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CAPÍTULO DOCE
• DESCUBRIMIENTOS •
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Hoy el ambiente se encuentra oscuro y no solo porque el sol está oculto y grandes nubes grises cubren todo el cielo dando a entender que vendrá una inminente lluvia torrencial, sino también porque eso parece influir en muchos estudiantes haciendo que sus ánimos estén por lo suelos o directamente de mal humor. Eris puede percibir todo esto haciéndola sentir muy asfixiada, por lo que está más callada que nunca y ha sonreído muy poco, sus amigos se preguntan por qué pero el único capaz de entenderla es Sirius quien constantemente está contando chistes con ayuda de James quien se percató también de su humor, a veces logran quitarle una minúscula sonrisa pero nada más, ni siquiera está hablando sobre distintos temas y dando teorías al respecto como normalmente lo hace. Sin embargo, algo hizo que detenga su caminar y sonría mientras observa en una dirección, por ende los chicos que parecen sus guardaespaldas la imitaron.
A lo lejos un chico le regaló un ramo de flores a una chica quien se alegró bastante y se lanzó a sus brazos dándole un gran beso.
A Eris le puso feliz ver esto, no solo por el gesto y la felicidad de ambas personas, sino que parecen dos manchas de distintos colores frente a un mar de personas grises, no literalmente por supuesto.
— ¿Te gustan las flores? — preguntó James.
— No seas tonto cornamenta, obvio que sí, a todas las chicas les gusta.
— No necesariamente — le contradijo la rubia — Y sí me gustan pero no en la forma que regalan habitualmente, prefiero que me regalen una maceta con la flor plantado antes de que lo corten y me lo den porque este se pudrirá muy pronto, todo lo contrario a si me regalan de la otra manera ya que podré cuidarle siempre y me acordaré de esa persona cada vez que vea las flores.
— No sé por qué pero ya me esperaba esto de ti — dijo Sirius — Oigan, cambiando de tema, Remus ha estado pasando tiempo con una chica de Hufflepuff ¿saben algo al respecto?
— Les tocó un trabajo de Aritmancia juntos y se reúnen para hacer — respondió James.
— Uhm, pero no creen que pasan demasiado tiempo juntos, ya parece algo más que un trabajo.
— ¿Y qué tendría eso de malo? A menos que...
— Sientes algo por él — completó con seguridad Eris.
— ¡¿Qué?! Claro que no, solo soy un buen amigo preocupándose por la vida amorosa de su amigo.
James y Eris concordando con tan solo mirarse mutuamente y ambos ocultaron una sonrisa mientras asienten. Sirius los observó con los ojos achinados mientras se cruza de brazos en un intento de reunir confianza y no verse nervioso.
— ¿Entonces no te molestaría verlos juntos como pareja? — preguntó Eris colocándose al lado del azabache para quedar frente al otro.
— Verlos besarse...
— Tomarse de las manos...
— Darse cariñitos amorosos y sexu....
— ¡Ya!..Digo, ya entendí y no me molestaría....Saben que, ya llego tarde a clases, nos vemos luego.
Se alejó rápidamente y ambos se le quedaron viendo divertidos ya que aún falta quince minutos para la clase de pociones y que justamente les toca juntos.
La rubia y el azabache se volvieron a mirar con una sonrisa.
— Le gusta — dijeron al unísono.
— ¿Los ayudamos?
— No lo sé, primero debemos ver qué piensa Remus y si es aunque sea bisexual.
— Tú eres mujer y se abrirá más contigo, así que dejo a tu cargo.
— Está bien, mientras tanto tú trata de averiguar sobre los sentimientos de Sirius porque tampoco quiero que para él Remus sea un capricho y luego lo lastime, no sería justo.
— Trato.
James le pasó su mano y Eris lo estrechó cerrando el trato de ser lo siguientes cupidos de sus amigos. Solo esperan que todo termine saliendo bien y que no la caguen.
Se soltaron y siguieron su camino a clase esta vez solos.
— ¿Cuándo crees que comenzó esto? — preguntó Eris bastante curiosa.
— No se lo digas a nadie pero Sirius se dio cuenta de su preferencia gracias a Remus ya que sintió un pequeño crush en él, pero luego me dijo que lo superó y al parecer ahora otra vez volvió.
— O quizás nunca se fue y solo lo reprimió para no arruinar su amistad.
Entre conversaciones llegaron al aula del profesor Slughorn y se toparon ya con Sirius quien está sentado junto a una chica y ambos están coqueteando mientras que atrás de ellos se encuentran Remus y Peter en silencio presenciando todo.
— Que idiota — susurró Eris.
James la miró sorprendido ya que por primera vez la escucha insultar, aunque es entendible, él también tiene ganas de insultarlo ya que así nunca logrará conquistarlo en caso de que Remus sienta algo.
Eris sin dudarlo caminó hacia él y de paso le dio un zape ganando un quejido de su parte, James la siguió riendo y cuando pasó cerca de él le susurró.
— Te lo mereces.
Por obvias razones el azabache se sentó al lado de la chica quien está molesta con Sirius. Ahora ya no tiene ganas de ayudarlo sabiendo que podría lastimarle a Remus y le tiene demasiado cariño al chico como para verlo sufrir más de lo que ya lo hace, de la única forma que podría ayudar es que su primo en verdad quiera tener algo serio.
— Tranquila, ya se dará cuenta — dijo agarrando su mano para reconfortarla.
— Hola Eris.
— Hola Lily — saludó amablemente.
James rápidamente apartó su mano cuando Lily apareció y se colocó recto acomodando su cabello por inercia para llamar su atención pero esta ni siquiera lo miró y Eris hizo una mueca de pena recordando que ayer estaba llorando por ella.
— ¿Quieres ir hoy a la biblioteca a leer? — preguntó con una sonrisa que le dejó embobado al de lentes.
— Hoy no podré pero mañana sí ¿Te parece bien?
— Por supuesto.
— ¿Y yo estoy pintado o qué?
— Potter — murmuró amargamente.
— Lily-flor ¿Cómo estás? — preguntó entusiasmado de tener su atención.
— Que te importa.
— No seas grosera Lily, solo te preguntó algo — le dijo Eris.
— Lo siento — susurró avergonzada — Estoy bien ¿y tú?
— Mejor ahora que me hablas.
Lily soltó un resoplido y sin poder interactuar más con él huyó y se sentó lo más alejada posible, pero eso no importó porque le dejó feliz a James, aunque no tanto como esperaba.
— Entonces ya tomaste tu decisión de lo que hablamos ayer.
El chico volteó rápidamente para verla y su sonrisa se desvaneció al ver la decepción reflejado en su rostro y la verdad es que si está un poco, pero no por el hecho de tener sentimientos hacia él, sino de que aún siga cegado, obviamente no es su problema pero a ella le preocupa que siga haciéndose daño luego de saber más sobre la situación.
— Sí..no...no sé, es complicado — dijo frustrado — Una parte de mí quiere seguir luchando pero la otra parte me dice que ya tuve suficiente, el problema es que no se a cuál escuchar.
— Sinceramente no sé qué decirte, supongo que con el tiempo lo sabrás.
— Mhm....Tal vez siga luchando.
— No sé si eres muy perseverante o simplemente te aferras a la zona de confort que te impusiste desde los doce por miedo a avanzar y no encontrar lo que esperabas.
James se encogió de hombros apartando los ojos sintiéndose por un momento intimidado ante su potente mirada, y quizás también porque esa otra pequeña parte sabe que ella tiene razón.
Desde el momento en que sus padres le contaron su bonita historia de amor él quiso algo así y lo buscó encontrándose con Lily en el camino, además de que las personalidades de cada uno encajan a lo que eran sus padres en su juventud e inconscientemente está buscando repetir todo ya que solo así cree poder encontrar la perfección.
— Mejor hablemos de otra cosa.
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Llegada la tarde Eris y Sirius faltaron a clases con el permiso de Dumbledore y ahora mismo están frente a la sala de menesteres sin entrar debido a que el chico está nervioso aunque no lo admita, por ende Eris se encuentra dándole espacio y esperando a que se sienta listo para entrar ya que del otro lado les espera Melania.
— Si me das tu permiso puedo tranquilizarte.
— Estoy tranquilo.
— Claro, y no estamos hace tres minutos esperando como tontos — dijo rodando los ojos.
— Hoy estás extrañamente agresiva cerebrito.
— Se me caen coágulos de sangre por la vagina y siento como si me estuviera clavando el útero. ¿Esperas que así esté de buen humor?
— Mucha información — dijo haciendo una mueca de asco.
— Ay, le necesito a Remus — se lamentó.
— ¿Para qué? — preguntó con el ceño fruncido.
— Él si me entiende y no como tú que te da asco, además todo el día me ha dado chocolate y ahora se me antoja.
— ¡Oye! Yo te entiendo.
Antes de que diga algo una puerta apareció frente a ellos y por ahí salió la mujer que los miró a ambos con una sonrisa divertida tras oír la conversación. Ventajas de poseer los sentidos intensificados.
— ¿Seguirán ahí o van a entrar?
— Culpa a tu nieto.
— Extraño a la otra Eris — susurró pero fue escuchado por ella quien le miró mal — Me callo.
— Mejor pasen niños.
Les dio el paso y la primera en entrar fue Eris pero no sin antes darle una mirada de apoyo a Sirius, después de todo es su mejor amigo, pese a que hoy le está quitando de quicio siempre estará primero el darle apoyo.
Al entrar a la sala se topó con una habitación mediano con varias almohadas en el suelo encima de una alfombra, luego una chimenea con una fogata y finalmente el techo es idéntico al comedor con llenos de estrellas y galaxias. No esperaba encontrar así pero le agrada bastante el ambiente cálido.
— Me imagino que ya sabes toda la historia — dijo la mujer.
— Sí, Eris me contó todo. ¿Por qué nunca me lo dijiste?
— No era el momento adecuado.
— Eso o solo no querías que yo tenga dones.
— No discutiré eso contigo ahora Sirius, hoy mi deber es enseñarles.
Mientras ellos hablan Eris hace rato que ya se acostó encima de la alfombra viendo fascinada el techo encantado, incluso pidió una manta caliente y ahora este tapa todo su abdomen con el fin de calmar los dolores repentinos a causa de su período. Y tal como lo había dicho, ella cuando está en ese estado no puede ser la Eris feliz de siempre porque la mayoría de las veces le agarra mal.
Por otra parte Melania y Sirius fueron hacia ella y se sentaron encima de la almohada pero como al pelinegro le encanta fastidiar se sentó cerca de Eris y empezó a dar leves palmadas en su frente a lo que está frustrada lo empujó moviéndolo un poco y Sirius empezó a reír colocándose nuevamente en su lugar y haciendo lo mismo ganándose esta vez un fuerte almohadazo en la cara que lo hizo caer hacia atrás, ahora el turno de reírse fue de Eris al verlo sentarse todo despeinado y con el rostro muy serio.
— Chicos, deténganse si quieren empezar con el entrenamiento.
Al instante ambos se detuvieron y bajaron lentamente la almohada que tienen en su mano, además de colocarse rectos, aunque Eris no tanto ya que se recargó por el brazo de Sirius con ganas de seguir acostada porque sinceramente para lo único que tiene pilas hoy es para eso.
— ¿Cómo entrenaré yo si no sé cuáles son los dones que tengo?
— ¿Ya le hiciste probar los dones que tienes? — le preguntó a Eris y ella asintió — Veo que no funcionaron, entonces no tienes eso, pero sí ya tienes la intuición activada como todos.
— ¿Ese es mi don?
— No exactamente. Todas las personas poseen de ello y solo necesitan reforzarlos pero de los Macmillan es mucho más intenso y natural, por lo que ese cuenta solo como un plus adicional, aunque si debes trabajar en ello.
— ¿Y cómo lo hago?
— Más adelante te lo diré, ahora lo que necesito es que me digas si sientes algo profundamente, como una vocecita extraña que te guía en eso.
— Emm...¿no? — murmuró sin entender nada de lo que dijo.
— Esto será complicado de descubrir si no cooperas Sirius.
El susodicho no respondió y se puso a pensar en cosas que últimamente siente diferente pero no encontró nada, sigue igual, aunque bueno, hay cierto sentimiento que niega respecto a alguien pero eso no tiene nada que ver con los dones.
— Amor — habló la mujer llamando la atención de los dos y poniéndole al instante nervioso a su nieto — ¿Sabían que existen algunos dones enlazados al amor? Uno de ellos es lo que te mencioné en nuestro último encuentro Eris.
— ¿Lo de saber quienes están destinados?
— Exacto.
Y con eso algo hizo clic en la mente de Sirius...Personas destinadas...Eris y James, él siente en lo más profundo de sí que ellos están destinados a estar juntos, como si esa vocecita que mencionó su abuela se lo dijera desde el momento en que los vio juntos, por esa razón se emocionaba ante la idea de ambos siendo pareja.
— ¡Eso! — exclamó emocionado — Tengo ese don.
— ¿Cómo estás seguro? — le preguntó Eris.
— Porque siento que tú estás destinada a...
— ¡No lo digas! — exclamó rápidamente Melania — Sí, estás en lo correcto y puedo confirmarte que tienes ese don.
El pelinegro festejó con aplausos, una gran sonrisa y finalmente levantando su puño de victoria sabiendo que de verdad posee de los dones Macmillan, y por más que ese don no lo vea como la gran cosa aún así le emociona mucho, incluso podrá apostar con gente sobre personas que serán futuras parejas, oh sí, se volverá rico.
— Mi preciosa Eris, dime algo, ¿sabes hacer un patronus?
— Sí, es una cierva — respondió confundida— ¿Por qué?
Se asustó cuando Sirius se levantó de golpe dando saltos y gritos agudos parecidos a una niña.
Por un momento se confundió pero luego su mente empezó a trabajar y rápidamente entendió que él sabe quien es su alma gemela y que posiblemente está en Hogwarts, aquello le emocionó bastante.
— Dime quién es por favor.
— No puede hacerlo, eso va a interferir con el tiempo ya que he visto el momento exacto en que él y tú se enteran y no es ahora, así que ten paciencia Eris.
La susodicha asintió decepcionada sabiendo que debe esperar el momento adecuado en que se den las cosas porque ella más que nadie sabe que no debe interferir en el futuro o de lo contrario abra un cambio drástico de los hechos. Una vez ella impidió la muerte de un perro y ocho días después murió de igual forma porque ese era su destino, lo malo es que murió de una peor forma de lo previsto, además si no se hubiera muerto él iba a morir otro animal cercano a ella.
— Pero yo quería que sepan.
— Luego te contaré por qué no debes hacerlo — le dijo Eris.
— Agh, está bien...¿Ahora qué procede?
Volvió a sentarse aún emocionado pero sin demostrarlo. Realmente le alegra que sus dos mejores amigos en un futuro posiblemente tendrán una relación amorosa y obviamente él estará en primera fila para apoyarlos.
— En tu caso haré que conectes con tu ser interior para que trates de averiguar los otros dones que tienes porque como verás con los hombres es más difícil saberlo y no como a las mujeres que se les activa naturalmente.
— Eso es discriminación al hombre — bromeó pero borró su sonrisa juguetona inmediatamente al ver la seriedad de su abuela — ¿Cómo se conecta con eso que dijiste? Algo que no entiendo para aclarar.
— Te guiaré en una meditación.
— No puedo hacerlo, ya intenté con Eris y siempre termina mal.
Y cuando se refiere a mal es que al final los dos terminan por poco meándose de la risa ya que Sirius es tan hiperactivo que no puede estar callado y quieto por tanto tiempo entonces hace cualquier estupidez en medio de la meditación, por lo general sonidos raros, cuenta chistes tan malos que dan risa o finge estar en un viaje astral y dice varias estupideces más. Ambos a pesar de ser diferentes se divierten bastante a su manera y a este punto ya se pueden considerar los mejores amigos ya que hasta incluso compartieron varios secretos.
— Veremos qué hacer con tu caso después porque ahora quiero centrarme un momento en Eris.
— Oh no, yo no tengo problema con que le guíes primero a él.
La chica le miró preocupada al pelinegro no queriendo que se sienta desplazado por su abuela como cuando se relacionaba con Regulus. Sirius la entendió al instante y negó dándole una sonrisa con el fin de mostrarle que no le molesta.
— Está bien, hazlo con ella y mientras yo me mantendré calladito y quietito.
Melania se paró y fue a sentarse cerca de Eris, objetivamente frente mismo a ella por lo que Sirius tuvo que alejarse para darles espacio pero poniéndose en un lugar adecuado en donde pueda chismosear bien.
— Para empezar trabajaremos con todo lo que tenga que ver con energías y hoy haré que utilices a tu favor toda energía que hay a tu alrededor, incluso la tuya misma y al hacerlo podrá ser visible para todos.
— ¿Cómo visible?
— ¿Recuerdas la energía que te mostré en la casa de los gritos? — asintió en respuesta — Todas las que poseemos este don al utilizar cualquier energía se vuelve visible de un color característico para cada uno, el mío como ya viste es verde y blanco, por lo que hoy trataremos de averiguar el tuyo en el proceso.
— Entiendo.
— Bien, entonces procederemos. Primero necesito que te pongas cómoda.
Eris cerró los ojos y visualizó un sofá bastante cómodo pidiendo y al abrirlos ya se encontró con uno así que se levantó del suelo y se sentó, por ende la mujer también pidió uno igual para estar a la misma altura.
— A la verga, por qué no pensé eso antes — dijo Sirius rompiendo el voto de silencio que se impuso.
Segundos después apareció otro sofá pero nada sencillo como el de las mujeres, este más bien parece el trono de un rey y el pelinegro orgullosamente se sentó ahí claramente fingiendo en su mente que es uno.
Melania y Eris se dieron una mirada y sin poder evitarlo soltaron una leve risa.
— Bueno, volviendo a lo anterior...Quiero que extiendas tus manos.
Eris le hizo caso pero Melania le acomodó de la manera adecuada extendiendo más y levantándolo en el aire.
Una vez listo la mujer hizo que aparezca una planta frente a ellas.
— Ahora cierra tus ojos y céntrate en la energía que emana esta planta y quítalo.
— Pero si le quito morirá y eso yo no quiero.
— Entonces quítale solo un poco porque es eso o quitarle la energía a Sirius.
— ¡No! Quítale la energía a la maldita planta Eris que soy muy joven y bello para morir.
— Ya lo oíste, no tienes alternativa.
La rubia soltó un suspiro y asintió mirando la pobre plantita que será drenado, algo que está completamente contra sus reglas impuestas, pero no tiene de otra si quiere aprender.
— Luego de quitarlo qué debo hacer, porque más de una vez lo hice sin querer con varias cosas y se me quedó toda la energía para mí.
— No permitas que tu energía lo absorba, trata de mantenerlo suspendido en tus manos y con los segundos se volverá visible para nosotros.
— Está bien, lo intentaré — dijo poco convencida.
Cerró los ojos momentáneamente para respirar hondo y luego los abrió tras eliminar toda inseguridad. Se acomodó en el sofá y activó su don a lo que al instante sintió varias energías en el ambiente, pero más de las dos personas, así que centró su atención solo en la planta viendo poco a poco su energía vital y con mucha pena absorbió solo un poco e intentó hacer lo que Melania le indicó pero su propia energía lo consumió recibiendo inmediatamente lo poco que agarró sintiéndose más despierta que antes.
— Hazlo de nuevo — le alentó.
Y lo intentó nuevamente pero en esta ocasión falló porque justo le dio una fuerte punzada en el útero desconcentrándola y haciendo que casi absorba toda la energía de la pobre plantita pero por suerte se detuvo antes de tiempo.
— Creo que es mala idea intentar esto mientras tengo el período.
— No te desanimes, la mayoría no ha podido lograr rápido.
Eris asintió soltando un suspiro y en esta ocasión esperó un poco más y visualizó todo lo que debe hacer en su mente antes de lanzarse impulsivamente como lo hizo las dos veces anteriores, y mientras lo hacía se le ocurrió la idea de unir dos energías para contrarrestar el otro, o sea, el suyo y de la planta.
Y lo intentó, primero quitó un poco de energía de su mano y con la otra mano lo hizo el de la planta para luego unirlos formando una luminiscencia blanco que solo es visible para ella, pero poco a poco fue tomando un color y ella empezó a respirar con velocidad ya que le está forzando bastante. Sin embargo, finalmente sucedió tras largos segundos, se formó una bola de luz que se mueve con velocidad y tiene tres colores, azul, lila y blanco.
— ¡Esa es mi amiga! — chilló feliz Sirius celebrando su progreso.
Eris ya no pudo soportar y absorbió toda la energía cayendo de espaldas al sofá completamente agotada con el corazón y la respiración acelerada, pero pese a todo lleva una gran sonrisa de felicidad por haber logrado.
— Felicidades querida, oficialmente tienes unos colores designados y encima tres, nunca he escuchado de alguien con tres colores.
— Pues qué esperabas abuela, Eris es y será poderosa, lo sé.
La susodicha se sonrojó de la vergüenza por todos los halagos, aunque ciertamente no cree que sea tan poderosa, igual solo espera que en un futuro sus dones no sean destructibles tanto para los demás como para ella.
— Ya estoy pensando que haces predicciones habladas Sirius.
— ¿Eso es posible? — preguntó Eris.
— ¿Cómo es eso? — dijo al mismo tiempo al chico.
Sirius volvió a acercarse a ellas bastante interesado por descubrir más sobre los dones. Y hablando en serio, nunca jamás en su vida esperaría que él sea capaz de poseer algo mágico que no tiene nada que ver con ser mago, sigue tan sorprendido que cualquier cosa que se entera le gusta.
Si tan solo supiera que también existe el lado malo de ser un Macmillan con dones.
— Sí es posible y consiste en una persona capaz de predecir sucesos futuros solo diciendo sin necesidad de tener una visión. Por ejemplo, Eris, en unos días vas a conocer a alguien parecido a ti.
La persona que posee esto por lo general no sabe que está prediciendo.
— Ah, entonces no me gusta, yo quiero saber cuando lo hago.
— Ahora sabrás si ese es tu otro don.
— ¿A qué te...
Y antes de poder terminar Melania le tocó su frente y Sirius cayó desmayado al suelo, Eris se levantó rápidamente preocupada yendo hacia él.
— ¿Qué le pasó? — preguntó sorprendida mientras acomoda su cuerpo para que luego no sienta dolores.
— Está bastante claro que es incapaz de inducirse a sí mismo en una meditación para conocerse, entonces le di una pequeña ayuda.
No te preocupes, en unos minutos despertará.
— ¿Y qué hacemos mientras?
— Sigue practicando.
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Ya había pasado una hora exacta en que Eris está practicando y ha avanzado muchísimo, ahora puede utilizar energías del exterior a su favor, incluso el suyo mismo sin cansarse, hasta ya hizo una bola de energía más grande y descubrió que eso puede lastimar a alguien si se lo tira. Mientras tanto Sirius sigue desmayado en el suelo, aunque no por mucho.
— Hay muchas cosas que podrás hacer con la energía Eris, este solo es el comienzo.
Antes de poder contestar un sonido de inhalación profunda llamó su atención y fue Sirius quien está sentado con los ojos y boca abiertos de la sorpresa.
— ¡La puta madre que me parió! Me pegué tremendo viajesote, igual a cuando consumí ácido en una fiesta muggle.
— ¿Consumes drogas? — le preguntó Melania escandalizada.
Sirius volteó tan rápido la cabeza que se escuchó sus huesos tronar ya que había olvidado que también está su abuela.
— Obvio no abuelita, no sería capaz de eso...¿Por qué me hiciste eso? — cambió rápidamente de tema.
Lo miró por largos segundos que le hicieron poner sumamente nervioso y se arrepintió de haber dicho aquello en voz alta, pero finalmente la mujer suavizó su expresión restándole importancia y dejando una charla pendiente.
— Lo hice para que averigües que otros dones tienes. ¿Descubriste algo?
— He visto varias cosas que ahora podría decir que estamos en el mismo nivel de locura Eris.
— Yo no estoy loca — le reprochó.
— ¿Entre esas cosas encontraste una información relevante? — insistió.
— No sé, todo es muy confuso, debo procesar todo.
— Entonces tienes ocho días para procesar y decirme en la siguiente sesión porque nuestra hora ya se acabó.
— Noo...¿Por qué tan rápido? — se lamentó la chica.
— Tengo unas cosas pendientes que hacer.
Y con eso se despidió de ellos dándole algunos consejos para avanzar con sus dones y luego se marchó dejándolos a solas mirándose entre ellos buscando la razón de su repentina huída.
— Raro.
— Sí....¿Me vas a contar lo que viste?
— Por supuesto que sí, así me ayudas a entender.
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