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🇦🇷 ➵ Capítulo Treinta y Dos.

Argentina sentando en el sillón cansado y con un dolor de espalda horripilante, le dolía demasiado, pero podía soportarlo, se estaba haciendo el fuerte aunque sabía bien que en esas condiciones se le hacía difícil soportar dolores de esa manera. Se acostó tratando de ponerse cómodo, ¿Por qué simplemente no iba a la habitación? Porque al acostarse en el sillón sabía que se le iba a ser imposible levantarse sin ayuda de México, el cual estaba durmiendo después de atenderlo durante todo el día.

Al cabo de unos minutos escuchó una risa desde lo lejos, era México el cual se burlaba de él porque no podía levantarse.

—¿Qué pasa, wey? ¿Todo chido, no puedes levantarte?—México cuestionó, riendo al mismo tiempo que veía como su amado se iba molestando cada vez más con cada cosa que decía.—No te molestes conmigo, vamos, te ayudo.

—¡No, sos un pelotudo! ¡Soltame, idiota!—Argentina ya no queria nada, solo estaba casi dando patadas para que no lo ayuden, el creía que podía hacerlo solo, pero por lo contrario, se le complicaba más.—... ¡México, ayuda a tu novio!—Se cruzó de brazos.

—Dijiste que no quieras ayuda.

—¡Eso es una broma, México! Por favor... Quiero dormir en la cama de y descansar, el bebé me está cansando mucho estos días... Es un infierno, pero... Un lindo y bonito infierno cuando tenga a mi bebé en brazos—Sonrió, ya imaginando a su bebé en sus brazos ese día tan especial, al igual que cambiando su tono de voz por los cambios de humor tan repentinos.

México le dió un beso en la mejilla y lo ayudó a levantarse, para después ayudarlo de igual manera a ir a la habitación para acostarlo y que pueda dormir. Al cabo de unos segundos ya estaban ahí. Ya quedaba menos para el gran día, por lo menos dos meses más, y el día llegaría. La maleta del bebé estaba lista al igual que la habitación, les habían dicho que era un saludable niño, estaba formándose excelente y que no había ningún problema, eso los hacia estar más calmados, todo iba a salir bien, el bebé saludable al igual que su relación.

China estaba llorando en el baño a mares, se escuchaba su llanto bastante fuerte y algo doloroso. A Rusia le dolía escucharlo, pero no podía hacer nada, el chino era bastante estricto con esas cosas, cuando decía que no quería verlo es porque no quería verlo ni de lejos, y tenía que respetar eso. China estaba llorando porque su peor pesadilla había pasado, esperaba un bebé de Rusia y él no quería, lo odiaba tanto pero ya era tarde, no había forma de abortar ya en ese tiempo en el cual se formaba. El asiático no estaba feliz, pero intentaba verle las cosas buenas a eso, cuando lo lograba volvía a pensar en las cosas horribles que le habían dicho acerca del doloroso momento de cesárea, prácticamente solo la recuperación, que no podía moverse sin la preocupación de que la herida se abra.

Luego de casi dos horas encerrado en el baño, salió y lo único que hizo fue abrazar a Rusia, secando sus últimas lágrimas con la camisa del más alto. Le dolía la garganta, y su cuerpo temblaba, tenía miedo, era obvio, el embarazo no es algo sencillo, es doloroso, pero no sé puede hacer otra cosa. China sabía muy bien que eso podía pasar al no usar protección pero fue un día lleno de alcohol, en el cual se les olvidó por completo.

—China, i'm sorry, I didn't want this to happen. [ China, lo siento, no quería que esto pasara. ] —Rusia le dijo, sentándose en la cama con el asiático parado entre sus piernas, mirando hacia abajo, no queriendo verlo, aunque de por sí tenía que levantar la cabeza para hablar con él, hasta cuándo peleaban tenía que alzar la cabeza para encararlo y decirle todo.

—No, no, it's not your fault... Well, maybe it is, but I... I'm not angry now. I'm fine. [no, no, no es tu culpa... Buenos tal vez lo es, pero yo... No estoy molesto ahora. Estoy bien. ] —China respondió sonriendo de forma débil para después rodear como podía el cuello del ruso con sus brazos, bajando al más alto para que quedara más o menos a su altura.—I hate you because you're so tall... I can't hug you properly [Te odio porque eres muy alto... No puedo abrazarte apropiadamente.]

México estaba ayudando a Argentina a meterse en la bañera para que no se accidente, tenían que ir al hospital debido a algunos dolores que Argentina estaba sintiendo, no eran fuertes pero se sentían de vez en cuando, y eso era preocupante. México ayudaba a bañarlo, debido a que Argentina estaba agotado, eso de tener su estómago mucho más grande ahora se le era imposible hacer sus cosas cotidianas, cuando no estaba tan así lo hacía y parecía no estar embarazado, pero si lo estaba al final.

Al cabo de una hora más o menos, el argentino estaba nervioso, agarraba la mano de su amado, queriendo buenas noticias acerca del bebé.

—¿Qué?—Argentina cuestionó bastante nervioso cuando le dijeron que en más o menos en un mes sería el día. El parto se había adelantado, debido a que el bebé ya estaba listo para salir, esto hizo que llorara del nerviosismo, no podía pensar en otra cosa.

—Tranquilo, no te asustes, sabes que siempre estaré contigo ese día, el bebé va estar bien.—México le dijo, besándolo en la mejilla para después colocar su mano en el estómago del contrario, acariciando suavemente y calmado un poco al bebé que estaba pateando de forma suave.

El gran día estaba cerca, mucho más cerca de lo esperado, los futuros padres estaban nerviosos, pero estaban seguros de que todo iba a salir bien para ese día y para el bebé. Argentina se iba a quedar en el hospital una semana antes del nacimiento para poder hacerlo más fácil. México obviamente iba a estar a su lado todo ese tiempo en el que esté ahí recuperándose de la operación y cuidando del bebé. Estaba muy feliz de que por fin podía cuidar de un lindo bebé y de su amado.

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