14- 02 - 2000

Philadelphia. U.S.A.

“ ¡Oh, pero que terco que fuiste, si decidiste leer esta carta, en lugar de destrozarla como a las flores del jardín de mi corazón!

Aunque sé que, probablemente, lo has hecho debido a que deseas saber el porqué de esta desición.

La situación, caro mio, es que yo sé de no ser absolutamente nada para ti, nada de nada.

Claro, te agrada hablar conmigo, a veces, te has acostumbrado a tomar cualquier libro mio que te atraiga, al mismo perfume que utilizo desde hace años, hasta a mis, para ti, desagradables canciones... Pero para ti, yo no soy nada.

Tu, que sabes esconder los sentimientos más intensos, creerás que soy una tonta sin pudor por haber abierto ante ti, mi corazón.

Pero si tu, has llegado hasta este punto y, con esas maneras tenebrosas y tu comportamiento americano, me entregaras nuevamente estás cartas, sería como acariciar tu tumba, porqué significaría que me amas como yo a ti, como al amor de mi vida (esta no es una repetición de la carta anterior, ya que se que no terminaste de leer tampoco esa)

Si, contrariamente, decides irte no obstante hayas leído esto, está bien

Prometo que no te pediré ni siquiera de regresarme los libros que jamás ví de regreso desde cuando te los presté.

____ Mariano. ”