[9]
Tanto el pelirosa como el pelinegro voltearon rápidamente la mirada hacia la entrada observando al recién llegado con diferentes expresiones. Yeonjun se apenó por la situación alejándose lentamente y con ello alejando sus manos. Soobin lo observó serio por un segundo antes de alejarse de Yeonjun mientras su mirada se desviaba hacia las paredes y la del pelirosa al suelo.
— ¿Pasa algo, Yeonjun? —Preguntó el chico de cabello platinado y Yeonjun negó con una sonrisa de labios sellados.
— No, todo está perfecto, Yoongi. — Afirmó el chico — ¿Terminaste las entregas?
— Sí, ¿tienes algo más?, porque estaba a punto de ir al banco, solo vine a dejarte el dinero.
— No hay nada más por el momento, ve a hacer tus diligencias tranquilo.
Soobin se removió sin observar a ninguno de los dos hasta que el platinado se fue.
— Aún no puedo creer que Yoongi trabaja contigo después de todo. — Comentó Soobin ahora viendo a Yeonjun a los ojos.
— Bueno, al fin y al cabo éramos solo unos niños y la verdad después de tu ida él cambió mucho. — Dijo Yeonjun mientras limpiaba una de las mesas cercanas a Soobin — Se convirtió en alguien especial. — Susurró un poco y Soobin lo escuchó perfectamente, Yeonjun sabía que lo había escuchado también.
Soobin se fijó unos segundos en la mesa, luego carraspeó y observó nuevamente a Yeonjun.
— ¿Alguien especial? — Se atrevió a preguntar.
Yeonjun paró de limpiar y levantó la mirada hacia el menor.
— Sí, cuando te fuiste y cuando mi mamá murió él fue de mucho apoyo y yo también estuve cuando lo necesitó. — Comentó sentándose frente al azabache — Yoongi y Jin son mi única familia ahora. — Dijo.
— ¿Jin no tuvo hijos? — Indagó el menor y Yeonjun rió negando.
— No, dice que lo quiere cuando esté en la situación adecuada. — Soobin asintió lentamente. — ¿Y qué hay de...ella? — Yeonjun dió un profundo suspiro antes de seguir hablando — Tu prometida — Soltó ahora con una sonrisa.
— ¿Yeji? — El menor alzó los hombros con indiferencia — Nada, sólo vamos a casarnos.
Yeonjun frunció el ceño confundido.
— ¿Por qué lo dices tan simple? — Preguntó con gracia el mayor.
— No lo sé, el matrimonio para mi nunca significó nada más que una alianza de bienes y derechos. — Confesó el azabache.
— No siempre pensaste así. — Dijo Yeonjun cruzando sus brazos sobre la mesa.
— Claro que sí. — Confesó el menor alzando una ceja convencido de su respuesta.
— Entonces, cuando me propusiste matrimonio ¿fue por bienes y derechos? —Preguntó el mayor con una sonrisa burlona.
— ¿Qué? Claro que no. — Respondió el menor con una risa nerviosa.
— ¿Por qué fue? — Preguntó ahora el mayor ladeando la cabeza.
— No lo sé, era un niño.
— Aunque hayas sido un niño, no pensabas como ahora, o sea que al decir que siempre pensaste así estás equivocado.
— Bueno, quizás antes era algo con más peso o más importante, ahora no es que me importe mucho.
— Entiendo. — Afirmó el pelirosa.
— Traje algunas de las pinturas. —Cambió de tema el menor rápidamente.
— ¿De verdad? — Preguntó el mayor con notoria felicidad y ansias.
— Sí, ¿quieres ver? — El azabache sonrió de oreja a oreja mientras el pelirosa asentía. — En un momento vengo, iré por ellas al auto entonces. — Yeonjun asintió sin dejar su amplia sonrisa.
Cuando el azabache dejó el local, el pelirosa pudo notar otra presencia en el local y sonrió con burla antes de voltear.
— Holi. — Dijo el hombre con una sonrisa de oreja a oreja y Yeonjun negó con la misma actitud. — Solo vine a buscar algunas cositas, tú sigue con tu príncipe azul.
— Tío...— Regañó el pelirosa y este solo soltó una risa traviesa antes de desaparecer.
Yeonjun fijó rápidamente su mirada en la puerta cuando la campanita resonó en el local con ansiedad, Soobin estaba acercándose.
— Traje algunas. — El azabache se volvió a sentar frente al pelirosa con las pinturas volteadas.
— Déjame ver. — El mayor estiró los brazos para tomar lo que Soobin traía pero este se alejó con una sonrisa burlona.
— Espera, nadie está corriéndote. — Se burló el menor
— Es que tengo curiosidad, sé que has mejorado mucho.
Soobin asintió tomando el primer cuadro para dárselo al mayor, no era tan grande por lo que no incomodaba en lo absoluto.
— Me gusta, ¿estudiaste?
— Realmente no, nunca me di la oportunidad de estudiarlo como tal. — Afirmó el chico y Yeonjun lo observó a los ojos — Lo quiero como pasatiempo solamente y la verdad no tengo tanto tiempo para estudiar más.
— Entiendo. — Yeonjun bajó la mirada a la pintura y observó los resaltantes colores.
— ¿Y qué hay de ti? — Se atrevió a preguntar Soobin haciendo que Yeonjun desvíe su mirada hacia él, Soobin sintió muy repentinamente un sentimiento de calidez en el pecho por la dulce e inocente mirada del pelirosa. — ¿No hay algo que te guste además de cocinar?
— Mm...me gustan muchas cosas, la verdad tendría mucho para elegir pero la repostería es algo que además de hacerme feliz y mantenerme bien económicamente es algo que mi madre dejó para mi y me recuerda mucho a ella. — Comentó sin borrar su tierna sonrisa — Sé que ella me seguirá y me acompañará donde sea que vaya pero no podría dejar la pastelería porque sentiría que estoy dejando atrás a ella y todo lo que viví aquí.
Soobin sonrió con ternura.
— Dejaría las veces que venía con tristeza de la escuela y mi mamá me alegraba dándome unos cupcakes de zorrito. — La mano del pelirosa se extendió hasta tomar la de Soobin — Dejaría atrás el día que te conocí. — Soltó casi en un susurro.
Los labios de Soobin se entreabrieron con la intención de responder de una forma dulce también pero la campanita de la puerta volvió a sonar presentando a un cliente.
Yeonjun se alejó y observó al cliente con una sonrisa.
— ¡Abuelo! Que gusto verlo. — Soobin sonrió cuando el mayor recibió al hombre mayor de edad con un abrazo.
— Hola Ninno, ¿Cómo está?
"¿Ninno?" — Pensó Soobin.
— Muy bien. — Yeonjun ayudó al señor a tomar asiento y Soobin ayudó también, solo por precaución.
— ¿Quién es este joven? — Preguntó el hombre — Nunca te había visto en la ciudad ni por aquí.
— Él es Choi Soobin, abue, no es de por aquí. — Comentó el pelirosa.
— Mucho gusto, señor...
— Lee. — Agregó el hombre y Soobin completó con una reverencia.
— ¿Usted es el abuelo de Yeonjun?
— Eso quisiera. — Dijo el hombre de tercera edad entre suaves risas.
— Antes de que sigan con su conversación. — Interrumpió Yeonjun — ¿Qué va a pedir, abue?
— Un té de miel y unas tostadas Ninno, por favor. — Pidió el hombre con una sonrisa sincera y Yeonjun asintió yendo a hacer el pedido.
Soobin se sentó frente al señor Lee.
— ¿Cómo que no es su abuelo?
El señor soltó una pequeña risa y Soobin frunció los labios juntando sus manos, este señor era muy risueño.
— Conozco al pequeño Ninno desde que nació, no soy su abuelo de sangre pero sí le di el amor de un abuelo. Michelle llegó de otra ciudad con muy pocos recursos, un bebé en mano y sin nadie quien ayudarla. Temí que algo les suceda así que les ofrecí mi casa. — El hombre dió un pesado suspiro antes de proseguir — En aquél tiempo, mi querida esposa aún estaba con nosotros y pudimos cuidar al pequeño Yeonjun por dos años mientras su madre trabajaba. Cuando tuvo el dinero suficiente se mudó en el edificio de al lado, por supuesto muy agradecida de nuestro apoyo y sin dejar de visitarnos y pasar juntos cada navidad.
Soobin asintió atento, visualizando cada oración.
— Cuando Yeonjun cumplió cuatro años mi esposa enfermó y tuvo que dejarnos. — Comentó el hombre ahora con una expresión de nostalgia y tristeza — Yeonjun creció como un buen niño, era amable, tierno y muy parecido a su madre.
— ¿Y dónde estaba? Cuando vine aquí no lo vi por ningún lado.
— También enfermé, estuve cinco meses en delirio, esperando a irme con mi esposa pero logré recuperarme. — Dijo ahora con alegría — Yeonjun se crio tomándome como su abuelo, y no me negué a nada. Michelle fue la mujer más dulce y hermosa que conocí. ¡Claro! Después de mi esposa. — Corrigió sin borrar su alegría que parecía aún mezclarse con nostalgia — Esa mujer...no sé cómo llegó a ser tan gentil, cuando la vida no lo es contigo lo último que uno es, es ser gentil. En cambio, esa mujer siempre lo fue, aunque sus padres la hayan despreciado por quedar embarazada, aunque quien la embarazó se marchó dejándola a su suerte...ella nunca agachó la cabeza. — El hombre ahora dirigió su mirada a Yeonjun — Y Yeonjun es igual, nunca agachó la cabeza, aunque lo despreciaron por ser como es.
— ¿Cómo es? ¿A qué se refiere? Yeonjun es muy gentil.
— No, niño, me refiero a la apariencia. La verdad, Ninno siempre fue un niño...muy diferente a como era antes. Siempre me pregunté por qué...yo estaba acostumbrado a ver a los niños muy ajeno a la ropa rosa, las cosas tiernas y actividades como la cocina. Al principio me pareció raro, más no incorrecto, amo a Yeonjun como es.
Soobin observó la mesa, recordando a su abuelo.
— ¿Y no le pareció algo muy...de...?
— ¿Homosexual? — Interrumpió el señor y Soobin asintió pero el señor negó.
— ¿Por qué no?
— Sabes...Soobin, a los 21 años te hubiera dicho que sí y que era asqueroso. — Comentó — Pero tuve un hermano, que fue queer ¿sabes lo que es? — Soobin volvió a asentir — Yo lo rechacé y mucho, él estaba enamorado de un hombre, con el que nunca pudo estar porque tenía una esposa y murió joven, mi hermano lo recordó hasta su muerte y se llevó con él una carta de su enamorado que jamás me permitió leer.
Yeonjun fingió haber estar escuchando desde el comienzo y le entregó el desayuno al señor Lee. Empujó un poco a Soobin para sentarse junto a él y así los dos estar frente al abuelo.
— Lo rechacé y me arrepiento todas las veces que lo hice. Una vez lo visité, traía un vestido y una peluca, ya no me desagradaba, me perdonó y pudimos reconciliarnos.
— ¿Por qué nunca pudo estar con la persona que amaba? — Preguntó Yeonjun con tristeza.
— Porque en ese tiempo la homosexualidad era muy mal vista, el otro hombre tenia esposa y mi hermano se había comprometido recientemente. Tuvieron su pequeña aventura pero se interrumpió cuando la mujer del hombre quedó embarazada, tuvieron que tomar caminos diferentes, mi hermano vivió su sexualidad muy abiertamente, dejando a su esposa y su enamorado encerró la suya en su matrimonio y sus hijos, más nunca dejó de amarlo.
— Que triste...— Soltó Yeonjun con tristeza.
Los últimos 30 minutos las charlas con el abuelo siguieron, comenzando por el apodo de Yeonjun que el viejo le había dado.
— ¿Por un perro?
El viejo carcajeó asintiendo.
— Yeonjun jugaba a ser un perro con nuestra cachorra, Ninna y él decía que era Ninno. — Soltó el hombre y Yeonjun sonrojó sonrojándose un poco por la vergüenza mientras Soobin carcajeaba también.
Cuando el señor se marchó, Yeonjun limpió la mesa.
— Ya tengo que irme. — Comentó el pelinegro y el chico alzó la mirada.
— Claro, fue un gusto tenerte aquí.
— Oh, espera.
Soobin buscó en sus bolsillos algo y luego salió del local confundiendo a Yeonjun pero segundos después regresó con las manos tras su espalda.
Yeonjun sonrió con burla y se cruzó de brazos.
— ¿Qué planeas, Binnie?
— Elije, izquierda o derecha.
— ¿Para qué?
— Solo elije. — Soltó el menor casi saltando en el lugar.
— Derecha...
Soobin extendió su brazo derecho entregando algo, era como una pequeña cajita.
Yeonjun observó el color marrón grisáceo y ladeó la cabeza.
— No tienen tu olor por lo que no sé de qué color es pero según mi intuición sí es rosa pastel.
El pelirosa sonrió con ternura, haciendo creer a Soobin que sí tenía razón pero la verdad era que el gesto había causado esa sonrisa.
— ¿Qué había en la otra?
— No importa porque los dos pienso dártelos. — Dijo extendiendo su otro brazo mostrando un pequeño oso de felpa — No quería preguntarle al vendedor porque me daba pena, lo siento si no es de color rosa-...
Yeonjun interrumpió al menor con un dulce y fuerte abrazo.
— Es muy lindo. — Susurró en su pecho y Soobin, quien tenía las palabras en la boca decidió corresponder al tierno abrazo.
— Me alegra, ya tengo que irme.
Yeonjun asintió separándose del menor.
— Adiós, Yeonjun. — Dijo el pelinegro con una sonrisa.
— Adiós, Binnie. — Dijo ahora el pelirosa con una sonrisa y acariciando el oso, que venía con una lindas rosas rojas.
Soobin caminó en reversa hasta la puerta, sin dejar de mirar a Yeonjun.
— Nos vemos. — Susurró Yeonjun y Soobin asintió ahora sí saliendo del local con una sonrisa dibujada en su rostro.
Caminó hasta el auto y abrió la puerta, sin dejar de pensar en el pelirosa y con su corazón a mil, esa sonrisa estúpida ahora no podía borrarse de su rostro.
Condujo y todo el camino fue de constantes preguntas.
"¿Le habrá gustado? ¿Y si les gusta más los chocolates con maní? Debí pedir algunos con maní o tal vez solo maní. ¿Le habrá gustado el oso? Tal vez debí comprar otro peluche. ¡¿Y si es alérgico a las rosas?! No, tiene algunas en su local. ¿Y si el regalo fue muy pequeño? Seguro pensó que soy un tacaño. ¿Le habrá molestado que su abuelo literal me cuente toda su vida? Espero que no"
Cuando llegó a casa y abrió la puerta, fue como un balde de agua fría despertándolo de un dulce sueño de pasteles y cupcakes.
El rosa que aunque no veía y sabía que ahí estaba se desvaneció, el dulce olor a cereza, fresas y Yeonjun también desapareció, todo el ambiente cálido ya no estaba por ningún lado.
— ¿Dónde estabas? — Se acercó la mujer mayor a él.
Era su suegra.
— En la cafetería.
— Nadie tarda más de dos horas en una cafetería, Soobin.
"¿Y esta qué? Siquiera mi madre me sermonea tanto"
— No creo que tenga que darle explicaciones.
— Pues yo sí lo creo. — Soobin rodó los ojos cuando se acercó el hermano de su prometida.
— ¿Nunca tienes algo mejor que hacer que estar metiendo tus narices donde no te importa?
— ¡No le hables así a mi hijo! Puede que él no esté trabajando como tú pero merece respeto, no se esconde en bares ni mucho menos abandona a su esposa.
— Era la cafetería de un viejo amigo y Hyujin siquiera tiene una esposa.
— Y si tuviera no la abandonaría. — Se defendió el pelirrojo.
— Mi hija estuvo toda la mañana preocupada por ti.
— Con todo respeto le digo que si es así quien tiene que venir a reclamarme es ella, no usted, es la relación de su hija, no suya. — Dijo y la mujer frunció el ceño — Solo vengo a buscar unas cosas y me vuelvo a ir, si su hija me necesita tanto que me llame, no tiene que llorarle a su madre.
El pelirrojo giró los ojos con molestia, odiaba tener que dejar a su hermana en manos de alguien como Soobin.
Buenas.
Eh, no sé, avisen errores ah xd
Cap terminado el jueves 23 de junio del 2022 wtf ya a mitad de año q loco si solo ayer pensé que todavía era 2021 y puse 1 de enero del 2021 en un cap de sepa dios qué. Ah sí, a las 00:25 wujú
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