Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

━━𝐅𝐥𝐚𝐬𝐡 𝐁𝐚𝐜𝐤

𝐅𝐥𝐚𝐬𝐡 𝐁𝐚𝐜𝐤 ━ 𝐌𝐀𝐘𝐁𝐄 𝐘𝐎𝐔'𝐑𝐄 𝐌𝐘 𝐒𝐀𝐋𝐕𝐀𝐓𝐈𝐎𝐍

❝𝐄𝐬𝐭𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐞𝐧𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐞𝐧 𝐬𝐮𝐞𝐧̃𝐨𝐬 𝐫𝐨𝐭𝐨𝐬... 𝐍𝐨 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐫𝐨 𝐬𝐚𝐛𝐞𝐫 𝐥𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐬 𝐯𝐢𝐯𝐢𝐫 𝐬𝐢𝐧 𝐭𝐢, 𝐧𝐨 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐫𝐨 𝐬𝐚𝐛𝐞𝐫 𝐥𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐬 𝐞𝐥 𝐨𝐭𝐫𝐨 𝐥𝐚𝐝𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝐦𝐮𝐧𝐝𝐨 𝐬𝐢𝐧 𝐭𝐢❞
Tʜᴇ ᴏᴛʜᴇʀ sɪᴅᴇ ── Rᴜᴇʟʟᴇ.

MIEDO, TAN MALDITO PERO TAN HUMANO, aquella sensación que se esfuerza por recordarle a la gente que por más valiente que uno intente ser aún eres debil y que este encontrará la manera de llegar hasta a ti así le cierres toda entrada. Tu mayor enemigo pero tu mayor aliado a la vez, te avisa de los riesgos en la vida te mantiene en este mundo, a algunos los atrapa sin soltarlos más nunca.

Para ella, el miedo era su más grande conocido, el que más le desagradaba.

Un grito resonó en el departamento a la vez que unos orbes azules se abrieron de golpe, la chica de cabellera rubia se sentó el cama rápidamente, estaba tan levemente sudada que ni siquiera se distinguía, su respiración era igual de rápida que su corazón, este a punto de salirse de su pecho──o así lo sentía ella──. Se restregó la cara con ambas manos mientras se regañaba a si misma por permitir que aquello la siguiera afectando, se sentía frustrada y aun que no lo admitirá, estaba aterrada.

Con apenas nueve años de edad ella hace tiempo había dejado de ser una niña, era capaz de esconder sus emociones aún cuando en ocasiones terminaba explotando; no se permitía llorar, mucho menos frente a los demás, y era valiente siempre que era necesario. Por otro lado, a tan corta edad ya era una experta a la hora de luchar, tomaba la espada con la fuerza necesaria pero sin perder elegancia, tenía seguridad al moverse, era rápida y ágil, especialmente si usaba sus dagas. Sin embargo, cuando de sus malos recuerdos se trataba, parecía que aquella guerrera para la cual había sido entrenada desaparecía, viendo lo que pasaba a través de la indefensa pequeña que aborrecía ser, sin hacer nada.

La puerta de su habitación se abrió  despacio dejando a la vista a un vampiro de negro cabello que ya sabía con claridad lo que pasaba dentro de esa habitación tanto como sabía que sucedía dentro de la cabeza de Evolet.

Raphael Santiago.

Jamas pensó alguna vez ser él un amigo, no, mejor amigo de una niña que ni siquiera tenía una década al menos, aun así, se encontró a si mismo siendo el segundo pilar más importante en la vida de la chica, después de eso, de la curiosidad sobre uno instalada en el otro, de dejar de lado las mascaras, de dejarse ver destruidos, entonces no dudó ni un momento en quedarse con la rubia para toda la eternidad, aun que ella no se lo pidiera, sin embargo, lo hizo.

Evolet le regresó algo que él daba por perdido desde el momento en que dejó de poder salir por los días, esperanza. Ya que a pesar de todo lo sufrido por ella, esa linda sonrisa con unos pocos dientes chuecos no se permitió desaparecer, principalmente tenía una especialmente para él, Raphael, por su parte, no dejó que la llama que la hacía sentir viva se apagará. Se necesitaban, era claro, sin embargo, el vampiro sabía que sería él quien terminaría más destruido si es que la rubia de ojos azules se iba alguna vez de su lado.

──Adivinare, pesadillas──habló el chico de negros cabellos sentándose en la cama junto a ella, la cual solo levanto la mirada para verlo dándole una respuesta no verbal a su amigo. Ninguno lo dudo ni un poco, Sasha se acerco más al vampiro dejando su cabeza apoyada en el pecho ajeno, mientras el rodeaba sus hombros con sus fuertes brazos que tantas veces la habían hecho sentir segura.

──Odio esto, lo detesto──comenzó a decir la pequeña rubia de ojos azules──. Tengo una segunda oportunidad de tener una vida, una buena y sigo sufriendo por algo que ya pasó, desperdicio esto pero es imposible no recordarlo──ella se estaba empezando a abrir con el joven──. Sabes, recuerdo el dolor de cada herida, la falta de sangre, e incluso de aire, recuerdo la falta de agua y comida, aun siento cada golpe y cada pelea, pero, eso no es lo peor. Porque lo que más me enoja y me hace sentir rota es el hecho de que no hice nada, me dejé lastimar, tenia miedo, demasiado, por lo cual me rendí, me trape a mí misma, y ese será siempre mi peor error.

Los brazos de Raphael apretaron más a Evolet contra el a ver como la pequeña semi vampira comenzaba a sollozar sin dejar a las lágrimas caer. Tantas noches había pasado a su lado hasta que se volviera a dormir, pero en ninguna comentaba nada, no es como que para el fuera necesario aquello para entender lo que pasaba, era necesario para la ojiazul, pues tal vez si ella dejaba que Raphael cargara un poco del dolor que se posaba sobre los pequeños hombros de Sasha, entonces tal vez podrían salir delante de todo esto.

──Eras... eres una niña──la consoló con cariño en la voz──, no puede ser tu culpa, no puedes creer que fue así──comenzó a acariciar su cabello──. No eres debil, ni asustadisa, eres terca, tanto como para escapar de ahí, para convencerte de que ser una infante está mal y para  pensar justo ahora que estoy equivocado en lo que digo. Se una niña Ev, permítete serlo, que de cuidarte yo me encargo.

Ella sabía que debía hacerle caso, confiaba plenamente en él y era conocedora de que cumpliría, pero no había podido superarlo antes ni podría hacerlo ahora, tenía una mente trastornada que no la dejaba superar el asunto porque una y mil veces más le repetía las sensaciones y recuerdos a la hora de soñar a tal punto de no poder distinguir su realidad de la que no. Y si, cuando despertaba ya todo había pasado dejando llegar un abrazo del vampiro o un beso en la cabeza de su primer pilar que le resultaban reconfortantes, pero sus demonios seguirían esperando por ella hasta en la noche y ella, ya los estaría esperando, tan acostumbrada a su desagradable visita.

──¿Hacemos una promesa?──el tono suave de su mejor amigo, casi en susurro, la sacó de su pequeño trance, levantó la cabeza apoyando la barbilla en el pecho ajeno para poder observar mejor los oscuros ojos que más le gustaba observar, llenos de dolor y tristeza, como los suyos. Asintió levemente invitandolo a continuar hablando──Promete que me dejaras ayudarte. Por favor Ev, jura que me contaras todo, sin filtros ni secretos, porque quiero ayudarte, quiero que vivas.

──Solo si tu me lo prometes también, sé que eres un adulto y yo solo una niña pero yo también quiero ayudarte y verte sonreír como pocas veces lo haces. No puedo hacer mucho, pero puedo intentarlo.

El vampiro sonrió enternecido, si la pequeña fuera capaz de comprender lo mucho que ya lo había ayudado entendería porque su desesperación por devolverle el favor. La apartó ligeramente, solo lo suficiente como pararse e ir corriendo a velocidad sobre natural por algo que se encontraba afuera de la habitación, delejándola aturdida por la falta de respuesta; ella apenas pudo fruncir el ceño cuando él regresó y se sentó tras la chica, poniéndola en el medio de sus piernas. Pasó una de sus manos por el cuello de ella sosteniendo algo que Evolet no alcanzaba a distinguir, al menos hasta que Raphael tuvo ambas manos atrás del mismo, abrochando la cadenita color oro que ahora alcanzaba a visualizar. La soltó y en el pecho de la ojiazul se posó un cuarzo verde precioso antes de los ojos de Sasha, ni siquiera sabía que decir, aunque reamente no había que.

──Lo prometo──dijo cuando la pequeña semi vampira volteó a verlo con los ojos brillando y una sonrisa tan especial como nunca antes había visto estaba posada en su rostro, causando que su corazón se enterneciera.

El cuarzo brilló más aunque ninguno se percató, se había sellado una promesa que sólo guardaba en su profundidad el corazón y las esperanzas de dos seres rotos. Se necesitaban, si, claro que lo hacían, porque él no podría sonreír sin ella y ella no podría vivir sin él. Los años de diferencia se habían borrado desde el primer momento significativo, tal vez aquel cuando la chica se acercó sin miedo al vampiro a pensar debsus traumas o tal vez el primer abrazo que el se permitió corresponder.

Esa mismo día antes de la hora de dormir, los malos recuerdos de Evolet fueron arrebatados de su mente, sus demonios fueron obligados a esconderse en la oscuridad esperando el momento para poder salir, robaron sus pesadillas, sus malas noches se desvanecieron, pero no por eso las noches a lado del pelinegro terminaron, al menos no aún.

¿Ya vieron la nueva portada? Ay no gente ame las portadas de la trilogía tipo poster de película.

Por cierto, voy a usar a Mckenna Grace como Evolet de niña.

En fin, ya volví, ya todo bien, ya sigo editando mis historias.

Bye, bye, people.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro