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𝟎𝟎𝟔 ━ 𝐋𝐈𝐆𝐇𝐓 𝐓𝐇𝐀𝐓 𝐁𝐑𝐈𝐍𝐆𝐒 𝐋𝐎𝐒𝐓 𝐌𝐄𝐌𝐎𝐑𝐈𝐄𝐒

❝𝐌𝐞 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞𝐬 𝐚𝐭𝐫𝐚𝐩𝐚𝐝𝐨 𝐞𝐧 𝐦𝐢 𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞, 𝐭𝐨𝐝𝐨 𝐞𝐬 𝐮𝐧 𝐫𝐞𝐜𝐮𝐞𝐫𝐝𝐨, ¿𝐂𝐨́𝐦𝐨 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐨 𝐨𝐥𝐯𝐢𝐝𝐚𝐫 𝐚 𝐚𝐥𝐠𝐮𝐢𝐞𝐧 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐞 𝐝𝐢𝐨́ 𝐦𝐮𝐜𝐡𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐫𝐞𝐜𝐨𝐫𝐝𝐚𝐫?❞
Rᴇᴍᴇᴍʙᴇʀ ── Lɪᴀᴍ Pᴀʏɴᴇ.

EL RUIDO DEL LUGAR INUNDÓ RÁPIDAMENTE LOS OÍDOS DE LA RUBIA, el lugar estaba lleno de gente bailando, otros más que ingerian alguna bebida alcoholica y aquellos que hacían ambas. Sasha rio, si ella fuera a un lugar así con sus amigos de la academia sería parte del último grupo, ya habiendo encontrado una manera de llegar al escenario y que todos pudieran verlos haciendo el ridículo. Extrañaba a los chicos.

Los Shadowhunters se encontraban en el club Pandemiun a punto de reunirse con el gran brujo de Brooklyn, Magnus Bane, así que un momento de diversión no era un lujo que pudiera darse.

──Mézclense, pero mantengan sus armas listas──el par de cabellos dorados comenzaron a caminar junto a la Clarissa hacia donde el brujo se encontraba sentado, dejando atrás a los hermanos Lightwood, quienes se separaron cuidando el terreno.

Jace llamó la atención del asiático, quien por cierto se encontraba retocándose el maquillaje──Magnus.

──Clary Fairchild──habló Magnus una vez se encontraba de pie y con su vista muy atenta en la mencionada──, te has convertido en una hermosa mujer.

──Magnus Bane──respondió ella con el mismo tono que el brujo──, tú eres el que me borro los recuerdos.

──A petición de tu madre, ella conocía el riesgo──aclaró──. Muéstrame la joya, Shadowhunter──pidió él dirigiéndose al chico. Jace sacó el rubí causando una leve sonrisa en el contrario pero cuando el asiático intentó tomarlo el rubio hizo su mano para atrás.

──Devuélvele los recuerdos a Clary y recibirás la joya.

──Debo confirmar su autenticidad──el ojiazul terminó accediendo y la dejó caer en la mano ajena. El chico de cabello negro la giró para observarla──. Amor verus numquam moritur.

──El amor verdadero nunca muete──tradujo Sasha con seguridad pero acercándose a donde estaba su hermana con un leve nerviosismo.

El brujo la observó con delicadeza, como si fuera a romperla en un mal movimiento, su caminar con paso firme, su vista puesta en él intentando mostrar que podía con el mundo entero sobre ella y la falsa tranquilidad de sus demonios mentales, era convincente y él le hubiera creído si no la conociera como lo hacía.

──Estrellita──la sonrisa en su rostro era alegre, tierna incluso, lastima que la chica no supiera más que su hermana acerca de él──, creciste tanto.

──Lo siento, pero no te recuerdo.

¿Cómo describir el sentimiento? ¿Una caricia mortal o una apuñalada sanadora? El tono más paternal que alguien alguna le dirigió contra el ligero dolor en el pecho por no poder aclarar su mente ni como supo su nombre en la primer ocasión que fue a ese lugar. El pequeño puchero de confusión que adornaba su rostro y los ojos azules de la chica chocando con los suyos contra el mensaje que transmitían y que él, por un momento, pensó que no estaría ahí. No lo recordaba.

──Creó que es hora de que pagues tu parte──obligarse a despegar la vista de la rubia no era algo que le gustara demasiado, pero lo hizo.

──Ojalá pudiera recuperar los recuerdos de Clary, pero ya no los tengo.

──¿Qué? ¿Dónde están?──la mencionada se extrañó.

──Se los dí a un demonio de la memoria por seguridad──por más que intentó ocultarlo, el asiático vio la ligera sonrisa divertida que se asomó por el rostro de la mayor de las hermanas y él sin poder evitarlo sonrió levemente en su dirección extrañando sus expresiones al intentar ser seria.

──¿Por qué diablos lo hiciste──cuestionó un enojado Jace.

──Para proteger a Clary, a la copa y a Evolet.

Otra puñalada, su segundo nombre saliendo de los labios ajenos se sentía tan bien, como si ahí perteneciera.

──Si Valentine me capturara podría torturarme para quitarme sus recuerdos como torturo a Dot──continuó.

──Espera, ¿que? Repitelo──su rostro había cambiado rápidamente, su ceño fruncido con una mirada de incredulidad pero su mandíbula apretada del enojo con su mano alzada para llamar la atención──. Repitelo.

──¿Torturarla? ¿Ella está bien?──El rostro de la pelinaranja no era más de preocupación.

──¿No lo saben? Dot esta muerta──Contestó Magnus cuidando su tono de voz por la mayor.

──¿Cómo lo sabes?──Sasha ni siquiera desconfiaba de él pero su corazón le rogaba preguntar.

──Ya no puedo sentir su magia──respondió el──Valentine la mató por que no traiciono a Jocelyn.

──Cielos.

La expresión de Evolet volvió a cambiar, cada parte de su cara se relajó sin transmitir nada en lo absoluto, pero sus ojos, tan expresivos como siempre, hacían una súplica silenciosa de que fuera un error y que lastima que él no pudiera acudir al pedido como ella deseaba.

──Vengan conmigo──pidió él de ojos cafes acercandose a ambas Fray──mi guarida ofrece protección que un Shadowhunter no tiene.

──No, no iré a ninguna parte contigo──Clary se hizo para atrás alejándose de él como esperaba que su hermana hiciera.

──No seas tonta, tu madre querría que vivas.

──Entonces ayúdanos a recuperar nuestros recuerdos──insistió Clarissa.

──Valentine también las está buscando a ustedes y mientras estemos fuera de mi guarida, él se acercará cada vez más.

Fuego azul salió desprendido de las manos del pelinegro cautivando a Sasha, sintiendo como este penetraba en ella con facilidad aun cuando ni siquiera iba dirigida a ella, sino que la disparó hacia un punto tras de él creando un portal morado. Extendió su mano.

──Vengan conmigo──Clarissa volteó a ver al rubio, quien negó en forma de respuesta a la pregunta no verbal de la pelinaranja──. No lo ofreceré otra vez.

──No, no huiré de mis problemas y tu tampoco deberías.

──¡Cuidado!──se escuchó la voz de Izzy antes de que una flecha pasara frente a la rubia, atravesando a un hombre que estaba un poco más atrás. Alexander pasó entre ellos para avanzar junto al hombre que estaba tirado en el piso.

──¿Quién eres tú?──preguntó el brujo, sin embargo el morocho lo ignoro a la vez que jugaba con el arma de la persona que acababa de matar. Ante la falta de respuesta el asiático comenzó a avanzar hacia el portal.

──¡Magnus, espera!──pidió Clary siguiendolo──Eres mi única esperanza.

──Valentine nos encontró. Le advertí a tu madre que esto podría pasar──volteo a ver Evolet──. ¿Vienes Estrellita?

Otra puñalada.

La joven de ojos azules extendió su mano con tanta naturalidad que parecía que su destino era avanzar con él, pero se detuvo por la ligera voz en su cabeza que le recordaba que no podía abandonar a su hermana. Ella volteó hacía el rubio al sentir su mirada, deseaba que su ligero movimiento de cabeza diciendole que no avanzará fuera tan suficiente como lo fue para la menor de las Fray, que ese gesto eliminará su culpa por dudar pero ni siquiera la pelinaranja llamándola lo lograba.

Quería ir, mierda, claro que quería ir. Protegerse de un mundo en guerra escuchando solamente la voz paternal que él le dedicaba unica y especialmente a ella. Se sentía como todo lo que nunca había tenido, lo que siempre había deseado, lo que añoraba. Cerró los ojos casi lista para dejar que todo se pudriera.

──Sasha...──Alec la llamó y se maldijo a ella misma, había hecho una promesa, no podía fallar. Dejó su mano caer.

──Lo siento, pero no puedo ir──abrió sus ojos con seguridad pero un vacío inmediato.

──Entonces, que tengas suerte mi niña──le extendió la mano vacilante y ella sabiendo que no la obligaría a ir con él no dudo ni un segundo en hacer contacto y su mente comenzó a trabajar más que antes.

Un objeto había sido dejado en su mano con discreción y ella sonrió como él siempre creía que debía hacerlo. Con esperanza y luz.

La chica de dorados cabellos había escuchado con anterioridad que hay personas que son capaces de comunicarse con una sola mirada, hablar tanto sin usar la voz, entender sin preguntar, y si bien ella era capaz de descifrar a su hermana solo viéndola jamás había conocido a alguien que lo hiciera de vuelta.

Sabía que él había visto la necesidad de la chica porque no la dejara y él sabía que ella notaba su desesperación por tenerla a su lado, así como supo de prisa que no la dejaría alejarse demasiado tiempo, la estaba invitando a buscarlo, le pedía encontrarlo, y ella lo haría.

El brujo se dió la vuelta y se marchó por el portal.

Una caricia. Dada por un no tan desconocido y añorada toda la vida.

──El área es segura──aseguró Izzy llegando a su lado──, parece que era solo un asesino.

──Tiene una runa del circulo en el cuello──comentó el morocho

──Nos encontraron──Jace se acercó a sus hermanos adoptivos──, no es seguro quedarse. Clary, Sasha debemos irnos.

La rubia asintió levemente despegando su vista de donde anteriormente estaba el asiático y estiró su mano en dirección a Isabelle quien la tomó rápidamente y la acercó, después enganchó su brazo con el de ella dando ligeras caricias en este. Salieron por la puerta dispuestos a avanzar, sin embargo Clarissa se quedo parada.

──Jace──él llamado se detuvo junto con Alec para ver que sucedía.

──Clary, debemos movernos──el chico con heterocromia se regresó al ver que la chica de naranjas cabellos no avanzaba.

──Estoy recuperándome──la rubia suspiro comprendiendo a la chica y esperó pacientemente a que se sintiera mejor. Ambas se habían enterado de la muerte de Dot, a demás ni Clarissa ni ella habían recuperado los recuerdos. Incluso ella quería derrumbarse por al menos cinco minutos.

Isabelle se quedó junto a la ojiverde apoyándola mientras que los hermanos adoptivos comenzaban a discutir, y dentro de todo aquel desastre de gritos Evolet solo escuchaba una voz calmada dentro de su cabeza en recuerdos a los que no les encontraba ni cabeza ni pies.

« Oh, mi brujita, tú y yo somos como la luna y las estrellas, ninguno sería tan hermoso sin la presencia de la otro »

──Esto es genial──comenzó a hablar el chico de ojos avellanas──, no solo Magnus no les devolvió los recuerdos a la chica y a Sasha, también se llevó el collar. Es simplemente fantástico──terminó él con notorio sarcasmo.

──Alec, la chica, su nombre es Clary, y te recomiendo que bajes el volumen──reprendió Jace.

──¿Por qué? ¿Temes que la haga sentir mal? Hemos arriesgado nuestras vidas por ella una y otra vez y ¿a dónde nos ha llevado? A ningún lado. No estamos cerca de conseguir la copa mortal y perdimos el collar del instituto.

──Estoy aquí──Clarissa se alejó de la morena──, no me preocupa tu maldita joya. Lamento que vayas a quedar mal frente a tus jefes ¿si? Pero mi madre sigue desaparecida y mi ultima oportunidad de encontrarla desapareció en el aire.

──¿Te encuentras bien, Sasha?──la pelinegra se acercó a la rubia al verla retroceder un poco. Ella negó.

Los gritos de los precedentes combinados con sus recuerdos perdidos que hacían lo posible por volver solo le generaban un ligero dolor de cabeza. No podía deshacerse de las imágenes borrosas en su cabeza incluso cuando ni siquiera lograba ver lo que había en ellas.

« Estrellita, prometo cuidar siempre de tu puro corazón »

──Clary, todo va estar bien──el rubio intentó tranquilizarla, sin embargo fue en vano.

──No, no esta bien──gritó la chica──. La gente está muriendo por mi culpa ¿y Magnus? Nunca saldrá de su escondite mientras Valentine lo busque. No vamos a encontrarlo y nunca recuperaremos nuestros recuerdos.

Evolet respiro para calmarse, su dolor comenzaba a incrementar y solo tenía ganas de gritarle a su hermana que se callara, pero eso sería desquitarse con ella y llevaba diez años evitando hacer eso, no comenzaría hoy.

──Callense...──susurró──¡Callense ya!──gritó Evolet logrando los tres que discutían la voltearar a ver. Su respiración era cortante e irregular, sus mejillas levemente rojas y una mueca de dolor instalada en el rostro. Los chicos estaban preocupados── Magnus me dio esto antes de irse y algo me dice que pueden usarlo para llegar a él──le aventó el botón del brujo a Jace, quien lo atrapó sin problema alguno.

──Te rindes muy fácil──dijo en dirección a Clary, luego se alejó con el botón en mano.

──¿Qué esta haciendo?──cuestionó la menor de las Fray.

──Está rastreando a Magnus──respondió el pelinegro ahora a su lado──, haz silencio y mantén distancia.

──El botón pertenecía a Magnus──secundó la menor de las Lightwood──, Jace puede descubrir su ubicación usando eso.

──No. La señal no es suficientemente fuerte──habló el rubio después de un tiempo en silencio──, hagámoslo Alec.

──¿Qué cosa?

«Tiene diez y ocho años, pero preguta tanto como un niño de nueve». Pensó Sasha, aun que realmente ella eso ya lo sabía.

──El rastreo Parabatai──le respondió la ojicafe.

──Por supuesto que si.

Una parte de Evolet quería quitarles el objeto y decir que ella lo haría, que por algo él se lo había dado, que quien debía encontrarlo era ella y que podría hacerlo incluso si el rubio no pudo, sin embargo, en su necesidad de llegar al brujo, se contuvo.

Los chicos se tomaron de las manos con el botón entre ellas sin despegar la mirada, comenzando a rastrear.

──Cuando los Parabatai buscan su poder se intensifica──siguió──Jace y Alec rastrearan juntos a Magnus.

──Todo esto de los Parabatai parece extrañamente intimo si me lo preguntas──comentó la zanahoria andante.

──No sabes ni la mitad──dijo la morena con tono nostálgico.

Por pura inercia e intuición Evolet volteó en dirección a la morena con el ceño fruncido pero una mirada de comprensión que ni ella entendía. Isabelle le regaló una sonrisa agradecida. La rubia recargo su cabeza en el hombro de la chica, quien comenzó a darle caricias en el cabello y así, aliviando su dolor.

Después de un breve momento en donde no hubo voz alguna, Jace rompió el contacto visual con Alexander.

──Lo tengo──el rubio avanzó dejando a Alexander en el lugar.

La chica de ojos mar y cabellos de oro se acercó con seguridad evitando que él avanzará sin ella tomando su brazo. Como ya había hecho en otras ocasiones él la acercó con naturalidad pero ahora ella se aferró al agarré con mayor fuerza, sin lastimarlo por la fuerza vampirica que ahora tenía de nuevo. La voz en su cabeza comenzaba a regresar, solo que ahora en vez de ser una ya conocida del asiático, era una aguda, una reconfortante, de una niña pequeña.

« Déjame enseñarte que no soy como los demás, yo no te pienso dañar »

« No voy a dejar que me alejen de ti, ni siquiera mi madre, promesa de parabatai »









──La guarida de Magnus esta tras la cerca──apuntó al lugar Jace después de haber entrado por detrás.

──¿Magnus vive en un depósito?──preguntó la zanahoria.

──Teniendo en cuenta sus gustos, lo dudo──la rubia sacó las dagas que tomó del instituto de su escondite y las alistó. Las tomó con fuerza calmando sus nervios y su mal presentimiento.

──Glamour de brujo──explicó el rubio.

──Algo esta mal──Izzy levanto la mano para detenernos──, es demasiado fácil acercarse tanto──Sasha asintió concordando, a pesar de que fue el brujo quien le dejó el botón dudaba que fuese tan sencillo.

──Quizás bajo sus salvaguardas de protección.

──No, el no haría eso──Evolet respondió al rubio. Y por alguna razón él le creyó.

──Tú──Alec le hablo a Clary y la aludida volteó──, no te entrometas.

──Oh Dios! ¡Valentine encontró a Magnus! ──gritó Clarissa al ver como un Shadowhunter mataba a un brujo. Cada alarma en el cuerpo de su hermana se alarma se encendió ante su grito.

Los demás no tardaron ni un segundo en correr hacia aquella dirección con la rubia en la cabeza, habían comenzado a moverse a la vez. La ojiazul sentía miedo de que algo le pasara al asiático de una manera que no era normal, era demasiado fuerte, un dolor insuperable en el pecho que le pedía moverse.

El brujo cayó al piso y una niña se acerco.

──Papi──se arrodilló e intentó moverlo pero este ya no reaccionaba pues estaba muerto──, ¿papi? ¡Levántate por favor!

Un Shadowhunter del círculo se acercaba por detrás dispuesto a matar a la joven niña de vestido rosa, sin embargo, Clary, quien veía todo desde cerca, se acercó a alejar al hombre de un golpe.

──¡Cuidado!──grito la pelinaranja alejando con una patada al hombre y la niña por reflejo se colocó tras ella.

──Clary Fairchild──habló el hombre──, Valetine estará encantado de conocerte.

──Se quedará con las ganas──el tono de voz de Sasha solo gritaba una cosa, protección, porque nadie le pondría nunca un dedo encima a su hermana mientras ella estuviera viva.

Isabelle tomó el brazo del hombre con su látigo y le dio la vuelta. La mayor de las chicas Fray lanzó una de sus dagas con una sonrisa retadora a la vez que el chico de ojos bicolor hacia lo mismo desde arriba dejando ambas armas encajadas en el hombre, matándolo.

──Gracias por eso──le dijo Clarissa al chico.

──Cuando quieras──este le guiño el ojo y se fue.

──Denada hermanita──ironizó la ojiazul causándole una risita divertida a su compañera de cabellos negros.

──Quédense cerca──indicó la morena──, es más seguro si estamos juntas.

──Ustedes quédense juntas, yo ire en busca de Magnus──habló la rubia quitando las dagas del cuerpo en el suelo. Las chicas asintieron comprendido que ella necesitaba encontrarlo──. Zanahoria, cuida a la niña.

──Como si de una melodia se tratase.

Sasha rio levemente ante el recuerdo de su niñez, cuando jocelyn le pedía proteger a la pelinaranja ella respondía con aquella simple frase, tan sencilla pero tan significativa pues para la rubia así era su hermana mejor. Con altibajos, lenta en ocasiones, otras rapida, pero al final siempre agradable para su oido. Siempre acompañaría su melodia con un paso tranquilo pero seguro en una danza que su madre nunca sería capaz de comprender, solo ambas entendían.










La rubia ya había acabado con la vida de tres personas sin que ni una gota de sangre salpicara en su ropa o saliera de su piel, sin embargo, aun no lograba encontrar al brujo que buscaba y su preocupación comenzaba a inudarla más que antes. Sus pasos se hicieron más rápidos conforme avanzaba, pero siempre firmes, no vaciló ni un momento, hasta que llegó a donde estaba lo que parecía la sala principal. Su hermana junto con la morena y la niña apenas llegaban, Jace ya se encontraba ahí sentado junto con más cuerpos al rededor.

Faltaban dos personas, una de ellas el morocho de ojos avellanas por el que ella no estaba preocupada en lo absoluto, su atención estaba únicamente en el asiático que no se encontraba ahí. Estaba alterada y en un intento de calmarse comenzó a caminar en círculos. No había sentimiento alguno que no expresarán sus ojos.

──Sasha, ¿estás bien? Deberías sentarte──le preguntó el ojiazul al observar como hacía ligeras muecas de incomodidad. El dolor estaba volviendo.

Él extendió su mano para tomar la extremidad de la chica cuando pasó a su lado, deteniendola. Sus miradas chocaron dejandolo ver su remolino de sensaciones. Por un momento ella se relajó pero la punzada en su mente y corazón se lo prohibieron. Se soltó del agarré.

──¡Magnus!──gritó ella acercándose a los pasillos esperando verlo, nada──¡Mags!──su vista se había vuelto borrosa, las voces de los demás llamándola con delicadeza nulas, dolia.

« ──Padre, tengo miedo──confesó una niña hermosa de cabellos dorados con lágrimas en los ojos aferrandose al gran brujo de Brooklyn con fuerza.

──Tranquila cariño, ahora estás a salvo, conmigo siempre lo estarás, lo prometo »

──¡Papá!──gritó con fuerza desconcertando a los presentes. Los ojos de la pelinaranja se abrieron incrédula. Jace frunció el ceño extrañado pero con una ligera mueca de felicidad en su rostro. La morena solo observó con cuidado.

──Aquí estoy, estrellita──el brujo llegó a sus espaldas hablando con la voz llena de pura felicidad y ligeras lagrimas en los ojos que se esforzó por ocultar en vano. Ella volteó en seguida viéndolo entrar junto a Alexander, se alivió de ver el chico a salvo, sin embargo, la joven corrió con velocidad y su dirección eran los brazos de su padre.

──Maldita sea, pa', no vuelvas a hacerme eso nunca──pidió la ojiazul una vez que se aferro a este refiriéndose a preocupara y a bloquear sus recuerdos. Él asintió, ambos negándose a volver a pasar años separados.

──Lo lamento, pero ya pasó, ahora estás aquí conmigo──respondió regresando el abrazo de manera alegre. Comenzó a acariciar con delicadeza su rubio cabello tan sedoso como lo recordaba. Ella hizo más fuerte el agarré──. ¿Terminando de recordar?

La rubia asintió mientras todas las imágenes en su cabeza se aclaraban, ordenaban y juntaban con las antes adquiridas. El dolor en su pecho se eliminó por completo instalando un calor incomparable.

El silencio inundó la sala de estar, incluso la niña rescatada no hacía ruido alguno, pues si bien estaban todos desconcertados le dieron el tiempo y la tranquilidad que la joven necesitaba y ella no podía estar más agradecida por aquello.

Se separó de él lentamente con miedo de romper el lazo invisible, pero ahora sabía que no había nada que pudiera quebrar aquello, le limpió la lagrima que había caído por su mejilla regalándole una sonrisa. La chica tenía los ojos llorosos por la felicidad que sentía en ese momento.

──Magnus──Clary lo llamó con inseguridad en la voz, hizo el gesto necesario para incitar a la niña que antes salvo a avanzar. Está se acerco al mencionado para abrazarlo.

──Unete a los otros, cariño──habló una vez se separaron──, no es lugar para una niña, ve──y ella hizo caso, dejando así la sala.

──¿Estás bien?──Evolet se dirigió al morocho colocandose frente a él y tomó su brazo verificando que no tuviera alguna herida. Él asintió sin borrar ese gesto de curiosidad pero este no mostraba que desconfiara de ella y eso le alegraba.

──¿Tú lo estás?──cuestionó una vez le soltó la extremidad. La ojiazul imitó su gesto y luego lo vio directamente a los ojos.

──No me mires así, Alexander──se quejó haciendo un ligero puchero que era incluso tierno.

──¿Cómo?──su gesto aumentó.

──Como si quisieras descifrarme.

──Quiero hacerlo──confesó con sinceridad. Tenia tantas preguntas acerca de ella. ¿Por qué podía recuperar sus recuerdos? ¿Acaso nunca los perdió? ¿Estaba mintiendo? ¿Qué era? ¿Por qué no podía desconfiar de la chica?

──Lo haras, y yo a ti, solo que no ahora──la joven dio unos cuantos pasos para atrás antes de dar la vuelta no sin antes regalarle una sonrisa, él soltó un suspiro.

A un lado de la pelinegra se colocó la chica de rubios cabellos permitiéndose respirar con tranquilidad. Se sentía a salvo en ese lugar. Si por ella fuera dejaría el tiempo congelado justo como estaba en ese momento.

──Así que hija del gran brujo de Brooklyn──comenzó la Lightwood.

──Suena tan real cuando lo dices──rio incrédula──, es real, de la única manera posible, claro está.

──¿No lo recordabas aun después de verlo en la fiesta──Evolet se recargó en su hombro y comenzó a explicar.

──Los recuerdos son más confusos de lo que se cree, son manipulables o engañosos, especialmente si están borrados o bloqueados, este último caso es el mío. Algunas personas son más importantes para la gente así que es por eso que se bloquean con intensidad variada, pero en general se desatan con una emoción fuerte o una acción predispuesta──Isabelle asintió comprendiendo.

──¿Y cómo te sientes?

──Tal vez mejor que nunca──sonrió con toda la inocencia de una niña pequeña──, pero aun me falta gente por recordar, lo sé.

──Lo haras, estoy segura──Sasha asintió sintiéndose llena, le dedico una gran sonrisa cariñosa antes de que su padre hablará.

──Agárrense fuerte, estamos a punto de movernos.

El brujo no dio si quiera el tiempo suficiente para reaccionar cuando de sus manos salieron destellos color azul que inundó todo el lugar, teletransportándolos a otro sitio.

──Mucho mejor──comentó el asiático──. Agh, es inevitable, después de cada mudanza me dan ganas de decorar. Normalmente me gustan las guaridas sucias, pero esta ya es demasiado.

Alec lo observó extrañado frunciendo su ceño y decidió moverse de lugar cerca de donde su parabatai y la rubia se encontraban. Esta última no evitó la pequeña risa que se asomó en su rostro por las insinuaciones de su padre.

──Creó en el pago por los servicios prestados──Magnus levanto la mano dejando el collar frente a Izzy──, gracias por defender a los brujos.

──No podría──contesto ella.

──Oh no, si podrás──contradijo su amiga de ojos azules, mientras Magnus se colocaba tras la morena para colocarle el collar.

──Los Lightwood han usado esto por años──siguió el brujo terminando de ponerle a la pelinegra la joya──, además, se vería extraño en tu hermano──Susurró──. Acerca de Alec, ¿es mas de las flores o las colonias?

──Creo que es más de rubias──respondió viendo a los chicos a la vez que tocaba el regalo.

El brujo asintió comprendiendo a la vez que veía con discreción como su hija adoptada hacía el esfuerzo por tomar una de las flechas del morocho sin que este la viera. Fracasó. Él suspiro y terminó pasándole él mismo una de estas causando una sonrisa alegre de la joven, quien comenzó a jugar con el objeto.

──Bueno, ¿cómo invocamos al demonio de la memoria?──Clary se levantó con leve desespero.

──¿Estas segura?

──Un demonio tan poderoso podría ser letal, zanahoria, es un riesgo muy grande──explicó su hermana mayor pasando sus dedos por la flecha.

──Hare lo que sea para salvar mi madre──aseguró ella──. ¿Dónde está el demonio?

──De acuerdo──aceptó el brujo──. Chico bonito, prepara a tu equipo.

──Yo sé que hacer──Jace comenzó a avanzar pero Magnus lo detuvo a la vez que la ojiazul fruncia el ceño. Él no era el lider.

──No estoy hablando contigo──lo empujó para atrás y con la misma mano señalo a Alec──, estoy hablando contigo.

Evolet comenzó a reír debido a la cara de ambos parabatai, sin duda el rubio no veía a eso venir y Alexander se hizo el desentendido al ver la reacción de su hermano.

──Ven conmigo──le pidió Mags a Clarissa.

La rubia por su parte se sentó en el sofa junto a Alexander esperando a que todo estuviese listo. Se pegó más a el chico a punto de indagar en su propia mente para aclarar todo, sin embargo, el brujo con ojos de gato se acercó a su hija con una estela de neflim, era gris con estrellas en toda la superficie, parecía dar una pequeña vuelta sobre si misma.

──Es hora de que recuerdes tu lado de Angel, estrellita──la mencionada asintió en su lugar sentándose de manera correcta. Con una sonrisa maliciosa en su rostro que advirtió a su padre tomó la flecha entre su mano derecha y la aventó con fuerza vampirica a la pared clavandola justo entre dos jarrones. Magnus rodó los ojos──. Cariño, sabes que admiro tu puntería perfecta pero no hagas tantos agujeros como en la otra casa, por favor.

──Estos son diferentes, nunca lo había hecho con una flecha──su falsa sonrisa de inocencia terminó por convencer al asiático de dejarlo pasar. El morocho a su lado por otra parte no había despegado su mirada de su arma. Estaba impresionado.

Magnus rodeó el sillón para obtener mejor acceso a la nuca de la rubia, la sensación de la mano de su padre apartando su cabello de su nuca causó un escalofrío que se esparció por todo su cuerpo, tenía super sentidos.

──Tú también deberías sentarte pastelito──indicó el brujo a la morena de ojos cafes que solo observaba lo que sucedía parada a un lado de su hermano. Ambos Lightwood fruncieron el ceño extrañados sin encontrar sentido alguno a esa recomendación, sin embargo, la menor obedeció.

El mayor de los presentes pasó con cuidado la estela encima de la piel blanca de su hija sin trazar alguna figura en especial, comenzó a ver líneas negras en su nuca. El grito de su hermana menos resonó en sus oídos y su primer instinto fue pararse para llegar a ella, pero la presión que hizo el asiático en su hombro le dijo que no lo hiciera. Ella ya resignada se negó a si misma a gritar, cosa que siendo honestos no le fue realmente difícil.

Parecía, ¿cómo decirlo? ¿Acostumbrada al dolor? Su cuerpo por si solo se acomodó de una manera donde el ardor se redujo a pesar de que este comenzaba a expandirse por toda su anotomia. Sus manos se colocaron en puños apretando para pensar en algo más que la sensación de fuego.

Isabelle por su parte tocó el mismo lugar solo que en su cuerpo sintiendo un leve ardor que poco a poco incrementaba. Soltó un quejido que alarmó a su hermano, quien le tomó las manos y volteó en dirección al brujo.

──¿Qué está sucediendo?──preguntó Alexander acariciando las manos de la pelinegra.

──Están reforzando su lazo, uno que casi se borra.

Tan pronto como Magnus terminó de hablar comenzaron a aparecer runas de neflim por todo el cuerpo de la chica de dorados cabellos. Las marcas lucían como recientes tatuajes, tan negras como eran posible con un ligero tono rojizo a su al rededor, pero Sasha podía decir con seguridad que la sensación no era comparable de ninguna manera.

« ¡Mira Evolet, eres una Shadowhunter! Ahora podemos ser parabatais »

El brujo separó la estela de la chica acaricienla piel dañada, ella se quedó en su lugar acomodando sus pensamientos, sus recuerdos y sus sensaciones. Ella era la mitad, solo la mitad de algo más grande, solo un lado de un vínculo, ella...

Se paró con rapidez mareansose en el proceso, él morocho extendió su mano ayudandola a sostenerse de manera correcta y ella solo agradeció con la mirada. Su completa atención pasó a la morena que seguía desconcertada.

──¿Angelito?──preguntó la ojiazul con cautela. Y como si le hubieran dado la pieza faltante del rompecabezas los ojos de la chica se iluminaron.

Se paró de golpe sintiendo una punzada en el corazón que supo de inmediato la contraria también sintió.

─¿Evolet?──ante esta pregunta la mencionada corrió a abrazar a su mejor amiga con toda la fuerza humana que tenia. Se aferró a ella.

Isabelle se sintió estupida. Mierda, la había tenido tan cerca y no la había reconocido. Ella había jurado que cuando se volvieran a ver la reconocería em seguida por su lazo e incluso la había buscado en cada persona con la que se cruzaba. Maldita sea, realmente era ella ¿no?

──¿Es real? ¿Realmente eres tú?──la chica asintió ante la pregunta una vez se separaron un poco. Ambas con los ojos llorosos pero una gran sonrisa en su rostro──No lo puedo creer.

──Y yo no puedo creer que no reconozcas a tu parabatai──se quejó la rubia separándose por completo con gesto de incredulidad. Aunque decir aquella palabra se sentía como una caricia en el corazón de ambas.

──Espera, ¿parabatai?──la expresión de Alexander era de confusión pura, su hermana menor nunca le contó que estaba unida a una persona como el lo estaba con Jace. Era algo mucho más grande de lo que algún mundano o subterráneo comprendiera.

──Izzy...──no era un llamado de advertencia, más bien uno pidiéndole de favor una explicación──Sasha...

──Es una historia para después──cortó Magnus llegando

──Tranquilo, Alexander, como ya te prometí, te lo contaré todo──al mencionado no le quedó de otra más que aceptar aquello──. ¿Cómo sabias que era ella?──preguntó extrañada la rubia.

──Cariño, conozco la mirada que tienes cuando la vez a la perfección, es la misma que cuando me hablabas de tu otra mitad──se encogió de hombros con una caja negra y una estrella en la superficie de color dorado en las manos. Ella asintió comprendiendo, por más neutral que fuera su cara, sus ojos siempre expresarian su sentir.


──Me da gusto que aun las tengas──tomando la caja.

──No podría deshacerme de ellas──la rubia sonrió, se arrodilló y tomó la caja entre sus manos, la colocó en la mesa frente a ella dispuesta a abrirla.

──¿Y eso es...?──el morocho se agachó a su altura.

──Mis dagas, así ya no se las robare al instituto──Evolet levantó la tapa dejando ver un arsenal de dagas con su respectivo estuche. Alexander comprendió, esas eran lo que para él su arco, sus armas, su extensión.

Seis de ellas eran negras con anillo en el mango, dos eran de un desgastado gris con punta en el mango y en los lados, la última una daga negra sencilla, todas con las runas necesarias para acabar con los demonios.

La rubia se levantó y tomo una piernera colocándola bajo el vestido, justamente en su pierna derecha, colocó ahí tres con anillo mientras que las demás se quedaron en la caja que se llevaría al irse del lugar.

Agradeció a su padre quien le sacudió el cabello con ternura recordando la vez en las que se las regaló, estaba tan feliz de tenerla ahí.

──Chicos, ya está──comunicó el rubio de ojos bicolor ingresando al lugar y regresadolos a la realidad sin tener idea de lo que había pasado mientras no estaba.

El mayor de los hermanos Lightwood se levantó y le cedió el pase a la ojiazul para luego caminar tras ella.

Era hora de enfrentarse a un demonio mayor, sin embargo, ahora que Evolet recordaba su gran poder no iba a dudar ni un segundo en brincar a defender a aquel grupo de chicos que estaba comenzando a querer.

Umh, creo que ya está bien el capitulo, no estoy muy segura para ser honesta.

Hice un boceto medio feo de la estela de Evolet pero se los voy a dejar aquí para que tengan una imagen más clara de esta.

Una disculpa para aquellas personas con el fondo negro.

Ahí nos vidrios, raza.

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