𝐅𝐥𝐚𝐬𝐡 𝐁𝐚𝐜𝐤 ━ 𝐈𝐍𝐍𝐎𝐂𝐄𝐍𝐓 𝐒𝐎𝐔𝐋𝐒 𝐔𝐍𝐈𝐓𝐄𝐃

❝𝐄𝐬𝐭𝐚𝐫𝐞́ 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐥𝐮𝐳 𝐲 𝐭𝐞 𝐠𝐮𝐢𝐚𝐫𝐞́ 𝐚 𝐜𝐚𝐬𝐚 𝐜𝐮𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐧𝐨 𝐡𝐚𝐲𝐚 𝐚 𝐝𝐨𝐧𝐝𝐞 𝐢𝐫, 𝐬𝐞𝐫𝐞́ 𝐥𝐚 𝐯𝐨𝐳 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞 𝐫𝐞𝐜𝐨𝐧𝐨𝐜𝐞𝐬 𝐜𝐮𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐞𝐬𝐭𝐚́𝐬 𝐩𝐞𝐫𝐝𝐢𝐝𝐨 𝐲 𝐬𝐨𝐥𝐨, 𝐧𝐨 𝐭𝐞 𝐝𝐞𝐣𝐚𝐫𝐞́ 𝐢𝐫❞ .
Fɪɴᴅ  ʏᴏᴜ ── Rᴜᴇʟʟᴇ.

LOS OJOS OSCUROS DE LA MORENA LA VEÍAN FIJAMENTE CON UNA EXPRESIÓN DE FELICIDAD QUE CLARAMENTE ERA COMPARTIDA. La ceremonia más importante de sus vidas estaba por dar comienzo, los nervios y la ansiedad crecían, la mente de la rubia divagaba un poco, sonrió impresionada, ella no pensó alguna vez que llegaría a su vida el momento en el que confiaría su vida a un nefilim, una raza que solo le había causado dolor, sin embargo, Isabelle apareció y lo sacudió todo.

Con tan solo nueve años de edad la idea de permitirle pasear por el parque a su padre le pareció bien y la dejó ir a liberarse de sus pesadillas escapando de ellas por primera vez. El lugar con árboles y viento, estaba casi solo, casi.

A la lejanía una niña que aparentaba la misma edad que la rubia se encontraba luchando──y perdiendo──contra un demonio que le triplicaba el tamaño y fuerza. Evolet distinguió las runas negras en la piel de la contraria y aun que el dolor de sus recuerdos la invadió por un segundo corrió a una la velocidad cercana a la de un hijo de la noche dispuesta a ayudar.

──¡No te paralices!──le gritó una voz en su interior atormentadola, esa maldita voz. Evolet tensó la mandíbula aferrándose a la ira y se colocó frente a la ojicafe.

De sus manos comenzó a desprenderse un fuego amarillento con destellos dorados, sus ojos cambiaron opacado a las más bellas estrellas de la noche. Con una esfera de magia alejó al demonio de la chica y esta se permitió recobrar el aliento, con otra lo distrajo, y con la última lo acorralo, solo bastó que clavara su cuchillo serafín en su pecho para hacerlo desaparecer.

──¿Tu quien eres?──preguntó la femenina voz a sus espaldas con curiosidad.

La rubia hizo una mueca de desagrado ante la idea de haberse expuesto, pero la inocencia de un niño la invadió por primera vez tranquilizandola.

──Ella guardará el secreto, espero que si──susurró para si misma.

Sus ojos se apagaron volviendo al característico tono azul y dio la vuelta con una sonrisa amable que hizo el ambiente más ligero. Evolet se acercó a sentarse en el césped junto a la morena.

──¿Estás bien?──preguntó analizando rápidamente el estado de la niña.

──Oh sí, muchas gracias por la ayuda──sonrió y la ojiazul solo asintió.

──Me llamo Evolet.

──Isabelle, pero dime Izzy──se presentó de vuelta la pelinegra──. ¿Cómo hiciste eso?

──¿Sabes guardar secretos?

──Sí, guardaré el tuyo──Izzy levantó su mano con la intención de enlazar su meñique con el de la rubia, la última imitó la acción con la extremidad temblando ligeramente.

──Soy una híbrida.

Esa noche un ligero peso se quitó de los hombros de la pequeña niña rubia y para el final de aquella noche ambas habían comprendido──con mucha ayuda de la inocencia infantil──que ninguna era mala o peligrosa para la otra. Cuando la pelinegra se despidió para evitar ser descubierta Evolet se dejó guiar por el impulso y la citó otro día para ser unas niñas normales, felices. Su primer amiga la tuvieron a los nueve años de edad.

La costumbre de encontrarse logró formar un lazo de amistad entre las dos, haciéndose más fuerte cada día, incluso si no estaban juntas. Isabelle había roto con sencillez las barreras que Evolet ponía sin siquiera esforzarse en hacerlo.

Con Izzy no había traumas que superar, pesadillas que enfrentar ni pasado que recordar; con Evolet no existía la presión de ser como su hermano, no madre que la denigrara, solo una rubia que no perdía la oportunidad de recordarle lo orgullosa que estaba de ella. Se cambiaron la una a la otra, o tal vez solo salió a la luz lo que siempre había estado oculto.

La ojiazul dejó de lado el rencor a los shadowhunters permitiendo que fueran trazadas en su cuerpo sus primeras runas. La morena borró todo tipo de prejuicio a los del submundo de su mente perdiendo el miedo. Eran niñas madurando.

Y un día simplemente lo supieron, era hora.

Era de noche, la luna llena iluminaba el cielo y las estrellas intentaban igualarla. Estaban una frente a la otra con una sonrisa en su rostro listas para todo siempre y cuando fuera juntas. Eran unas simples niñas, lo sabían, pero una conexión como la suya no sucede dos veces en la vida.

Asintieron dandose permiso mutuo de comenzar la unión. Evolet tomó el ante brazo de Izzy con su mano, mientras que la pelinegra repetía su acción. En el césped aparecieron tres círculos azules, uno rodeando a la rubia, otro a la ojicafe y por ultimo uno que las abarcaba a las dos.

Era un buen momento para dar marcha atrás, pero ninguna quería hacerlo.

──No me ruegues que te deje o que regrese cuando te estoy siguiendo──Isabelle comenzó a decir el juramento tratando de contener su alegría.

──Quod ubi te ibo, et ego vivo ubi habitas*──continuó Evolet en un perfecto latin.

──Tu gente sera mi gente y tu Dios sera mi Dios.

──Quae te morientem terra et non morieris. Et locum accipiam sepulturæ.*

──El ángel me haga esto y mucho más si nada más que la muerte nos separa a ti y a mí.

──Et hoc mihi angelus si non sola mors me et te separat──dijeron a la vez aumentando la fuerza en su agarre.

Evolet agarró su estela con su mano desocupada y la llevó a la parte trasera del cuello de la morena donde sin necesidad de que esta diera la vuelta trazó la runa que las haría una sola. Isabelle hizo lo mismo en el la nuca de la rubia.

Los círculos desaparecieron y ellas los sintieron, había terminado. Se abrazaron con fuerza──mundana── y alegría, sin embargo, había algo molestando a la Lightwood, lo sentía.

Isabelle no podía evitar sentirse levemente triste por no haberle pedido a su hermano que la acompañará en el momento más importante de su vida, por no poder presentarle a su pequeña y rubia salvación.

Pero aun siendo tan joven había comprendido que la clave veía mal a los subterráneos y que a Evolet, por ser una híbrida tan poderosa la estaban cazando. No entendía porque, pero esos eran problemas a los que siendo más grande se enfrentaría.

Ahora disfrutaría el momento, porque entre ellas se cambiaron a bien y ambas estaban dispuestas a morir por la otra. Todas las veces que se encontraron ahí mismo poco a poco las hizo una sola sin que se percataran, cada vez que se alejaban dolía en el alma por no tener a su complemento.

Por eso se habían marcado, ninguna estaba dispuesta dejarse ir. Inocentes corazones llenos de dolor con un inesperado encuentro con el amor.

Ahora y con justa razón, eran Parabatais.

¹* Porque a donde tu vayas, yo iré, y donde tu vivas yo viviré.

²* Donde tú mueras, yo moriré. Y allí seré enterrado.

El traductor así dijo que se decía en latín, confíare en el por ahora.

DARK