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CAPÍTULO SEIS
• DONES •
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Ya habían pasado tres días más y en este tiempo Eris se la pasó estudiando por mero gusto, se juntaba por separado con los primos Black, Eloise y Sirius ya que entre ellos no se llevan y seguía descubriendo más sobre Hogwarts, incluso se dio cuenta de algunos pasadizos secretos, fuera de todo ello no sucedió nada interesante, siguió con la rutina de cualquier estudiante y no volvió a enfrentarse a nadie, pero hay una idea que tiene metido en su cabeza y no sale, eso es entrar al bosque prohibido por más que su nombre lo diga todo.
— Buenas tardes señorita Macmillan — saludó McGonagall deteniéndola en el pasillo — ¿Cómo se encuentra?
— Buenas tardes, muy bien ¿y usted?
— Me alegro por ello y también estoy bien. Mi intrusión se debe a que el profesor Dumbledore solicita su presencia en este instante y me llamó para que la acompañe.
Eris se quedó en blanco sin saber qué decir mientras hace una rápida repasada mental para saber si hizo lago malo pero no hay nada, por lo tanto, lo único por lo que podría llamarla es porque sus padres le contaron de lo suyo.
— Sí, está bien, pero ¿qué hay de las clases? Justo ahora iba en uno.
— No se preocupe por ello, yo la llevaré luego con un justificante.
— Entonces no lo hagamos esperar más.
Juntas fueron hacia el despacho hablando de cosas al azar como de las clases y su estadía en Hogwarts, especialmente hablaron mucho de transformación ya que Eris le hacía preguntas sobre algunas cosas como también hablaba de lo que ya sabía y la profesora McGonagall en esos momentos se sintió como ver un pequeño reflejo suyo de cuando era una estudiante ansiosa por más información, recuerda que hasta casi quedó en Ravenclaw.
— Rana de chocolate — dijo la profesora cuando llegaron.
Apenas dijo la contraseña la gárgola empezó a moverse dando paso a una escalera de caracol y la profesora entró seguido de una nerviosa Eris al no saber lo que le espera, aunque sea lo que sea está lista para enfrentarlo.
Cuando subieron todo la profesora abrió la doble puerta de roble haciéndole una seña para que pase.
— ¿Usted vendrá?
— Sí.
Más segura entró ella primero e inmediatamente hizo todo un registro visual del lugar encontrándose más que nada con muchos libros, artefactos y cuadros de los anteriores directores del colegio, también está en el centro mismo una mesa en donde justamente se encuentra Dumbledore recargado en el y apenas lo vio se quedó tiesa y rápidas imágenes vinieron a su cabeza. Él en una cueva con un chico que se ve borroso su rostro, luego en la torre de astronomía con otro chico apuntándole, el sonido del avada kedavra y finalmente como caía de la torre.
Al volver en sí retrocedió cerrando los ojos sintiendo el leve mareo que le da cada vez que sucede algo como eso.
— Por tus ojos azules puedo deducir que viste un fragmento del futuro.
— Sí — respondió abriendo los ojos y mostrando que ya volvieron a su color natural— Es sobre usted señor.
— Espero que sean cosas buenas — bromeó y Eris intentó fingir una sonrisa ya que no puede contar sus visiones — ¿Caramelo de limón?
Le ofreció un pequeño cuenco de vidrio en donde hay varios caramelos y Eris avanzó hasta él agarrando dos caramelos agradeciendo para luego quitarle el envoltorio y llevarlo gustosa a su boca.
— Ya supondrás por qué te llamé.
— Sí...¿Qué tanto sabe y quiénes más lo saben?
— No mucho, tienes unos dones muy particulares en el que no hay un amplio registro sobre ello. Y en cuanto a lo otro solo lo sabe la profesora McGonagall.
Eris hizo una mueca desilusionada, esperaba que el gran Dumbledore alias sabe de todo le diga un poco más sobre el tema, sus padres ni siquiera pudieron responder a sus preguntas cuando se le empezó activar de a poco sus dones.
— ¿Qué dones tiene específicamente señorita Macmillan? — preguntó Minerva.
— Como ya vieron tengo la capacidad de presenciar pequeños sucesos de un futuro cercano o lejano mediante visiones, también puedo ver y sentir toda la energía que me rodea, eso incluye ver el aura de las personas e incluso percibir los sentimientos y emociones de las personas como también manejarlo a mi antojo. Además tengo la intuición muy activada lo que me permite comprender al instante las situaciones previamente y saber que algo ocurrirá sin necesidad de tener mis visiones, y también puedo percibir lo que otros no ven, por ejemplo, espíritus que decidieron quedarse estancados a la tierra y criaturas invisibles tanto de la tierra como de otros planos existentes.
Y una mujer muggle una vez me dijo que estoy en constante vibración alta, lo que significa estar frecuentemente en un estado de Amor, lo que desencadena emociones como alegría, paz, solidaridad, libertad y más, eso hace que inmediatamente las personas y animales confíen en mí.
Al terminar respiró hondo para tomar aire luego de hablar tan de seguido, por parte de los profesores ambos se están viendo como si se comunicarán y Eris quiso saber lo que posiblemente se dicen pero no es una legeremens, aunque si es una oclumante luego de que su abuelo le haya enseñado tras activarse sus dones.
— ¿Qué tanto control tienes sobre todos? — preguntó la profesora nuevamente.
— Absoluto control, excepto lo de las visiones, eso no se puede controlar, solo pasa cuando veo y toco algo o a alguien.
— ¿Y puedes comunicarte con estas criaturas y espíritus de las que hablas?
— Por el momento no, solo puedo verlos ya que no los escucho cuando me intentan hablar, además tengo que fingir que soy una persona normal o de lo contrario me van a perseguir y otros intentarán hacerme daño porque no todos son buenos.
— ¿A qué te refieres con por el momento no?
— Sus dones se activan sin previo aviso y posiblemente pueda hacerlo en un futuro — respondió Dumbledore — De la única forma que puedo ayudarte es dándote el poco conocimiento que tengo al respecto.
Eris asintió en respuesta. De igual manera ya está acostumbrada a no tener una amplia información, por lo que aunque sea un poco de ello lo recibirá con mucho gusto.
— ¿Sabes que tu abuelo Mirko tuvo una melliza? — Eris negó sorprendida ante la información — Se llamaba Melania Macmillan y se casó con Arcturus Black teniendo tres hijos, uno de ellos es Orion quien se casó con Walburga y más tarde le tuvieron a Sirius y Regulus Black. Por otra parte tu abuelo se casó también con una Black pero ella fue borrada del árbol al huir de su casa, era la hermana menor de Arcturus pero como ya sabrás murió poco después de tenerle a tu padre Marcus.
— Espera un segundo...¿Me estás diciendo que soy pariente de los Black?
— Así es.
La rubia parpadeó varias veces como un tic nervioso mientras trata de entender por qué le cuenta eso, obviamente está bastante sorprendida ya que no sabe casi nada de su familia paterna y ahora entiende por qué, quizás su abuela no quería saber nada de su familia y decidió esconder toda información de ella y su pasado, aún así le hubiera gustado saber que tiene sangre Black en su linaje.
— ¿Por qué me cuentas esto?
— No existe un año exacto en donde determine que los Macmillan empezaron a tener diferentes dones, solo se sabe que fue heredado en cada hijo con sangre Macmillan en ellos y nunca se volvió débil, esos dones siguen latentes hasta hoy en día, la única diferencia es que no en todos se logra activar, algunos necesitan ayuda de otros que ya lo tienen activo y otros con los que ya no hay caso pero aún así sus hijos podrán tenerlos, un claro ejemplo es tu padre quien no tuvo al igual que tu abuelo, por lo general se le activa más a las mujeres y una de las que tiene es Melania. Sin embargo, por lo que se sabe a sus hijos no se les activó y por el momento tampoco a Sirius y Regulus. Pero pese a que no todos tienen los dones hay algo que cada uno tienen en común y es reconocer a cualquier otro que tiene sangre Macmillan en su sistema, los síntomas básicos son la extraña y profunda necesidad por hablar con los suyos, sintiendo la confianza instantánea sin siquiera haber compartido palabras y cuando lo hacen congenian al instante creando un fuerte lazo.
Se calló por un momento al verle a la joven un poco desconcertada ante tanta información recibida, y es que ella debe digerir todo lo dicho, justo como lo está haciendo ahora. Eris siente por primera vez que no está sola en esto, que deben haber más como ellas y que son su propia familia, algo que le alegraría bastante conocer porque la única familia que tiene son sus padres y abuelo, otra cosa que le alegra es que Regulus y Sirius son sus primos más cercanos y ahora entiende la manera en que congeniaron tan profundo al instante, aunque no está segura de contarles.
Le observó a Dumbledore y percibió que quiere algo a cambio de todo lo que le está contando.
Sinceramente Eris no puede confiar del todo en él pese a que muchos lo alaban por ser el mago más poderoso, es como si una parte suya que aún no conoce no es tan buena como aparenta.
— ¿Qué quieres? — preguntó directamente.
— ¿Por qué crees que quiere algo? — preguntó McGonagall confundida.
— La intuición me lo dice.
— De hecho...sí. Me gustaría que le ayudes a los hermanos Black a activar sus dones.
— Lo haré si me das algo cambio.
Si él hace lo mismo ella también quitará ventaja de esto aunque no le guste hacerlo ya que siente que se aprovecha de él, además de todas formas los iba a ayudar pero más adelante, cuando ella se sienta lista para contarles que son sus parientes y sobre sus dones, y ruega porque no se alejen de ella tras contarles.
— ¿Qué necesitas?
— Dime cómo puedo contactarme con Melania Black porque me gustaría saber más sobre lo que tenemos, por favor.
— Me pondré en contacto con ella y en la primera salida a Hogsmeade haré que se encuentren — prometió haciendo que Eris sonría enorme.
— Muchas gracias por todo y perdón por pedirte algo a cambio, solo que me gustaría entender más esto que tengo desde los doce.
La profesora McGonagall sonrió con ternura al verla sentirse tan culpable con algo que cualquier otro no lo haría. Y aunque Eris no se haya dado cuenta la profesora la anda vigilando en forma de cuidado desde que llegó a Hogwarts luego de que sus padres los haya contado todo sobre la chica, incluso por todo lo que pasó por culpa de la crueldad humana.
Cuando vio que pasaba tiempo con los tres Black y Brown se alegró de que haya conseguido amigos que la hagan feliz.
— No te preocupes Eris, búscame cuando necesites.
La ayuda siempre será brindada en Hogwarts.
Tras despedirse y agradecer otra vez la profesora y ella salieron de despacho en silencio, cada una metida en sus pensamientos, pero eso se rompió cuando ya estaban a punto de llegar a la clase que le toca ahora.
— Profesora...
— ¿Sí?
— No quiero que se asuste pero hay un espíritu que la suele acompañar cada tanto. Es un hombre más alto que usted, moreno con ojos verdes, algunas canas en su cabello negro y nariz perfilada.
Minerva detuvo su caminar abruptamente quedando anonadada ante tal información y por un momento sintió que se desmayaría al conocer perfectamente esas características, así que con todo el dolor reflejado ante los recuerdos le observó a su alumna que se encuentra mirando su lado, vacío para los ojos de una persona normal.
— ¿Podrías preguntarle si es Elphinstone?
La rubia esperó que el hombre haga un gesto mientras la ve fijamente también sorprendido ya que jamás pensó que alguien podría verlo, pero al salir del mini trance asintió con una sonrisa para luego voltear a verle a Minerva y si Eris pudiera sentir los sentimientos de los espíritus ahora estaría llena de amor por lo que refleja su mirada, eso le hizo deducir al instante que fue algún amor suyo porque no la ve como un familiar ve a otro, este la ve con tristeza, anhelo y ese profundo amor de pareja, por lo que seguramente es un espíritu atado a la tierra y que no puede avanzar por aferrarse a ella.
— Sí — respondió.
Y apenas recibió la respuesta colocó su mano en su pecho sintiendo su corazón latir con rapidez, incluso se tambaleó un poco siendo sujetada rápidamente por Eris quien temió que se desmaye y en ese instante se arrepintió de haberle contado, justamente por eso casi nunca le cuenta a las personas que tienen algunos espíritus que los persigue, a veces buenos y otros malos, porque la tratan de loca, le afecta a la persona o le tratan mal a ella, y peor sería si les contase que no solo tienen eso, sino que cada minuto de su vida hay guías espirituales y guardianes que los acompaña, y eso específicamente no fueron personas, o bueno, a veces se da el caso de que sí pero otras veces no.
La chica le soltó a la profesora al verle más estable y metió su mano en su túnica que tiene el hechizo de extensión y buscó el bombón que guardó hoy para comerlo más tarde. Al encontrarlo lo sacó y se lo extendió llamando su atención.
— Cómelo, te hará sentir mejor.
— No, estoy bien, gracias.
— Sé que lo deseas pero no quieres dejar de lado tu papel de profesora frente a una alumna — le sonrió — Pero no es necesario que te mantengas fuerte frente a mí, yo lo entiendo, además todos somos humanos con sentimientos y si te hace sentir más segura luego de esto olvidaré completamente lo sucedido y volveremos a ser profesora y alumna.
Con más confianza la mujer agarró el bombón y se lo comió con lentitud viéndose perdida en su mente, mientras que Eris esperó paciente observando entretenida la hermosa y agradable energía que emana la naturaleza. No siempre pasa aquello, ella puede apagar y prender sus dones como un interruptor, de lo contrario se sentiría mareada por ver tanta energía en cada zona, abrumada por percibir tantas emociones y sentimientos e incómoda al ver los espíritus y criaturas, lo único que siempre está activo es la intuición y las visiones.
— ¿Mejor? — preguntó al ver que ya comió todo.
— Sí, gracias. Ahora vamos que ambas ya estamos llegando tarde para las clases.
Esta vez realizaron el corto camino en silencio y sin interrupciones. Al llegar la profesora estaba a punto de golpear la puerta pero Eris la detuvo por un momento.
— Solamente te quería agradecer por acompañarme.
— No hay de qué señorita Macmillan.
— Me gustaría que me digas solo Eris pero sé que no lo harás así que en lugar de insistir te pediré si por favor puedes ayudarle al hombre a seguir adelante porque él está aferrado a ti, por lo tanto, puede seguir durante mucho tiempo aquí y convertirse en un alma en pena sin recuerdos vagando por toda la eternidad en la tierra.
Puedes hablarle en voz alta cuando estés sola, él te escuchará, intenta convencerle de que su momento juntos ya ha acabado y ahora es momento de que se vaya al más allá, que no debe temer a ello.
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Tras unas agotadoras horas de clases finalmente llegó a su fin y a pesar de que la biblioteca ya está a punto de cerrar Eris decidió enmarcarse para buscar alguna información sobre los dones de los Macmillan, aunque ciertamente duda mucho en encontrar algo relevante si hasta el mismísimo Dumbledore no lo hizo, de igual forma le sirve para tomar un respiro y recorrer en busca de libros que le llamen la atención.
— Buenas noches Irma — saludó con confianza luego de recibir su permiso para llamarla de esa forma.
— Buenas noches Macmillan, cerraré en veinte minutos.
— Sí, solo doy una rápida repasada para ver si algo me interesa.
— Está bien.
Tras un asentimiento se situó dentro de los estantes llenos de libros inhalando el gratificante olor de las hojas antiguas mezclado con el olor a pino del lugar.
Sus ojos vagaron por títulos tras títulos pero no encontraba nada que hable sobre dones como tampoco sobre las familias puras y sus desendencias, lo más seguro es que deben estar escondidos en la sección prohibida y no sabría a quién acudir para que le dé un permiso, en la única profesora que confía mucho es en McGonagall pero tras lo ocurrido decidió dejarla en paz al menos por dos días y de todas formas no cree que le dé un permiso, es lo suficientemente estricta como para no hacerlo.
Se detuvo cuando vio un libro de criaturas mágicas y obviamente ya sabe mucho sobre el tema que tanto le gusta pero aún así agarró el libro ya que no encuentra algo interesante para pasar el rato, así con el libro en mano fue a buscar una mesa vacía y lo encontró, pero un chico castaño leyendo le llamó la atención, o más bien la portada de un libro muggle que ella ya lo leyó y por unos segundos dudó en sí acercarse o no pero le recordó a su mamá diciéndole que haga amistades y eso la incentivo a acercarse a él, lo que no sabía era cómo comenzar una conversación, por lo tanto recurrió a lo que la hizo ir hasta él.
— Interesante elección de lectura.
El castaño al oír una voz suave levantó la cabeza para ver si le hablan a él y así fue, se topó con la chica que Sirius tanto habla.
Eris observó curiosa las cicatrices que adornan su rostro y la palidez que lo acompaña, como si estuviera muy enfermo y eso la preocupó, se preguntó si debería ayudarle a ir a la enfermería pero tampoco quería ser muy entrometida cuando está intentando crear una posible amistad.
— Eh...sí ¿Ya lo leíste?
— De hecho, lo hice dos veces porque me gusta volver a leer libros como si fuera la primera vez y ver de manera diferente algunos puntos que al principio no lo capte.
— Te entiendo, yo también suelo hacer lo mismo e igual que tú esta es la segunda vez que lo leo con el fin de captar más los sentimientos de los protagonistas.
La rubia sonrió y con más confianza retiró una silla y se sentó frente a él dejando el libro sobre la mesa, tal vez por el momento no lo leerá ya que encontró algo mejor con el cual llenar su tiempo.
— ¿Qué opinas sobre la decisión que tomó Marie? — preguntó el castaño.
— Su relación con Liam al principio era bonito pero al final tomó la decisión correcta porque su relación se estaba volviendo tóxica y nadie merece vivir atado a algo así, ni siquiera porque Liam la sacó de la pobreza y le dio todos los lujos.
— Exacto, eso no justifica la forma en que empezó a tratarla solo porque ya no le daba la atención suficiente por estar metida en descubrir su pasado.
— Y es más importante descubrirnos a nosotros mismos.
— Antes que vivir en una relación que no te aporta nada bueno — completó.
— Así es, además una vez que nos conozcamos a profundidad sabremos lo que realmente valemos y no estaríamos con personas que nos dañan más que hacernos sentir bien solo por el simple hecho de intentar llenar la soledad.
— Por eso es importante aprender a estar en paz con nuestra soledad y amar los pequeños momentos que pasamos con nosotros mismos.
Eris asintió de acuerdo y ambos se observaron con una gran sonrisa cargada de entusiasmo sintiéndose por fin comprendidos al encontrar una persona con pensamientos iguales.
— Remus Lupin — se presentó dejando su libro en la mesa y pasándole mano
— Eris Macmillan.
Al instante en que estrechó su mano la sonrisa se borró de su rostro y tuvo que hacer el máximo intento de no ponerse a llorar frente a él al percibir tanto dolor, sufrimiento, soledad, angustia y odio a sí mismo como si fueran sus propias emociones pero en realidad proviene de él. Y ahí está una de las pocas razones que no le gusta ese don, porque puede sentir lo que tanto las personas tratan de ocultar con sonrisas y frases vacías, eso a ella le afecta porque logra empatizar tanto al punto de que puede ponerse a llorar y sufrir junto a ellos sintiendo lo mismo al compartir las emociones, también empieza a nacer esa necesidad por ayudarle a todos pero sabe que no puedo tanto porque eso le afectaría mentalmente y lo primero es su propia salud mental, aún así hace lo posible para que esas personas que sufren se sientan un poco mejor aunque sea cuando están con ella y en ese momento se prometió ayudarle a Remus.
— ¿Estás bien? — preguntó preocupado el hombre lobo al ver que entró en un trance.
— Sí, lo siento — le soltó la mano y fingió una sonrisa para no preocuparlo — Y dime Lupin ¿Por qué amas tanto leer?
Y eso aligeró el ambiente y quedó en el olvido su pequeño error ya que Remus volvió a sonreír emocionado de poder hablar con alguien sobre libros ya que a sus amigos no les gusta y por nada del mundo van a leer un libro, prácticamente lo consideran un pecado, especialmente Sirius.
— Me encanta porque gracias a ellos puedo transportarme y perderme en otro mundo como si yo estuviera viviendo todo lo que sucede, sintiendo cada emoción y sentimiento de los protagonistas como si fueran míos.
— Estoy completamente de acuerdo, además es como vivir más de una vida y no solo la nuestra.
— Un escape de la realidad.
— Exacto.
Ambos adolescentes empezaron a hablar de los libros que han leído con tanta felicidad que tienen una sonrisa grabado en sus rostros. Cualquiera que los viera podría ver la pasión con la que hablan y esos brillos particulares en los ojos por la emoción, sintiéndose inmensos de gozo al encontrar una persona con el cual encajaron tanto al punto de poder completar lo que el otro quiere decir como si leyesen la mente del otro ya que comparten el mismo pensamiento.
Y justo en esa noche en la biblioteca se formó otra amistad que duraría hasta que la muerte los separe.
— Ya cerraré la biblioteca y es hora de vayan a cenar — les anunció Pince interrumpiendo su conversación.
— Está bien, ya nos vamos, solo déjame poner este libro en su lugar — dijo Eris señalando el libro que no leyó.
— Ustedes vayan, yo lo haré.
— Gracias Irma, te debo otra caja de caramelos.
— Que esta vez sea de frutilla.
— Así será, que tengas una buena noche.
Se terminaron de despedir y juntos salieron de la biblioteca con sus bolsos colgados en sus hombros y una gran tranquilidad entre ellos.
— ¿Cómo haces para agradarle a Madame Pince? Creí que le odiaba a todos los estudiantes.
— No les odia, solo que es estricta en su trabajo y eso hace que los alumnos la vean como la mala y por la tanto hablan mal de ella. Todo es cuestión de ganarte su confianza y tratarla con el debido respeto sin hipocresías.
— Intentaré hacerlo entonces. ¿Quieres comer en nuestra mesa?
— ¿No le molestaré a tus amigos?
— Mis amigos son Sirius, James y Peter, ya los conoces y les caes bien, ni que decir de Sirius, te adora.
La rubia rio asintiendo, ella también le adora a Sirius gracias al tiempo que pasaron juntos conociéndose en estos últimos días, tanto tiempo que hasta la gente empezó a rumorear que ambos son novios por más que en ocasiones le vieron a él coquetear y besarse con otras personas frente a ella. A veces la gente puede ser muy poco coherente.
Entre más conversaciones animadas llegaron al comedor y estaban tan inmersos en su burbuja que Eris no vio como Narcissa la llamaba para sentarse con ellos.
— Ya nos cambió— murmuró triste.
— No seas tonta Cissy, ni siquiera te vio y al parecer acaba de conocerle a Lupin, seguro los dos están hablando de algo que les apasiona. Tan solo mira sus expresiones — le dijo Regulus siendo como siempre tan observador.
— Oh, cierto, je je.
Por su parte la rubia y el castaño llegaron frente a los merodeadores que rápidamente vieron como seguían hablando ignorando todo a su alrededor y se miraron uno a los otros, Sirius fue quien festejó silenciosamente que se hayan conocido sin que él tenga que intervenir ya que sabía que se llevarían bien desde el momento en que la chica empezó a hablar de cosas profundas, justo ahora ve que estaba en lo cierto y eso le alegra, además está que también quiere juntarle a James y Eris pero no de forma amistosa, sino que amorosa, algo dentro de él siente que ellos están destinados a estar juntos, nada más hace falta darles un empujóncito para que las cosas cedan.
— ¡Eris preciosa! ¿A qué se debe tu honorable presencia? — saludó efusivamente — Siéntate con confianza.
— Yo la invité— dijo Remus sentándose y dejando un hueco para que la chica se siente a su lado y así lo hizo.
— Me alegra mucho que se hayan conocido, puedo apostar que ya hablaron de cosas nerd.
¿Quieres tarta de acelga y puré de papa cerebrito?
— Los temas de "nerd" son interesantes y si quiero.
— Ambos sabemos que son muy aburridos y aquí tienes.
En medio de la interacción había servido la comida en un plato y se lo pasó. Los que estaban a su alrededor veían atentos la interacción como todos unos chismosos mientras cuchicheaban con que Sirius nunca le sirvió la comida a una chica, ese es el problema de ser muy conocido y aclamado, todo el tiempo tienes los ojos encima tuyo, aunque al pelinegro le encanta la atención.
— Gracias Orion.
— ¡Oye! Ya te dije que no me llames así, si lo vuelves a hacer dejaré de ser tu mejor amigo.
— ¿No comes carne? — le preguntó James.
— No como nada que derive de un animal.
— ¿Por qué?
— No puedo tolerar comer algo que fue causado por el sufrimiento animal, es como si me estuviera tragando todo su dolor.
— Eso es muy bueno de tu parte.
Ambos se quedaron mirando fijamente en silencio por breves segundos hasta que él lo rompió rápidamente para observarle a la chica que se acaba de acercar, Eris volteó para verla y se quedó cautiva por lo hermoso que es su cabello pelirrojo, es como un rojo mezclado con naranja que nunca antes lo había visto pero que se le hace muy bonito.
— Hola ¿Puedo sentarme a tu lado? — le preguntó a la rubia.
— ¡A mi lado está vacío! — exclamó emocionado James a lo que Lily rodó los ojos fastidiada.
— Por supuesto que puedes — respondió amable Eris al ver su molestia.
— Gracias.
Le regaló una bonita sonrisa y se sentó a su lado ante la atenta vista extrañada de los merodeadores y sus amigas, pero ella simplemente ignoró y se empezó a servir su cena.
— No es por ser malo pero ¿qué haces sentada cerca nuestro Evans? — preguntó Sirius — Creí que para ti éramos unos malcriados insoportables e irresponsables.
— En realidad pienso eso de ustedes dos, Remus y Peter son los más decentes entre ustedes cuatro, y vine para informarle a Remus el lugar que haremos la ronda hoy.
— ¿Y no pudiste esperar a la hora de sus rondas de perfectos prefectos para decirle? — preguntó de mal humor.
No lo malentiendan, él no siente odio hacia la pelirroja pero sí un poquito de rencor por todos los rechazos hacia su amigo y la manera en que lo hace, a veces puede ser hiriente cuando se enoja. Pero lo que James y Sirius no comprenden es que ella no tiene la culpa de que el chico se haya enamorado de ella y tampoco de que no entienda un NO como respuesta y que a pesar de ello le siga insistiendo, cosa que le irrita bastante y hace que diga cosas malas que más tarde se arrepiente porque pudo haberle lastimado, pero ya no sabe qué hacer para demostrarle que no le gusta, que no es su tipo.
— No seas maleducado Orion — le retó Eris y el susodicho se cruzó de brazos molesto como un niño chiquito — ¿Cómo te llamas?
— Lily Evans.
— Un gusto Lily, yo soy Eris. Me gusta mucho tu cabello, es hermoso al igual que tus ojos, son como ver el profundo y fascinante bosque en ellos.
Las mejillas de la chica se volvieron igual que el color de su cabello y avergonzada agachó rápidamente la cabeza para que nadie lo viera pero ya era tarde, tanto los merodeadores como Eris lo vieron pero no dijeron nada al respecto.
— Es lo que yo siempre te digo mi Lily-flor.
— Amigo, ya date por vencido — le susurró Sirius dándole una palmada de compasión en su espalda al darse cuenta de lo obvio.
— Nunca lo dijiste de una forma tan poética como Eris — acotó Peter para luego darle un gran mordisco a la pata de pollo que tiene en su mano.
La susodicha sintió curiosidad al ver lo maravillado que le ve el azabache a la pelirroja y de como intenta llamar su atención todo el tiempo, así que activó uno de sus dones y se centró en él esperando encontrar lo obvio pero se extrañó al no sentir ese amor profundo que aparenta tener por Lily.
¿Por qué finge estar enamorado? A menos que ni él mismo se dé cuenta de ello.
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Hola! ¿Cómo están?
Ya se dio a conocer sobre sus dones y también el encuentro entre Remus y Eris, solo diré al respecto que amaré escribir sobre esta amistad.
Ya se viene más encuentros entre James y Eris.
Y para despedirme solo diré que en esta cuenta se le ama a Lily-flor.
Hasta luego <3
Ingrid.
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