Capítulo Cuarenta.
La familia dormía en la cama, acostados sobre la suave, gran y cómoda cama. México tenía al bebé en su pecho, Argentina a su lado, y como siempre, agarrados de la mano, con los dedos entrelazados y el mismo recostado cerca de su esposo. Argentina abrazaba a México, su brazo sobre el abdomen contrario también bajo el trasero del bebé para que no vaya a deslizarse hacia abajo y caer. México también tenía su mano libre sobre la espalda del bebé, sosteniendolo. Todos dormían tranquilos, hasta que se escuchó el primer ruido, el cual provenía del bebé, se había despertado con hambre y quería comida ya.
Ambos padres se despertaron, viendo al bebé el cual se acurrucaba pero también se quejaba porque su pancita estaba gruñendo del hambre. Argentina se levantó de inmediato, yendo a la cocina. México hizo lo mismo, ambos en la cocina, México dejó al bebé en su silla de comer, colocándole su babero para que no manche su ropa. El bebé ya estaba molesto que golpeaba la mesa de comida con sus pequeñas manos en orden de comida.
—Cabron, no hagas eso, chingada madre—México agarró las manos del bebé, bajando las mismas de ahí para que no haga un escándalo. Luego de unos minutos ya le estaban dando de comer, el bebé jugó un poco con las manos de su padre México, era una manera de distraerlo mientras le daban de comer. Reía fuerte cuando las manos de este se abrían y cerraban, eran grandes las manos de México.
Argentina terminó de alimentar al bebé y levantó el plato para lavarlo. El bebé agarró su biberón con jugo de naranja, mientras que México lo levantaba para irse a jugar al patio trasero dónde estaban todos sus juegos, y tal vez iba a enseñarle a hablar un poco más. El bebé tendría la forma de hablar de México y Argentina, ya que ambos le enseñaban a hablar y obvio que sus acentos eran diferentes, hasta la forma en la que se expresaban.
Pero primero, iban a salir a comprar unas cosas. México le agarraba la mano al bebé el cual caminaba torpemente, viendo sus pasos y tratando de correr también, pero al ser todavía sus primeros pasos, era algo torpe al hacerlo, era adorable aún así. México rió, agarrándole su manita. Al llegar al auto, lo dejaron en la parte de atrás sobre su silla de bebé. México era el que conducía la gran mayoría de veces.
El bebé de nombre Mextina jugaba con su peluche que tenía ahí, siempre le traían uno para que no se aburra en lo que hacían las compras. Mextina miró hacia sus padres, viendo cómo sus manos estaban juntas y sus dedos entrelazados, en el anular de ambos se llevaba un anillo de compromiso, a veces México acariciaba la mano de Argentina con su pulgar, demostrándole un pequeño amor. Sus padres eran muy cariñosos, no tenían miedo de demostrar su amor en público.
Al llegar al supermercado, dejaron al bebé en el carrito de compras, dónde van los bebés. El pequeño rió, viendo a sus alrededores y viendo a otros países pasar por ahí, al igual que estados y provincias, estaba muy curioso de saber de esos, pero después miró a sus padres, riendo y moviendo sus pequeñas piernas, intercalando las mismas.
China también estaba ahí con su bebé, Rusia no estaba debido a que había terminado muy tarde de hacer un trabajo, y estaba durmiendo todavía. El asiático llevaba consigo a su bebé, el cual dormía en su hombro, a veces dando pequeñas y suaves patadas al aire. China llevaba un cubrebocas puesto al igual que el bebé, era muy tierno verlos juntos, y el como China estaba feliz de tener a su bebé con él.
Mextina miró a su lado cuando ambos de sus padres estaban hablando sobre la comida que iban a llevar, su mirada se encontró con la del bebé de China, quien se despertó y lo miró también, se sonrieron, aunque el pequeño asiático rió débil porque acababa de despertarse, bostezó y saludó al contrario con su pequeña mano.
—你好
❛Hola.❜
El pequeño bebé asiático saludó en su idioma, confundiendo al latinoamericano, no sabía que idioma estaba hablando, pero le respondió con un hola también, China escuchó eso y también México, volteando a ver a sus hijos, los cuales se miraban y se sonreían.
—Sorry, he never talks to strangers like that.
❛Lo siento, él nunca habla con extraños así.❜ China se disculpó, colocando al bebé también en su lugar en el carrito de compra, el bebé asiático no dejaba de ver al otro, se le hacía divertido.
Argentina se volteó, viendo a México hablando con China, quien se había quitado su cubrebocas, la razón por la que lo llevaba era porque tenía un tipo de alergia que también el bebé tenía, así que no quería que el bebé sufra un ataque de alergia. El del sol miraba a ambos, y no pudo sentirse algo celoso, aunque era estúpido sentirse celoso si solo estaban hablando, así que volteó a ver a otro lado, hasta que se despidieron.
Los bebés se hicieron un gesto de despedida. Mextina volvió a lo que hacía, a jugar con el peluche que había traído mientras escuchaba a sus padres hablar sobre diferentes cosas. Jugando con su peluche nuevamente, este se cayó al suelo por accidente.
—¡Papá!
El bebé pronunció en voz alta cuando esto sucedió, era la primera vez que decía algo en ese tono de voz tan alto, pero era obvio ya que se le había caído su peluche. Ambos países se miraron antes de sacar un leve risa por lo adorable que había sido eso. México recogió el peluche, dándole el mismo al menor, que lo abrazó. Mextina miró nuevamente a sus alrededores hasta que se encontró con algo que le gustaba, eran una galleta de chocolate, y las quería.
Con todas sus fuerzas de bebé, lanzó el peluche a México, quien se volteó al recibir el golpe.
—¿Qué pedo?—Miró al bebé, quien apuntaba a la caja de galletas de ahí. México sabía que no podía colocar nada en el carrito de compra sin permiso de Argentina, ya que el mismo se enojaba un poco, aunque también era adorable la forma en la que se enojaba cuando no le hacía caso a eso—Argentina, amor, el bebé quiere una galletas.
Argentina se volteó, metiendo algunas cosas para comprar, las cuales eran comida para bebé, un papilla de manzana para el menor. El del sol suspiró, sabiendo que estaba mal cumplirle todo los caprichos, no solo al bebé, pero a México también.
—Está bien, solo uno.
Prosiguiendo con el día, terminaron con aquello, volviendo a casa, el bebé tenía una galleta en mano mientras era sostenido de su otra mano para que pudiera caminar dentro. Lo cargaron por México, siendo llenado a besos, a dulces y cariñosos besos en todo su pequeño rostro de bebé, el mismos se rió fuerte por los besos. México era un padre muy meloso, cariñoso.
Argentina le decía muchas veces que tenga cuidado con el bebé cuando lo carga tan alto para besarle su mejilla muchas veces, podría ser peligroso para el bebé.
México no podía evitar ser así, era su primer bebé con Argentina, obvio lo iba a amar tanto que solo quería besarle sus mejillas regordetas. Varias veces jugaban a las escondidas, el bebé se reía fuerte cuando México lo sorprendía, era adorable. Argentina desde ese momento supo de verdad que México era el indicado para él para toda la vida.
¿Tener otro bebé era una buena idea? Quería pensar que si lo era y que México iba a estar feliz con esa noticia si es que un día lo estaba.
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Ando muy muerta en el fandom, lo siento 😔☘️ lo siento para los que esperan demasiado tiempo para estás actualizaciones y solo reciben kk flop de mis fanfics de mi otro fandom (´ . .̫ . ')
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