
━━「 𝗖𝗔𝗣𝗜́𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟰𝟭 」━━
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
┏━━━━━━༻❁༺━━━━━━┓
· • ❝. 𝖭𝖠𝖱𝖱𝖠𝖣𝖮𝖱𝖠 .❞ • ·
┗━━━━━━༻❁༺━━━━━━┛
ㅤ
ㅤ
ㅤ
Simone se despertó una mañana con una sensación extraña en su abdomen. Al principio pensó que era una simple molestia, pero en pocos minutos se dio cuenta de que las contracciones habían comenzado. El dolor aumentaba en intensidad y frecuencia, señal de que había entrado en labor de parto.
Se incorporó con dificultad en la cama, el sudor perlaba su frente mientras trataba de respirar con regularidad. A su lado, su esposo Asterophe seguía durmiendo, ajeno a la inminente llegada de su hijo.
Con esfuerzo, Simone llamó a su sirvienta de confianza, Clara, quien acudió rápidamente al escucharla. La situación requería acción inmediata, y Clara, con calma y eficiencia, comenzó a organizar todo para el parto, consciente de la importancia y la urgencia del momento. La habilidad de Clara para mantenerse serena bajo presión era evidente, y su experiencia en situaciones similares le permitió actuar con precisión y rapidez. Simone sentía alivio al tener a Clara a su lado, sabiendo que podía confiar plenamente en ella durante este momento crucial.
— Clara, es hora... El bebé está llegando. -Dijo Simone, su voz entrecortada por las contracciones-
Clara asintió con determinación y salió apresuradamente de la habitación para llamar a la partera y al doctor. Sabía que el parto de Simone requeriría toda la atención y cuidado posibles.
En cuestión de minutos, Clara regresó a la habitación con la partera y el doctor, listos para asistir a Simone en el parto. El ambiente se llenó de una mezcla de nerviosismo y expectación mientras se preparaban para la llegada del bebé.
Asterophe se despertó al escuchar el bullicio y, al ver a Simone en medio del trabajo de parto, su rostro reflejó una mezcla de sorpresa y preocupación. Sin embargo, su preocupación no estaba dirigida hacia su esposa, sino hacia el bebé que estaba por nacer. Se acercó a la cama, observando a Simone con una frialdad que contrastaba con la tensión del momento. La situación requería toda la atención y cuidado posibles, y aunque Asterophe se mantenía distante, comprendía la importancia de estar presente en ese momento crucial.
Clara, con su calma y eficiencia características, organizaba todo para el parto, mientras Simone luchaba contra el dolor, consciente de que estaba a punto de dar a luz a su hijo.
— Clara, asegúrate de que todo esté listo para recibir al bebé. -Ordenó Asterophe, ignorando el sufrimiento de Simone-
Simone apretó los dientes y se aferró con fuerza a la mano de Clara, buscando consuelo y apoyo en medio del intenso dolor. La presencia de Clara, tranquila y firme, le proporcionaba un ancla en medio del torbellino de contracciones. Cada vez que una nueva ola de dolor la invadía, Simone sentía cómo la fuerza y la calma de Clara la ayudaban a sobrellevar el momento. Sabía que, con la ayuda de su fiel sirvienta, podría enfrentar cualquier dificultad que surgiera durante el parto. La conexión entre ellas se hacía más fuerte con cada contracción, y Simone encontraba en Clara la fuerza y el apoyo que necesitaba para continuar adelante.
— Estoy aquí, señora. Todo saldrá bien. -Dijo Clara con voz calmada y reconfortante-
La labor de parto continuó, y bajo la atenta mirada del doctor y la partera, Simone se preparó para dar a luz. El dolor era intenso, pero la determinación y el apoyo de Clara la ayudaron a sobrellevarlo.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, se escucharon los primeros llantos de los bebés. Simone soltó un suspiro de alivio y felicidad mientras la partera le entregaba a sus recién nacidos. El esfuerzo había valido la pena y, al sostener a sus bebés en sus brazos, sintió una profunda conexión y amor indescriptible. La habitación se llenó de una calidez renovada, y todos a su alrededor compartieron la alegría del nacimiento de las nuevas vidas. Simone, agotada pero radiante, miró a los ojos de sus bebés y supo que todo el sufrimiento había valido la pena. La presencia de Clara, siempre a su lado, le recordaba que no estaba sola en este nuevo capítulo de su vida.
— Es una niña... y un varón. -Anunció la partera, sonriendo-
Simone miró a sus bebés orgullosa con una sonrisa cansada pero llena de amor. Sin embargo, el momento de felicidad fue efímero. Simone, debilitada por la intensa labor de parto y la pérdida considerable de sangre, comenzó a desvanecerse. Sus ojos se nublaron y perdió la conciencia, asustando a todos los presentes. La habitación, que momentos antes estaba llena de alegría y alivio, se sumió en un silencio tenso y preocupante. Clara y el doctor se apresuraron a actuar, tratando de estabilizar a Simone mientras la partera sostenía a los recién nacidos, protegiéndolos de la agitación a su alrededor. La tensión en el aire era palpable, y todos compartían un mismo deseo: la recuperación de Simone.
— ¡Simone! ¡Simone! -Exclamó Clara, intentando mantener la calma mientras tomaba a la niña de los brazos de su madre desmayada-
El doctor y la partera se apresuraron a intervenir, evaluando rápidamente la situación. La atención profesional y dedicada del equipo médico era evidente mientras tomaban medidas para estabilizar a Simone. Asterophe, aunque preocupado por sus hijos, no podía ocultar su indiferencia hacia el bienestar de Simone. Sus pensamientos estaban más centrados en los recién nacidos y en asegurarse de que fueran bien cuidados. Observaba la escena con una expresión impasible, mientras Clara y el doctor trabajaban intensamente para salvar a su esposa. La frialdad de Asterophe contrastaba con la urgencia y el cuidado del personal médico, dejando claro cuáles eran sus verdaderas prioridades en ese momento.
— Clara, encárgate de los mellizos y asegúrate de que estén bien. -Ordenó Asterophe, su tono frío y distante-
Clara asintió, tomando a la niña y al niño y asegurándose de que estuvieran cómodos. Mientras tanto, el doctor y la partera trabajaban frenéticamente para estabilizar a Simone. La dedicación y el esmero del equipo médico eran evidentes mientras luchaban contra el tiempo para salvar a Simone. Clara, con ternura y cuidado, sostenía a los bebés, brindándoles el consuelo y la protección que necesitaban en ese momento crucial. La habitación se llenaba de una atmósfera de urgencia y esperanza, con cada persona desempeñando su papel en esta delicada situación.
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
❨ Después de unas horas. ❩
 ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
Después de varias horas de intensa labor y cuidado médico, Simone logró salvarse de milagro. La hemorragia se controló a tiempo, y aunque aún estaba débil, su estado era estable. El doctor y la partera se sintieron aliviados al ver que sus esfuerzos habían dado resultado. La habitación, que antes estaba llena de tensión y preocupación, ahora se llenaba de un aire de alivio y gratitud. Simone, aunque exhausta, logró esbozar una sonrisa al sentir a sus bebés cerca de ella. Clara, con lágrimas en los ojos, no pudo evitar sentirse agradecida por la fortaleza y la perseverancia de su señora.
— Simone está fuera de peligro, pero necesitará reposo absoluto y atención constante para recuperarse completamente. -Informó el doctor a Clara-
Clara asintió, agradecida por la buena noticia. Su dedicación a Simone no flaqueó ni un instante. Se aseguró de que su señora estuviera cómoda y vigiló de cerca su salud, administrándole los cuidados necesarios para su recuperación.
Mientras tanto, Asterophe se ocupaba de cuidar a sus mellizos. A pesar de su indiferencia hacia Simone, su preocupación por los recién nacidos era evidente. Con la ayuda de Clara, se aseguró de que ambos estuvieran bien alimentados y atendidos. Además, decidió otorgarles nombres a cada uno, sellando así su identidad y lugar en la familia. La seriedad con la que realizaba esta tarea mostraba la importancia que daba a sus hijos, independientemente de su relación con Simone.
— Nuestra hija se llamará Isolde y nuestro hijo será Edric. -Anunció Asterophe, sosteniendo a los mellizos en sus brazos-
Clara observó la escena con una mezcla de alivio y esperanza. Aunque la relación entre Simone y Asterophe era complicada, sabía que los mellizos estarían bien cuidados.
Asterophe también se ocupó de informar el estado de Simone a su suegro, así como a sus propios padres. Les envió cartas detalladas, explicando lo ocurrido durante el parto y cómo Simone había logrado sobrevivir, aunque necesitaría tiempo para recuperarse.
Asterophe, por su parte, se aseguró de que todo estuviera bajo control en el hogar. Aunque su interés por Simone era mínimo, entendía la importancia de mantener la estabilidad en la familia, especialmente con la llegada de los mellizos.
Mientras Simone descansaba inconsciente, rodeada por los cuidados de Clara, Asterophe continuaba vigilando a sus hijos, asegurándose de que estuvieran a salvo y bien atendidos. La vida en la casa había cambiado drásticamente con la llegada de los mellizos, y todos se ajustaban a la nueva dinámica, buscando encontrar un equilibrio en medio de las circunstancias. Clara, fiel a su señora, se dedicaba a cuidar de Simone, esperando que se recuperara pronto.
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
❨ En la residencia de los Williams. ❩
 ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
George quedó devastado por el estado de Simone, ya que casi había muerto tras dar a luz a los mellizos. No dudó en comunicárselo a su esposa, Astrid, quien, aunque no mostró una preocupación evidente, se mantuvo firme y apoyó a su esposo. La fortaleza de Astrid brindó un apoyo crucial a George, ayudándolo a enfrentar la angustia y a encontrar esperanza en medio de la adversidad.
— Astrid, Simone estuvo al borde de la muerte. -Dijo George, su voz cargada de angustia mientras sostenía la carta en sus manos temblorosas- Apenas logró sobrevivir al parto.
Astrid, manteniendo una expresión serena, se acercó a su esposo y le puso una mano en el hombro en señal de apoyo.
— Lo sé, George. Es una situación difícil, pero Simone es fuerte. Ha demostrado su fortaleza en muchas ocasiones. -Respondió Astrid con calma- Debemos confiar en que se recuperará.
George, con lágrimas en los ojos, asintió lentamente. Sabía que Astrid tenía razón, pero el miedo por la vida de su hija lo consumía. Sentía una mezcla de impotencia y desesperación, pero la presencia firme de Astrid a su lado le brindaba un consuelo indescriptible. A pesar de su angustia, sabía que tenía que ser fuerte para enfrentar lo que viniera, confiando en que juntos podrían superar esta prueba tan difícil.
— No puedo quedarme aquí sin hacer nada, Astrid. Necesito estar allí con ella, asegurarme de que reciba todo el cuidado necesario. -Dijo George con determinación-
— Ve con ella, George. -Astrid lo miró con comprensión y acarició su mejilla suavemente- Tu presencia le dará fuerzas para recuperarse. Yo me encargaré de todo aquí en casa. -Respondió Astrid, su voz llena de firmeza y apoyo-
George sintió un alivio momentáneo al escuchar las palabras de su esposa. Aunque sabía que Astrid no era una persona emocionalmente expresiva, su apoyo era inquebrantable. Su presencia firme y serena le brindaba la fuerza que necesitaba para enfrentar la difícil situación, recordándole que no estaba solo en esta prueba. La determinación de Astrid lo inspiraba a mantenerse fuerte por su familia.
— Gracias, Astrid. Sabía que podía contar contigo. -Dijo George, abrazándola con fuerza-
Astrid asintió y lo acompañó hasta la puerta, observando cómo se preparaba para partir hacia la residencia donde vivía Simone. Su mirada seguía cada uno de los movimientos de George, reconociendo la determinación y la preocupación en su rostro. Aunque no compartía abiertamente sus emociones, su presencia firme al lado de su esposo reflejaba su compromiso inquebrantable con el bienestar de su familia. En silencio, Astrid ofrecía todo su apoyo, sabiendo que enfrentarían juntos lo que fuera necesario para asegurar la seguridad y el bienestar de Simone y los mellizos.
— Dale a Simone todo nuestro amor y apoyo. Y cuida bien de los mellizos también. -Dijo Astrid mientras George montaba en el carruaje-
— Lo haré, Astrid. Haré todo lo que esté en mis manos para que Simone y los mellizos estén bien. -Respondió George, su voz llena de determinación-
Con un último vistazo a su esposa, George partió hacia la residencia de Simone, dispuesto a enfrentar cualquier desafío para asegurarse de que su hija y sus nietos estuvieran a salvo y bien cuidados. Astrid, mientras tanto, permaneció en la residencia Williams, confiando en que su familia superaría esta difícil prueba.
Entre tanto, Astrid decidió buscar a Damaris para informarle sobre la situación de Simone. Sabía que Damaris estaría pasando tiempo con Cristophe, como siempre hacían, disfrutando de la compañía mutua y fortaleciendo su vínculo fraternal.
Astrid caminó por los pasillos de la residencia Williams, sus pasos resonando en el suelo de mármol. Finalmente, llegó al jardín donde Damaris y Cristophe estaban sentados bajo la sombra de un gran roble, conversando animadamente. La luz del sol se filtraba a través de las hojas, creando un juego de sombras en el suelo mientras los dos hermanos reían y compartían historias. La serenidad del jardín contrastaba con la preocupación en el rostro de Astrid, quien se detuvo un momento para observar la escena antes de acercarse a ellos.
— Damaris, Cristophe. -Llamó Astrid, acercándose a ellos con una expresión seria pero calmada- Necesito hablar con ustedes sobre Simone.
Damaris levantó la vista, su rostro mostrando una mezcla de curiosidad y desdén al ver la expresión de su madre. Cristophe también se enderezó en su asiento, atento a lo que Astrid tenía que decir. La tensión en el ambiente era palpable, mientras ambos esperaban la noticia que Astrid traía consigo. Los rayos de sol que se filtraban a través de las hojas del roble creaban un contraste entre la calma del jardín y la gravedad de la situación. Damaris y Cristophe intercambiaron una mirada fugaz, conscientes de que lo que Astrid estaba a punto de comunicar podría cambiar el curso de los eventos en su familia.
— Madre, ¿Qué ha ocurrido? -Preguntó Damaris, su tono lleno de inquietud, aunque una chispa de satisfacción brillaba en sus ojos-
Astrid se sentó junto a ellos y tomó aire antes de continuar.
— Simone ha pasado por un momento muy difícil. Durante el parto de los mellizos, estuvo al borde de la muerte debido a una hemorragia severa. Afortunadamente, los médicos lograron controlar la situación y ahora está estable, pero necesitará mucho reposo y cuidados para recuperarse completamente. -Explicó Astrid con calma, pero sin ocultar su desagrado-
Cristophe frunció el ceño, aunque sabía que tanto él como su madre y hermana no tenían una gran afinidad por Simone, no podía evitar sentirse algo conflictuado. La complejidad de la situación lo hacía cuestionarse sus propios sentimientos y le generaba una mezcla de compasión y distancia. Mientras esperaba la noticia de su madre, no podía dejar de pensar en el impacto que todo esto tendría en la dinámica familiar y en los mellizos recién nacidos.
— ¿Cómo están los mellizos? -Preguntó, manteniendo un tono neutral-
— Los mellizos están bien. Asterophe y Clara se están ocupando de ellos, y ya les han dado nombres: Isolde y Edric. -Respondió Astrid- En cuanto a visitar a Simone, creo que sería mejor esperar un poco. Necesita descansar y recuperarse, pero les mantendremos informados sobre su progreso.
Damaris asintió lentamente, procesando la información. Aunque en el fondo deseaba que Simone no hubiera sobrevivido, sabía que debía mantener las apariencias. Su rostro permaneció impasible, ocultando los tumultuosos sentimientos que la asaltaban. Con una mirada firme, Damaris se aseguró de no revelar sus verdaderos pensamientos, consciente de la importancia de mantener una fachada de preocupación y apoyo en ese momento.
— Gracias por informarnos, madre. Estaremos pendientes y listos para ayudar en lo que sea necesario. -Dijo Damaris, su voz firme y calculadora-
Astrid les sonrió con una leve expresión de aprobación, apreciando su apoyo y comprensión. Su gesto reflejaba un agradecimiento silencioso hacia Damaris y Cristophe, reconociendo la importancia de su presencia en medio de las dificultades que enfrentaban como familia.
— Sé que Simone se recuperará más rápido sabiendo que tiene una familia que, al menos en apariencia, la apoya. Todos debemos estar unidos en este momento. -Dijo Astrid, su tono firme pero reconfortante-
Juntos, Damaris y Cristophe asintieron, sabiendo que enfrentarían esta prueba como familia, con la esperanza de que Simone se recuperara completamente y los mellizos crecieran sanos y felices. Aunque los sentimientos entre ellos y Simone no fueran los más cálidos, entendían la importancia de mantenerse juntos en momentos difíciles. Damaris, en su interior, se debatía entre la satisfacción y la necesidad de jugar bien sus cartas. La complejidad de la situación la obligaba a considerar cuidadosamente cada uno de sus movimientos, sabiendo que la estabilidad de la familia dependía, en parte, de sus acciones y decisiones.
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
❨ Después de un tiempo. ❩
 ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
┏━━━━━━༻❁༺━━━━━━┓
· • ❝. 𝖭𝖠𝖱𝖱𝖠 𝖲𝖨𝖬𝖮𝖭𝖤 .❞ • ·
┗━━━━━━༻❁༺━━━━━━┛
ㅤ
ㅤ
ㅤ
Me desperté después de haber estado una semana inconsciente, aún adolorida por el parto. Lo primero que vi fue a Clara, mi sirvienta de confianza, quien se encontraba a mi lado. Tragué saliva y, con voz temblorosa, pregunté por mis bebés. Clara, con su semblante sereno, me ofreció una sonrisa reconfortante y me aseguró que estaban sanos y bien cuidados. Sus palabras, llenas de calma y certeza, me brindaron un alivio inmediato, disipando parte de la preocupación que me oprimía el corazón.
— ¿Dónde están mis bebés? -Pregunté, tratando de sentarme en la cama con angustia-
Clara rápidamente me detuvo, colocando una mano suave pero firme sobre mi hombro.
— Señora, por favor, no intente moverse todavía. Es perjudicial para su recuperación. -Dijo Clara, mirándome con preocupación-
Mi corazón latía con fuerza mientras intentaba controlar mi ansiedad. Quería ver a mis hijos, necesitaba saber que estaban bien. Pero sabía que Clara tenía razón. Debía ser paciente y confiar en su cuidado. Sus palabras me daban consuelo, y aunque la incertidumbre me carcomía, traté de respirar profundamente y calmarme. Clara siempre había estado a mi lado, y en ese momento, su presencia y su serenidad eran mi ancla en medio de la tormenta de emociones que me embargaba.
— Pero necesito verlos... -Dije, casi susurrando-
Suspiré y asentí, sabiendo que no tenía otra opción. Clara se levantó y fue a buscar al doctor, pero se quedó a mi lado mientras esperábamos. Su presencia me dio un poco de tranquilidad, aunque la preocupación seguía presente en mi mente.
El tiempo parecía pasar lentamente mientras esperábamos. Clara me hablaba suavemente, contándome cómo había cuidado de los mellizos y asegurándome que estaban bien. Sus palabras eran un consuelo, aunque la necesidad de ver a mis hijos seguía creciendo en mi interior.
Finalmente, el doctor llegó y revisó mi estado. Me dio un informe detallado de mi recuperación y me aseguró que pronto podría ver a mis bebés. Me sentí aliviada y agradecida, sabiendo que estaba en buenas manos y que pronto tendría a mis hijos en mis brazos.
— Lo entiendo, señora. -Clara sonrió con ternura y asintió- Déjeme llamar al doctor para que revise su estado y asegúrese de que todo está bien antes de que pueda ver a sus bebés. -Me dijo Clara, su tono calmado y reconfortante-
— Doctor, ¿Puedo ver a mis bebés ahora? -Pregunté con voz esperanzada, anhelando tenerlos cerca-
— Gracias, doctor. -Dijo Asterophe con un suspiro, asintiendo brevemente. Luego, miró a Clara- Clara, déjanos solos un momento.
Clara dudó, pero finalmente asintió y salió de la habitación, dejando a Asterophe y a mí a solas. El silencio que siguió era tenso y cargado de incomodidad.
— Asterophe, quiero ver a nuestros hijos. -Dije, tratando de mantener la calma a pesar de la angustia que sentía-
Asterophe me miró con una frialdad que me heló la sangre. Sus ojos no mostraban ni un rastro de compasión.
— Simone, no estás en condiciones de ver a los bebés ahora. -Dijo, su tono duro y sin emociones- Necesitas recuperarte y descansar.
— Pero... -Intenté protestar, pero él levantó una mano para detenerme-
— No insistas, Simone. Tu salud es lo más importante en este momento. Clara y yo nos encargaremos de los mellizos. Tú solo preocúpate por recuperarte. -Sentenció Asterophe, sin dejar lugar a discusión-
Sentí una oleada de desesperación y frustración, pero sabía que no tenía fuerzas para discutir. Me recosté de nuevo en la cama, tratando de contener las lágrimas que amenazaban con brotar.
— Está bien. -Murmuré, derrotada-
Asterophe asintió, satisfecho con mi sumisión, y se levantó para salir de la habitación.
— Descansa, Simone. Volveré más tarde para ver cómo estás. -Dijo antes de marcharse, cerrando la puerta detrás de él-
Me quedé sola en la habitación, sintiendo una mezcla de tristeza y resignación. Solo podía esperar que mi recuperación fuera rápida para poder abrazar a mis hijos cuanto antes.
Poco después, Clara entró en la habitación y me encontró en ese estado. Al ver mi rostro abatido y las lágrimas acumulándose en mis ojos, se acercó rápidamente a mi lado, preocupada. Su mirada reflejaba una profunda empatía y preocupación, mientras me tomaba suavemente la mano, intentando ofrecerme consuelo en medio de mi dolor. Clara, siempre atenta, me susurró palabras de aliento, asegurándome que pronto estaría lo suficientemente fuerte para reunirme con mis bebés. Aunque la tristeza y la incertidumbre aún pesaban en mi corazón, su apoyo me brindaba un rayo de esperanza.
— Señora Simone, ¿Qué le pasa? -Preguntó Clara, su voz llena de preocupación mientras se sentaba a mi lado en la cama-
Intenté mantener la calma, pero la frustración acumulada durante todo mi embarazo y el parto finalmente se desbordó. Las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas sin control, y mis sollozos llenaron la habitación.
Clara, comprendiendo la magnitud de mi angustia, me abrazó suavemente y trató de calmarme. Sus brazos me rodeaban con una ternura que me permitió liberar todas las emociones contenidas. Susurraba palabras reconfortantes, meciendo mi cuerpo con delicadeza, mientras mis lágrimas mojaban su hombro. Su presencia y su apoyo me ofrecían un alivio temporal, aunque sabía que el camino hacia la recuperación sería largo y arduo.
— Tranquila, señora. Estoy aquí para usted. Todo estará bien. -Dijo Clara, acariciando mi espalda en un intento de consolarme.
Entre sollozos, le conté lo que había sucedido. Cómo Asterophe había entrado en la habitación y me había negado ver a mis hijos. Cómo me sentía impotente y desesperada por no poder abrazar a mis bebés. Clara, con su paciencia y comprensión, me escuchó atentamente, sin interrumpir. Su presencia y su apoyo me brindaban un consuelo temporal, aunque la angustia seguía presente en mi corazón.
— No entiendo por qué me hace esto. Solo quiero ver a mis hijos, saber que están bien. -Dije, la voz quebrada por la emoción-
Clara me escuchó pacientemente, asintiendo y dándome su apoyo incondicional.
— Lo sé, señora. Es una situación muy difícil, pero confíe en mí. Haré todo lo posible para que pueda ver a sus hijos pronto. Usted necesita descansar y recuperarse para estar fuerte y poder cuidar de ellos. -Respondió Clara con determinación-
Sus palabras fueron un bálsamo para mi alma herida. Aunque la tristeza y la frustración seguían presentes, saber que tenía a Clara a mi lado me daba un poco de esperanza. Me recosté de nuevo en la cama, dejando que mis lágrimas se secaran lentamente mientras Clara seguía a mi lado, brindándome su apoyo incondicional. Su presencia constante y comprensiva me ofrecía un consuelo que no encontraba en ningún otro lugar, y aunque el camino hacia la recuperación era largo, tener a alguien en quien confiar me daba la fuerza necesaria para seguir adelante.
— Gracias, Clara. No sé qué haría sin ti. -Dije, mi voz apenas un susurro-
— Siempre estaré aquí para usted, señora. -Clara sonrió con ternura y asintió- Ahora, por favor, descanse. Todo mejorará con el tiempo. -Me aseguró, permaneciendo a mi lado para evitar que me moviera y asegurarme de que mi recuperación fuera lo más rápida y completa posible-
Permanecí en la cama, sintiendo el calor reconfortante de la presencia de Clara a mi lado. Sus palabras de consuelo lograron calmarme un poco, y comencé a cerrar los ojos, dejándome llevar por la tranquilidad que ella me transmitía. Mientras el silencio se apoderaba de la habitación, sentí cómo mi cuerpo se relajaba poco a poco, encontrando un momento de paz en medio de la tormenta. Clara seguía a mi lado, vigilante y protectora, asegurándose de que estuviera cómoda y segura. Sus suaves palabras y su presencia constante eran el ancla que me mantenía firme en ese mar de emociones, permitiéndome finalmente descansar.
— Descansa, señora. Tus hijos estarán esperándote cuando te sientas mejor. -Murmuró Clara suavemente, acariciando mi cabello-
Mientras intentaba relajarme, escuché un suave golpeteo en la puerta. Clara se levantó para abrirla y vi al doctor entrar, acompañado de una enfermera que traía consigo una bandeja con medicinas y suministros. La presencia del doctor y la enfermera llenó la habitación de una sensación de profesionalidad y cuidado, mientras me preparaba mentalmente para la revisión y el tratamiento que seguiría. Clara, siempre atenta, se quedó a mi lado, asegurándose de que me sintiera segura y cómoda en todo momento.
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
❨ Después de una horas. ❩
 ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
Mi padre, el duque George, llegó para visitarme. Al verlo entrar en la habitación, sentí una mezcla de preocupación y alivio reflejada en su rostro. Se acercó a mi cama y tomó mi mano con ternura.
— Simone, querida, me alegra verte consciente y en recuperación. -Dijo mi padre, su voz cargada de emoción contenida-
— Padre, me alegra verte. Estoy mejorando poco a poco. -Respondí con una sonrisa débil, agradecida por su presencia-
Mi padre se sentó a mi lado, sosteniendo mi mano y mirándome con cariño. Durante un rato, hablamos de cosas triviales, intentando mantener una conversación amena y ligera para distraernos de la gravedad de la situación. Su voz, calmada y llena de afecto, me ayudaba a olvidar momentáneamente mis preocupaciones, mientras compartíamos recuerdos y pequeñas anécdotas del pasado. La calidez de su presencia era un bálsamo para mi espíritu, y su esfuerzo por mantener la conversación ligera me hacía sentir un poco más en paz en medio de la tormenta.
— ¿Cómo están Isolde y Edric? -Preguntó mi padre, cambiando el tema hacia los mellizos-
— Están bien, padre. Clara y Asterophe los han estado cuidando. Espero poder tenerlos conmigo pronto. -Respondí, sintiendo una mezcla de alegría y tristeza-
Mi padre asintió, satisfecho con la respuesta. Pasamos un rato más conversando sobre la familia y otros asuntos, su presencia reconfortándome y dándome fuerzas. Su voz cálida y sus historias me envolvían en un manto de tranquilidad, permitiéndome olvidar momentáneamente la gravedad de la situación. Mientras hablábamos, sentí cómo el cariño y el apoyo de mi padre me infundían una renovada determinación para superar cualquier obstáculo.
— Me alegra saber que estás en buenas manos, Simone. Continuaré viniendo a verte hasta que estés completamente recuperada. -Dijo mi padre, dándome un apretón en la mano-
— Gracias, padre. Tu apoyo significa mucho para mí. -Dije, sintiendo el calor de su amor paternal-
Después de asegurarse de que estaba bien y confirmando que mi estado de salud estaba mejorando, mi padre se levantó para marcharse. Me dio un beso en la frente y una última mirada llena de cariño. Su gesto, lleno de ternura y preocupación, me reconfortó, recordándome el profundo amor y apoyo que siempre había recibido de él. Aunque se iba, su presencia seguía siendo un pilar de fortaleza para mí en estos momentos difíciles.
— Cuídate, hija. Nos veremos pronto. -Dijo antes de salir de la habitación-
Observé cómo se marchaba, sintiéndome un poco más tranquila y reconfortada por su visita. Mientras mi padre regresaba a su hogar, yo me recosté de nuevo en la cama, agradecida por el amor y el apoyo de mi familia. Con la fuerza renovada que me dio su visita, me dispuse a seguir luchando por mi recuperación y por el bienestar de mis hijos. En ese momento de quietud, reflexioné sobre la importancia de mi familia y cómo su amor incondicional me daba el coraje necesario para enfrentar las dificultades. Aunque el camino por delante sería difícil, sentí una renovada determinación para seguir adelante y asegurarme de que mis hijos tuvieran el mejor futuro posible.
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
— - 🌷 - To be continue. . . ୭
─────────────────
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro