꒰ 💌 𖥻𝟎𝟑 | 𝐕𝐀𝐑𝐈𝐓𝐀 ꒱
𝐀𝐑𝐂𝐎 𝟏 ⟆ 𝐄𝐋 𝐓𝐎𝐐𝐔𝐄 𝐃𝐄 𝐌𝐀𝐆𝐈𝐀
:•.𝐡𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐩𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫;𝐠𝐨𝐥𝐝𝐞𝐧 𝐭𝐫𝐢𝐨:•.
⤿ ִׄ ›› 𝗖𝗔𝗣𝗜́𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟬𝟯 ¦ 𝗩𝗔𝗥𝗜𝗧𝗔
❛ 𝑭𝒂𝒏𝒕𝒂́𝒔𝒕𝒊𝒄𝒐, 𝒔𝒊𝒏 𝒅𝒖𝒅𝒂 𝒇𝒂𝒏𝒕𝒂́𝒔𝒕𝒊𝒄𝒐 ❜
— Tus ojos son encantadores, parecen dos pequeñas luces de navidad, me encantan - susurro sin dejar de mirarlo.
El niño pronto se sonrojo por completo ante el comentario de la niña pelirroja. Dorian sonrió aún más al ver esto, el niño no sólo tenía ojos bonitos, el también era bonito. Podía jurar que no había ninguno igual de lindo en su primaria.
Sus cabellos obscuros y revoltosos que cubrían un poco su frente y topaban delicadamente con las gafas redondas y algo dañadas. No eran sus ojos verdosos el único encanto, también podía ver gestos como pequeño movimiento que hacía con su labio y el como sus ojos hablaban por completo.
— Gracias - susurro avergonzado.
Nadie jamás se había fijado en sus ojos, de hecho puede recordar el odio irracional de su Tía Petunia por estos.
Asi que causaba un lindo malestar el hecho de que a una niña linda le parecieran brillantes sus ojos.
— Soy Dorian Chatterley ¿y tu? - extendio su mano, saludando al pelinegro.
— Soy Harry, solo Harry - respondió, estrechando la pequeña mano de la ojicafe.
Ambos volvieron a mirarse, Harry estaba intrigado, ahora que ponía más atención nunca había visto unos ojos tan parecidos a las avellanas que Dudley solía comer con su helado gigante. Por su parte, Dorian estaba emocionada mientras miraba el verde esmeralda detrás de aquellas gafas redondas del niño, ese color le recordaba algo pero no lograba recordar nada más que una luz.
— Harry, cariño aquí está tu pedido. Espero y te vaya increíble en tu primer año - interrumpió la dueña del local, quien emocionada le sonreía al pelinegro de gafas.
— Gracias, Sr Malkin - agradeció, la mencionada asintió y se alejo de ambos infantes, regresando al lado de su madre.
— Solo Harry - sonrió, inevitablemente su voz estaba tintada con pequeñas gotas de burla - Tu nombre es lindo, igual que el mio, espero y esas túnicas sean para Hogwarts.
— Si, es mi primer año, estoy muy emocionado por esto de la magia - dijo aún sonriendo.
— ¿Eres hijo de muggles? - preguntó, y sin esperar respuesta volvió a hablar - ¡Yo igual! Mis padres no tienen magia, tengo cuatro hermanos, dos de ellos son muggles y los otroz dos son magos. Ellos me platican sobre Hogwarts en sus cartas, por cómo lo describen ese lugar es estupendo.
— ¡Hagrid también me dijo lo genial que era Hogwarts! - contó con felicidad, la chica sonrió ante su mirada.
— Ese tal Hagrid dice la verdad, mi hermano me mostró fotografías de Hogwarts, es estupendio como se mueven como las películas
— ¿Se mueven? - cuestióno,incapaz de creer que una foto fuera como un video de caset.
— ¡Si! Son impresionantes, aunque deben de ser tomadas con una cámara mágica, lo intente con la cámara vieja de mi papá pero no funcionó.
— ¡¿Tu papá tiene una cámara?! - cuestióno, recordaba que sus tíos tenían demasiadas al igual que su primo, aunque jamás pudo usarla o tomarse una fotografía con ella.
— ¡Si! Es genial, hay cientos de fotos en la sala de estar, sería increíble que fueras - opino, el chico asintió.
De nuevo el silencio se instaló en ellos, solo observándose. Ambos sintiendo aquella calidez tan inocente.
— ¡Veo que has hecho una amiga, Harry! - exclamó alguien en la ventana abierta del local, asustando a la menor.
Sus ojos avellana miraron al sujeto, era enorme y con grandes cantidades de cabello. De primera estancia el tipo daba miedo, le recordaba a los cuentos de Dominick, sin embargo, su sonrisa era tan amigable que le impidió asustarse más allá de la sorpresa.
— Si, Hagrid ella es Dorian, Dorian el es Hagrid, del que te mencione.
La pequeña mano de Dorian se movió en un saludo hacia el gigante, quien aún sonriente le devolvió el saludo.
— Un gusto Hagrid, soy Dorian Chatterley
— ¿Otra Chatterley?, debes de ser la hermana menor de Adele y Daren - soltó, ambos niños eran maravillosos en Hogwarts, siendo un gran ejemplo para sus respectivas casas.
— ¡Lose! Ellos sin duda serán grandes policías mágicos - sonrió, su pecho se llenaba de orgullo al escuchar aquellas palabras sobre sus hermanos mayores, esperaba con ansias ser igual de genial que ellos.
— ¿Policías? - susurro Hagrid, sin entender que era eso.
— Oh si, son los encargados de mantener en orden la cuidad y su gente, los ayudan contra personas malas, aunque mamá dice que no sirven mucho - lo último lo murmuró, aunque lo suficiente alto como para que ambos la escucharán.
— ¡Aurores! Pequeña, en el mundo mágico se le llama auror, es quien se encarga de ayudar al mundo. Y no pondría en duda lo que tu madre dice, hay muggles realmente incompetentes.
Por su mente paso el tío de Harry, Vernon, un total imbecil.
De la nada un par de pasos se escucharon cerca de ellos, los tres levantaron sus cabezas, mirando a una alta pelirroja acercarse hacia ellos con una sonrisa.
— ¡Dorian! Es hora de tomarte tus medidas - al llegar a su lado la sujeto por debajo de sus brazos y la alzó hasta colocarla en el banquito, la niña juro sentirse avergonzada ante el niño y su gran amigo.
— Mamá, pude hacerlo sola - susurro, Mallory sonrió aún más.
— Lose, pero déjame hacerlo, en unos días estarás a kilómetros lejos de mí - despues de esto miro a las dos personas junto a ellos, su sonrisa disminuyo un poco.
— Mami, ellos son mis nuevos amigos, el grande es Hagrid, conoce Hogwarts, y el, él es Harry - sonrió apuntandolos, ambos alzaron su mano y saludaron con un movimiento.
— Un gusto, Sra Chatterley ,es realmente un placer conocerla - hablo Hagrid, extendiendo su mano hacia la pequeña mano de la pelirroja mayor.
Los orbes de ambos coincidieron.
— El gusto es mío, sr Hagrid, usted debe de ser el guardabosques ¿me equivoco?Mis mellizos han hablado cosas muy buenas de usted y de lo divertido que es.
El más alto sonrió apenado, sus mejillas eran de un color durazno, le era genial que las personas opinaran eso de él, aún más aquellos niños mágicos.
— Mu-muchas gracias, Sra Chatterley, es un placer realmente para mí.
Los ojos negros de la mujer pasaron hacia el pequeño pelinegro, quien ansioso la observaba. La mujer pudo ver de antemano la cicatriz en la frente algo descubierta del menor, quien al sentir aquella mirada en su marca dirigió su cabeza hacia el piso.
— Harry, también es un gusto conocerte, tal parece que has logrado conectar con mi Haz - sonrió con cariño, Harry asintió aun apenado - Me es agradable que conozca niños antes de ir a Hogwarts, siempre a sido sociable pero no estaba segura que lo fuera también en el mundo mágico.
— ¡Mamá!
— Solo digo la verdad, Dorian, espero y sean increíbles amigos.
— ¡Nosotros también! ¿Verdad, Harry? - sonrió con suficiencia - No hay nadie mejor para ser su amiga, nadie mejor que Dorian.
Harry sonreía avergonzado, y algo encantado con aquella personalidad que desprendía la pelirroja. Se sentía bien a su lado, era como estar cerca de una gran lámpara, caliente y brillante.
— Bueno, Sra Chatterley , fue un placer conocerla, al igual que a Dorian - miró el cielo, estaba haciéndose tarde - Así que - miró a la pelirroja menor - Espero firmemente verte en los barcos en una semana camino a Hogwarts, Harry, es momento de ir hacia las demás compras.
— Esta bien, Hagrid - sonrió - Fue lindo conocerte Dorian, espero verte en el tren y hablar sobre Hogwarts.
Sin decir más se despidió moviendo su mano, los ojos de la niña no dejaron de verlo mientras se alejaba, era su primer amigo en Hogwarts.
El niño de lindos ojos
— ¡Mamá! - exclamó emocionada, mirando al glamuroso animal enjaulado, una lechuza.
— ¿Te gusta? - cuestióno, la chiquilla asintió con desespero y felicidad, era hermosa.
Pequeña y de un perfecto plumaje color negro carbón, con sus pequeñas patitas y sus encantadores ojos verde olivo los cuales la miraban con atención.
— ¡Es hermosa! ¡Se llamara Lucretia! - sonrió fascinada - Es tan linda como su dueña, ¿verdad?
Mallory rio sin poder evitarlo, su hija le recordaba tanto a su familia.
— Cierto, no habrá dueña más hermosa que tu, Dorian - sonrió, dirijiendo su vista al local frente a ellas - Por ello, y para estar completa debes de tener una varita, claro igual de linda que tu.
— ¡Al fin! - sonrió en grande la niña, después de esto tendría su querido helado.
— Cariño, este es un momento importante y pese a que me encantaría entrar contigo debo de dejar que sea algo tuyo, disfruta encontrando la varita perfecta.
Dejando un beso en su mejilla fue como se despidió su madre, la niña asintió y decidida entró al locar. De primera mano el lugar estaba un tanto obscuro, con varias cajas en el suelo y un pequeño aparador en donde se hayaban varias cajas esparcidas.
— La estaba esperando, Srta... - una voz entre la obscuridad la hizo asustarse, aunque pronto vio a un hombre detrás del aparador - Si, no entiendo el porqué pero respetaré las decisiones.
— ¿Qué? ¿a qué se refiere señor?... - preguntó, el hombre la observaba perdido, analizandola.
— Oh, nada srta Chatterley, divagaciones... - sonrió - La vi venir desde tres locales antes, varias de mis varitas se agitaron ansiosas ante su magia, ahora veo un poco el porque, más bien lo siento. Su magia es extraña, juro haberla sentido antes, antes...
— Debe de ser por mis hermanos, ellos vinieron hace dos años - dijo Dorian - Si, son los únicos en casa con magia, bueno hasta que llego mi carta.
El hombre asintió, seguía observandola con detenimiento, no obstante esto no la hacía incomodar.
— Lose, recuerdo perfectamente a sus hermanos, entraron juntos a mi local y salieron tras el segundo intento, ambas varitas muy listas - la niña asintió - Espero y mis creaciones estén siendo excepcionales con sus dueños.
— Por lo que se, ambos son felices con sus varitas, sus notas son increíbles.
— Ya veo, muy bien, es momento de concentrarnos en usted y su magia - pauso - Soy Ollivander, la mayoría de las varitas que aquí tu ves fueron hechas por mi, muchas coinciden en sus núcleos, sus tamaños o maderas, pero.. Ninguna es igual a la otra, cada magia y varita es distinta, como nosotros.
El mayor sonrió y camino hacia una de las cajitas, sin decir nada se la entregó. Era el momento.
— 23 cm de Madera de Acebo con un núcleo de pelo de Unicornio, una gran varita. Agitela, Srta Chatterley - pidió Olivander con amabilidad.
Su mano tomó con delicadeza el mango delgado de aquella varita color marrón, de primera vista podía gustarle como lucia, pero su mano se sentía tensa mientras la estaba tomando. Con la ilusión brillando en sus ojos, agitó la varita.
Lo siguiente fue un desastre total, las cajas exparcidas volaron en todo el local, alterando a la de cabellos rojizos y sorprendiendo un tanto al dueño.
— Ay Dios, perdón, Señor - apenada y con rapidez le entrego la varita al adulto.
— No se preocupe, es curioso. Esta pequeña era una de las más ansiosas por su llegada, crei que sería la adecuada - quitándole importancia busco detrás de él la siguiente varita.
Los ojos marrones de la niña miraron el desastre que había ocasionado con aquella varita, entendería si el señor la ponía a acomodar antes de darle su varita.
— ¡Muy bien! 15 cm de Madera de Espino, con un núcleo de elementos de hueso, eh vendido muy pocas a lo largo de mi vida con este tipo de núcleo - dijo, extendiendo la próxima opción.
Ni siquiera logró tomarla en su totalidad cuando la varita ya había salido volando de sus manos en dirección de uno de los estantes detrás del señor de Ollivanders.
Dorian observo con miedo la acción anterior, contrarios al mayor que parecía emocionado por la acción.
— Tal parece que esa no es, perfecto, espere un momento.
A los pocos segundos volvió a aparecer, abriendo con delicadeza la caja negra y dejando que ella tomase la varita.
— 20 cm de Madera de Fresno con un núcleo de crin de Unicornio - se la entrego con emoción.
El lugar pronto comenzó a ser atacado por una fuerte ventisca, cajas volaron de un lugar a otro así como hojas y papeles se exparcieron por todo el local.
— ¡Fantástico, esa tampoco es!- emocionado se alejo en busca de una nueva caja.
Y de esa varita le siguieron muchas más, y todos los resultados fueron los mismos, e incluso podria decir que peores al anterior. La niña estaba demasiado apenada ante los sucesos, no obstante el señor sólo le arrimaba una varita más para que ella la agitace,hasta que en determinado momento la paciencia de la menor se terminó.
— ¡Basta! - dijo acomodando sus cabellos ahora embarañados por la acción desastrosa de la "nueva" varita.
— Señorita...
— Ya no quiero - Dorian bufo exasperada - Ninguna varita parece ser para mi, todas odian mi magia, ¡mi magia! - se cruzó de brazos en protesta, quería en ese instante volver a casa.
— Oh, señorita no diga eso, todos tenemos una varita que se lleve con nuestra magia, usted solo está batallando en el proceso para encontrarla - dijo Olivander intentando animarla.
No sólo era un cliente sino una niña que ahora se sentía perdida gracias a su magia y varita.
— Pero, ¿cuándo la encontraré? - cuestióno - Esa era la varita número 59, diferentes maderas, tamaños y núcleos y ninguna se amoldeaba a mi magia, la repelian.
A pesar de mostrarse molesta y berrinchuda, lo contrario es que estaba más decepciona y triste. Habían pasado años para logar cumplir su sueño, en donde esperaba con ansias recibir su carta, y cuando vio que esta no llegaba se sintio demasiado triste. Afortunadamente esta llegó más tarde, eso significó que ahora estaba más cerca de su meta, pero tal parecía que su magia no congeniaba con ninguna varita, algo fundamental en una bruja.
— Tengo que admitir que no espere esto, su magia parecía ser adecuada para muchas de mis varitas - confesó - Usted es el segundo caso en mi vida en que un cliente batalla tanto para encontrar a su varita, y justo ambos casos ocurrieron el día de hoy.
— ¿Soy un fenómeno?...señor, eso es cruel.
— No, no, al contrario, es algo sorprendente y único. Y creo saber la respuesta a su caso, sólo espere un momento - sin decir más se fue hacia el pasillo de su tienda.
Los minutos pasaron y el hombre no volvía, el silencio inundaba el local ocasionando que las dudas y miedos sobre este evento aparecieran en la niña.
¿Y si nunca encontraba una varita?, ¿Hogwarts la aceptaría sin ese palito de madera?, o, ¿eso significaba que debía de abandonar su sueño?
— ¡Esta sera! Tomé srta Chatterley - de la nada dijo, asustando a la menor ante la abrupta aparición - Tome.
Sus ojos la miraron, era de un color grisaseo como las nubes en la lluvia, con un mango un poco ancho y con toques rojos como los rubíes , era linda a la vista. De inmediato la tomó con fuerza, su mano la agitó y con anticipación cerró sus ojos para no ver el próximo desastre.
Espero 2 segundos.. 10 y nada, nada paso, ningún desastre hizo volar las cajas, desaparecer las hojas, tronar la ventana, romper los estantes ni mucho menos hacer caer al dueño.
Podía sentir su magia revolotear en la varita, fluir sin restricciones desde su mano hasta la punta de aquél objeto. La varita la aceptaba.
– Fantástico, sin duda fantástico... - susurro el adulto, mirando su mano y la varita con fascinación.
— ¡Señor, lo hizo, encontró mi varita! - la emoción pronto la inundo, feliz apretó aún más el agarre en su mano.
— Oh, no Srta, ella la encontró a usted, ella espero por su llegada.
— ¿Cómo?... - preguntó Dorian, mirando la seriedad en el rostro adulto.
— Esa varita tiene años en mi tienda, podría decir que tiene más de 40 años desde que la elabore. Jamás quise deshacerme de ella o conservar su núcleo, siempre tuve la corazonada que en algún momento ella abandonaría mi local.. y pasó, usted a liberado a la varita, ella la espero... - dijo - Estuve a punto de venderla dos veces, una hace más de 50 años y otra el día de hoy, y ella no aceptó a ninguna de aquellas magias, solo la de usted.
— Wow, eso es ¡impresionante! - exclamó Dorian.
— No sólo eso, es algo escaso, Srta.. - pauso - No sólo es antigua, si no que su madera en todo caso es escasa en mis varitas. 27 cm de Madera de Tejo con un núcleo de corazón de Dragon, su núcleo es explendido.
— Corazón de Dragon - susurro mirándo la varita.
— Si.. Srta es una varita explendida, y repito, es curioso el como espero por usted y su magia, solo... solo cuidela siento que usted y ella lograran cosas enormes en el mundo, cosas difíciles de borrar....
Amo sus comentarios, encerio me alegra que les esté gustando la historia.
Y sobre no hacer sufrir a Dorian, no puedo prometer nada por el momento.
Pesé a eso Dorian te adoro ajja.
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