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𝐭𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚 𝐲 𝐮𝐧𝐨

En medio de la tormenta.

Había un gran silencio entre todos nosotros, un silencio amargo que sentía sumamente eterno. No teníamos la determinación para dirigirnos la palabra, luego de los sucesos tan agonizantes que tuvimos que sobrepasar tiempo atrás. En medio de este cielo, me sentía acorralado en una tormenta. Una tormenta vil, que me ataba las manos y me asfixiaba desde el cuello. No quería sentir esta sensación, pero estaba en duelo conmigo mismo para soportar el hecho de lo que recientemente ha pasado. Debía haber esperanza, o de algún modo, enloquecería al punto de sacrificarme también. Con el único propósito de que estos chicos, vivieran. Cabizbajo, tan solo veía como la cabeza de Adeline estaba recostada en mis piernas. Ella igual que todos, mantenía un rostro exhausto y decaído. De igual manera me sentía. Exhausto, decaído, roto. Estaba fragmentado por varios lados, aún no entendía como podía tener la fuerza para sustentarme en este momento. Estar aquí, significa que pronto estaríamos adentrándonos a un lugar del que desconocemos. Parecía ser, que estábamos solos, cuando no era así. Y, de eso se trataba. El hecho de que esa mujer de anteojos no esté aquí, nos hacía sentir en la deriva. La ventisca estaba ausente, la bruma de nuestros pecados sobresalían al exterior, haciéndonos agonizar por nuestras vagas emociones. Lo único que respetaba, era avanzar.

-Nuestro combustible, si solo pudiéramos llevarlo a la mitad...

-¿Será suficiente para llegar al fuerte?-se preguntó Armin, dirigiéndose a Onyankopon, me mantuve cabizbajo, escuchándoles como los demás.

-Te prometo que los llevaré ahí. Esta aeronave que Hange nos consiguió, fue de nuestra comandante la última esperanza. Yo los llevaré hasta esa base. ¡Sin importar que!-exclamó aquel hombre, quien tomaba el volante para guiarnos en esta tormenta de la cual no podíamos escapar.-Así que por favor, prométeme que te detendrás el retumbar, sin importar que. No importa lo que se deba hacer.-articulaba.

-Cuento contigo, Onyankopon.-musitó Armin, distanciándose de él, pues levante la mirada para observar cómo se acercó a nosotros.-Vamos a discutir nuestro plan.-pidió Armin, llamando nuestra atención.-Lo primero que necesitamos saber, es como llegaremos a Eren.-él se arrodilló en el suelo, aún lado de Adeline quien vagamente lo miraba.

-Ustedes tienen una buena idea de cómo es la forma de Eren, ¿verdad?-la decaída mirada de Pieck se dirigió a Armin, quien concentrado veía la silueta que había dibujado en el suelo.

-Bueno, no es muy detallado, pero mi punto es que se ve como un insecto con muchos huesos.-detalló él, observando la silueta.

-Si lo piensas, el cuerpo debería estar enfrente de la columna.-le esclareció ella, con una voz sutil, intentando de ayudar.

-Podríamos usar el equipo de maniobras tridimensionales, pero dudo que sirva de algo.-opine yo, visualizando la extraña silueta que Armin había dibujado en el suelo, se veía como un insecto repleto de huesos, eso era repugnante.

-En otras palabras, no sabemos dónde está Eren, ¿verdad?-se preguntaban, ajenos a la situación que se nos veía encima.

-Incluso si no sabemos dónde está, aún es posible destruirlo. Justo como tú destruiste el puerto sin dejar rastros.-decía Pieck, mirando a Armin con detenimiento.-Incluso si tienes que usar el titán colosal.-musitó, todos le miraban, ahora, Armin era nuestra única esperanza.

-¡Exacto! Esa será la mejor opción.-acepto él, dejando a todos anonadados por su afirmación.-Pero primero, hablaré con Eren. Usaré esa opción como último requisito en caso de que no quiera ceder.-decía, con un rostro neutral.

-Se que no hay mejor forma de resolver esto, pero, ¿Eren activó el retumbar a través de Zeke?-le pregunte, mirando a Armin fijamente.-Si podemos matar a Zeke primero, ¿el retumbar se detendrá?-esclarecí aún observándole, intentando de buscar entre la lógica de la extraña anatomía del titán fundador.

-Si. Tal vez sea así.-me respondió él, bajando la mirada para observar la extraña silueta.

-Aún así, Hange sospechaba sobre esto, pero no sabemos donde podría estar Zeke.-expresó Pieck, ella me miraba, pero tan solo escuchaba cabizbajo, limitándome a precipitarme.

-Solo tenemos que encontrar donde esa mierda está ocultando al titán.-indique, fríamente.-Lo juro... te mataré, yo te mataré con mi fuerza... -mi voz decayó mediante la ira e impotencia de que aquel ser humano, aún estuviera rondado en algún terreno ajeno a este, quería eliminarlo.

-Ey capitán.-Jean me llamo, pero simplemente lo único que pude observar, fue a Adeline mirarme con detenimiento, lo cual me llevo a acariciar su rostro.-Sabes, he matado a muchos compañeros para estar aquí arriba. Esto no puede ser una matanza sin significado. Haré lo que sea necesario para detener al retumbar.-afirmó Jean, sumamente sentido por todo esto.

-Yo mate a Samuel y Daz, asesine a mis compañeros mientras me gritaban traidor.-expresaba el cabizbajo Connie, quien con un rostro triste y ojos humedecidos, alzó su mirada para observar fijamente a Reiner Braun.-Ahora entiendo. Reiner, Berthold, Annie, les debió haberles dolido.-musitó, mirándole apenado.

-Es un pecado que no se puede expiar. Incluso si salvamos a la humanidad, nunca podremos perdonarnos. Pero al menos, podremos salvar a la humanidad.-le indicó Reiner, en un aliento de esperanza que nos iluminaba a todos.

-Claro Reiner. No podremos perdonarnos, pero tenemos que tratar... -musitó Connie, queriendo sonreírle de una mane es reconfortante.

-Si, somos lo mismo, Reiner. No puedo condenarte, mate para salvar a otros.-comentó Jean, mirando a Reiner, quien pareció tensarse ante ese comentario tan realista del joven.

-Escuche la misma cosa de Eren, la noche del ataque.-indicó Reiner, afligido a lo que Jean acababa de decir, dejándonos curiosos a todos.-Yo creo que, entiendo a Eren. ¿Él quiere que lo detengamos?-se preguntó, mirándonos a todos.

-¿Qué quieres decir?-Mikasa no tardó en cuestionar, mientras que visualicé cómo Adeline se levantó del suelo con vagues debido a la herida en su pierna derecha, la examiné, pero ella solo se quedó levantada entre medio de todos.

-He estado pensando... Eren puede influenciar a todos los eldianos y titanes, pero aún así, podemos usar nuestros titanes sin problemas.-comentó Armin, sumamente pensativo.

-¿Eren podría habernos dejado solos?-la joven de cabello oscuro despeinado se dirigió a Armin con curiosidad por su comentario.

-Si, él nos está dejando ser, como si nos estuviera probando.-Armin se dirigió a Pieck, dándole la razón a su comentario, mientras que Adeline tan solo suspiro gruesamente, mirando por la ventana, aislándose de nosotros.

-¿Por qué? Podríamos detener el retumbar.-se preguntó Mikasa, entender el razonamiento que le estaban dando a Eren.

-Incluso él debe estar sufriendo. Nadie puede aguantar un genocidio global, al menos yo no.-comentó Reiner, mirándola.-Ahora, él quizás quiera pasar el fundador. Si él pudiera, él querría que todo terminará, por alguien más.-indicó, girándose para observar a Adeline en la ventana.

-Eren está esperando a que Adeline renuncie a él... -murmuró Armin, visualizando cómo Adeline se tenso, girándose para verlo, pero un leve parpadeo, todo nuestro alrededor se deterioró.

-¿De nuevo?-se preguntaban todos, mirando ese lugar tan extraño en donde rondé aquella vez que Eren habló a través de nosotros.-Esto es...

-Los caminos que conectan a todos los Eldianos de Ymir.-esclareció Adeline aún lado de mi, visualizando el cielo oscuro y estrellado, junto al suelo arenoso que todos estábamos pisando.

-¿Qué? ¿Nos estaba escuchando?-me pregunté, algo disgustado, observando el extraño lugar.

-¡Eren! ¡Por favor escucha!-pedia Armin, hablando a la nada.-¡Detente! ¡Nadie tocará Paradis por siglos después de esto! ¡Ya has demostrado suficiente terror y destrucción, podremos firmar un pacto neutral con esto! ¡Nadie más tiene que morir, la Isla está a salvo!-exclamaba Armin en medio de una desesperación, todos parecieron alentarse.

-Eren. ¡Por favor déjanos el resto a nosotros! ¡Por favor no mates por nuestro bien!-grito Jean, dirigiéndose a la nada como Armin.

-Ah... ¡Eren te odie cuando Sasha murió! ¡Pero tú debiste estar dolido también! ¡Pero solo pensaba en mí mismo!-continuaba Connie, intentando de unirse a los chicos, esperanzados.

-Eren... yo también quiero compartir tu carga. Cometí los mismos crímenes que tú, así que, por favor deja de ignorarnos y regresa, por favor.-pidió Mikasa, sutilmente, mientras que Adeline a mi lado se mantenía cabizbaja, estaba rendida.

-¡Por favor, aún, aún no hemos podido hablar!-levante mi mirada para observar a Leandra, mirando a la nada con el corazón en su mano, así que, suspire gruesamente, quería intentarlo.

-Si Eren. Solo te pateare el trasero si no detienes esto ahora mismo. Y... no creo que para Liam sea gracioso saber que su tío era un perdedor.-musité, pero solo había un vacío en este lugar.-¡Ey, di algo!-pedí, sintiéndome desesperado, igual que todos los que estábamos aquí, solo queríamos a Eren.

-¡¡Eren!!-grito Armin, entre el desespero y el deseo, miraba en medio de la nada, pero yo dirigí mi mirada a esa gran fuente de energía, donde veía algo, había alguien observándonos ahí.

-NO PUEDO DETENER EL RETUMBAR. NO PUEDO APOSTAR EL FUTURO DE PARADIS. SEGUIRÉ AVANZANDO.-desconcertado, escuché su alta y gruesa voz dirigirse a todos nosotros, sobresaltándonos.

-¡Allí!-grite fuertemente, señalando donde se encontraba la presencia de un niño.

-¡¡Eren!!-todos ellos se movieron, pero fui el único junto a Pieck Finger y Adeline, que nos mantuvimos distantes, la miré con detenimiento, ella se arrodilló en el suelo arenoso, cubriendo sus oídos mientras apretaba sus dientes; ella ya no podía más, ya no podía avanzar sin dolor.

-¡¿Qué quieres decir con que no puedes?! ¡¿Acaso no confías en nosotros?!-miré adelante, escuchando a Jean quien corría junto a los demás, aún en esa distancia, podía escucharlo.

-¡¿Por qué nos dejas usar nuestros titanes?! ¡Podemos hablar aquí, dinos!-le pedía Armin con desesperación.-¡Siempre estuvimos juntos, no quiero que estemos separados! ¡¿Eren?!-gritaba fuertemente, dirigiéndose a esa fuente.

-¡¡Eren, por favor!! ¡¡Necesito oírlo, necesito saber la verdad!!-gritaba Leandra, corriendo atrás de ellos, yo tan solo me giré para ver cómo Pieck se inclinó hacia Adeline, notando que estaba temblando, la mujer que amaba estaba empezando a sentirse enloquecida.

-Adeline... -la llame anonadado, viéndola con sus ojos cerrados, aún cubriendo sus oídos.

-TOMÉ LA LIBERTAD DEL MUNDO... PARA ALCANZAR LA MÍA... PERO NO QUIERO ROBAR LA SUYA. USTEDES SON LIBRES.-dijo, haciendo que volviese a ver como los chicos se detuvieron en seco.-SU LIBERTAD PARA SALVAR AL MUNDO. MI LIBERTAD PARA SEGUIR AVANZANDO. SI NINGUNA DE LAS DOS CEDE... ACABAREMOS CHOCANDO. SOLO EXISTE LA OPCIÓN DE LUCHAR.-esbozaba, mientras que todos le miraban afligidos.-LOS TRAJE AQUÍ PARA DECIRLES QUE YA NO HAY NECESIDAD DE HABLAR. LA ÚNICA MANERA DE DETENERME, ES ACABANDO CON MI VIDA... SON LIBRES DE HACERLO.-todo mi cuerpo se tenso, hasta que sentí como me tambalee, habíamos vuelto, y eso me dejó mareado, también bastante exhausto.

-¡¿Qué pasó?!-el grito desconcertado de Onyankopon se dirigió a nosotros, nos veíamos adoloridos y afligidos, pero tan solo vi a Adeline sentada en el suelo, con sus piernas estrechadas y cabizbaja.

-Creo que estaba en lo cierto.-artículo Reiner con dificultad, mirando como todos denegaban.

-... ¿Se acabó?-se preguntó Jean, tapando su rostro en medio de aquella frustración, mierda.

-Idiota, ¿por qué creí que cambiaría algo?-Leandra restregó sus ojos, manteniéndose sentada, mientras que Armin se apoyaba a una Mikasa adolorida, quien estaba tirada en el suelo, sumamente abatida igual a Adeline.

-Parece ser que no podemos negociar. ¿Ahora qué?-me dirigí a Armin, fríamente, sintiendo como la impotencia se volvía apoderar de mi.

-Capitán... -Armin me llamo, viendo fijamente cómo Mikasa apretaba los dientes y los puños.-Por favor, es usted el más capacitado para guiarnos en este momento. Su fuerza y determinación le hacen poder dividir las emociones de las situaciones, ¡te pido que nos ayudes, una ultima ves!-me pidió, girándose para mirarme con sus ojos azulados, implorándome.-Lamento decepcionarlo en su decisión, quizás no debí haber sido yo... -musitó, habiéndome tensar, por lo cual maldije.

Lleve mis manos a las rodillas, sujetando mi peso en ellas, mientras que les miraba a todos. Estaban abatidos, continuaban exhaustos en medio de esta gran nube grisácea que nos arropaba. Durante todo este tiempo, he sido yo el único privilegiado en sobresalir con vida de mis compañeros caídos. He guardado cada una de sus insignias, no importaba de quien fuera, las guarde con el único propósito de poder preservar las próximas vidas humanas. Porque, son los muertos los que nos dan un propósito a los que aún vivimos. Cada uno de sus sacrificios, nos ha conducido a seguir peleando. Erwin, Sasha, Grace, Hange. Cada uno de ellos peleó con valentía, sin importar que su vida dependiera de eso, ellos no desistieron, avanzaron. Los he visto morir y sacrificarse con el único objetivo que teníamos en común con los que aún vivían. Creíamos por Erwin Smith, que sin Eren la humanidad no podría sobrevivir jamás en este mundo. Siempre quisimos recuperar a Eren, solo para darnos la vuelta y marcharnos, sin importar quien quedara atrás. Me levante, todos me miraban y simplemente como un soldado, no podía permitirlo. Mi cuerpo no estaba estable, pero eso no importaba. Mi único objetivo de pelea, era matar a Zeke. Hoy, no estaría dispuesto a que los mismos sucesos se volvieran a repetir trágicamente. Si queríamos cambiarlo todo, tendríamos que sacrificar el mismo precio.

-Armin, no puedo arrepentirme de mi decisión.-le indique, mirándole fijamente.-Muchas veces, te enfrentas a una situación de la que no sabes nada. Así que lo que necesitas es ser rápido para actuar... y tomar decisiones difíciles en los peores escenarios. Lo único que se nos permite hacer es creer que no nos arrepentiremos de la elección que hicimos.-le decía, sabiendo que todos me escuchaban.-Ya no son unos niños, ninguno de ustedes lo son. Dejaron de serlo desde que ingresaron a este mundo. Por lo tanto, no moriremos de rodillas. Porque, el soldado más fuerte no significa nada en un mundo que cae. Estoy cansado de luchar por dentro y por fuerza, no sé de qué se trata esto, pero si debemos pelear, lo haremos. Yo soy el capitán, pónganse de pie.-les pedí fríamente, viendo como ellos levantaron la mirada y se pusieron de pie.-Y aunque podamos morir, no moriremos de rodillas. Lucharemos, no suplicaremos, sangraremos. Porque creemos en el mañana. Luchamos por el mañana, incluso si eso significa que Eren no lo vaya a estar.-al final de aquel lugar, aún lado de los detonadores, observe cómo Adeline me miró fríamente, por lo cual me fui encaminando hacia ella.

-Levi... -ella me llamó cuando vio cómo fríamente me acerqué a ella, pero con sutilidad me quede a centímetros, viendo sus ojos color avellana humedecidos, tenía que hacerlo.

-Jamás te he pedido nada.-le articulé, viéndola detenidamente a los ojos.-Pero él lo está esperando, está esperando que renuncies a él y que pelees libremente, aunque eso implique acabar con su vida.-ella se tenso, apretando sus dientes cuando dirigí mis manos a sus brazos con fuerza, sosteniéndola.-Soy lo único en lo que puedes creer. ¿Quieres vivir esta vida asustada del dolor?-le pregunté fríamente, y ella denegó.-¡Entonces debes renunciar a Eren!-le pedí, notando como todo su cuerpo se tenso por mi frialdad, ella se estremecía al punto de no poder sostenerse de sus propias piernas.

-Adeline... -la llamo Mikasa, pero girándome para observar, pude ver como Armin la sostuvo, evitando que se acercara a mi, ellos confiaban en mi juicio, aunque fuera frío y sombrío, lo hacían.

-¡¡Adeline, tienes que renunciar a Eren!!-le pedí, removiéndola, viendo como sus lágrimas se deslizaban por las mejillas, denegaba en susurros.-¡¡Por favor, tienes que hacerlo!! ¡¡Dilo!!-pedí fríamente, viéndola retorcida.

-¡¡Voy a renunciar a Eren!!-grito en medio de aquel sollozo, donde sostuvo sus manos contra mis brazos.-¡¡Voy a renunciar a mi hermano!!-esbozó ella, mientras que la sujete con fuerza contra mi cuerpo, para visualizar como todo su cabello transcendía en aquel oscuro color, volvió, Adeline volvió con nosotros.

-Perdóname... -le pedí, besando su cabeza, mientras que me abrazaba, pero sentí como una mano apretó mi hombro con fuerza, por lo cual cuando me giré, quede sumamente anonadado.

-Capitán, gracias.-musitó Armin, mientras que todos ellos estaban alrededor de mí y de Adeline, la apoyaban, la sustentaban en este dolor que solo ella podía sentir.-Gracias por mostrarnos la cruda verdad.-murmuró, mirándome afligido.

-¡¡Hemos llegado!! ¡¡El retumbar está aquí!!-me giré, aún sosteniendo a Adeline, mientras que visualicé como todos miraron ansiosos a Onyankopon.-¡¡Mierda, el motor está casi muerto!!-exclamaba este, viéndose obligado a realizar un vuelo estruendoso e movilizado.

-¡¡Pieck, encárgate de los detonadores!!-le pedí a la joven de cabello oscuro quien asintió.-¡¡Todos debemos prepararnos!!-les pedía.

-¡¡Debemos saltar, apúrate Onyankopon!!-pedia Armin, llegando hasta Onyankopon, mientras que me sostuve al cuerpo de Adeline.

-Gracias, Levi.-me murmuro ella, mirándome con sus ojos color avellana.-Te amo.-me dijo, por lo cual me incliné para poder besar sus labios con mucho deseo, a pesar de sus lágrimas remojaran mis mejillas, tomé su rostro y la besé.

-¡¡Aún no, debemos estar encima del fundador!! ¡¡Intentaré un aterrizaje forzoso para que puedan caer en el titán!!-esclarecía, hasta que me solté de Adeline para tomar una bocanada de aire, sintiendo como toda la aeronave se removió con tanta brusquedad, que todos nos golpeamos entre sí.

-¡¡Connie, quítate!!-Leandra empujó al joven quien cayó encima de ella, casualmente sosteniendo sus pechos.-¡¡Idiota!-grito.

-¡¡Lo siento, lo siento!! ¡¡Tengo mucho miedo!!-se excusó él, recibiendo un fuerte golpe de ella en su cabeza, el cual hizo que se tuviese que acariciar adolorido.

-Ahí está. ¡¡Ese maldito mono!!-esboce en medio de la ira en cuanto pude sentir las piedras chocar con la aeronave.

-¡¡Finalmente lo encontramos... nuestro objetivo es... el titán bestia... haremos lo que sea necesario... para detener el retumbar!!-dijimos todos en diferentes fragmentos, mirándonos entre sí, mientras que Adeline abrió la puerta de la aeronave, donde el viento nos azoto.

-¡Ahora! ¡Háganlo ya!-nos indicó Onyankopon, dejándonos desolados por la inquietud, donde nos mirábamos unos a los otros, ansiosos.

-¡¿Quién va primero?!-se preguntó Connie en cuanto Onyankopon anunció que podíamos lanzarnos, impaciente por su desespero, lo empujé al vacío, dejando a todos desconcertados.-¡¡Capitán Levi!!-grito, yéndose al vacío.

-¡¡Levi!!-me grito Adeline, mirándome fulminante, por lo cual realmente, sonreí lleno de adrenalina por lo que íbamos a vivir.

-¡¡Vamos!!-grito Armin, lanzándose sin temor, por lo cual yo tan solo apreté la mano de Adeline con fuerza, mirando como dudaba en lanzarse.

-¿Y ahora qué?-Adeline se giró a mi, mirándome con temor.-Es mi hermano.-artículo con sus ojos humedecidos.

-No hay nada que podamos hacer. Debemos acabar con esto, debemos acabar con Eren.-le dije con franqueza, decidido en mis decisiones, la apreté con fuerza junto a mi cuerpo.

-Sobrevivamos, una vez más.-me pidió, mirándome con detenimiento para entrelazar nuestras manos.-¿Listo?-me preguntó.

-Siempre, si es a tu lado.-indique, en medio de esa ventisca esperanzadora para abalanzarse junto a ella en el aire, con la intención de caer al campo de guerra, de caer encima del titán fundador.-Salvemos al mundo en donde nuestros hijos crecerán, Levi.-musitó con determinación en la fuerza que prevaleció en ella, apretándome para lanzarme junto a ella al vacío, aquel vacío.-¡Sobrevivan!-les grite fuertemente.

La ventisca nos azotaba, mis oídos se taparon en medio de aquella altitud donde todos nos dirigíamos a un mismo punto, el titán fundador. Cómo yacía la silueta que Armin dibujó, habían huesos recorriendo todo el cuerpo de Eren. Aún en el aire, mi mano y la de Adeline estaba entrelazadas, visualizando lo que sería nuestro campo de batalla. Nuestro cabello se iba para atrás, al igual que casi todo nuestro cuerpo, pero estábamos impulsándonos con fuerza para poder caer correctamente en ese lugar. Los destellos de luces en el cielo se hicieron presente, las tonalidades cambiaron de un momento a otro entre medio de los rayos. Ellos, lograron llegar antes que nosotros por su peso. El titán acorazado y el titán carreta, se sostuvieron de los huesos, hasta que visualicé cómo Reiner arremetió contra el gran titán bestia que yacía entre ellos. Lo golpeó con tanta brutalidad, que logró tumbarlo con suma precisión. Con mis equipos de maniobras tridimensionales me atasqué en uno de esos huesos, teniendo la determinación de poder sostener mi peso. Si caíamos, moriríamos aplastados, teníamos que depender de estos huesos. Adeline se quedó a mi lado, veíamos claramente como el vapor de ese titán bestia al que Reiner logró inmovilizar empezaba a evaporarse. Me desilusione, sabiendo que estaba preparado para aniquilar a ese maldito bufón.

-No es de extrañar que no haya una respuesta en absoluto. Es solo una cáscara vacía.-musité, mirando al titán evaporarse, mientras que Reiner se detenía.

-Como pensé, Zeke escondió su cuerpo exactamente como el titán martillo.-exclamó Armin, preocupado por la situación que nos albergaba.

-¡¿Entonces tenemos que encontrar un cuerpo humano de un metro de largo y veinte centímetros de ancho en estos montones de huesos?-se preguntaba Jean.-¡No puede ser, no nos queda alternativa! ¡Armin!-miré a Adeline, quien miró a otro lado para poder esconder sus sentimientos reprimidos por lo que Jean insinuaba.

-¡Voy explotar este lugar en un minuto! ¡Váyanse con el titán carreta!-esclareció Armin, mirándonos a todos mientras que Mikasa se interpuso en su petición, mirándole anonadada.-¡Eren está esperando este ataque! ¡No lo matará! Pero... ¡si exploto estos huesos, podríamos saber su ubicación y la de Zeke!-decía, alentándonos.

-¡¡Pase lo que pase, no nos des importancia!! ¡¡Explota este lugar con todo tu poder de una vez!!-grito Jean, por lo cual todos empezamos a removernos, dejándole allí solo, hasta que un chillido de parte de Adeline nos alertó.

-¡Armin!-Adeline y Mikasa gritaron a la ves, en el ese preciso momento en que aquel cerdo tan extraño y repugnante con una ensalivada lengua, se metió a Armin en el interior de su boca; asqueroso, aquel asqueroso cerdo se lo llevó.-No puede ser.-me helé sostenido de aquel hueso, viendo la gran multitud de titanes esclarecerse entre medio de un vapor, esto se estaba volviendo intenso, más de lo que creímos.

-¡Están viniendo!-Leandra se levantó de altitud, aquellos titanes empezaron acercarse a Reiner para atacarle.-¡Reiner, cuidado!-pidió ella, por lo cual me removí con brusquedad para cubrir el cuerpo de Adeline ante la bruma de golpes que se lanzaron hacia nosotros, pero ella precipitadamente lanzó un lanza relámpagos para derivar a un titán parecido a uno muy común, un titán mandíbula, ¿era posible?

-¿Qué son esos titanes? No son titanes sin inteligencia, están evaluando la situación.-afirmaba Jean, sostenido de Reiner mientras que yo analizaba nuestras probabilidades.

-¡¿Qué deberíamos hacer?! ¡Nos estamos quedando sin lanza relámpagos! Además... ¡¿Armin sigue vivo?!-se preguntó Connie, lloroso y atemorizado por la abrupta situación.

-Si se lastimaba, él habría cambiado su forma al titán colosal. En otras palabras, ha sido capturado.-indique yo, mirándoles a todos.-Sin embargo, está rodeado de incontables titanes. Ha sido llevado al trasero de Eren por ese cerdo. Incluso si está en perfecto estado, aún no escogería ser una carga. Así que calma, Mikasa, no te precipites. Espera hasta que lo distraiga.-le indique a la sombría joven aún lado de mi, quien yacía mostrando sus impulsividades.

-Eso es imposible capitán. Se lo que son estos enemigos, ellos son los mueve titanes de tiempos pasados.-esclarecía el titán carreta.-No sé si alguno de ellos tiene conciencia de portadores pasados, supongo que puede revivirlos exhaustivamente con el poder del titán fundador. Un ejército de titanes creados con el propósito de pelear.-decía ella, dejando a Connie atónico.-Es por eso que, no puedo dejarles hacer nada imprudente. Porque... Eren no es mi amigo.-abrumado como todos, miré como el titán carreta se removió con los detonantes, dirigiéndose hacia la nuca de Eren.

-Esa bastarda.-masculle, pero una fuente ventisca pasó por mi lado, mostrándome la furia e impotencia de Leandra dirigirse hacia ella.-¡Tenemos que derrotarlos!-exclame, visualizando como un titán, regenerado como el martillo de guerra atravesaba al titán carreta, alarmando a Reiner, quien fue atacado por el titán mandíbula anterior, estábamos atrapados.

-¡Reiner, detén su movimiento!-pidió Jean, de manera imprudente sin notar a un titán atrás de él, ya no tenía opción, debía mutilar mi cuerpo, y es por eso que me lance hacia él con fuerza para salvarle, arrinconándolo contra un hueso.-¡Capitán!-me llamo, haciéndome ver alrededor como Adeline y Connie intentaba de tumbar a los titanes cercanos a Reiner.

-¡Apúrate, tenemos que traer a Armin! ¡No hay otra manera de zafar!-les dije, alentándole a seguirme en medio de este caos tan precipitado.-¡De otra manera, todos moriremos aquí!-exclamé, visualizando cómo Adeline defendía la postura del titán acorazado, ella estaba dispuesta, porque había renunciado a Eren.-¡Apúrense!-les pedí, esquivando los golpes de los titanes, para colocarme detrás de uno, y lanzar fuertemente un lanza relámpago que creó una fuerte detonación, y es que, no fue prudente, Adeline estaba ahí.-¡Mikasa!-le grite para señalarle como el cuerpo de Adeline desvanecía.

-¡Connie, levántate!-todo era irritante, demasiado intenso para mi cuerpo tan débil, y mientras Mikasa aferró con fuerza el cuerpo de Adeline, yo sujetado a este hueso tosí, tosí sangre.-¡Capitán!-me llamaba Mikasa, no había escapatoria a menos que peleara, Reiner y Jean también se inmovilizaron, Leandra desapareció, tenía que luchar.-¡Connie!-en aquel grito ahogado de Mikasa por ver al titán abrir la boca para devorar a Connie, use mi maldita agilidad mortal para levantar a Connie, y gruñir cuando sentí como aquel titán me mordió la pierna fuertemente, estaba cayendo, no podía caer, no podía morir aquí.

-¡¡Levi!!-el rugido de Adeline me hizo tomar conciencia, pero aún así, estaba cayendo.

-¡No, no te caigas!-fuertemente me apretaron, Connie y Leandra quien derramaba sangre por su cien, me sostuvieron.-¡Oye Adeline, no es hora de descansar!-pidió Leandra, visualizando como Adeline, retomando su conciencia, me visualizaba con horror y preocupación.

-¡¡Vamos, yo soy fuerte así que...

-¡¡Mikasa, te estás comportando un poco loca!!-todos nos alertamos, ante escuchar la voz de aquella mujer, y un parpadeo, Connie y Leandra se soltaron de los huesos para caer en aquella ave.-No pensé que este titán podría volar, pero aquí estamos. Ya que vuela, no tenía otra opción que venir... -visualicé a Annie, junto a todos los demás que se recostaron de ese titán, ella nos miró con detenimiento, Falco era el dueño de esta aviación tan extraordinaria.

-¡¡Annie!!-gritaron todos, a excepción de mi, Adeline y Leandra que aún estaban desconcertadas por su inesperada presencia junto a esos niños.

-Pero, estoy contenta de haber venido.-artículo, mirándonos con un aire de esperanza, nos necesitamos, debíamos pelear, juntos.

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Próximo capítulo:
La batalla entre el cielo y la tierra.

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