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━━「 𝗖𝗔𝗣𝗜́𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟯𝟳 」━━







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Caminaron durante un rato, disfrutando de la tranquilidad del entorno. El aire fresco y la suave brisa hacían que el paseo fuera aún más agradable. Finalmente, llegaron a una pequeña cabaña ubicada en una zona específica del bosque del palacio imperial. La cabaña, construida con madera rústica, tenía un encanto acogedor que invitaba a entrar.

Claude abrió la puerta y ambos ingresaron a la cabaña. El interior estaba decorado con sencillez, pero con buen gusto. Unas ventanas dejaban pasar la luz natural, iluminando el lugar con un cálido resplandor. En el centro de la habitación, una mesa baja estaba preparada con una tetera y tazas de porcelana fina, creando un ambiente cálido y acogedor para compartir un momento de paz y tranquilidad.

— Es un lugar encantador, Claude. -Comentó Damaris, admirando la decoración-

— Me alegra que te guste. Es uno de mis refugios favoritos. -Respondió Claude con una sonrisa, sirviendo el té en las tazas- Por favor, siéntate y disfruta.

Damaris se acomodó en un cojín junto a la mesa, mientras Claude hacía lo mismo a su lado. Tomaron sus tazas de porcelana fina y, durante un momento, se dedicaron a disfrutar del té en silencio. El ambiente acogedor de la cabaña y la luz suave que entraba por las ventanas creaban una sensación de paz y tranquilidad. Se dejaron envolver por la calma del lugar, compartiendo un momento de serenidad y conexión en medio de la agitación de los acontecimientos recientes.

— Damaris, quería felicitarte personalmente por el increíble trabajo que has hecho con la academia. -Dijo Claude, rompiendo el silencio- Sé lo difícil que ha sido este camino, pero lo has manejado con una gracia y determinación admirables.

Damaris sonrió, sintiendo un cálido agradecimiento por las palabras de Claude.

— Gracias, Claude. No podría haberlo logrado sin tu apoyo y el de mi familia. Este proyecto significa mucho para mí, y ver que se ha convertido en realidad es un sueño hecho realidad.

Claude asintió, tomando un sorbo de su té.

— Quería hablar contigo sobre algo más. -Dijo, su tono volviéndose un poco más serio- Es acerca del beso que compartimos hace un tiempo.

Damaris sintió un ligero rubor en sus mejillas al recordar ese momento. Había sido inesperado, pero lleno de emoción y significado.

Claude se levantó suavemente, sus movimientos llenos de elegancia. Para sorpresa de Damaris, sacó un hermoso ramo de tulipanes de detrás de su asiento. Los colores vivos de las flores contrastaban con la sobriedad de la cabaña, añadiendo un toque de frescura y vida. Claude se acercó a Damaris y, agachándose con una sonrisa cálida, extendió el ramo hacia ella. Damaris, visiblemente sonrojada y emocionada, aceptó las flores con gratitud, sintiendo una mezcla de sorpresa y felicidad que llenó su corazón.

— Me gustaría preguntarte si quisieras tener una relación formal conmigo. -Dijo Claude, sus orejas enrojecidas y su mirada serena, aunque había un rastro de miedo a ser rechazado- Siempre que me encuentro contigo, procuro llevar un ramo de tulipanes. Sin embargo, después de que aceptes esto, iré oficialmente a saludar al duque George como es debido y pediré su bendición.

Damaris tomó el ramo con manos temblorosas, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo.

— Claude, esto es hermoso. Los tulipanes son preciosos. -Murmuró, admirando las flores. Luego, pensándolo detenidamente, agregó- Me encantaría, pero la próxima vez, me gustaría una propuesta mucho más magnífica y en un lugar mucho más grande. Esto no se repite tantas veces en la vida, ¿Verdad?

Claude sonrió suavemente, mostrando una expresión de alivio y alegría.

— Si usted me lo permite, una propuesta formal la haría, incluso usaría a todo el imperio. -Respondió con una leve sonrisa-

Damaris asintió, pero se mostró un poco más seria mientras continuaba.

— Claude, aceptaría esta propuesta oficial, pero hay algo que necesito que consideres. -Dijo Damaris con firmeza- Necesito que renuncies a tu relación con Diana. Sé que han tenido una relación durante dos años, especialmente debido a mi ausencia devastadora por el coma. Pero no puedo aceptar este compromiso sabiendo que todavía tienes una conexión con ella.

Claude asintió lentamente, comprendiendo plenamente la importancia de lo que Damaris le estaba pidiendo. Su mirada reflejaba una mezcla de comprensión y determinación, mostrando que estaba dispuesto a apoyar a Damaris en todo lo necesario.
























❨ En la casa de Simone. ❩
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En la residencia de Simone, el ambiente era tenso y cargado de emociones. La noticia de que el inversor conocido como "Damosius" era en realidad su odiada hermana Damaris llegó a sus oídos como un rayo. Simone, quien estaba en su octavo mes de gestación, trató de mantenerse calmada a pesar de la tormenta de sentimientos que se arremolinaban en su interior.

Simone se recostó en su lujosa cama, respirando profundamente para mantener la calma. Clara, su sirvienta de confianza, estaba a su lado, brindándole el cuidado y apoyo que necesitaba. Clara podía ver la tensión en el rostro de Simone, pero se mantuvo tranquila, sabiendo que cualquier agitación podría afectar la salud de su señora y del bebé. Con manos cuidadosas, Clara preparó un té de hierbas, esperando que el aroma suave y reconfortante ayudara a Simone a relajarse y encontrar un momento de paz en medio de la confusión y la ansiedad.

— Señora, es importante que mantenga la calma. Piense en su salud y en la del pequeño. -Dijo Clara con suavidad, sirviendo una taza de té para Simone-

— Lo sé, Clara. Pero es difícil ignorar el hecho de que Damaris haya logrado algo tan significativo. No puedo evitar sentirme inquieta. -Respondió Simone, tomando la taza de té con manos temblorosas-

En ese momento, Amelia, la madre de Asterophe, hizo su entrada en la habitación. Estaba radiante de felicidad y emoción por la llegada de su futuro nieto.

— ¡Simone, querida! No puedo esperar a conocer a mi nieto. Estoy tan emocionada. -Dijo Amelia, con una sonrisa radiante-

Simone forzó una sonrisa, tratando de compartir la alegría de Amelia.

— Gracias, Amelia. Estoy haciendo todo lo posible para mantenerme tranquila y no ser una carga. -Dijo Simone, aunque en su interior sentía una mezcla de frustración y resentimiento-

Amelia se acercó y acarició suavemente el vientre de Simone.

— Sabes, querida, tu hijo será fuerte y saludable. Estoy segura de que todo saldrá bien. -Dijo Amelia con una voz tranquilizadora-

— Gracias por tus palabras, Amelia. Necesito mantenerme positiva por el bien del bebé. -Respondió Simone, intentando sonreír-

Clara, quien observaba la interacción, intervino con suavidad.

— Señora, ¿Le gustaría que preparara un baño relajante? Podría ayudarla a calmarse un poco más -Sugirió Clara-

— Sí, Clara. Eso suena bien. Tal vez un baño me ayude a despejar mi mente. -Asintió Simone, agradecida-

Mientras Clara se dirigía a preparar el baño, Simone se permitió un momento de reflexión. Las palabras de Amelia y Clara la habían ayudado a calmarse un poco, pero la noticia sobre Damaris seguía pesando en su mente.

En ese momento, la puerta se abrió suavemente y Asterophe, su esposo, entró en la habitación. Su presencia llenó el espacio con una mezcla de autoridad y preocupación. Aunque su relación había sido fría y distante durante mucho tiempo, Asterophe había mostrado un interés creciente en los últimos meses debido al embarazo. Se acercó lentamente a Simone, su mirada suave pero resuelta.

— Simone, ¿Cómo te sientes hoy? -Preguntó Asterophe, con su habitual expresión seria-

— Me siento bien, Asterophe. Clara y Amelia han estado cuidando de mí. -Respondió Simone, con un tono formal-

— Es importante que descanses y te mantengas tranquila. Nuestro hijo necesita que estés en buen estado. -Dijo Asterophe, sin mostrar demasiada emoción-

— Lo sé. Estoy haciendo todo lo posible para mantenerme calmada. -Dijo Simone, tratando de mantener la compostura-

Asterophe se acercó un poco más, mirándola con una mezcla de preocupación y curiosidad.

— He escuchado sobre Damaris y su revelación como "Damosius". ¿Te ha afectado mucho? -Preguntó Asterophe-

Simone respiró hondo antes de responder.

— Es difícil de asimilar. Siempre hemos tenido una relación complicada, y saber que ha logrado algo tan grande me afecta. -Admitió Simone-

— Entiendo. Pero recuerda que nuestra prioridad es el bienestar de nuestro hijo. Deja que Clara y Amelia te cuiden, y concéntrate en tu salud. -Dijo Asterophe, con un tono más suave-

— Gracias, Asterophe. Agradezco tu apoyo. -Respondió Simone, sintiendo un leve alivio-

Mientras Clara regresaba con todo listo para el baño relajante, Simone tomó una profunda respiración y decidió dejar de lado sus pensamientos sobre Damaris. Sabía que lo más importante en ese momento era su familia y la salud de su futuro hijo. Se levantó con cuidado de la cama, apoyándose ligeramente en Asterophe, quien la ayudó con ternura.

Clara, siempre atenta, había preparado un baño perfumado con lavanda y manzanilla, cuyas suaves fragancias llenaban la habitación con un aire calmante y reconfortante. Simone se dejó guiar hasta el baño, sintiendo cómo el peso de sus preocupaciones se aligeraba poco a poco. El agua tibia y el ambiente sereno la envolvieron, proporcionándole el consuelo que tanto necesitaba.

Mientras se sumergía en el agua, Simone cerró los ojos y permitió que la tranquilidad del momento la abrazara por completo. Su mente se centró en las imágenes de su familia y en el bebé que estaba por llegar. Aunque los desafíos seguían presentes, estaba decidida a enfrentarlos con la fuerza y la serenidad que su nueva prioridad le otorgaba. A su lado, Clara y Asterophe permanecieron en silencio, respetando el momento de paz que Simone tanto necesitaba.
























❨ En la mansion Williams. ❩
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En la mansión Williams, el regreso de Damaris estuvo marcado por una oleada de emoción. Nada más cruzar la puerta, sus padres, George y Astrid, se lanzaron sobre ella, llenos de entusiasmo. Sus rostros irradiaban alegría y alivio al verla de regreso, y la inundaron con preguntas y abrazos, ansiosos por ponerse al día con todo lo que había sucedido durante su ausencia. El ambiente se llenó de risas y conversación animada, reflejando la profunda conexión y amor que unía a la familia.

— ¡Damaris, cuéntanos todo! ¿Qué ha pasado con Claude? -Exclamó Astrid, sus ojos brillando de emoción-

— Sí, hija. Queremos saber cada detalle. -Añadió George, sonriendo ampliamente-

Damaris levantó una mano, intentando calmar el aluvión de preguntas.

— Mamá, papá, por favor. Les contaré, pero primero, déjenme respirar un poco. -Dijo con una sonrisa apaciguadora-

Astrid y George asintieron, pero su entusiasmo era palpable.

— Está bien, querida. Pero estamos muy emocionados por ti. -Dijo Astrid, intentando contener su entusiasmo-

— Claude y yo hablamos sobre nuestro futuro. Él me propuso una relación formal y quiere pedir oficialmente la bendición de papá. Fue un momento muy especial. -Resumió Damaris, tratando de mantener la explicación breve-

Mientras hablaba, Damaris notó a Cristophe en el segundo piso, observándola con ojos llorosos. Antes de que pudiera llamarlo, Cristophe dio media vuelta y corrió hacia su habitación.

La preocupación se apoderó de Damaris, y miró a sus padres en busca de respuestas. La inquietud en su rostro era evidente, y el ambiente de celebración se tornó momentáneamente tenso mientras trataba de entender lo que le sucedía a su hermano.

— ¿Qué le pasa a Cristophe? -Preguntó Damaris con ansiedad-

— Damaris, Cristophe ha estado muy preocupado por la idea de perderte. -Astrid suspiró, acercándose a su hija- Tiene miedo de que, una vez que te cases, te alejes de nosotros para siempre. -Explicó Astrid con suavidad-

— Él ha pasado por mucho, Damaris. -George asintió, con una expresión comprensiva en su rostro- Necesita tiempo para adaptarse a la idea de que las cosas pueden cambiar, pero eso no significa que dejarás de amarlo o cuidarlo. -Dijo George-

— Voy a hablar con él. -Damaris sintió una punzada de dolor en el corazón al escuchar las palabras de sus padres- Necesita saber que siempre seré su hermana y que nada cambiará eso. -Dijo Damaris, decidida-

Subió rápidamente las escaleras y se dirigió a la habitación de Cristophe. Tocó la puerta suavemente antes de entrar.

— Cristophe, ¿Puedo hablar contigo? -Dijo Damaris con suavidad-

Cristophe estaba acurrucado en su cama, sus ojos aún llorosos. Asintió débilmente, permitiéndole entrar.

— Cristophe, sé que estás preocupado. Pero quiero que sepas algo. -Damaris se sentó en el borde de la cama y tomó la mano de su hermano- No importa lo que pase, siempre seré tu hermana y siempre estaré aquí para ti. Mi amor por ti no cambiará —dijo Damaris con ternura.

Cristophe miró a su hermana, sus ojos llenos de esperanza y miedo.

— ¿Prometes que no me dejarás? -Preguntó en voz baja-

— Te lo prometo, Cristophe. Siempre estaré a tu lado. -Respondió Damaris, abrazándolo con fuerza-

Cristophe se aferró a su hermana, sintiéndose un poco más tranquilo al escuchar sus palabras. Sabía que el futuro traería cambios, pero también sabía que el amor de Damaris por él era inquebrantable.

Después de calmar a Cristophe y hacerlo conciliar el sueño, Damaris se levantó de la cama con cuidado y se dirigió hacia la puerta de su habitación. Cerrándola suavemente detrás de ella, suspiró aliviada al haber logrado tranquilizar a su hermano.

Bajó las escaleras y, al acercarse al salón, escuchó las voces de sus padres conversando. Se detuvo detrás de las puertas que daban entrada al salón y se quedó escuchando.

— Estoy preocupado, Astrid. Claude es el emperador y, aunque parece ser un buen hombre, su posición implica muchas responsabilidades y peligros. -Dijo George con un tono de preocupación-

— George, sé que estás preocupado, pero Claude ha demostrado ser un hombre digno de confianza. -Astrid intentó calmar a su esposo, su voz llena de comprensión- Además, Damaris es fuerte y capaz de enfrentar cualquier desafío. Debemos apoyarla en su decisión. -Respondió Astrid con suavidad-

— Lo sé, pero no puedo evitar pensar en los posibles riesgos. -George suspiró, todavía inquieto- Quiero lo mejor para nuestra hija. -Dijo George, con el ceño fruncido-

Damaris, escuchando esto, suspiró suavemente. Sabía que sus padres se preocupaban por su bienestar, pero también comprendía la seriedad de su relación con Claude. Decidió que era mejor no intervenir en ese momento y se marchó silenciosamente hacia su habitación.

Al llegar a su cuarto, se encontró con Jessy y Annie, sus sirvientas de confianza, quienes la esperaban con sonrisas cálidas y la habitación preparada para que pudiera relajarse después de un día tan largo y lleno de emociones.

— Señorita, ¿Todo está bien? -Preguntó Jessy, notando la expresión de Damaris-

— Sí, Jessy. Solo necesito descansar. Ha sido un día largo. -Respondió Damaris, esbozando una leve sonrisa-

— Déjenos ayudarla a cambiarse, señorita. -Annie se acercó con una expresión de preocupación- Le preparamos una bata cómoda para que pueda relajarse. -Dijo Annie con amabilidad-

Damaris asintió, agradecida por el apoyo de sus sirvientas. Jessy y Annie la ayudaron a cambiarse de ropa, quitándose el vestido elegante y poniéndose una bata suave y cómoda. Mientras lo hacían, intercambiaron algunas palabras de alivio y consuelo, creando un ambiente de calidez y confianza. Las sirvientas, siempre atentas y cariñosas, sabían exactamente cómo hacerla sentir cómoda y segura después de un día tan intenso.

— Debe haber sido un día muy emocionante para usted, señorita. Claude parece realmente preocupado por usted. -Comentó Jessy, mientras ajustaba la bata-

— Sí, lo ha sido. Pero también hay muchas cosas en las que pensar y decisiones que tomar. -Respondió Damaris, mirando por la ventana con una expresión pensativa-

— Recuerde que siempre estamos aquí para apoyarla en todo lo que necesite. -Annie la miró con comprensión- Usted es fuerte y capaz, señorita. Sabemos que tomará las decisiones correctas. -Dijo Annie con una sonrisa alentadora-
Damaris les agradeció con una sonrisa, sintiendo un poco de alivio al saber que contaba con el apoyo de sus seres queridos. Se recostó en su cama, permitiendo que la suavidad de las sábanas la abrazara y la tranquilidad de su habitación la envolviera como un cálido manto. Cerró los ojos y dejó que el agotamiento del día se desvaneciera lentamente, mientras su mente se calmaba. A medida que la serenidad la invadía, Damaris se preparó para enfrentar lo que el futuro les deparara, confiando en la fortaleza que encontraba en su familia y en sí misma.






— - 🌷  - To be continue. . . ୭
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