Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ɴᴜᴇᴠᴇ

pequeño aviso antes de comenzar;
; Este fanfic está editado, solo algunos capítulos lo están de hecho. En algunos solo cambio las alturas, los diálogos, etc.

🇲🇽  🇦🇷

Habían pasado unos días, México estaba preocupado por Argentina, en esos días en los cuales quería acercarse a él, parecía que este lo ignoraba y se iba a otro lado, casi corriendo, como con miedo de estar a su lado, era raro, su lenguaje corporal daba a entender que tenía miedo, miedo de algo o más bien, de alguien. En ese momento, México estaba a pocos segundos de dónde estaba Argentina tomando algo en una mesa de una cafetería, sentado fuera, se veía más tranquilo que hace unos días antes, por lo que pensó que era buena idea ir a hablarle.

Iba a llamarlo para que lo mirara, pero de repente apareció Rusia frente a él, el menor le sonrió con sus rostro sonrojado.
Traía unas flores entre sus manos, eran para él, el ruso pensaba que México era algo más que solo una amistad, él quería poseer a México en todo momento, lo quería, lo adoraba, apreciaba todos los días, una obsesión que estaba creciendo con el paso del tiempo, creyó que podría conseguir a México años antes.

En ese tiempo, Rusia era el país más alto de todos, con el paso de los años, México tomó su lugar, siendo Rusia quien media solo un metro ochenta y cinco, la gran mayoría de los países latinoamericanos ahora medían más que eso, algunos alcanzando los dos metros como el mismo México o Brasil.

—Eres muy tierno, Rusia, pero no puedo aceptarte las flores ahora, pequeño, debo de hablar con alguien.—México le acarició la mejilla, pero cuando iba a ver a Argentina, esté se estaba yendo a paso apresurado, lo había visto primero, decidiendo que era mala idea quedarse ahí y que Rusia lo mirara hablar con México.

—Я беспокою вас, верно?
(Te estoy molestando, ¿verdad?)

Rusia habló en un tono bajo, mirando hacia abajo y luego a otro lado, molesto con el paso de los segundos, se enfadaba porque México no notaba lo que quería con él, se cansaba de que nada funcionara como quería.

—Lo siento, tengo que irme ahora, hablamos después.—Le dió unos golpecitos en el hombro para después irse de ahí corriendo a por Argentina, quien se había parado a hablar con Chile. Tenía tiempo para ir a hablar.

Rusia volteó para ver dónde iba, viendo cómo México agarró a Argentina de la cintura por detrás, le estaba pidiendo a Chile unos minutos para hablar con el del sol. Apretó los puños y se fue caminando, furioso con la escena de ellos dos así de cerca, odiaba cada parte de Argentina, querida destruirlo, hacer que se aleje y no vuelva  a ver a México jamás en su vida.

—Отвратительно аргентинский
(Asqueroso argentino.)

Pronunció en voz baja, yéndose.

—¡No, no, esperate, wey, quiero hablar contigo, al chile quiero hablar contigo!—Paró México al argentino, queriendo unos minutos. Lo sostenía por detrás, sus brazos para que no se vaya. Argentina suspiró, sintiendo su corazón latir con mucha fuerza, después solo se quejó por el dolor en sus brazos.

—Duele...

—Ah, verga, lo siento mucho.

Lo soltó, se colocó en frente de él para que no se vaya.

—Déjame hablar... ¿Argentina?—México se detuvo al hablar al notar que el del sol estaba a punto de llorar. Podía verlo en sus ojos por supuesto, las lágrimas acumulándose ahí mismo, a punto de salir si hablaba más.—Arge... solecito, ¿Por qué estás así, corazón? No, no, no llores, lo siento mucho, de verdad lo siento.—Lo abrazó, preocupado de que haya hecho algo mal.

Argentina se quedó parado, sin hacer nada más que sentir las lágrimas bajar por sus mejillas, se sentía mal, muy mal, la presión en su pecho era aún peor con el paso de los segundos. Abrazó a México, aferrándose lo más que podía a él, aterrado, molesto de que no podía hacer nada más que tener miedo, ¿Buscar ayuda? Ni siquiera lo pensó por la amenaza que le habían puesto.

—México...—Repitió varías veces su nombre, frotándose contra él, limpiando sus lágrimas en la camisa del más alto, sus brazos alrededor del cuerpo del mismo, no queriendo que soltara.—Ayudame... por favor...

—¿En qué? No entiendo lo que me dices, pequeño, debes de decirme que es lo que pasa, ¿Alguien te hizo daño?—Lo separó del él, agarrándole sus mejillas para que lo mire a los ojos, le quitó las lágrimas con sus pulgares.—Argentina, se que tienes miedo, pero debes de decirme para que pueda ayudarte.

—México, te amo, te amo muchísimo, no tenés idea de cuánto te estoy amando ahora, quiero besarte, y quiero que estemos juntos toda la vida...—Argentina habló entre lágrimas, como si fuera a morir en cualquier segundo.

—Si, si, déjate de mamadas, se que me amas y toda esa madre, pero ahora me preocupa que alguien te esté haciendo daño. Deja eso a un lado y dime quién te lastimó.—Habló una vez más, insistiendo en ello.

——Rusia... Él... E-el día que iba a ir con vos, él me encerró en una pieza, me hizo cosas horribles y me dijo que me tenía que alejar de vos porque... Porque sos suyo, le perteneces... cosas que no entendía... ¿V-vos estás en algo con él?

—No, no tengo nada con Rusia, pero... ¿Te encerró para que no fueras a verme?—Asintió, preocupando aún más a México. Ahora entendía el porqué lo estaba evitando mucho.—Está bien, todo está bien, ven conmigo, te ayudaré, debes de tener heridas, se que no eres muy bueno curandote.—Rió solo un poco, causándole una pequeña sonrisa al argentino.

Lo agarró de la mano, caminando hacia su residencia dónde podría estar a salvo. Lo mantenía a su lado, teniendo un agarre fuerte de su mano, sus dedos entrelazados, México asegurándose de que nada malo pase en el camino. Rusia no iba a hacerle nada a Argentina, mucho menos acercarse a él si México estaba cerca, no era idiota, sabía que México era bastante fuerte y podría hacerle mucho daño al instante, no era bueno atacar a Argentina cuando esté cerca.

Al llegar, lo dejó pasar primero.

Quería que todo estuviera bien, quería que Argentina se sintiera protegido.
Después de eso, comenzaron a hablar sobre lo que ocurrió. Argentina le contó todo lo que pasó en casa del ruso ese día por la noche, con algo de miedo, pausando unos segundos algunas veces por el miedo que sentía en todo su cuerpo.

—Te vas a quedar conmigo unos días en lo que trato de hablar con Rusia, no te preocupes, te vas a quedar aquí conmigo.—Le acarició su mano, besandole la mejilla. Lo acercó a él para que se recargue en su cuerpo. Argentina con seguridad lo hizo, apoyó su cabeza en el hombro del mayor.

En unos minutos se quedó dormido ahí, pero México decidió acostarlo, su cabeza recostada en la pierna del mexicano quien hablaba por mensaje con otro país, quien era su amigo, hablaba sobre la posiblidad de que solo tal vez... Haya comenzado a sentir algo por Argentina desde hace unos días atrás.

Había estado pensando en Argentina mucho tiempo, desde un día, se quedó pensando en que tal vez quiere a Argentina de otra forma que no sea amistosa.
Lo miró cuando dejó su teléfono a un lado, no podía moverse, estaba durmiendo y no quería molestarlo, se veía muy calmado durmiendo, no iba a despertarlo. Tal vez era la primera vez que dormía tranquilo, podía verlo por las ojeras que se habían formado debajo de sus ojos.

Suspiró, no sabiendo que hacer. No podía levantarse sin despertar a Argentina. Se quedó mirándolo durante unos segundos hasta que se movió.
Argentina abrió los ojos, viendo a México ahí, le sonrió y lo abrazó como podía aún acostado en sus piernas, el aroma del mexicano era agradable, solo quería frotarse contra él.

—Te llevaré a la habitación, solecito, te vas a quedar a dormir en mi cama, yo estaré durmiendo aquí, no quiero que sea incómodo.—Le dijo, agarrándolo y llevándolo a su habitación. Ahí mismo en medio había una cama bastante grande donde cabían hasta cinco personas.

Lo dejó acostado.

—¿Querés dormir conmigo? No me es incómodo, no es molesto que estés acá a mí lado.—Argentina habló, haciéndole un lado al mexicano para que se siente con él en la cama. México lo miró y luego a la cama, no sabiendo si debía de hacerlo.

Al final, se quedó ahí en la cama, Argentina durmiendo a su lado. No sabía que más hacer, ¿Dormir con él? Irse a la sala a dormir no parecía una mala idea, pero parecería que no gustaba del argentino a su lado, no quería hacerlo sentir mal por eso.
Terminó acostado a su lado, el otro le daba la espalda, acostado de lado mientras que México miraba el techo.

No podía mentir, se sentía nervioso.
¿Por qué tenía que sentirse nervioso ahora? Solo iban a dormir en la misma cama.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro