Una pelirroja caminaba a paso rápido totalmente furiosa. Su cara estaba tan roja como su cabello pelirrojo. Detrás suyo iba su mejor amiga, Teresa, intentando llegar a ella.

—Alyson, por favor, escúchame. —suplicaba Teresa.

—Ya He oído suficiente, Teresa.

Alyson continuó su marcha, cada paso resonando con el peso de la traición y el dolor. Teresa, con lágrimas en los ojos, seguía intentando alcanzarla, su voz quebrada por la desesperación.

—¡No fue mi intención! —gritó, pero sus palabras se perdían en el viento que soplaba entre ellas.

La distancia entre las dos amigas crecía, como un abismo insalvable. Alyson no podía creer que su mejor amiga, la persona en quien más confiaba, hubiera revelado algo tan delicado. La confianza que habían construido durante años se desmoronaba como un castillo de naipes.

—¿Cómo pudiste hacerme esto? —Alyson finalmente se detuvo, su voz apenas un susurro tembloroso.

Teresa alcanzó a su amiga, su rostro un espejo de arrepentimiento.

—Lo hice para protegerlo, para protegerte a ti. Ava... ella tiene planes para Newt, planes que no podemos entender. Pensé que...

—¡Pensaste mal! —interrumpió Alyson, girándose para enfrentar a Teresa con una mirada fulminante— Newt es más fuerte de lo que crees, y yo... yo hubiera encontrado una manera de salvarlo.

El silencio se instaló entre ellas, pesado y denso. Teresa sabía que no había palabras que pudieran reparar el daño hecho. Alyson, con el corazón hecho pedazos, sabía que debía encontrar la forma de seguir adelante, con o sin Teresa.

En el fondo, Teresa creía que revelar los pensamientos más oscuros de Newt a Ava podría, de alguna manera, salvarlo. La doctora Paige tenía recursos, influencia y, sobre todo, un plan que, aunque misterioso y posiblemente peligroso, prometía una solución a largo plazo para la situación desesperada en la que se encontraban. Se convenció a sí misma de que sacrificar la confianza de sus amigos en el presente podría significar proteger sus vidas en el futuro.

Sin embargo, lo que no anticipó fue la profundidad del vínculo entre Alyson y Newt. No comprendió que para Alyson, la traición no era simplemente una cuestión de secretos revelados, sino una violación de la fe que depositaba en aquellos a quienes llamaba familia. Para la pelirroja, la confianza era sagrada, y la traición de la de ojos azules era una herida que no solo dolía por la información compartida, sino también por el amor y la amistad que se sentían traicionados.

Su revelación también puso de manifiesto la complejidad de las relaciones dentro de su grupo. Cada uno llevaba sus propias cargas, luchaba con sus propios demonios y buscaba la luz en un mundo que a menudo parecía determinado a sumirlos en la oscuridad.

Ava Paige, por su parte, representaba una figura enigmática, cuyas intenciones y métodos eran a menudo cuestionables. Su influencia sobre Teresa era innegable, y su capacidad para persuadir y manipular era parte de la razón por la que Teresa finalmente cedió y compartió los temores más profundos de Newt. Ava, con su promesa de un propósito mayor y una solución a sus problemas, era una tentación demasiado grande para ignorar.

En última instancia, la decisión de Teresa de hablar con Ava sobre Newt fue un acto de desesperación y esperanza entrelazadas. Fue un intento de navegar por un laberinto de decisiones morales, donde cada elección parecía llevar a más preguntas y menos respuestas. Fue un momento que definió no solo su carácter, sino también el curso de su relación con Alyson y Newt, y posiblemente el destino de todos los involucrados en la lucha contra las fuerzas que controlaban sus vidas.

Teresa es un recordatorio de que incluso las decisiones tomadas con las mejores intenciones pueden tener consecuencias imprevistas y a menudo dolorosas. Es una lección sobre la fragilidad de la confianza y la complejidad de la amistad, y sobre cómo, en los momentos más críticos, las elecciones que hacemos pueden cambiar nuestras vidas y las de aquellos que nos rodean para siempre.

Mientras tanto, en algún lugar del laberinto, Newt luchaba con sus propios demonios, ajeno al sacrificio y a la traición que se habían tejido en su nombre. La vida en ese lugar era cruel, y las decisiones que se tomaban, aunque con buenas intenciones, a menudo tenían consecuencias devastadoras.

En el mundo fragmentado de Newt, los sueños eran un collage de caras sin nombre y emociones difusas. La memoria, esa traicionera, le había sido arrebatada, dejándolo con un vacío que ni la compañía de Minho y los demás podía llenar. Las noches eran un teatro de sombras donde dos figuras, una rubia y otra pelirroja, danzaban al borde de su conciencia, tan cercanas y a la vez inalcanzables.

Newt se aferraba a esos hilos de recuerdos, intentando tejer una historia que pudiera explicar la sensación de pérdida que lo consumía. Pero los creadores, con su fría eficiencia, había borrado su pasado, dejándole solo el eco de nombres que no podía pronunciar.

En su desesperación, la idea de un final absoluto lo sedujo, llevándolo a escalar el muro que simbolizaba sus limitaciones.

El salto fue un grito mudo, un intento de escapar de un laberinto sin salida. Pero el destino, en forma de Minho, tenía otros planes. La caída no trajo el olvido, sino un dolor punzante y una pierna rota que le recordaría siempre su fragilidad. Con cada paso cojeante, Newt se enfrentaba a la realidad de su existencia: estaba vivo, pero incompleto, siempre buscando las piezas perdidas de su ser.

Los días se sucedían con la monotonía de quien tiene mucho tiempo para pensar y poco para actuar. Newt observaba el mundo a través de una lente empañada por la incertidumbre, preguntándose si alguna vez las figuras de sus sueños tendrían un nombre, una historia, un lugar en su corazón. La rubia y la pelirroja se convertían en fantasmas que lo atormentaban con la posibilidad de un amor y una conexión que tal vez nunca volvería a experimentar.

Pero en el fondo, una chispa de esperanza persistía. Quizás, en algún recoveco de su mente, las respuestas seguían ahí, esperando ser descubiertas. Tal vez, con la ayuda de sus amigos, podría reconstruir los fragmentos de su pasado y encontrar la paz que tanto anhelaba. Porque a pesar de todo, Newt era un luchador, y no se rendiría hasta encontrar su verdad, hasta completar el rompecabezas de su alma.

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