𝐓𝐖𝐄𝐍𝐓𝐈𝐄𝐓𝐇
22 - 02 - 2000
Philadelphia. U.S.A.
Oh, Michelle...
Ya es una semana y un día que no te veo.
Podías decirme en otra manera que, tristemente, mis labios de disgustaban.
Siempre he pensado, íntimamente y laicamente, que no existe nada como lo sobrenatural, manifestaciones o algún tipo de poderes de la mente
En mi opinión, el único poder que tiene el subconsciente humano es la habilidad de sabotearse a si mismo
Aunque si, en ese momento, me pareció pura arte de magia como, al pensar todo el día sobre Duval en un domingo libre, fue ella a tocar la puerta.
“ - Hola... - murmuró con la mirada baja
- Hey... - dije, sonriendo
- Esto es para ti - no se molestó demasiado en fijar sus ojos en los míos. ”
Me entregó unas cartas, unas cartas que ____ había escrito la noche anterior para mí.
Una ternura repentina se apoderó de mí al darme cuenta de que había venido con aquella excusa para recibir una palabra mía que confirmara sus esperanzas.
Una lástima agónica se apoderó de mí, lástima de ella y de mí, piedad cruel, que me impulsaba irresistiblemente a acariciarla, a acariciar con ella mi dolor, que sólo podía encontrar consuelo en ella, que era culpable de nada.
Y aún sabiendo que me comprometería aún más, no pude resistir y estiré ambas manos hacia Michelle.
Ella, confiada, más con la cara en llamas, levantó lentamente las suyas y las colocó sobre las mías, luego acerqué su cabeza a mi pecho y pasé una mano por su cabello.
Michelle, ¡Que hermoso infierno eres tú!
Apegó su cabeza firmemente a mi pecho, y sentí que hubiera sido mucho más cruel si de la alegría en que estaba, la hubiera hecho caer al abismo de desesperación que había en mí.
“ - Iré a ... - separándose, murmuró - A terminar de acomodar mi armario - sonrió
- Está bien... - la miré fijamente, casi sonriendo, casi nada, en realidad.
- Adiós, mon chéri - me dió la espalda, comenzando a alejarse.
- ¡Hey, Mich! - la llamé, cuando ya estaba algo lejana. Duval se giró hacia mi dirección - Nos vemos después de el almuerzo. - ella, riendo, levantó el dedo pulgar, accediendo. ”
¡Entrando nuevamente a casa, sentí mis labios temblar al recordar ese beso!
¡Michelle!, ¡Michelle!
¿Qué esperanzas había encendido en su corazón con ese?
Me ama, ¿Es verdad?
Con furia, metí las manos dentro de mis bolsillos, donde había guardado las cartas de ____.
Las doblé y destrocé dentro de mis bolsillos.
Admitiré que, horas después, me obligué a recomponer cada una de ellas, más jamás imaginé haberlas roto con tanta eficiencia.
En general, nunca logré dar sentido a esos trozos de papel.
Los diversos fragmentos de esas misivas apresuradas se miraban tan confundidos en mis manos como lo habían estado en la cabeza de la pobre ____ Mariano.
From: Aidan Gallagher
About: Michelle Duval (Mon Cheré)
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