🇲🇽 ➵ Capítulo Treinta y Tres
México estaba llegando al hospital, una semana faltaba para el gran día y estaba nervioso, al llegar dió sus datos para que pueda ir a ver a Argentina, cuando se le concedió el permiso, pasó por otra habitación, viendo a China en una cama junto con Rusia el cual le agarraba la mano, se confundió con eso pero no le tomó importancia. Al entrar a la habitación, vio que el argentino estaba durmiendo, por lo cual solo dejo la maleta del bebé ahí cerca. El mexicano sonrió y le acarició de forma suave la mano para no despertarlo tan brusco, pero se despertó de todas maneras a los pocos segundos. Dió un bostezo y miró a México.
—Buenos días, solecito, ¿Dormiste bien?—México preguntó, agarrando la mano de su amado para después darle un beso en los labios, al separarse vio que este estaba algo triste.—No pude dormir tampoco, tranquilo, te extrañe mucho.
—Fue difícil dormir sin ti, no tenía a nadie, además de que... Bueno, me dió algo de miedo de que Rusia este en la otra habitación con China, me daba miedo de que me haga algo malo.—Dijo, algo asustado, había visto al ruso por ahí, pero el eslavo no lo vio.
Argentina estaba nervioso todos los días en los que había estado ahí por eso, pero ahora que ya estaba México con él se sentía más seguro. Le dió otro beso a su amado mientras agarraba su mano. En todas esas horas en las cuales se le era permitido estar ahí, estuvieron hablando sobre varias cosas. Argentina dió un pequeño quejido por la parada que se le otorgó por el bebé, le molestaba un poco, pero ya se había acostumbrado también. México después de eso, escuchó una voz familiar, Rusia. El ruso estaba hablando con uno de sus hermanos acerca de donde estaba y la situación en la que estaba. Rusia decía que China había quedado embarazado y que tenía ya algunas semanas desde eso. Rusia no sabía que México y Argentina estaban ahí así que se daba la libertad de hablar en ruso como quería. México lograba escuchar que el eslavo decía que no quería al bebé... Pero estaba obligado, se sintió mal por China en cierta manera, pero no le dió tanta importancia, siguió con sus cosas con Argentina después de eso.
Al cabo de unos minutos entraron algunos países más, queriendo ver a Argentina y al próximo bebé que estaba por nacer. Chile estaba emocionado, quería ver cómo era el bebé ya, Venezuela también estaba de la misma manera.
—¿Puedo?—Chile preguntó extendiendo su mano hacia Argentina, pero primero le estaba pidiendo permiso a México, el cual algo desconfiado le dijo que si, colocó su mano ahí y dió suaves golpes sin hacer daño, palmadas, y después sintiendo como se movía.—¡Weón, se mueve esa criatura! ¿Es normal?—Preguntó algo asustado y al mismo tiempo asombrado por eso.
—Sí, es normal al igual que las patadas que da a veces—México respondió mientras acariciaba la mano del argentino todavía para calmarlo.—¿Estás bien?—Le preguntó.
—Sí, unos pequeños dolores, pero sabés que es normal.—Le respondió, sonriéndole para que no se preocupara mucho. Suficiente estaba haciendo por él y no quería hacer una carga mucho más grande ahora.
Al cabo de unas horas más, todos se habían ido, México tuvo que irse también para dejarlo descansar además de que el horario de las visitas habia acabado. En la otra habitación estaba China, le estaban haciendo un estudio para ver si podía ser capaz de recuperarse rápido, se sabía que el asiático era muy delgado y pequeño, su peso no era el indiciado para ello y eso podía afectar en el crecimiento de la criatura. China miraba por la ventana mientras bebía algo dulce que Rusia le había traído, le gustaba la manera tan amable y caballerosa en la que lo estaba tratando, le agradaba.
El asiático sabía que no iba a ser fácil, pero quería hacerlo por Rusia, sonrió mientras colocaba su delgada mano en su estimado, acariciando suavemente y ya pensando en lo que se debe de sentir tener a un bebé en brazos. Por su estado físico debe de estar e el hospital siendo vigilado para que el embarazo no vaya a hacer un desastre. China no sabía seguir una dieta para un bebé por lo cual tenía que avanzar de forma lenta para no causar malestar en su cuerpo. En su estadía en el hospital estaba leyendo un libro para aprender ruso, quería saber lo que su amado a veces le decía o le decía a otras personas, había aprendido algo con lo poco que escuchaba de él, aunque en su mayoría malas palabras, aún así, funcionaba.
Argentina por su parte se la pasaba durmiendo la mayor parte del tiempo, estaba cansado obviamente. Estaba durmiendo como todos los días, hasta que sintió algo extraño lo que le hizo levantarse, levantó la sábana que lo cubría viendo que estaba mojado, en seguida sintió un dolor bastante grande... Ya había llegado. Rápidamente alcanzó el botón que estaba ahí para llamar a alguien quién lo ayudará. El bebé estaba en camino y México no estaba ahí con él. Respiraba profundo tratando de calmarse pero el dolor era mucho, esto hizo que hasta China se asustara, no hizo mucho caso a eso y decidió seguir con lo que estaba haciendo.
Argentina tenía miedo, no tenía a México a su lado, pero ya lo estaban llamando para avisarle que era urgente su presencia y apoyo en ese momento.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro