Epilogo
—¿Estás seguro de que puedes estar a solas con él? —le preguntó Izuku al reportero.
El hombre joven asintió, entrando por la inmensa puerta de metal y cerrandola, encontrándose con un hombre hermoso, con tatuajes en sus brazos y cuello, un pircing en el labio y varios otros en la oreja.
—Hola —dijo, sonriendo.
Sus ojos estaban vendados, el policía sabía que era gracias a su quirk.
—¿Puedes quitarme esto? No iré a ningún lado —dijo, con una sonrisa encantadora, señalando las esposas—, Al menos, no ahora. Pero es bueno verte.
Kotaro le extendió la mano.
El reportero sonrió por aquel chiste, sin embargo, volvió a su semblante serio. Sentándose frente al hombre sin apretar su mano.
—Bien, sin apretones —el azabache se recarga en la silla, manteniendo sus manos esposadas sobre la mesa—, una decisión inteligente. ¿Sabias que tengo uan fueraa tan brutal que solo mi mordida tiene una fuerza de cinco mil pascales?
El hombre amplió su sonrisa, sacando a relucir cuatro pares de colmillos bien afilados:—Si yo quisiera podría separado su mano de su cuerpo con mis dientes, lo cual sería una escena grotesca para quien hace el aseo, probablemente habrías muerto en shock después de eso —le dijo al guardia—. Aunque eso de comer y morder gente no me va, Toga insistió en que me afilara los colmillos en casos de emergencia. La paso muy mal cuando me muerdo la lengua...
El azabache se aclaró la garganta:—Lo siento, sé que eres muy listo, pero creo que eso no es lo que querías preguntar. ¿O si? —dijo.
El reportero negó, tomando su libreta y haciendo la primera pregunta:—¿Como llegaste a convertirte en un villano siendo alguien respetable en la sociedad? —preguntó, mirando al guardia por el rabillo del ojo, quien comenzó a bostezar.
—¿quiere saber como me volví esto? Ya sabe, colmillos largos, fuerza arrasadora..., si fuera usted también preguntaría mucho, pero no soy usted y no tengo ninguna pregunta —respondió, comenzando a golpear su dedo pulgar sobre la mesa—. Sé que pasó exactamente, porque yo estuve allí, así que ¿por qué no mejor van a mi casa y le preguntan a mi padre? Él es la razón de todo, de absolutamente todo.
El azabache bostezó:—Por cierto, eres horrible en esto, no me siento muy amenazado. ¿Creen que tenerme aquí, vendado y haciéndome preguntas me da miedo?
El azabache golpeó sus manos contra la mesa y se inclinó hacia adelante, haciendo que el guardia que acompañaba al reportero cayera de su silla, después de todo, las amenazas, los sustos, todo eso iba dirigido a él, no hacia el reportero:—Esto es miedo —dijo con una sonrisa—. Soy bueno en todo lo que hago, pero aveces me aloco y termino matando a alguien, pero somos la liga de villanos. Hacemos lo que hacemos. Bueno, basta de mi, ahora yo pregunto. ¿Cuántos de nosotros capturaron?
—Tres.
Kotaro sonrió:—Guau, no pensé que llegarán a tanto, que extraño —pasó la lengua por su labio antes de volver a hablar—. Ha pasado un tiempo desde que hemos tenido una conversación como esta, pero mírame, es curioso lo que te hacen años de sufrimiento y voces en tu cabeza.
Kotaro bajó las manos de la mesa y rompió las esposas, lastimando un poco sus muñecas, acto seguido, cuando chasqueó los dedos, el guardia cayó dormido, junto con todos detrás del cristal que los observaban. El único que no había sido hipnotizado fue el periodista.
Kotaro había aprendido otros métodos de hipnotismo, entre ellos, el sonido.
—Mírame mejor, más de cerca —dijo, quitándose aquello que tapaba sus ojos, revelando un par hermoso de ojos azules que miraban al periodista con cinismo—. No muerdo.
—Solo cuando traes correa y bozal —bromeó el periodista, con su espalda pegada contra la pared mientras Kotaro lo tomaba del cuello.
Kotaro amplió su sonrisa.
—Me costó encontrarte.
El periodista soltó una risa:—Tenemos que discutir eso de quien encontró a quien.
Kotaro unió sus labios con los del hombre frente a él, sonriendo en medio del beso, era un beso necesitado. Un beso que Kotaro quería dar hace muchos años.
Luego de eso, Kotaro se separó del albino y sonrió, extendiendole su mano para que la tomara:—¿Que dices, Dai? ¿Incluso si me vuelvo loco?
Dai lo pensó por un momento, luego esbozó una sonrisa.
—Ya estás loco, pero si, incluso si te vuelves loco.
Kotaro tomó la mano de Dai y miró a la puerta de metal, la cual no tardó en abrirse:—Vaya, que oportuno —dijo, observando como una cabellera rubia y un hombre con máscara y sombrero de policía se asomaban.
—¡Es el novio de Dai! Wao, se ve más lindo que en las fotos —exclamó la chica—. Aunque se vería más lindo con un poco de sangre.
—¡Bienvenido a la liga, joven Dai! —el enmascarado hizo una voz y una reverencia exagerada—. Mentira, no lo eres.
Dai soltó una risita:—Jugamos league of legends los domingos y tenemos noche de spa con Toga los lunes y viernes —dijo Kotaro—. Los martes atacamos UA, los miércoles acompañamos a Dabi a dañar la agencia de Endeavor, los jueves hacemos danza y ejercicio y los sábados hacemos debates sobre algunas cosas importantes.
—La última vez discutimos sobre quien ganaría una pelea, un cocodrilo o un conejo.
Kotaro se estremeció mientras Dai reía, caminando junto a él con sus manos entrelazadas.
—Oye, ¿crees que pueda ser el tipo de la silla? —preguntó Dai.
—¿El tipo de la silla? —preguntó Twice.
—Si, ya saben, el que le indica a los villanos donde deben escapar, cual camino tomar, cuando héroes hay —comenzó a enumerar—. El que les salva el pellejo a última hora. El que es tierno pero rudo.
—Si, mi amor, creo que ya entendieron.
—¡No! No entienden lo genial que es el tipo de la silla —Kotaro suspiró mientras Dai seguía hablando—...creo que debo conseguir un gatito blanco.
—Uh, yo también quiero uno —dijo Toga.
—¿Para que es el gato? —preguntó Kotaro, sabiendo que se arrepentiría de preguntar.
—Para acariciarlo si algún héroe entra nuestra guarida malvada y decirle al héroe: "así que, Deku, crees que nos has derrotado...déjame presentarte a nuestros amigos..." y que detrás de mi salgan cincuenta nomus y le...
Kotaro soltó una risa.
—¿Por qué Deku? —preguntó Toga
—Me cae mal, casi me quita a Kotaro.
El azabache soltó una risa, pasando por la parte de atrás de tártaros y observando una furgoneta pintada como la de Scooby do.
—¿Por qué la pintaron así? —preguntó Dai.
—Fue idea de Shigaraki, dijo que así pasaríamos desapercibidos y no nos detendrian —explicó kotaro—. Entonces, ¿nos vamos?
Dai sonrió y asintió:—Contigo hasta la luna, conejito.
—¡No me digas conejito! —exclamó Kotaro ligeramente sonrojado, acto seguido, sonrieron y subieron a la furgoneta.
Fin.
Bueno, quiero ante todo agradecer el apoyo que le dieron a la historia, esta historia estaba pensada para ser corta y, en realidad, Izuku iba a ser el interés romántico de Kotaro, pero pareció gustarles más Dai y sinceramente tmb me estaba gustando como se desarrollaba la relación entre ellos.
Para los que me siguen en otras historias de My hero, hasta pronto, espero leerles en los comentarios de mis próximas historias, habrán algunas referencias a Siniestro en ellas.
Los que no y esta sea su última historia de mi autoria, espero lo hayan disfrutado.
De nuevo, gracias, fue muy lindo estar con ustedes en esta historia y leer sus comentarios.
Hasta siempre, muffie.
♡
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