Argentina trataba lo mejor que podía para soltarse del amarre que tenía en sus manos, pero era muy fuerte, las ataduras que Rusia le habían hecho eran bastante buenas, era difícil soltarse. No tenía opción con ello, estaba casi dándose por vencido, no podía hacer nada, a menos que México lo llame y así tenga una oportunidad para pedir ayuda, su teléfono se había caído pero obviamente no podía usarlo.

Las horas pasaban, y nada, hasta que la puerta se abrió del sótano se abrió de repente. Ahí estaba Rusia parado, viéndolo con aquellos ojos penetrantes y llenos de odio hacia él. Sabía que Rusia era un enfermo como su otra parte, URSS. Argentina comenzó a sentirse aún más nervioso al ver que este se acercaba de forma lenta, pero peligrosa, al parecer tenía algo para darle.

—Надеюсь, тебе здесь хорошо, дорогой, потому что ты будешь здесь долго ... не думай, что я не знаю, что у тебя с моей Мексикой.
『 Trans; Espero que te sientas bien aquí, querida, porque estarás aquí por mucho tiempo ... no creas que no sé lo que tienes con mi México. 』

Rusia dijo mientras se acercaba aún más a Argentina, una vez lo suficientemente cerca, se colocó en cuclillas, mirándolo directamente a los ojos, sonrió para después acercarse aún más, estando a pocos centímetros de sus labios.

—сука
『 Perra. 』

—D-dejame ir, Rusia, por favor, te juro que no volveré a estar cerca de México, e-es todo tuyo si así lo deseas.

—... México siempre fue mío.

—Rusia... Rusia, detente.—No pudo evitar comenzar a llorar del pánico que tenía al tener a Rusia tan cerca, sintiendo algo filoso en su abdomen, era el cuchillo que tenía Rusia cerca de él.—Por favor...

—Mantente lejos de México, asqueroso Argentino.—Le dijo para después cortar las cuerdas que sostenían las manos de Argentina—Si dices algo sobre esto, te juro que no volverás a ver la luz del sol.

Rusia lo agarró y de forma agresiva lo dejó fuera de su casa. Argentina tenía miedo, su cuerpo temblaba por todo lo que había pasado, aún así, su teléfono se había quedado en casa de Rusia, pero no iba a ir a buscarlo para nada. Con casi las piernas temblando regresó a casa, teniendo ganas de llorar por eso. Al llegar a casa y al estar en cama, se tiró en la cama, por fin soltando las lágrimas que tenía guardadas, y todo el dolor en su garganta por aguantar las lágrimas por tanto tiempo.

No quería regresar a ver a México, no quería pasar por alto así nuevamente con Rusia. Su corazón seguía acelerado, quería encerrarse en casa y nunca salir de ahí para evitar ver a México.

México estaba tratando de llamar a Argentina para saber dónde estaba, por lo menos no había pasado nada "malo" entre él y Rusia, el ruso quería hacerle beber de más para llevarlo a la cama ese día, pero México sabía muy bien lo que esté quería hacer así que obviamente no se dejó, además de que soportaba bastante bien el alcohol en su cuerpo, puede estar ebrio pero aún consciente de lo que hacían los demás y lo que hacía él mismo, así que Rusia no logró nada esa noche, le molestaba que su plan no funcionará de la forma en la que lo planeo.

México no era idiota, no iba a dejar que alguien como Rusia le haga eso, jamás en la vida iba a permitir aquello, odiaba cuando pensaban que era inocente y que no iba a notar las malas intenciones que tenían contra él, pero él lo sabía perfectamente todo lo que hacían.