🍒「𝐄𝐩𝐢𝐬𝐨𝐝𝐞 𝟒𝟔」🍒
— ¿Sólo tres habitaciones? —Preguntó Renee tratando de contener su emoción.
—Sí, pero... —Papá iba a explicar pero la gran Elena lo interrumpió.
—Eso quiere decir que Renee y Jonathan deberán compartir habitación —Dijo mi mamá.
Jonathan me volteó a ver a mí, yo a papá, él a mi mamá, ella a Renee y ella a Jonathan.
—No —Dijo papá. Por eso lo amo, a mi adorado papi. —Emma se ofreció a quedarse con Renee en la doble, así Jonathan se queda solo y nosotros dos en la matrimonial.
—Ah —Articuló Renee. ¡Tómala, perra!
—Pero creo que Emma debe de querer privacidad... —Dijo mamá.
—Jonathan también —Interrumpió papá.
—...Ella es joven y Renee con Jonathan podrían encontrar una reconciliación si están solos —Siguió mamá. Joder Elena, ¡Cállate!
—No, yo, prefiero estar solo si no les importa y quiero aprovechar el favor de Em, de lo contrario no tengo ningún problema de ir a buscar otro hotel donde quedarme —Dijo Jonathan.
—No, no, está bien Señor Good, yo no tengo problema con quedarme con Renee, ella y yo nos llevamos bien, no veo problema. ¿Cierto, Renee? —Dije tan hipócritamente que creo que todos lo notaron.
—Sí, está bien —Dijo Renee desanimada.
—Bueno, problema resuelto —Dijo mi papá —Entonces instalémonos.
Dicho eso, ellos entraron a su habitación, yo entre a mi habitación seguida de Renee y Jonathan en la de él.
—Oh mi Dios... —Susurre al entrar.
Piso cerámico de color caqui con naranja, paredes granuladas pintadas con un suave beige, techo de granito blanco del que colgaban unas grandes bombillas con muchos adornos blancos y de bronce sintético. Estábamos en la sala de recibo y había una mesa de centro redonda con un enorme florero lleno de petunias amarillas, alrededor de la mesa tres sillas de caoba con enormes cojines amarillos, se miraban muy cómodos. Una televisión de 50 pulgadas adornaba la pared y abajo un mini bar lleno de muchas bebidas.
Entramos a la habitación que estaba separada por una pared de vidrio con forma de cascada. Había dos camas tamaño normal con edredones color caoba con detalles amarillos y había una mesita de noche a la par de cada cama con una lámpara de material similar a las bombillas del techo. Al final de la habitación había una puerta de vidrio, corrediza para poder salir a un enorme balcón con vista a la enorme playa de Riviera Maya.
—Esto es hermoso... —Murmure sólo para mí.
—Y no has visto el baño aún... —Dijo Renee atrás de mí.
No dije nada y me dirigí al baño. Era espacioso, con piso cerámico en todo el suelo y mitad de la pared, color blanco. Lo que más resaltaba del baño era la enorme tina que estaba al final del cuarto a la izquierda.
Nunca en mi vida había visto algo igual de lujoso, mi casa es rústica porque a mis papás les gusta mucho lo contemporáneo pero esto sin duda es hermoso.
Fui de nuevo a la habitación y vi a Renee subir su maleta en la cama y la abrió para buscar algo que ponerse, imagino.
— ¿Qué harás? —Pregunte. Me lance en la cama que estaba vacía, supongo que esta es la mía, que bueno, yo quería esta que estaba al lado del ventanal.
—Iré a caminar y conocer el lugar. —Dice ella y saca un vestido largo de tirantes amarillo de la maleta.
—Ah.
— ¿Y tú?
—No sé, muero por ir a la playa... —Dije emocionada.
—Yo también pero primero quiero conocer —Dice sonriendo —Iré con Elena, ¿No quieres venir?
—Pensé que mi mamá iba a ir con mi papá a las conferencias.
—A la que tiene que ir ahora no, hasta en la noche que al parecer iremos a una cena.
—Umm... —Balbucee —Iré a la playa.
Agarre mi maleta y saque el bikini que me regaló mi mamá, una camisa transparente de rayas blancas con negro, la parte de atrás abierta, unas sandalias verdes limón y mis lentes de sol. Aparte llevaba una pequeña bolsa donde llevo una toalla y bloqueador.
Renee entró al baño a cambiarse así que aproveche a cambiarme rápido. Cuando ella salió me vio impresionada.
— ¿Así saldrás? —Preguntó.
—Sí, ¿Qué tiene?
—Es demasiado... Destapado, es la palabra que busco.
—Nah, me gusta mostrar mi cuerpo, lo tengo bonito ¿Para qué ocultarlo?
— ¿Elena no te dice nada?
—Ella me regaló el bikini, así que no.
Salí de la habitación y mi mamá también. Lleva puesto un vestido rosado muy corto que deja al descubierto sus lindas piernas y su espalda. Lentes oscuros y un sombrero grande como de paja.
Renee también salió.
— ¿A dónde irás, mamá? —Pregunte.
—A conocer el lugar, ¿Quieres venir con nosotras?
—No, quiero ir a la playa.
—De acuerdo, siempre con cuidado.
Mi mamá me dio un beso en la mejilla y se fue con Renee.
Saque mi celular de mi bolsa y le envíe un mensaje a Jonathan.
"Estaré en la orilla de la playa, te estaré esperando. Soy la chica de blanco con verde limón."
Fui a hasta la playa. Las olas se miraban deliciosas y moría por entrar al agua pero aún no, primero quiero tomar el sol.
Alquile una sombrilla que estaba a la orilla del mar. Puse mi toalla en la arena y me senté. Saque el bloqueador y puse un poco en mi mano. De reojo vi a un muchacho musculoso que me estaba viendo. Sonreí coqueta y comencé a frotar la crema en mis piernas lenta y sensualmente. Él comenzó a caminar hacia mí.
—Hi, miss —Dijo al llegar.
—Hola —Salude con una sonrisa. Creo que "Hi" es "Hola" sí, lo es.
—Umm, gringa —Dice coquetamente en inglés.
—Así es.
—Tengo suerte, a todas las gringas les caigo bien.
—Eso parece —Dije divertida y él rió por lo bajo.
— ¿Quieres que te ayude con algo? Te ofrezco desde ponerte el bloqueador solar hasta llevarte a conocer el rincón más excitante de toda Quintana. —Dice él muy morboso. Ni siquiera es tan guapo. Carajo, ¿A quién le miento? Esta guapote como para follarlo en la arena.
—Mi amor, aquí estas... —Escuche una voz atrás de mí. Voltee a ver y vi a Jonathan.
—Good, ven acá, cielo —Dije poniéndome de pie para poder besarlo. —Creo que será otro día, adiós. —Dije al muchacho y él puso mala cara mientras se daba la vuelta para irse.
— ¿Y ese imbécil? —Pregunta Jonathan.
—No sé, se me acercó para charlar. —Explique sin mayor detalle y sin ponerle importancia —Creí que no vendrías.
—Terry me pidió que lo acompañara pero le dije que mejor no, son asuntos de él. Dios, te ves hermosa, pero muestras demasiada piel.
—Por favor —Puse los ojos en blanco —No empieces tú también.
—Es en serio, creo que no podre dejarte sola por ningún momento —Dice divertido.
—Yo tampoco, ¡Mírate! Cualquier zorra podría tratar de ligarte.
Él se ríe, su piel pálida se ilumina gracias al sol, sonrojándola un poco. Sus mejillas toman un color rosado por el calor, resaltando sus hermosas pecas en ellas; que decir de su cabello castaño casi pegándole al rubio... ¡Es guapísimo! Y aquel abdomen bien marcado por su arduo trabajo de capitán lo hacen aún más deseable, porta unas bermudas a cuadros azules con verde... en verdad me saque la lotería.
𝓉𝑜 𝒷𝑒 𝒸𝑜𝓃𝓉𝒾𝓃𝓊𝑒...
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