[07]
Kotaro odiaba el sonido que emitía el monitor de sus signos vitales, no solo era molesto porque le impedía dormir cómodamente, sino que este era un recuerdo de lo miserable que era.
—Cariño... —susurró su madre suavemente.
El joven gruñó en respuesta, quería dormir, pero no había logrado conciliar el sueño en toda la noche.
El pelinegro se levantó de la cama, su cabello estaba desordenado y las marcas de las sabanas se encontraban alrededor de todo su pecho y brazos, con suma irritación quitó los cables de la máquina y se levantó.
Akane se apresuró a intentar ayudar a su hijo, aunque este ya se había levantado.
Akane aún estaba nerviosa y sumamente pendiente que la salud de su hijo, después de todo, accidentalmente había tomado una cajetilla de pastillas para el sueño en vez de sus dulces de menta.
Parecia tonto, pero era algo que me pasaba a menudo, a pesar de que el chico fuera realmente erudito, a él poco le había importado si lo que tomaba eran drogas o dulces. Lo único que le irritó fue haber caído en una sobredosis.
—Buenos días —dijo con desgane hacia su padre, quien asintió mientras bebía una taza de café.
Tetsuo Honma, tan físicamente como en su personalidad, era parecido a su hijo. Sus facciones eran idénticas, lo único diferente que tenían era su color de ojos y el largo de sus cabellos.
Tetsuo no era un hombre expresivo, podía decirse que era prácticamente frío.
A pesar de que Kotaro era adoptado, cosa que sus padres nunca intentaron ocultar, el parecido entre Tetsuo y Kotaro era algo que generaba inquietud en Akane. Después de todo, era imposible que aquel chico se pareciera tanto a su esposo sin tener un parentesco entre ellos.
Aunque adoraba a Kotaro, a ella le pareció extraño que, de un día para otro, su esposo apareciera con un bebé en brazos que era idéntico a él. Aún seguía algo extrañada con respecto a ese hecho.
—Mamá, ¿me puedes dar un café? Por favor —dijo el chico mientras frotaba sus ojos y bostezaba.
Sus ojeras se marcaban casi tanto como las de su padre, quien había estado trabajando toda la noche haciendo turnos en el hospital.
—Por hoy, toma leche caliente. No quiero que tu tensión aumente, aún estás algo delicado —dijo, dándole una taza con leche caliente a su hijo, quien se encogió de hombros y tomó una galleta con chispas de chocolate, la cual, sumergió en la leche por un momento.
Akane puso el desayuno del chico en la mesa y luego se sentó frente a él, observandolo con todo el amor del mundo mientras acariciaba su vientre, preguntándose como habría sido si hubiera podido darle un hermano.
— ¿Quieres un poco más? —preguntó la rubia con un tono suave.
El chico negó con la cabeza mientras bebía de su leche caliente, luego de acabarse su desayuno y haber devorado todas las galletas que tenía en la mesa.
Dos golpes se escucharon en la puerta, Akane se levantó rápidamente para abrir y dejar pasar a quien tocaba tantas veces.
— ¡Kota, tu primo están aquí! —el mencionado chasqueó la lengua, sin mover ni un solo dedo.
—No es mi primo —dijo con molestia.
Pronto, los sonidos de risas se acercó casa vez más a su dirección, hasta que frente a él se encontraban los nietos de una de las mejores amigas de su abuela.
Tetsuo y Kotaro pusieron los ojos en blanco.
— ¡Kotaro! —exclamó una voz masculina.
— ¡Tetsuo! —exclamó otra voz masculina, un poco más madura que la anterior.
Kotaro y Tetsuo compartieron miradas.
—Hay que soportarlo, por los regalos de Keiko —dijo Tetsuo, el menor suspiró, rendido, luego asintió con la cabeza.
Un chico, de la edad de Kotaro, cuyos cabellos eran negros y sus ojos azules apareció. El chico se lanzó hacia Kotaro para abrazarlo.
— ¡Ha pasado mucho tiempo! —dijo con efusividad.
—Si, también te extrañé, Luka —respondió el contrario.
Detrás de Luka, apareció una figura un poco más alta, tenía una sonrisa ladina mientras observaba a Tetsuo, quien amenazaba al hombre de orbes ámbar con una cuchara.
—Tetsuo —dijo él, sonriente.
—Rino —respondió el otro hombre.
—Queriamos ver como estaba el pequeño Kota, pero, veo que está bien —dijo el hombre—. Mi hermana no puede venir, sigue en Francia con mi madre, ya sabes. Deben arreglar sus exposiciones de arte.
—Si, sé que ella y la señora Majakutsu son mujeres ocupadas —respondió Tetsuo, mientras Kotaro intentaba quitarse a Luka de encima.
—Si, aunque a Sakura le tocó la peor parte —dijo el hombre, suspirando—. Oye, mamá te ha dicho muchas veces que la llames por su nombre, somos familia. Incluso tu hijo lleva el nombre de su hermano.
—Solo fue una coincidencia —mintió Tetsuo.
Rino miró hacia su hijo, quien se encontraba atado que una silla mientras Kotaro comía tranquilamente.
—Señor Rino, ¿usted sabe cuando vuelve la tía Rina? —preguntó el azabache.
—No lo sé, lo siento, pero la última vez que habló con mi madre dijo que enviaría regalos —Kotaro asintió, luego, se levantó desató a Luka, quien lo siguió por toda la casa hasta que ambos se encerraron en la habitación de Kotaro—. ¿Crees que mi hijo sepa que está enamorado del tuyo? Normalmente es al revés, nuestra familia tiene fama de seductores.
—Lo sé, pero mi hijo es guapo, ¿qué quieres que haga? —Tetsuo se encogió de hombros.
Rino se sentó junto al hombre.
—Sabes que no me importa que estén juntos, pero quiero Luka experimente un poco más antes de comprometerse, así hice yo —dijo Rino.
Tetsuo solo sonrió, a sabiendas de que su hijo jamás se comprometería con alguien gracias a su falta de interés en las relaciones sociales y emocionales.
—Como digas.
Altas referencias ¿No?
En todas mis historias de My hero las habrá así que, si quieres ver más guiños a otras historias lean Cerei, mi otra historia de my hero ;)
Alto spam.
Bueno, espero les haya gustado.
Gracias por leer.
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