serpientes rodeándole las piernas.

No ve a Hyunjin por ningún lado. Está alterado y tiene mucho miedo. Quiere salir de la cama pero esas serpientes se enrollan por sus extremidades hasta atarlas unas con otras. No podía moverse.

Ve borroso, pero distingue la silueta humana de alguien que le mira desde arriba. Escucha voces y risas distorsionadas, pero no las puede identificar. Esa persona tiene los ojos brillantes, de color verde. Parpadea un poco y puede distinguir a Minho, sonriéndole de forma aterradora. Sus ojos parecen los de una serpiente, verde brillante y la pupila afilada.

Felix quiere gritar, pero una serpiente ha tapado su boca, apretando con fuerza. Otra se está enrollando alrededor de su cuello, apretando poco a poco.

Chan y Seungmin, con los mismos ojos que Minho, rodean su cama y está completamente aterrado. No encuentra a Hyunjin y la serpiente su cuello le está quitando el oxígeno

Chan tiene una espada pequeña en la mano derecha y, antes de apuñalarlo, Felix despierta.

Con la mano en el pecho, el corazón acelerado, mira la habitación. Ya es de día y la luz entra por la ventana. Hyunjin está a su lado dándole la espalda y durmiendo plácidamente. Puede escuchar su respiración tranquila.

Retira la sábana de su parte, viendo sus piernas sin nada alrededor. Todo ha sido un sueño. Un sueño extraño.

Sus tripas rugen y decide ponerse algo rápido para bajar a desayunar. No despierta a Hyunjin y lo deja dormir un poco más. El fuerte viento azota los cristales de la casa y hay unas nubes negras que traerán una pronta tormenta nuevamente.

Su objetivo fue ir a la cocina por algo de comer, pero no puede evitar quedarse en el pasillo, mirando esos cuadros que le hipnotizan. Esta vez era de un hombre y una mujer, ambos unidos por lo que parece ser la cola de una anguila.

— ¿Qué haces ahí? —se asusta con la presencia del mayor de los cuatro hermanos.

— Sólo estaba mirando —responde devolviendo la vista al cuadro.

— Miras mucho mi casa —Chan dice metiendo las manos en sus bolsillos—. No es como la gran ciudad, ¿estás sorprendido por eso?

— Sí, no es algo que haya visto a menudo.

— ¿Te interesa la mitología?

— Nunca me he fijado en ella —Felix se encoge de hombros—. Demasiado que sé sobre Zeus o Afrodita.

— Esos son dioses sobrevalorados, todo el mundo piensa que son geniales. Estos son Forcis y Ceto, hermanos —explica poniéndose a su lado, mirando el cuadro—. Tuvieron tres hijas.

— Eso es incesto...

— Pues sí.

— ¿Las hijas que tuvieron son las hermanas de los otros cuadros?

— En efecto.

— Oh...

— ¿Sabes quién es Poseidón? —Chan pregunta de la nada.

— He oído algo de él.

— Él abusó de la hermana menor, de Medusa.

— ¿De verdad? —el alto asintió.

— Y luego vino Perseo y la mató.

— Que cruel —es lo único que se le ocurre responder.

Perseo. Minho lo había llamado así.

Este capítulo es un poco corto, así que mañana subiré otro para compensar. Básicamente es para que entiendan un poco la historia sobre la que trata. Un kiss