𝓬𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸
𝚁𝚒𝚛𝚒 𝚢 𝙵𝚘𝚛𝚍

Martes.

Un martes haragán.

No había nada que pudiera movernos de nuestros cómodos lugares, incluso Mabel se había podido comer toda una bolsa de quesitos sin utilizar las manos.

Eso debería ser una especie de récord o algo asi.

Todo estaba tranquilo.

O eso parecia hasta que nuestro Tio Ford apareció desde el sótano con una criatura extraña.

— ¡No dejen que coma carne humana!. — Gritó mientras trataba de sostenerlo con unos guantes extraños.

Detras de el, Riri, con los mismos guantes que él pero con una red de mariposas en una de sus manos.

Entre los dos comenzaron a acorralarlo hasta que la criatura se movió a una esquina, seguramente para hacer un último intento de escapar.

Para su mala suerte, Riri sostuvo la red contra su cuerpo y el tío Ford por fin pudo atraparlo, tomándolo de uno de sus tentáculos para despues sonreir de forma victoriosa.

El pelirrojo lo miró con el ceño fruncido mientras lo golpeaba repetidamente con una de sus alas.

Su brazo estaba lastimado y parecía más enfadado cuando el Tio Ford se cubría de los golpes.

— Ya sacalo de aqui, apesta a vómito de vampiro. — Se quejo el Tio Stan, cubriendo su nariz ante el hedor para después apuntar al ángel. — ¡Y tú! ¡Toma!.

El tío Stan tomó una paleta de hielo y se la lanzó, los ojos del ser brillaron en agradecimiento mientras sonreía con los labios cerrados.

— No dejes que el torpe de mi hermano te prohíba estas cosas, si, tienen mucha azúcar ¿y que?.

— ¡EL AZÚCAR ES LO MEJOR!. — Se une Mabel.

Una risa escapó de sus labios mientras se despedía de nosotros y regresaba al sótano donde él y el tío Ford realizaban toda clase de experimentos.

Pero, ¿cómo llegamos a esta situación?.

Rebobinemos.

-acker, ¿que haces?
Alimentar mis fantasías.
Siquesi.
Bueno, ¿estará de más decirlo?, no importa. Fondo negro.