[05]
Advertencia: lemon Yaoi.
Todo estaba perfectamente organizado, había tendido su cama, lavado los trastes que habia usado para preparar su desayuno, e incluso se había dado el trabajo de ordenarlos a la perfección. El azabache se encontraba perfectamente vestido con jeans y un suéter negro con cuello en v, junto con sus usuales converse negras.
Sin hacer mucho ruido, el pelinegro tomó sus lentes de sol y su mochila y salió de su casa, los fines de semana solía aventurarse a descubrir nuevos lugares en los cuales matar el tiempo. Cuando salió del departamento, subió al ascensor, como todas las mañanas, se despidió del conserje y comenzó a caminar, mapeando mentalmente los lugares por donde pasaba.
A él, sin duda alguna, le gustaba ese estilo de vida. Normal y sencillo. Cuando se graduará, simplemente escogería una carrera para ganar suficiente dinero como para gastar en sus necesidades y viviría de la manera más normal posible.
Aunque, realmente, no sabía si podría integrarse a la sociedad fácilmente. Pronto entraría a una etapa en la que debía convivir con muchas personas, por lo tanto, tendría que fingir constantemente que los sentimientos de los demás eran algo importante para él y —lo que era aún peor— debía fingir que podía demostrar sentimientos reales.
A la mitad de su recorrido matutino, Kotaro abrió su mochila y de ella sacó una caja de jugo de manzana y, cual niño, comenzó a beber de este mientras miraba con curiosidad los almacenes a su alrededor.
No supo en qué momento dio una vuelta que lo llevó a un callejón donde yacían los cuerpos calcinados de un grupo de personas y, frente a ellos, el posible asesino. Sin dejar de beber su caja de jugo, Kotaro ladeo la cabeza mientras lo observaba.
<< ¿Donde lo he visto antes? >>, se preguntó, incapaz de sentir miedo ante aquella situación. << ¡Ah! Ya lo recuerdo, es el tal Dabi, el de la liga de villanos.>>
Dabi, al no percatarse de la presencia del azabache, se fue sin decir nada. Kotaro imitó su acción tiempo después, decepcionado al terminar su caja de jugo de manzana.
Kotaro siguió su camino, ojeando cada local de comida que encontraba, checando la cantidad de estrellas que les ponían en internet. Al final, se topó con una tienda de pasteles y postres a la cual, después de ver el ránking en internet, entró.
Luego de analizar por instante el interior, Kotaro se sentó en la mesa que le pareció más provechosa y esperó a que uno de los meseros tomara su orden.
—Un postre de galletas —dijo.
El mesero ladeó la cabeza, confundido.
—Un postre napoleón —especificó el azabache luego de ver la carta.
El mesero sonrió amablemente y luego se retiró.
El sonido de la campana de la entrada tintinear llamó la atención de Kotaro, quien observó como dos heroes entraban acompañados de un estudiante de Yūei. Luego de conocer a Izuku y verse involuntariamente con sus amigos, Kotaro se dio la molestia de ver los videos del festival deportivo, por lo cual, ahora sabia quienes pertenecían a la clase del peliverde.
Kotaro agradeció cuando su postre llegó y, sin quitar su mirada del pelirrojo con traje de héroe, comenzó a comer su postre.
Eijiro, por otra parte, sintió un escalofrío subir por su espina dorsal, por lo cual, se giró hacia atrás, notando como un joven, realmente atractivo, lo observaba. Aunque no lo podía afirmar, aquello era difícil de saber gracias a las gafas de sol del pelinegro.
Con una amplia sonrisa y una gran iniciativa para satisfacer su curiosidad, Kirishima se acercó al chico, analizandolo rápidamente.
Al ver sus piernas, ligeramente extendidas, Eijiro pudo notar que aquel chico era más alto que él. No era necesario que se levantara para saberlo. De su cuello, colgaba una cadena de playa, también tenía algunos piercings en las orejas. Su cabello estaba cortado de dos maneras, y, aunque la parte de enfrente de su cabello era corta, la parte de atrás estaba relativamente larga, por ello, llevaba amarrada esa parte de su cabello.
<< Se ve tan varonil...>>, pensó Eijiro para sus adentros.
— ¿Te puedo ayudar en algo? —preguntó el azabache, bajando los lentes que cubrían sus ojos y permitiendo que el pelirrojo pudiera ver un par hermoso de ojos zafiro.
—Eh, no, bueno. Si —tartamudeó—. Pensé que me mirabas y quise pasar a saludar y preguntar si me conocías de alguna parte.
—Te ví en el festival deportivo —se explicó Kotaro—. Por eso te miraba, me llamo Kotaro Honma, por cierto.
—Un gusto conocerte —dijo el pelirrojo con una amplia sonrisa.
—Puedes sentarte si quieres, no hay lugares, a demas. Hoy en día es muy usual que extraños se sienten en mi mesa —dijo el pelinegro de manera cordial—. Mi abuela dice que debo hacer amigos y tú pareces ser una buena persona.
Eijiro sonrió ampliamente ante el cumplido y se sentó. La única intensión de Kotaro al hacer aquello era saber que hacían los amigos de Izuku al salir de la escuela e interceptarlos de alguna manera para borrar la mala impresión que seguramente tenían sobre él.
— ¿Eres fan de Crimson Riot? —preguntó Kotaro.
Eijiro asintió con euforia:— ¡Si! ¿Como supiste? —preguntó.
—Según tengo entendido, tu nombre se héroe es Red Riot, solo hice una suposición y tú la acabas de confirmar —respondió con una sonrisa, comiendo de su postre—. ¿Por qué te gusta Crimson Riot? ¿Te inspiró a querer ser un héroe? Háblame sobre tu batalla favorita de él.
Eijiro sonrió ampliamente, nunca nadie le había hecho ese tipo de preguntas, realmente se alegraba de que alguien quisiera hablar con él sobre su héroe favorito.
Kotaro escuchó. No tenía muchos amigos, pero, sabía que la mejor manera de parecer agradable era escuchar a alguien desvariar sobre sus gustos o sobre si mismo. De aquella manera la personas sienten que eres realmente agradable y que realmente te importa su vida.
Luego de una charla, que se vio interrumpida cuando uno de los heroes que acompañaba a Eijiro lo llamó, el pelirrojo sonrió ampliamente. Kotaro le parecía alguien realmente agradable con quien le gustaría tener una amistad.
—Este es mi número, aunque en realidad preferiría que solo me llamaras, no me gusta enviar mensajes de texto. Aunque sería mucho mejor juntarnos a hablar a un lugar —dijo Kotaro.
Eijiro le regaló una amplia sonrisa.
— ¡Claro! Yo te llamaré, nos vemos pronto —.
El pelirrojo agitó su mano en un gesto de despedida, por lo cual, Kotaro fingió sonreír.
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—Kotaro Honma —Kotaro contestó el teléfono.
—Hola, Honma-san, soy Izuku. Estoy en el café y como ví que no viniste hoy quise llamarte —la voz nerviosa de Izuku sonó del otro lado de la linea—. Como siempre nos encontramos aquí pensé que tal vez podríamos vernos en una heladería.
—Está bien, envíame la dirección —respondió, dándole un rápido vistazo al chico que se encontraba esperándolo.
— ¡Genial! Nos vemos luego —Kotaro colgó.
Kotaro caminó unos pasos y se las arregló para volver a subir a la cama, acomodándose entre las piernas de su acompañante, cuya expresión de súplica no le importó mucho a Kotaro.
Kotaro se inclinó sobre él, con una mano a cada lado de su cuerpo, se frotó contra su cuerpo. El chico suspiró por la nariz cuando sintió la erección de Kotaro frotarse sobre la suya, mirando fijamente la intensa mirada del azabache.
—Dai...—su voz sonaba ronca, lo cual, hizo que el mencionado sintiera una corriente subir por su espalda baja.
Dai no sabía di se debía a su excitación o a los sentimientos que tenía por Kotaro.
Kotaro levantó las piernas del albino, quien no se lo impidió. El azabache introdujo su masculinidad en la entrada del chico, con la debida lubricación, Dai jadeo al sentirlo dentro de él.
—Dai, enreda tus piernas en mi cintura, por favor —la voz del azabache salió como un suspiro ronco. Dai lo obedeció.
Kotaro se inclinó hacia adelante, hundiendo su miembro completamente en Dai. Luego, recargó los codos en los bordes de la cama e introdujo ambas manos debajo del albino, en una especie de abrazo.
Allí, Kotaro comenzó las embestidas, de manera lenta en un principio.
Dai gruñó, por lo cual, Kotaro mordió su hombro, aumentando el ritmo de sus movimientos. Dai apretó las sabanas ante aquella acción. Ante las embestidas, se podían escuchar los lujuriosos sonidos de sus cuerpos chocando, al mismo tiempo que se escuchaba la cabecera de la cama golpear contra la pared.
Cuando ambos terminaron, Dai hizo la cabeza hacia atrás, soltando un largo gemido de placer. Kotaro dejó salir un suspiro, tumbandose a un lado de Dai, quien intentaba normalizar su respiración.
—Gracias por tu ayuda —dijo Kotaro—. Puedes usar mi baño si quieres, tengo que ir a un lugar ahora, no me puedo quedar.
—Está bien, iré a casa, en un rato debo acompañar a mamá a la iglesia —dijo Dai, algo desanimado.
Kotaro solía restarle importancia a la mayoría de sus encuentros y si bien, Dai ya sabía sobre la sexualidad de su vecino, tenía cierta esperanza de que algún día es pudiera sentir algo por él.
Por otra parte, Kotaro se dirigió a su baño, dispuesto a prepararse para su encuentro con Izuku.
Aquel peliverde era el modelo perfecto de lo que Kotaro quería fingir ser, por ello, lo había comenzado a estudiar de manera detallada. Kotaro quería ser su amigo para estudiar sus comportamientos y luego copiarlos, así, nadie se daría cuenta de que no podía sentir felicidad ni empatía.
Hello, ¿cómo están?
Espero hayan disfrutado el capítulo, no olviden dejarme su voto y su comentario.
Aquí les dejó una imagen de Dai.
Gracias por leer. ♡
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