14 - 02 - 2000

Philadelphia. U.S.A.

Ella siempre se vió hermosa, pero ese día ( y si no es cierto, entonces la vida es una farsa ) la conmovedora belleza que llevaba consigo habría hecho inclinar frente a ella cualquiera de las más conocidas nobles entidades.

Estaba velada de ese aire remoto que toman y conservan los niños después de volar sobre la muerte por de una fiebre alta, aunque si, en ____, era la vida que besaba sus labios fruncidos.

Era tarde, no lo negaré, muy tarde, y estábamos, aburridamente, jugando a el cliché de verdad o reto.

Siempre, que eternas desgracia provoca ese fútil divertimento.

“ - Volveré en unos minutos, Mich... - susurró a Duval, quien sentaba a mi lado, para luego levantarme ”

Tomaría aquella rosa había protegido del caer por días, aunque espero que no se sienta defraudada al sentir la triste sensación que unos secos pétalos artificiales dan al ser tocados.

Volviendo, el sudor de mis manos y su calor, podría haber empañado la teca de cristal.

“ - ¿Y un beso, Max? - escuché a Marck hablar desde afuera de la habitación, riendo

- ¿Como? -  dijo  _____ ”

Mientras entraba, un gran beso sonoro fue posado sobre sus labios.

¿Por qué, Marck, no respetaste que ese era mi lugar?

Noté la rosa viva y desnuda entre las manos de ____.

¡No!, ¡No!

Ví, de igual manera, como la rosada boca de ella, sonrió ligeramente.

Paré.

Vi todo, a mi alrededor, vacilar.

Sentí mis piernas fallar al nacer de un improviso sentimiento obscuro, que me comunicó un escalofrío desde la cabeza hasta la planta de mis pies.

Tal vez, también él cayó en su terrible red de magnífico encanto.

Ahora la campanilla de vidrio estaba mojada de mis vulnerables lágrimas

Las sequé inmediatamente y limpié el regalo con el pañuelo verde de mi bolsillo.

“ - Aidan... - murmuró Michelle apenas entré, más tomé rápidamente su mano, obligándola a salir ”

¡Oh, Michelle!
Por favor, no me odies desde este tuyo paraíso eterno.

Una vez fuera de aquella casa, nos detuvimos en la acera, sentados a pocos centímetros del cemento, a mirar las cientos de mariposas nocturnas, polvorientas que en la noche negra y lúgubre, llena de estremecimientos y susurros, rodeaban, con sus alas, las lámparas de arco.

“ - Aidan... - volvió a decir, mirando la rosa aún en mis manos, más volví a interrumpirla ”

Por todo ese sufrimiento, naturalmente creí, como cualquier hombre, que tenía derecho a la compensación y, como la tenía de mi lado, la había tomado.

Ahí había experimentado la muerte, y Michelle, a mi lado, era vida, vida esperando un beso para abrirse a la alegría.

Max Ross había besado a su amada en la oscuridad, y luego yo también.

Casi sin querer, llevé la mano de Michelle a mi boca,  luego, no satisfecho, me incliné a buscar sus labios, y así se intercambió entre nosotros el primer beso, largo y silencioso.

From: Aidan Gallagher
About: __... Michelle Duval.