ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ ꜱɪᴇᴛᴇ
Rusia estaba parado ahí, con una botella de Vodka y una cajetilla de cigarros también, quería tener una cita sin previo aviso con México ese mismo días. ¿Argentina? Rusia se había encargado de él hace algunas horas para que no llegara a ver a México ese día y tal vez en algunos días más.
—¿Qué haces aquí, Rusia? Estoy esperando a alguien más por si no te molesta, pero estoy esperando a Argentina.—México dijo, cruzando sus brazos para después ver al más pequeño.—Puedes irte, y no, no es una cita de pareja, solo es una reunión.
—Он не придет, это только ты и я, милый.『 Trans; Él no vendrá, solo somos tú y yo, cariño. 』—Rusia dijo, sonriendo de manera algo lasciva y coqueta, mientras entraba y cerraba la puerta. México inmediatamente se sintió incómodo y nervioso.
—¿Eh? R-Rusia... Debes de irte, no es bueno que estés aquí, sabes que no quiero nada contigo. Si vas a hablarme, por lo menos hablame en inglés, creo que ya se algo del idioma del gringo.—Le dijo para después alejarse y caminar hacia el sillón, sentándose con la botella de tequila que había en la mesa, botella que Argentina le había dado.
Abrió la botella y no tuvo ningún problema con beber el contenido directo, estaba acostumbrado. Rusia se sentó a su lado, viendo cómo México se tomaba aquella botella.
—Ah... México, i think that you can't do that, it's dangerous.—Rusia dijo, agarrando la botella y colocándola en la mesa. Se levantó para ir a buscar unos vasos.
México dejo salir un suspiro, preguntándose donde estaba Argentina, ya era bastante tarde, casi una hora y no llegaba para nada. Miro la hora en su teléfono, viendo que no tenía ningún mensaje del argentino, estaba preocupandose mucho por él, ¿Le había pasado algo? ¿Tenía que ir a buscarlo para ver si estaba bien? Trataba de no pensar mucho en ello, tal vez Argentina iba a llegar más tarde, tal vez se quedó dormido o algo, pero iba a llegar.
Rusia por su parte, sabía perfectamente el porqué Argentina no estaba todavía ahí. Sonrió mientras colocaba un poco de Vodka en su caso y Tequila en el de México, pero con una pequeña sorpresa para el mexicano, no pudo evitar sacar una leve risa al recordar aquello. ¿La razón? Rusia había literalmente secuestrado a Argentina hace unas horas, encerrandolo en el sótano de su hogar, tal vez iba a amenazarlo un poco después para que se mantenga lejos de su amado, Rusia ya pensaba que México era su propiedad, decía que era su novio, su amado y el amor de su vida.
La obsesión de Rusia crecía y crecía cada día más. Nada podía parar aquel enfermizo amor que le tenía al contrario, y Argentina lo sabía muy bien.
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