Kotaro miró el frasco de medicinas que le había dado su psiquiatra. Aquellas medicinas no harían un gran cambio con su enfermedad, sin embargo, sería capaz de experimentar con facilidad una particular de cada emoción.

Él no se habia molestado en tomarlas, no le interesaba sentir, pero últimamente habai estado pasando mucho tiempo junto a Izuku y Kirishima. Los veía reír, los veía ser felices, él quería saber si podía hacer algo así.

El azabache tomó dos pastillas y se las metió a la boca, pasándolas sin beber agua.

—Oye, Kotaro —Kemy lo llamó desde la puerta de entrada del aula del mencionado—. ¿Quieres venir al parque de diversiones? Juro que te divertirás y tal vez dejes de ser un amargado.

—Intentaré ignorar eso.

—Deberias disfrutar un poco más la vida, tienes muchos años por delante.

—A menos que me atropellen, me disparen, me aplaste un edificio o cualquier otra tragedia, en cuyo caso...

—Bueno, ya entendí, no quieres ir.

Kotaro le dio una sonría fingida, aquello le dio paso a la rubia para retirarse y para que el muchacho pudiera sentir como, involuntariamente, las comisuras de sus labios temblaban.

Quería reír.

Con facilidad, el chico suprimió el sentimiento, guardado el bote de pastillas y sacando un cuaderno para seguir estudiando.

●••●

Mientras caminaba por la calle de camino al café, Kotaro escuchaba música, inevitablemente, comenzando a moverse ritmicamente al ritmo de la música, sintiendo como esta llenaba cada centimetro de él.

En aquel momento Kotaro era él mismo en todo su esplendor.

Cuando se encontró a Izuku en la entrada del café sonrió y tomó de la mano, haciendo que el confundido aspirante a héroe comenzará a bailar con él. Kotaro le dio uno de sus audífonos para que así el pecoso también pudiera escuchar lo que escuchaba.

Ambos comenzaron a bailar al son de la música, el peliverde daba pasos torpes mientras que Kotaro lo guiaba entre risas, bailando mientras daban vueltas. Todos los que los veian se enternecian ante aquella escena. Al terminar la canción ambos comenzaron a reír, pensando que lo que habían hecho era una tontería, sentándose en la mesa vacía más cercana, el uno junto al otro.

Entonces, Kotaro vio a Izuku mientras él continuaba riéndose, allí es cuando se dio cuenta que aquel sonido le encantaba y haría lo que fuera para volver a escuchar aquella risa.

Si alguien se atrevía a hacerle daño a aquel muchacho, Kotaro lo mataría sin dudarlo.

Nunca le haría una promesa que no pudiera cumplir, porque él no merecía ser decepcionado. Allí, Kotaro se dio cuenta que Izuku era el único ser humano que lo había hecho reír, que lo había hecho sentir.

Al verlo reír, aquella risa se le contagió a Kotaro, dándole oportunidad a Izuku para verlo y escucharlo. Izuku se perdió por completo en él, se perdió en la manera tan hipnotizante y hermosa en la que el sonido de su voz salía de su boca en una tonada que escuchaba por primera vez. Se encontraba perdido en sus labios, en su risa, en la expresión de su rostro mientras reía, en como frunció el ceño mientras se sostenía la barriga de tanto reír. Tal vez era demasiado obvio, pero, por las que quisiera, no podía apartar la mirada.

Kotaro no sabia que era lo que sentía.

Izuku sabía que, en ese punto, estaba perdidamente enamorado.

De lo único que ambos estaban seguro era que querían permenecer al lado del otro por el resto de sus vida.

Kotaro quería que Izuku fuera suyo.

Izuku quería que Kotaro lo quisiera.

Ambos pararon de reír y se miraron el uno al otro:—Kotaro-san..., tú me ....—las palabras de Izuku fueron cortadas cuando vio a Kotaro acercarse, tomar su nuca y acabar con el espacio entre ellos, colocando sus labios sobre los de Izuku.

El beso era dulce, pero arrebatador, rápido y peligroso. Podía sentir la adrenalina del momento en el que iba a declararse.

Kotaro se movía con agilidad contra la boca de Izuku, llevándolo a su ritmo. Él cerró los ojos, experimentando, viviendo y adaptándose a la acción. El pecoso sintió una y mil cosas, el cosquilleo en su estómago y las caricias de sus dedos en la parte trasera de su cuello, las cuales hacían que la piel de Izuku se erizara.

Era su primer beso.

<< ¿Es así como se siente? >>, pensó el pecoso, enardecido entre las manos del azabache, << Por favor, que no esté enamorado de alguien más.>>

—¿Me disculpas por esto? Debí pedir permiso —dijo el azabache, manteniendo su frente unida a la de Izuku.

—¿Que? —preguntó el pecoso, algo atontado por aquel beso—. Cuando quieras.

Kotaro soltó una risa e Izuku se sonrojó.

—¿Quieres ir adentro? Me muero de hambre —Kotaro tomó la mano del pecoso, quien se levantó de la silla mientras Kotaro entrelazaba sus dedos con los suyos.

—Claro —tartamudeó el de cabellos rizados.

Mientras Izuku y Kotaro entraban al café, con sus manos entrelazadas, Dai los observaba desde la distancia mientras una lágrima rodaba por mejilla.

<< Por favor, no te enamores de él >>, rogó el albino.

Hello, espero les haya gustado el capítulo junto con la pequeña imagen de Kota escuchando música con Izu.

Acabo de sacar una nueva novela de BNHA llamada: Siniestra, no tiene nada que ver con esta pero es una Villain Main character.

Bueno, creo que eso es todo por hoy.

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Gracias por leer.