—¿Dónde estás, solecito?—México preguntó mientras buscaba a Argentina por toda la casa, no lo encontraba en ninguna parte y eso era algo preocupante. El mexicano buscaba en todas partes hasta que lo encontró en la sala de estar, acostado durmiendo.—Argentina.

Se acercó y lo miró, sonriendo suavemente, lo agarró en sus brazos y caminó hacia la habitación, no se le era difícil cargar al argentino en sus brazos, era bastante sencillo para él. Una vez en la cama , lo dejo ahí y se sentó a un lado, admirando a su pareja. Suspiró leve, sabiendo que estaba mal hacer lo que estaba haciendo, estaba con él por simple pena, porque no quería verlo mal o que hiciera algo malo, como lastimarse, ya que había visto unas pequeñas marcas en sus muñecas, no quería que eso pasará a mayores, así que prefirió estar con él y ver lo que pasaba entre ellos, tal vez pueda volver a amarlo de esa manera tan fuerte y amorosa. A pesar de todo eso, trataba de dar lo mejor de sí para que Argentina no desconfíe en él o no sospeche sobre eso.

Argentina se movió en su lugar, quedando en posición fetal y tapando su cuerpo con las sábanas que estaban ahí, seguía durmiendo, nunca había dormido tan tranquilo desde eso, sus ojeras lo decían todo, no había logrado dormir nada en más de cinco meses, la razón era obvia. Ahora estaba durmiendo como un bebé al saber que México estaba con él y que siempre va a estarlo, en su mente nunca estaba de que México solo había regresado con él por pena, estaba en su mente que regresó porque lo amaba y nunca iba a dejar que hacerlo. Sonrió mientras dormía y se acercó al cuerpo del mexicano, el cual se había acostado a su lado para hacerle saber que estaba ahí.

México agarró una de las manos de Argentina y la besó, para después acariciar suavemente.

—México...~

Argentina susurró, acercándose más, después de unos segundos en los cuales eso sucedía, fue cuando el mexicano notó las lágrimas brotando de los ojos del contrario mientras dormía, era rato pero es obvio que algo malo estaba pasando. Preocupado, lo agarró en sus brazos y lo colocó en su pecho, colocando una de sus manos en la cabeza del contrario, manteniéndolo cerca. Argentina repetía su nombre cada vez más asustado.

—Esta bien, está bien, mi lindo sol, todo está bien, estoy aquí contigo, solecito.—Dijo en un susurro suave y delicado mientras lo abrazaba para calmarlo. No le gustaba cuando Argentina estaba así, le daba miedo y preocupación.—Mi lindo sol, todo estará bien.

Argentina se aferró a la camisa del mexicano con fuerza para después despertar de golpe, asustado y llorando, miró al contrario y lo abrazó con fuerza, no queriendo soltarlo, tenía tanto miedo de que México fuera a dejarlo de nuevo, que lo abandone y se vaya con otro, tenía tanto miedo de que eso suceda que solo se aferraba a él y lloraba para que eso no pasará. Su respiración era agitada y sus latidos igual que está última.

México sosteniendolo y diciéndole que todo estaba bien cerca de sus labios, mientras lo sostenía de las mejillas. Le beso la frente y lo abrazó de nuevo.

—Lo siento por eso... México, no quiero que me dejés... Por favor, quedate conmigo.—Le dijo, mirándolo con lágrimas en los ojos, volvió a estar en el pecho del otro, dejando que este lo calmase.

—Jamás haría algo como eso, Argentina, ni siquiera debes de pensar en eso, porque no sería capaz. Te amo tanto.

—Yo también te amo.

México después de unos minutos más, lo dejo en la cama, iba a preparar algo para comer para que Argentina comiera algo al igual que él. Tenía miedo de dejar al argentino solo así que le dejó un peluche de un águila que guardaba ahí y se le dió para que abrazara, sonrió al ver lo adorable que se veía. Le dió un beso en la mejilla para que se sintiera mejor.

—Duerme bien, príncipe.

Después de decir eso, se fue a la cocina.

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Capítulo corto para compensar que el anterior no fue sobre estos dos. Deben de saber que no hago capítulos tan largos xd llega a eso de las 700 y tantas palabras, ya que si los hago muy largos no comentan
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