
🇲🇽 ➵ Capítulo Trece
Rusia estaba desesperado, bebía algo de vodka mientras pensaba en que es lo que iba a hacer, no quería a nadie cerca de México, eso no se iba a quedar de esa manera. Tenía el labio roto, había sangre así que colocó algo para que no hubiera ninguna infección en ese lugar, su mejilla tenía un moretón algo grande por el golpe que México le había dado, le dolía de verdad. A pesar de que era una advertencia de que tenía que mantenerse alejado de Argentina, aún así, no le importaba, no quería dejar que el argentino se le acerque a México, para nada, iba a hacer de todo para que eso no suceda.
Estaba pensando en un "plan" para llegar hacia Argentina sin que México se de cuenta, era arriesgado y bastante estúpido tratar de hacer eso cuando ya México le había advertido.
México le daba de comer a Argentina en la cama debido a que este había quedado totalmente adolorido y a penas podía levantarse, aún así, Argentina disfrutaba la compañía del mexicano a su lado, lo hacía sentir bien en cierta manera, la dulzura y amabilidad con la que lo trataba siempre, algunas veces con besos, abrazos cálidos y lindos mientras se acurrucaban debajo de las sábanas tan suaves que cubrían sus cuerpos a veces desnudos, pero no les importaba en lo absoluto.
Después de una hora, Argentina estaba acostado a un lado de México, envolvió sus brazos en el de México, acercándose más a él y cerrando sus ojos, listo para poder dormirse unas dos horas, una siesta para ser más concretos, tenía sueño después de todo. México estaba jugando videojuegos así que no le importaba mucho lo que Argentina hacia, al argentino le molestaba un poco debido a que quería la atención del contrario en él y solo en él, no quería parecer desesperado, así que solo dejo salir un suspiro molesto. Al parecer México no entendía las "indirectas" que le daban, se hacía el idiota a veces.
—Ya te abrace demasiado este día, Argentina. Pareces gato que siempre está buscando caricias y atención.—Dijo México sin quitarle los ojos al videojuego. México podía ser muy inteligente, pero para eso de las relaciones no era tan romántico, en ocasiones lo era, como cuando teniendo que cuidar de Argentina cuando esté no puede moverse mucho, pero lo demás días no es capaz de hacer aquello.
—Idiota.
Argentina lo soltó y se dió la vuelta bastante molesto, le dió la espalda al mexicano y abrazó la almohada, tratando de quedarse dormido sin ayuda del contrario. Le molestaba que México no le ponga atención cuando lo quiere, Argentina necesitaba aquello de verdad, todavía no podía recuperarse de lo que había pasado semanas atrás, seguía teniendo miedo, era obvio el porqué, no era fácil olvidar algo como eso. El argentino no pudo evitar sacar unas pequeñas lágrimas de sus ojos, pero las limpió rápidamente para que México no las vea.
México dejó todo ahí y se acostó, abrazó a Argentina por detrás, dandole un beso en el hombro y acurrucandose cerca de él, Argentina no podía hacer nada, seguía doliendo todo, si pudiera, ya hubiera agarrado sus cosas y salir de ahí, pero era otra cosa que no podía. No podía salir a la calle por medio a que Rusia lo encuentre. Se quedó en esa posición sin moverse o mirar a México, estaba molesto con él.
—¿Me vas a ignorar?—México preguntó algo triste mientras daba algunos suaves besos en el cuello del contrario, besos dulces y lindos que no pasaban al contexto sexual.—No seas así y mírame.
—No empecés, estoy molesto con vos.
—¿Por qué no te di besos? Argentina, ven aquí, no tienes que ser de esa manera, sabes que siempre te daré esos lindos besos, porque te amo y quiero que estés feliz, pero debes de entender que no siempre te los daré.
—¿La razón?
—Tu también tienes que tomar la iniciativa, no solo yo. Si quieres un beso solo dámelo, no es tan difícil y jamás me molestaré por ello.—Le dijo mientras le acariciaba el brazo de forma suave para calmarlo un poco y qué tal vez logré hacer que no esté tan enojado.
Argentina se dió la vuelta suavemente y miró va México directo a los ojos, colocó sus manos en el cuello contrario y lo acerco, el mexicano sonrió, recibió un beso por parte del otro, un beso lindo y corto, que obviamente correspondió al momento. Era un beso suave, sin ninguna prisa, solo un beso romántico, pequeño, lindo, los labios moviéndose de esa manera lenta. México colocó una de sus manos en la cintura del argentino y lo acercó a su cuerpo para poder abrazarlo mientras lo seguía besando de esa manera. Las manos de Argentina se fueron a las mejillas del otro, acercándolo más para intensificar el beso, rió de en voz baja cuando se separó del beso.
—¿Vos me amás?—Argentina preguntó cerca de los labios del mexicano en un suave susurró mientras acercaba su cuerpo mucho más al del contrario, amando la respiración lenta del otro.
—¿Por qué preguntas esas cosas? Sabes bien que lo hago... Y siempre lo haré.—México contestó con esa sonrisa característica, para después hacer algunas mordidas en el cuello del argentino, el cual no pudo evitar sacar una risa leve al sentir las mordidas en esa parte de su cuello.
—T-Tenés algo con las mordidas...
México se separó y le dió un pequeño beso al argentino en los labios, unos pequeños besos a decir verdad, besos tiernos y llenos de amor. México no quería lastimarlo más, así que tenía que contenerse con tan solo besos. A pesar de esto, el mexicano lo amaba, lo disfrutaba. ¿Cómo pasaron de ser solo amigos a esto? Simple, México se dió cuenta de que Argentina tenía algo diferente, le gustaba su personalidad, no era una personalidad dócil o inocente, para nada, podía defenderse muy bien, obvio cuando estaba bien de forma física y mental, pero más física, ahí se le hace imposible. México amó eso, amó cada parte de Argentina, no quería que cambiará, no necesitaba cambiar por él, porque no lo necesitaba, era perfecto así como era.
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