Capitulo editado porque el primero fue una m I E r dA. (・_・;)
Lo de Rusia no lo voy a cambiar, porque pUES N O, así me gusta el wey, aunque es cierto que le cambiaré su estatura a una más pequeña.

❛Sabes que siempre estaré pa' ti, wey, no dudes de eso, eres mi amigo, lo único que quiero es verte bien, verte sonreír con esa sonrisa llena de luz, como tú hermoso sol que tienes.❜

Todos querían una amistad con aquel mexicano, aquel país lleno de alegría, amistad, felicidad, con un enorme corazón, siempre tratando de ayudar a todos los que necesitan de ello. México a pesar de eso, no era un país perfecto, jamás lo fue, solo le gustaba ser así porque no quería lucir triste, era conocido por ser un país de esa forma, un país lleno de felicidad, él no quería que los otros lo vieran triste, o con una postura débil, de por sí muchos otros lo veían de esa forma, como un país pequeño que no es capaz de defenderse solo, él ya no era ese país de pequeña estatura que necesitaba ayuda, y que se aprovechaban de él.

México fue creciendo, literalmente fue creciendo, ya no era un país pequeño, midiendo un metro noventa y ocho, era más alto que los países potencia, algunos se quedaban neutros ante su presencia, algunos otros le tenían miedo debido a su altura, además de que era fuerte, su cuerpo tenía tatuajes y cicatrices.

Sobre todo, México también era amado, por algunos países, él no lo sabía y tampoco tenía una intención de hacerlo, no buscaba una relación en ese momento, se sentía mejor estando solo, además de que no estaba listo después de terminar su relación con Canadá, el pequeño canadiense era un poco tóxico con sus celos, y no quería que México se fuera de su lado o que hablara con otros, por esa razón México terminó con él, no le terminó antes por miedo a que Canadá se deprimiera, era lo que menos quería que sucediera.

—México.

La voz de la ONU se escuchó, haciendo que México lo mirara, se había quedado muy distraído pensando en eso, que no estaba prestando atención a lo que estaban diciendo en frente. México se disculpó, y volvieron a lo habitual.
Argentina, quien estaba sentado a su lado, lo miró, sabiendo que estaba distraído por algo, así que colocó su mano en su brazo, sonriendole al mexicano, quien le hizo lo mismo.

Argentina no podía creer todavía que estaba enamorado de México, lo ha estado durante muchos meses, demasiados. No podía decirle nada a este, no por miedo, pero porque sabía que México a penas estaba saliendo de una relación, no era nada prudente que le diga lo que siente, esperando un si, obvio que no, quería darle su tiempo y su espacio para que vaya olvidando esa relación tan horrible.

Al acabar la reunión, México estaba yéndose a casa con Argentina, ya que este último quería pasar un tiempo con él, como amigos obvio.

—¿Qué estabas pensando en la reunión? Te quedaste algo mal, parecía que habías recordado algo re feo.—Argentina comentó, viendo con preocupación al mexicano, quien suspiró, viendo a otro punto.

—Algunas cosas... No te preocupes, ahora por lo que debería de preocuparme, es por ti, te ves algo decaído desde hace unas semanas atrás, te ves mal.—Comentó, colocándose en frente de este, agarrándole las mejillas. Argentina no era tan pequeño, era solo diez centímetros más bajo que México, aún así, nunca había visto a Argentina tan desanimado, siempre había sido un país que a pesar de sus problemas, seguía en pie, muy energético además, que no tiene miedo a pelear por lo que quiere.

—No, no pasa nada, solo algo cansado.

—¿Seguro? Tus ojitos no dicen lo mismo, solecito, me dicen que no estás bien y que tal vez necesitas algo de ayuda, sabes que siempre estoy dispuesto a ayudarte en todo.—México le sonrió, acariciándole las mejillas suavemente con los pulgares.

Solecito, era la primera vez que México le decía de esa forma, la mayoría de las veces se refiere a él como wey, pero esa vez fue diferente, sintió una leve presión en el pecho y el sonrojo en su rostro, miró a otro punto nervioso, sacando una risa pequeña. México, pocas veces le decía apodos a sus amigos, pero apodos algo "rudos" de amistad, pero con Argentina había sido diferente.

—No es importante México, sabés que puedo arreglar mis problemas yo solo, si necesito ayuda te digo, no te hagás drama—Dijo, agarrando también a México de las mejillas, jalando de estas suavemente, causando al mexicano reír.

Desde lo lejos había otro país viéndolos, un país que se encontraba celoso de su interacción, de la forma en la que se tocaban, trataban, y hablaban, no podía evitar apretar sus puños al verlos tan cerca, obvio no soportaba a Argentina, enamorado de México, un enamorado obsesivo que había planeado desde el primer día que vio al mexicano, hasta los hijos que iban a tener, nadie iba a arruinar sus planes, menos un país tercermundista con una economía horrible.

México y Argentina se la pasaron jugando entre ellos de esa forma, parecían algo mas que amigos, no lo eran obviamente, pero parecían una linda pareja. El mexicano lo abrazó, alzando al mismo, era divertido para ambos jugar de esa manera. México sabía que solo eran amigos, aunque Argentina quería algo más que una amistad.

Rusia quería terminar con eso, no soportaba verlos juntos, tenía ira acumulada e su interior cuando los veía interactuar, a pesar de que Rusia era como veinte centímetros más bajo que México, tenía una fuerza bruta que podía romper cualquier cosa a su alrededor.

Argentina se volteó cuando estaban caminando debido a que sentía una mirada muy pesada sobre él, una mirada que lo comía, que lo estaba matando indirectamente. No encontró a nadie más que a algunos países, o estados/provincias caminando por ahí; no le dió importancia y siguió caminando al lado de México, siendo agarrado de la mano también.

El ruso se había escondido, con el seño fruncido, la expresión de extrema ira y molestia, quería que todo lo que había visto fuera falso y que nunca los había visto juntos. Ya le habían dicho por China que deje esa obsesión, que no era normal, que dejara en paz a México, porque aunque le dijera lo que sentía, México no iba a aceptarle sus sentimientos.