Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐝𝐨𝐬

La batalla entre el cielo y la tierra.

La brisa removía sus cabellos. Habían llegado al lugar acordado, pero no a tiempo. Desde el exterior de esa muralla, a través del cielo eran capaces de presenciar los dirigibles provenientes de Marley. Entrar sería todo un presagio, pero no había otra opción que intentarlo. La joven de cabello oscuro sostenía con fuerza las cuerdas, alentaba al cabello, necesitaban avanzar porque no sabían si sus amigos estaban corriendo peligro. Lo único que sabían, es que esto se volvería un caos del que nadie escaparía. La puerta del distrito en que Adeline nació y convivió por muchos años, estaba abierta. Otra vez su hogar sería destruido, otra vez, el campo de batalla sería ahí, en el distrito ShingaShina. Adeline veía con esperanza la entrada a ese campo, se mantuvo aferrada a Leandra, a pesar de sentir su cuerpo mutilado, ella combatiría en esta pelea. Después de todo, Adeline guió a su hermano hasta aquí, de alguna forma, ella tenía que enmendar el daño que había provocado, fuera mínimo o no, lo creo y las consecuencias serían catastróficas. Lo sabía, porque tenían al ejército de Marley encima del distrito, fue una emboscada. Una terrible emboscada como de su asalto a Marley, la rueda giratoria enmarcó a la isla, ellos ya lo sabían, solo era cuestión de tiempo para que la batalla entre el cielo y la tierra, se esclareciera delante de ellos.

-¡Leandra, aún los dirigibles no han llegado, pero no tardarán en hacerlo, maldita sea!-exclamaba Adeline con enfado, sabía que estaba apunto del que medio día llegará.-Debemos apresurarnos.-indicó esta, el tiempo estaba jugando en su contra.

-Vienen a destituirnos, vienen por el fundador.-expresaba Leandra, mirando al cielo, sabía que esto sería un caos del que tendría que ser partícipe.

-¡Es por eso que primero buscaremos a los demás, tenemos que movilizar nuestro ejército!-comentaba Adeline, mientras que la brisa del viento movía su rubio cabello.-No estoy preparada para pelear, necesito un equipo de maniobras tridimensionales. Necesitaremos que los demás también lo hagan, si los Jaegeristas los inmovilizaron, deben estar igual de desalmados.-añadía esta, por lo que Leandra asintió firmemente.

-No quiero subestimarte pero, ¿estás segura que puedes pelear así?-pregunto Leandra, creando que Adeline bufara de lado.

-No puedes preguntarme eso, hace un rato te di una paliza.-musitó Adeline, Leandra continuó galopando y está de lado también sonrió en medio de la tensión que las agobiaba.

-Si bien recuerdo, ¡tú eras quien estaba en el suelo!-justificó esta, haciendo que el caballo avanzara más rápido, se acercaban al cuartel del distrito, aquel que veían a lo lejos sin imaginar que el objetivo mayor estaba sobre él.

Ambas miraron hacia arriba, un gran estruendo retumbó en aquel cuartel donde ellas habían tomado la cercanía. Fue un impulso, pero Leandra intentó retomar el control del caballo abrumado cuando el cielo se destello de rayos. Los escombros, las piedras que se decayeron de ese cuartel. El caballo se sobresaltó, con brusquedad cayeron al suelo al igual que todas esas piedras provenientes de la azotea. Había empezado, habían llegado, era tarde. Adeline cayó con brusquedad al suelo, anonadada se quedó inmóvil, igual que Leandra quien levantó a Adeline para removerla antes de que las piedras cayeran encima de ella. Tosían por el polvo envuelto en el humo terrenal, se aislaron entre un callejón, adoloridas por el golpe de la caída. Adeline se sujetó en la esquina, viendo detenidamente el cuartel. Podía verlo, podía ver lo que era su mayor objetivo, a su hermano en forma de titán. La pelea había iniciado con él, la brisa removía el largo y oscuro cabello de su titán. Los verdosos ojos brillantes parecían mirar algún punto, que hizo guiarla a ella, observando fijamente cómo los soldados de Marley habían decaído de sus dirigibles. Habían llegado al lugar acordado, pero no en el tiempo preciso. Otro destello de luz se esclareció, habían varios titanes envueltos en esa azotea, pero el destello de luz más grande provino del cielo. En la dirección de aquellos dirigibles.

Era él, Reiner Braun, dueño del titán acorazado. Uno de los consecuentes de haber tumbado hace años la puerta interior del muro María, Adeline le miró afligida, ella aún recordaba ese día, lo recordaba con resentimiento e impotencia. Esos recuerdos, de ese amargo día que no podría despegar de su corazón como una espina que la hacían sangrar. Apretó sus nudillos, moviéndose de esa esquina en cuanto vio cómo ese titán tocó el suelo, a la sintonía de Eren en su titán de ataque, quien retumbó sus pasos para acercarse a uno de sus mayores oponentes, la persona que le creó una ira irreparable, Reiner lo había traicionado y no podía olvidarlo. Leandra observó, pero con mucha firmeza apretó fuertemente el brazo de Adeline, girándola para ver sus ojos color avellana. Veía su pecho subir y bajar, estaba en punto máximo de locura. Podía verlo. Esa mirada, una mirada decaída. Leandra lo entendía, entendía la impotencia y angustia que recorría cada una de sus emociones, por eso apretó fuertemente los brazos de Adeline, y le denegó. Denegó que pudiera hacer algo para ayudar a su hermano, porque aunque quisiera en ese estado, ella no podría hacer nada más que ser una simple espectadora, como todos ellos han sido desde que Eren se convirtió en lo que es. Inclusive, desde mucho antes de él serlo. Leandra también quería salvar a Eren, ella también quería hacerlo, más que nada en este mundo, su sentimiento por Eren era igual de fuerte que sus ganas por mantener a sus allegados vivos.

-¡Adeline, en este estado solo morirás!-le indicó Leandra, intentando de alentarla a continuar, pero ella miraba afligida a Eren.-¡Adeline, te necesitamos, eres lo único que tenemos para ser guiados! ¡Yo también quiero salvar a Eren, pero quizás esto es lo que esa persona te estaba pidiendo que cambiarás!-Adeline miró fijamente a Leandra, anonadada.-¡Debes renunciar a Eren, Adeline!-opino Leandra entre dientes, le dolía decirlo, porque ella también debía renunciar a Eren.

-Yo, yo no...

-Dime que lo entiendes, por favor.-pedía Leandra, aún sosteniendo los brazos de Adeline.

-Yo, lo entiendo... -musitó ella, sintiendo el suelo tambalear por las pisadas de los titanes, la pelea había iniciado, pero no podían quedarse a mirar.

-Los soldados ya están pisando suelo. No tenemos ventajas contra ellos en este instante si no liberamos a los demás.-proclamaba Leandra, intentando de ver una ventana a su favor, mientras que empezaban a distanciarse del área entre los pasillos.

-Tenemos que buscar nuestros equipos.-indicó Adeline, alentando con energía a Leandra quien mirando atrás, observó como los suelos se retumbaban por los bruscos golpes de los titanes.

-¡Cuidado!-Leandra tapó a Adeline contra la pared, los escombros de las casas empezaban a deteriorarse por los golpes de los titanes.-Es el titán mandíbula, ¡¿también llegó hasta aquí?!-se preguntó Leandra en cuanto se esclareció aquel titán a través del vapor.

-No, él ya estaba aquí.-indicó Adeline, observándolo caminar en cuatro patas entre medio de los tejados.-Leandra dame tu equipo de tridimensionales.-pidió ella, dejando anonadada a la joven de cabello oscuro atrás.

-¿De qué estás hablando? No vas a pelear aquí.-opinó Leandra, denegando y observando cómo Adeline se amarraba su cabello fuertemente en una coleta alta.-Adeline.-la volvió a llamar.

-No puedo renunciar a Eren, lo siento.-decía, aún dándole la espalda.-Soy fuerte, puedo pelear. Por eso consagré mi corazón en esta legión, lo hice con el propósito de salvarnos del mundo exterior. No puedo renunciar a Eren, por eso tampoco renunciaré en esta Isla que me vio crecer junto a él.-expresó, mirando de reojo a Leandra quien la miraba con sus ojos abiertos grandemente.-Voy a salvar a mi hermano. Porque igual que nosotros, él nació en este mundo, en este cruel mundo que lo privó. No tenemos opción, hay que pelear.-era la primera ves que Leandra la miraba con esa determinación de liderazgo, Adeline estaba hablando firmemente sin vacilar.

-Tú estás completamente loca, Adeline.-indicó Leandra, sonriendo de lado, la iba seguir; Leandra iba a pelear, por eso se soltó de sus correas, porque esta no era solo su pelea, era también la de una hermana mayor, queriendo proteger a su hermano menor del mundo que lo privó de ser libre.

-¡Una completa loca exagerada!-ambas jóvenes se giraron, observando abiertamente aquella mujer que se detuvo bruscamente en su cabello frente a ellas; no podía ser que ella estuviera aquí, no en este lugar.-¡Oí que ese vino nos acabaría! ¿Es por eso que decidiste copiarte mi estilo?-Adeline soltó un suspiro, uno que se llevó todo su aire en cuanto observó a esa rubia mujer de azulados ojos mirarle con una gran sonrisa.

-¡Grace! ¿¡Qué haces aquí!?-Adeline corrió hasta ella, viéndola bajar de su caballo, pero en ese impulso, Grace la abrazó fuertemente.-Grace... -susurro en ese abrazo, con sus ojos abiertos como platos.

-Lo has dicho, hay que proteger a esta isla. Será aquí donde nuestros hijos crecerán.-musitó en ese abrazo, observando cómo Leandra bajaba la cabeza, apretando sus nudillos, sentía impotencia de ver a esa mujer que la ha cuidado aquí.-Además, no eres la única que quiere proteger q su hermano mayor. De por si, yo también quiero devolverte el favor por haber cuidado a Armin. Quiero salvar a Eren, quiero protegerlo.-le decía en su oído, pero Adeline denegando la distanció.

-¡No, no voy a perderte! ¡Por favor, tienes que volver! ¡Elian te necesita tu debes...

-Elian entenderá que su padre y madre dieron la vida honradamente con el propósito de salvar a la humanidad. Él lo entenderá, se que lo hará.-Grace la interrumpió, apretando fuertemente el hombro de Adeline, la brisa removía sus cabellos, ambas mejores amigas estaban expuestas a una última pelea juntas, parecía ser un paralelismo de los hombres a quienes amaron despidiéndose.-Caí en la trampa de Zeke, será diferente para ti, tienes sangre real. Quizás es por eso que estés en ese estado, podrás soportarlo, pero yo no lo soportaré, aún así, me niego a esconderme. Niego rotundamente perderme la acción y que ustedes se lleven el crédito. No moriré de rodillas, es así como me recordaran.-se miraban, era un amor genuino, una amistad de años.-Si logramos ganar, entonces habrá valido la pena.-artículo.

-Eres una idiota.-insinuó Adeline, con el corazón en la mano, no veía una vida donde Grace no estuviera, pero como cualquiera, era el costo de un precio muy alto que debían pagar.

-Tú también por creer que podías con esto sola.-justificó Grace, aún mirando como Adeline la miraba afligida.-Leandra, dale tus equipos. Nosotras iremos a buscar a los chicos.-afirmó Grace, por lo cual Leandra cabizbaja culminó en quitarse sus equipos de maniobras tridimensionales, pasándoselos a Adeline.-¿Qué le pasó a tu cabello? Aunque, no luces nada mal.-musitaba Grace, viendo a Adeline sujetarse las correas contra su cuerpo.

-El titán bestia denotó la transformación en el área de los altos bosques. Lo hizo para poder escapar de Levi.-contaba Adeline, aún acomodándose el equipo de maniobras tridimensionales.-Morí, realmente morí. Pero el ser de sangre real, me hizo restaurarme mediante la energía prestada de nuestra creadora. La energía que me prestó, me hizo lucir así, pero solo es cuestión de tiempo para que se expulse de mi cuerpo. No sé si viviré o moriré, eso depende mis decisiones.-articulo esta, dejando a Grace desconcertada, pero afirmó.

-Supuse que lo hizo. Sentí un escalofrío hace horas atrás, por eso lo supe, supe lo que estaba sucediendo.-comentó Grace.-Elian y Liam están a salvo te lo aseguro.-expresaba esta.

-Si, espero que Levi también esté a salvo. Si el titán bestia llega hasta aquí, significa que habrá perdido la pelea, y que también, podrían iniciar el retumbar si Eren y él tienen contacto.-murmuro, observando los escombros sobresaltar en el lugar.-Váyanse ya, yo me haré cargo.-indicó esta, sacando las hojas del equipamiento del equipo de maniobras tridimensionales.-Esperen, dos cosas más.-pidió deteniéndolas en seco.-Tráiganme lanza relámpagos, y no mueran.-indicó, viéndolas asentir.

-Te lo dejamos a ti, Adeline.-esbozó Grace, sujetándose del caballo para montarlo junto a Leandra, quien miró fijamente a Adeline, asintiéndole para poder asegurarle su victoria.

Ella apretó fuertemente esas hojas, respiró hondo. Tenía que hacerlo, tenía que pelear. Era la agonía de perder a su hermano menor, de que su mejor amiga moriría, que el amor de su vida podría estar en riesgo y que esos niños, la necesitaban. Ella debía hacer frente a sus peores miedo, Adeline debía renunciar a Eren, pero este no sería el día de la excepción, aún no. Gruñó, levantándose en ese fuerte impulso. Sobresalió entre los callejones para observar el estruendo que esos titanes habían provocado junto a los soldados Marleyanos que pisaron tierra. No, no destruirían su hogar, mucho menos a su hermano. Distanció sus hojas en aquel impulso, desgarrado ambos costados de los primeros soldados que observó disparando algún punto fijo. Lo sabía, debía mancharse de sangre. Firmemente en ese tejado observó de reojo, dándole la espalda a sus principio y lealtad, la única lealtad que tendría, era la suya misma. Se impulsó en el aire, danos un giro a la perfección cuando aquel hombre intentó clavarle una navaja. Ella dirigió sus piernas a la espalda de este, lo golpeó tan fuerte que cayó del tejado. Esquivo los disparos, corrió cubriéndose con las manos sabiendo que eso no sería suficiente, pero saltó para poder girarse y con sus hojas, desprender la cabeza de aquel hombre, lo corto, lo había matado de una manera tan precisa e insensible.

Aquel gruñido fue el que la despertó, observó el titán de su hermano intentar desprender al acorazado, pero el titán mandíbula estaba encima. Se preparó y se inclinó, saltando del tejado con rapidez. Adeline era ágil, ella era fuerte. Las circunstancias de este mundo la hicieron dura como una roca, por eso era capaz de enfrentarse a un titán cambiante sola. Desprendió su pierna, logró hacer que este perdiera el balance, decayendo de la espalda de Eren. Los movimientos de esos titanes le impidieron tener la cercanía adecuada, pero ante la desventaja del titán mandíbula, Adeline se colocó firmemente en el hombro del titán de ataque. Estaba parado, de frente esperando a su oponente, pero fue en ese lapso de tiempo que Eren desde el interior de su titán veía a su hermana. Esta con su rostro manchado de sangre, viéndole fijamente a los ojos. Ella asintió, estaba aquí, pelearia junto a él aunque no lo mereciera. Después de todo, era su hermana mayor y debía protegerlo. Él esbozó un suspiro lleno de vapor, quería decirle algo, pero no podía, ella no lo escucharía.

-Eren, no te voy abandonar.-expresó ella, esas palabras resonaron en el oído de él, estando en el interior sentía su corazón palpitar fuertemente, observando la fuerza y determinación de su hermana.-Ni ahora, ni nunca. Fue una promesa y aunque me cueste la vida, no lo haré. ¡Hoy no!-decía ella, con esa determinación, ese amor, ese cariño; no había nadie quien lo quebrantara, Eren lo sabía más que nadie, era por ella que estaba luchando, era por su hermana mayor.

-Gracias, hermana.-musitó, aunque ella no le escuchara, Eren demuestro su afecto girando su rostro como si quisiera que su hermana uniera su cabeza junto a la suya.

Ella se acercó a su rostro, aunque la diferencia de masa fuera por mucha, unió su frente junto a la de él, para así escuchar el estruendo gruñido del titán acorazado. Ella se impulsó en el aire en cuanto él dirigió el primer golpe a Eren, logró esquivarlo, pero aún así se enganchó a este. Adeline abrió sus ojos grandemente, no se percató que el titán mandíbula estaba esperando contraatacarla. Se impulsó más, pero el titán mandíbula era sumamente ágil, decidió bajar de altitud, desprendiéndose en el tejado en cuanto esté removió su gancho con brusquedad. Los taladros se quebraron, ella debió haberse rasgado el rostro, no tardó en girarse bruscamente cuando el titán mandíbula llegó hasta el tejado, queriendo pisotearla. Adeline tosió, tosió fuertemente escupiendo la sangre que aún sus órganos estaban expulsando. Se sentía débil, pero no desistiría. Apretó sus hojas, aquel titán estaba esperando un ataque. Ella sonrió ampliamente, con el gas, se impulsó hacia él, viéndole correr, pero bajo de altitud, esquivándolo para posicionarse atrás suyo, elevó sus hojas y cuando esté se giró, las lanzó. Acertó en los ojos, lo cegó por completo. Él aún así, parecía saber su localización, escuchando cómo Eren rugía en el interior de su titán, Adeline preparó sus nuevas hojas y en ese instante se heló, se heló cuando observó cómo lentamente aquella piedra traspasó por su lado, golpeando fuertemente al titán acorazado. Justamente lo supo, que ya no estaban solos, pero eso no fue lo que hizo que su corazón palpitara rápidamente.

-¿Entonces Levi perdió?-se preguntó ella, girándose fríamente para observar que el titán bestia había llegado al lugar y a la hora acordada.-Maldito barbudo, te voy aniquilar, no permitiré que grites.-exclamó, apretando los dientes, para así observar fijamente cómo aquella bestia yacía trepada en los muros.

──

Próximo capítulo: El retumbar.
Los chicos se enfrentarán a lo que tanto intentaron evitar, el comienzo del retumbar.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro