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━━𝐅𝐥𝐚𝐬𝐡 𝐁𝐚𝐜𝐤

𝐅𝐥𝐚𝐬𝐡 𝐁𝐚𝐜𝐤 ━ 𝐅𝐑𝐄𝐄 𝐅𝐎𝐑 𝐓𝐇𝐄 𝐅𝐈𝐑𝐒𝐓 𝐓𝐈𝐌𝐄

𝐀𝐲𝐮́𝐝𝐚𝐦𝐞 𝐚 𝐬𝐚𝐥𝐢𝐫 𝐝𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐞 𝐢𝐧𝐟𝐢𝐞𝐫𝐧𝐨, 𝐭𝐮 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐦𝐞 𝐥𝐞𝐯𝐚𝐧𝐭𝐚 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐡𝐞𝐥𝐢𝐨, 𝐭𝐮 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐦𝐞 𝐥𝐞𝐯𝐚𝐧𝐭𝐚 𝐜𝐮𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐞𝐬𝐭𝐨𝐲 𝐚𝐛𝐚𝐣𝐨❞.
Hᴇʟɪᴜᴍ ── Sɪᴀ

EL ARDOR DE LOS MÚSCULOS TENSANDOSE RECORRÍA CADA CENTÍMETRO DE SUS PIERNAS, el hormigueo que subía desde la planta de su pie le indicaba que estaba a punto de desplomarse, las lagrimas que de sus ojos caían por sus mejillas y se perdían con la lluvia que azotaba su rostro impidiendole ver le pedían que parara, sus pulmones que luchaban por respirar el aire frio a su alrededor exigían un descanso, pero ella solo podía pensar en seguir corriendo, en huir.

Sus ojos, tan brillantes y dorados como una estrella en la inmensidad de la noche que la acompañaba, analizaban con rapidez la situación buscando una escapatoria. Con el cuerpo temblante dio un giro rápido y se metió entre arbustos y arboles tan agilmente como su cuerpo se lo permitía. Visualizó un parque, tan solo como ella, alumbrado por las pocas farolas a lo largo de este, tan amarillas que podrían intentar hacerle competencia a sus orbes, solo que su luz emitía tranquilidad, los de ella, miedo.

Se detuvo de golpe como si algo la hubiese parado, se estrujo el pecho sintiendo como este se aceleraba, intentó pasar saliva pero el nudo en au garganta no se lo permitía. Y cayó. Sus piernas fallaron y la dejaron caer raspondale las rodillas. Todos sus sentimientos llegaron a ella de golpe haciéndola sentir débil y sin poder retenerlo más soltó un alto sollozo que alguien más logró escuchar a la legania.

El gran brujo de Brooklyn se encontraba regresando de una jornada de trabajo que lo había dejado realmente agotado, sin embargo, aun siendo una persona que amaba la moda y no dejaría que su ropa se mojara decidió que sería relajante para el regresar caminando a su casa bajo las gotas que chocaban con su cuerpo debido a su falta de paraguas. Gracias a una decisión tan simple el lograría la vida más importante en el mundo de las sombras, al menos en un futuro lo sería.

Pasos resonaron en los oídos de la rubia, se iban acercando en su dirección y aunque al principio no le había tomado demasiada importancia porque sabía que no la seguían, en ese momento dudo de todo y se obligó a parar de sollozar mordiéndose el labio hasta que sangrara.

Deseo pararse pero ya no tenia las fuerzas necesarias, el miedo que realmente nunca la dejó se volvió a apoderar de ella haciéndola añorar morir justo ahí, sin más dolor. Extendió su mano con la palma arriba y en su mano derecha apareció una daga que ella agarró con fuerza, colocó la punta en medio de su pecho, tomó un bocado de aire a la vez que veia una silueta formándose no muy lejos de ella. No dudo, lo introdujo.

La sangre comenzó a emanar de su pecho hasta que sintió como el objeto desaparecía tal como ella lo había traído. Abrió los ojos y tocó la herida, era tan leve que apenas logró sangrar. Volteó con fuerza en dirección al hombre sabiendo que había sido obra suya aunque este aun se encontraba lejos. Era un brujo. Con ayuda de sus manos retrocedió lo poco que pudo, aun que ciertamente no era mucho.

La escena con la que Magnus Bane se encontró era desgarradora e incluso, imposible de creer. Siguiendo los sonidos provocados por un intenso llanto llegó justo a tiempo para detener el intento de suicidio de una niña que no podía más con su vida. La pequeña lo volteo a verlo asustada dejándole ver que al igual que él, era una bruja, su mirada solo gritaba miedo, no, terror, con una pizca de odio que parecía vacilar.

Se encontraba descalza, usando un short de mezclilla roto y sucio que dejaba al descubierto su cicatrices──unas tan grandes como la mano del mayor──no tenia blusa, solo un top negro desgastado dejando ver su abdomen y espalda que se encontraban peor que sus extremidades inferiores. Los labios de la pequeña estaban siendo fuertemente mordidos por la misma, sus mejillas sucias pero rojas al igual que la nariz por el fuerte frío que hacia, aun que ella solo sentía la mitad. Dirigió su vista a sus ojos que lucían como la más joven de las estrellas siendo iluminados por el satélite natural de la tierra.

¿Cómo se superaba una escena así? Magnus se lo preguntaba mientras la irá lo invadía y las lagrimas comenzaban a acumularse en sus ojos siendo eliminadas por sus manos temblantes. Para futuras referencias, él jamás podría, esa sería siempre su mayor pesadilla.

──Caramelito...──él mayor intentó dar un paso pero la pequeña se hizo más para atrás soportando el dolor de sus manos.

──No... Por favor, no...──sollozo con fuerza aun sabiendo que era inútil, ningún hombre de Valentine le tendría piedad──No  quiero volver...

Su oportunidad, su única oportunidad, la había arruinado.

──No quiero hacerte daño──él extendió sus manos mostrando que no cargaba armas.

──No-o eres el primero en decir a-aquello, y no serías el último en me-mentir──su voz débil, entrecortada y temerosa solo dificultaba más a su voz de ocho años en darse a entender.

El gran brujo de Brooklyn sin saber que más hacer le mostró a la pequeña de rubios cabellos sus ojos amarillentos de gato esperanzado que eso le ayudará.

──Sé que-e eres un brujo, eso no-o cambia nada──de sus manos comenzó a salir magia dorada──. Eres co-como yo, bie-en, ellos tambié-en.

Magnus tenía un instinto paternal natural que lo obligaba a acercarse y no dejar a la pequeña sola pero el dolor que proyectaba no le hacía la tarea nada fácil. Dio un paso, luego otro y se detuvo.

──Quiero ayudarte──le explicó con semblante tranquilo, alguno debía mantener la calma.

──Entonces matame.

El tiempo se detuvo por un momento, sus pulmones dejaron de dejar pasar aire y su cuerpo se paralizó brevemente, él jamás la mataría, no podría nunca pero tanta desesperación solo hacia el ambiente más tenso y con eso doloroso.

──Dile que me resistí, que te obligué a luchar contra mi y matame──la pequeña rubia logró incarse sin despegar la vista del pelinegro brujo──. Muerta le sirvo tanto cono viva... Pero por favor, yo no quiero volver.

──No te pienso matar──avanzó cuatro pasos más.

──O lo haces tú o yo tendré que matarte a ti y en serio no quiero hacerte daño──su cuerpo aun temblaba pero sus manos estaban tan firmes como era necesario para atacar.

──Está bien, estrellita, no debes oscurecer tu alma...──extendió la mano con cuidado intentando acercarse a su rostro y tocarlo.

──¡Es que no lo entiendes!──Se paró con rapidez y sus brazos a sus costados, de sus palmas la magia la rodeo a punto de atacar al brujo, sus ojos brillaron más y... gritó, con fuerza, con todos sus miedos y sentimientos acumulados, con la infancia arrebatada y los traumas acumulados.

Sus piernas no aguantaron el peso sintiendo como mil agujas se enterraban por su piel y se dejó caer sin parar su grito desgarrador. Las lágrimas acompañaban la mezcla de desastres que se expresaban como sentimientos y cuando sintió que iba a golpear el piso a la suma de las cosas se agregaron dos fuertes brazos que la sostuvieron con suavidad. El brujo la había alcanzado rápidamente, el brujo la tenía y ella se rindió.

──Entiendo que estas sola y que ni siquiera tenías esperanzas de poder vivir, entiendo que solo corriste para morir y entiendo que yo, el gran brujo de Brooklyn, no lo permitiré──la rubia aligero cada musculo de su cuerpo y rodeó como pudo al pelinegro en un intento de abrazo.

Su rubio cabello se le pegaba en la frente a causa de la lluvia, sus ojos tan intensos iban aplacando su intensidad a la vez que su llanto aumentaba, sus gritos entrecortados cada vez eran más inestables pero fuertesy cuando terminó de reclamarle a la luna por el destino que le había dado, solo dejó caer cada parte de su cuerpo.

──Te creo.

Este capítulo me tenía tan en blanco que no pude resistirme y lo escribí todo de nuevo.

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