
━━「 𝗖𝗔𝗣𝗜́𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟯𝟯 」━━
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Rodeados por la exuberante vegetación del Jardín de la Familia, donde flores de vivos colores pintaban el paisaje y el aroma a jazmín se entrelazaba con el aire, Claude y yo estábamos inmersos en una conversación de suma importancia. El cielo despejado y el sol cálido añadían un toque de serenidad al entorno, complementado por el suave murmullo del agua de la fuente cercana, que ofrecía una melodía tranquilizadora. Sentados en un banco de madera antigua, con la sombra de un majestuoso roble brindándonos refugio del calor, nos dedicábamos a planificar cada detalle de nuestro ambicioso proyecto: la creación de la academia.
Con el mapa del terreno desplegado ante nosotros y una libreta llena de anotaciones e ideas, nos concentrábamos en delinear las estrategias necesarias para reunir los fondos. Claude, con su mirada pensativa y su dedo índice trazando líneas imaginarias sobre el papel, proponía enfoques innovadores para atraer a inversores que compartieran nuestra visión. Yo, tomando notas diligentemente, asentía y aportaba sugerencias que enriquecerían nuestro planteamiento. Cada palabra que intercambiábamos estaba impregnada de nuestra pasión por crear un instituto inclusivo, un lugar donde todos, sin importar su origen, pudieran encontrar oportunidades para crecer y aprender.
— Creo que deberíamos comenzar con una gala de recaudación de fondos, algo que genere interés y apoyo entre la nobleza y los comerciantes ricos. -Sugerí, mientras anotaba algunas ideas en un cuaderno-
— Es una excelente idea, Damaris. -Claude asintió, su mirada llena de determinación- Podemos aprovechar nuestras conexiones para invitar a las personas adecuadas. También podemos organizar subastas y eventos que atraigan donaciones significativas. -Respondió, añadiendo sus propias sugerencias-
De repente, nuestra conversación se vio interrumpida por la aparición inesperada de Diana, la famosa amante de Claude. Vestida con un impecable conjunto de alta costura en tonos marfil y dorado, Diana irradiaba una presencia imponente que capturaba todas las miradas. Su porte elegante y su caminar seguro resonaban en el jardín mientras avanzaba hacia nosotros, cada paso resaltado por el susurro de su falda de seda acariciando la hierba. Bajo el sol, su cabello, peinado en ondas suaves, reflejaba destellos de luz, complementando su sonrisa radiante que parecía iluminar el ambiente aún más. La expresión en su rostro, una mezcla de confianza y calidez, dejaba claro que su llegada traería un cambio en la dinámica de nuestra conversación.
— Claude, querido, no esperaba encontrarte aquí tan temprano. -Dijo Diana, su voz melodiosa llenando el aire mientras avanzaba hacia nosotros-
Claude y yo nos quedamos sorprendidos al verla. No habíamos anticipado su llegada, y su presencia alteraba de inmediato la dinámica de nuestra reunión. Claude se levantó de su asiento, claramente sorprendido por la aparición de Diana. Su mirada, habitualmente serena y calculadora, mostraba un atisbo de desconcierto.
Aunque intenté mantener la compostura, no pude evitar sentir una punzada de resentimiento al ver a Diana interrumpir en un momento tan crucial. Mi corazón latía con fuerza, y sentí un nudo de tensión formarse en mi estómago. Mantener la calma se convirtió en un esfuerzo consciente mientras luchaba por reprimir las emociones que amenazaban con salir a la superficie. La presencia imponente de Diana, que irradiaba una confianza arrolladora, solo acrecentaba mi sensación de desplazamiento y alteración.
— Diana, no esperaba verte tan pronto. -Respondió, tratando de mantener la compostura- Estaba en medio de una conversación importante con Damaris sobre el proyecto del instituto.
Diana se detuvo a unos pasos de nosotros, su mirada recorriendo la escena con un destello de astucia. Sus ojos, afilados y penetrantes, absorbieron cada detalle del entorno antes de centrarse en mí. Al notar mi presencia, su expresión se suavizó; sus labios se curvaron en una sonrisa cortés, pero los destellos de intensidad en sus ojos revelaban una chispa de alerta. Esa mirada, tan cargada de intención, me puso en guardia de inmediato, recordándome que detrás de su apariencia amable había un astuto juego de poder en marcha.
— Oh, disculpen mi interrupción. No quería molestar. -Dijo, mirando hacia mí con curiosidad- Es un placer conocerte, Damaris. He oído mucho sobre ti.
— El placer es mío, Diana. -Me levanté, recuperando mi compostura rápidamente- He escuchado sobre su relación con el emperador Claude. -Respondí con cortesía, aunque mi mente seguía procesando la interrupción-
— Diana, estamos discutiendo un proyecto muy importante para el futuro de nuestro reino. -Explicó, su tono serio pero calmado- Estoy seguro de que comprendes la importancia de este asunto.
Diana asintió, su sonrisa manteniéndose serena y cortés. Sin embargo, había algo en su mirada, un brillo sutil pero perceptible, que me decía que no tenía intención de retirarse tan fácilmente. Su presencia, firme y decidida, sugería que estaba preparada para involucrarse más de lo que habíamos anticipado, añadiendo una capa de tensión al encuentro.
— Por supuesto, Claude. No quiero interrumpir más. Solo quería saludarte. -Dijo, haciendo una ligera reverencia antes de dar unos pasos hacia atrás- Continuaré con mis asuntos y los dejaré seguir con su conversación.
Con una última sonrisa, Diana se retiró del jardín, sus pasos resonando suavemente sobre el sendero de grava. Claude y yo nos quedamos en silencio por un momento, el ambiente cargado con la tensión de su inesperada aparición. Aún me sentía sorprendida, la imagen de Diana persistiendo en mi mente, y no pude evitar un leve resentimiento por su intromisión en un momento tan crucial. Al observar a Claude, quien aún parecía procesar el encuentro, decidí que era hora de retirarme. Me levanté lentamente, intentando mantener la calma y el control mientras me preparaba para salir del Jardín de la Familia.
— Lo siento, su majestad, creo que debería irme... -Dije incómoda, evitando la mirada de Claude-
Claude frunció el ceño, claramente preocupado por mi reacción.
— Damaris, por favor, no te sientas obligada a marcharte. -Dijo con seriedad- Esta conversación es de suma importancia y valoro tu participación.
Suspiré, intentando mantener la compostura mientras me sentía atrapada entre la profesionalidad y mis emociones.
— Entiendo, emperador. Pero creo que es mejor que continuemos en otro momento. -Respondí, tratando de suavizar la situación- Necesito un tiempo para reflexionar sobre todo lo que hemos discutido hoy.
— Muy bien, Damaris. -Claude asintió, aunque su preocupación era evidente- Apreciaré cualquier momento que puedas dedicar a este proyecto. -Dijo, mostrando comprensión- Espero que podamos reunirnos pronto para seguir avanzando.
Con una inclinación de cabeza, me despedí de Claude, intentando transmitir una calma que apenas sentía, y me dirigí hacia la salida del jardín. Una mezcla de emociones se arremolinaba en mi interior mientras avanzaba por los senderos bordeados de flores. Mis pensamientos giraban en torno a la conversación interrumpida y la inesperada aparición de Diana, que aún resonaba en mi mente.
A medida que caminaba, mis sirvientas, Annie y Jessy, que habían estado esperando cerca, notaron mi determinación y rápidamente se acercaron para seguirme. Sus rostros reflejaban la preocupación y el apoyo incondicional que siempre me habían brindado, lo cual me proporcionaba un consuelo silencioso en medio de la confusión.
— ¿Está todo bien, señorita Damaris? -Preguntó Annie con suavidad, mientras ajustaba su paso al mío-
Suspiré, tratando de liberar algo de la tensión que sentía.
— Estoy bien, Annie. -Respondí, aunque mi voz mostraba un rastro de cansancio- Solo necesito un tiempo para pensar y reflexionar sobre lo que hemos discutido.
Jessy, siempre atenta, se acercó más para ofrecerme apoyo.
— Estamos aquí para usted, señorita. -Dijo con firmeza, su mirada mostrando lealtad incondicional- No dude en decirnos si necesita algo.
Agradecí su presencia y su apoyo, sabiendo que podía contar con ellas en momentos como este. Mientras caminábamos hacia la salida del jardín, sentí la calidez de su compañía envolviéndome, un recordatorio silencioso de que no estaba sola en este camino. Annie y Jessy, con su andar decidido, me ofrecían un refugio de confianza y lealtad, sus gestos de preocupación y apoyo sirviendo como un bálsamo para las emociones encontradas que me embargaban. Este conocimiento, de no estar sola en medio de las turbulencias, me reconfortó profundamente mientras nos alejábamos del jardín y sus recuerdos recientes.
— Gracias, ambas. -Dije con sinceridad- Su apoyo significa mucho para mí.
Con Annie y Jessy a mi lado, me dirigí hacia la salida del palacio, dispuesta a enfrentar los desafíos que el futuro nos deparaba. El sol comenzaba a descender en el horizonte, tiñendo el cielo con tonos anaranjados y púrpuras, mientras caminábamos por los majestuosos pasillos y jardines del palacio. Sabía que el camino hacia la realización de nuestros sueños sería largo y difícil, pero con la fortaleza y el apoyo de quienes me rodeaban, estaba decidida a seguir adelante con determinación y valentía.
Durante todo el camino de regreso a casa, me sumí en un silencio profundo. El suave traqueteo del carruaje y el paisaje que pasaba rápidamente frente a nosotros proporcionaban un fondo melancólico a mis pensamientos. Sentía la mirada preocupada de Jessy y Annie sobre mí, sus ojos llenos de preocupación y empatía, pero mis pensamientos estaban demasiado turbios para hablar. El peso de la aparición inesperada de Diana y cómo había alterado nuestra importante conversación seguía dando vueltas en mi mente, creando una maraña de emociones difíciles de desenredar.
A medida que avanzábamos por el camino bordeado de árboles, con el ruido lejano de la ciudad despertando al anochecer, me di cuenta de que aunque el viaje sería arduo, no estaría sola en él. La calidez y el apoyo de Annie y Jessy me reconfortaban, dándome fuerzas para enfrentar los desafíos venideros con renovada determinación.
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❨ En la mansión Williams. ❩
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Al llegar a casa, el cochero abrió la puerta del carruaje y me ayudó a bajar. Sin esperar a mis sirvientas, me dirigí rápidamente hacia mi habitación, con pasos firmes y decididos. Sabía que necesitaba un momento de soledad para procesar todo lo que había sucedido.
Cerré la puerta detrás de mí y me encaminé hacia mi escritorio, donde una pila de cartas me esperaba. Me senté con un suspiro, tratando de calmar mi mente mientras comenzaba a revisar la correspondencia. Entre las cartas, una en particular capturó mi atención: una carta del barón Barboun.
Recordé que había solicitado al barón investigar sobre el paradero de mi hermano menor, Christophe, y esperaba ansiosamente noticias sobre cualquier avance. Con manos temblorosas, abrí la carta y comencé a leer. Cada palabra escrita en el papel parecía tener un peso inmenso, y mi corazón latía con fuerza a medida que avanzaba en la lectura.
Las noticias del barón eran alentadoras. Había encontrado algunas pistas sobre el posible paradero de Christophe y estaba trabajando arduamente para obtener más información. Sentí una oleada de esperanza y determinación al leer sus palabras, y supe que debía mantenerme en contacto con él para seguir de cerca el progreso de la investigación.
Tomé un papel y pluma, y comencé a redactar una respuesta al barón, agradeciéndole por sus esfuerzos y pidiéndole que me mantuviera informada de cualquier novedad. Sabía que encontrar a mi hermano era una de mis mayores prioridades, y cada avance en la investigación me acercaba un paso más a él.
Mientras escribía, sentí una mezcla de emociones: esperanza, ansiedad y una determinación renovada para enfrentar cualquier desafío que se presentara. Sabía que el camino hacia la reconciliación y la realización de nuestros sueños sería largo y difícil, pero con el apoyo de aliados como el barón Barboun y mi propia fortaleza interior, estaba dispuesta a seguir adelante.
Con la carta terminada, la sellé con cuidado y la dejé sobre el escritorio, lista para ser enviada. Me recosté en la silla, cerrando los ojos por un momento para respirar profundamente y recobrar la calma. Sabía que cada paso que daba me acercaba más a mi objetivo, y estaba decidida a no rendirme.
Después de un momento, llamé a Annie para que viniera a mi habitación. En cuestión de segundos, Annie apareció en la puerta, su rostro mostrando una mezcla de preocupación y disposición para ayudar.
— Annie, necesito que lleves esta carta al barón Barboun. Es importante que la reciba lo antes posible. -Le dije, alcanzando la carta desde mi escritorio-
— Por supuesto, señorita Damaris. -Annie tomó la carta con cuidado, su mirada llena de determinación- La entregaré de inmediato. -Respondió con firmeza-
La observé por un instante, recordando que el barón Barboun tenía un interés especial en Annie. No pude evitar que una pequeña sonrisa se asomara en mis labios al pensar en cómo Annie podría aprovechar esta oportunidad para acercarse más al barón. Había un brillo especial en los ojos de Annie cada vez que mencionaba su nombre, y ahora, ante la posibilidad de fortalecer ese vínculo, su rostro mostraba una mezcla de determinación y emoción contenida. Su devoción y lealtad siempre me habían sido invaluables, y ver cómo esta conexión podría beneficiarla, me llenaba de una satisfacción inesperada.
— Y, Annie... -Añadí, mi voz suavizándose- Sé que el barón Barboun tiene cierto aprecio por ti. Usa tu ingenio y encanto para estrechar los lazos con él. Estoy segura de que podrás conquistar su corazón.
Annie se sonrojó ligeramente, pero asintió con determinación.
— Haré todo lo posible, señorita. -Dijo con una sonrisa tímida-
La observé mientras salía de la habitación, su figura decidida y llena de propósito. Sabía que Annie era más que capaz de manejar la tarea y de usar su ingenio para acercarse al barón. Sentí una oleada de gratitud y confianza en mi corazón, sabiendo que tenía a personas leales y valientes a mi lado.
Con la carta en camino, me permití un momento para relajarme y ordenar mis pensamientos. Había mucho por hacer y muchos desafíos por enfrentar, pero con aliados como Annie, me sentía preparada para cualquier cosa. Sabía que cada paso que daba me acercaba más a mi objetivo, y estaba decidida a no rendirme.
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❨ En la residencia del Baron Barboun. ❩
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El barón Barboun estaba en su residencia, disfrutando de una tarde tranquila, cuando uno de sus sirvientes se acercó con rapidez para informarle de la llegada de un carruaje proveniente del ducado de Williams. Intrigado, el barón dejó su lectura y se dirigió a la entrada principal para recibir a la recién llegada.
Al abrirse las puertas del carruaje, el barón se sorprendió al ver que la visitante no era otra que la señorita Annie. La joven dama, que siempre había mostrado una actitud encantadora y diligente, descendió del carruaje con una sonrisa radiante. Su entusiasmo por verlo era evidente, y no pudo evitar acercarse a él con un brillo especial en los ojos. La visión de Annie, con su porte alegre y su sincera disposición, iluminó el semblante del barón, quien la recibió con una sonrisa cálida y una leve inclinación de cabeza, sintiéndose halagado por su visita inesperada.
— ¡Barón Barboun! Es un placer verlo nuevamente. -Dijo Annie con encanto, haciendo una ligera reverencia-
El barón, claramente sorprendido pero complacido por la visita, le devolvió una sonrisa.
— El placer es mío, señorita Annie. -Respondió, inclinando levemente la cabeza- No esperaba recibir a tan encantadora visita hoy. ¿Qué la trae por aquí?
Annie, emocionada por la calidez del barón, le mostró la carta que Damaris le había encargado entregar.
— Tengo una carta importante de la señorita Damaris para usted. -Dijo, extendiendo la carta con cuidado- Ella me pidió que se la entregara personalmente.
El barón tomó la carta, agradecido por la diligencia de Annie.
— Muchas gracias, Annie. -Dijo con sinceridad- Por favor, acompáñame a la sala de estar. Me encantaría ofrecerte una taza de té mientras leo la carta. Será un placer tener tu compañía.
Annie asintió con entusiasmo, sintiéndose halagada por la invitación.
— Me encantaría, barón. -Respondió con una sonrisa radiante-
El barón Barboun guió a Annie hacia la elegante sala de estar, donde una mesa ya estaba preparada con una exquisita selección de tazas de té y una variedad de pasteles delicadamente decorados. Se sentaron cómodamente en los sofás de terciopelo, la atmósfera impregnada de una serenidad acogedora.
Mientras el barón comenzaba a leer la carta de Damaris, Annie no pudo evitar observar el entorno con curiosidad y admiración. Las paredes de la sala estaban adornadas con pinturas de paisajes y retratos de distinguidos antepasados, cada detalle reflejando el buen gusto y la riqueza histórica de la residencia. La luz del sol se filtraba suavemente a través de las cortinas de encaje, creando un ambiente cálido y acogedor que invitaba a la conversación y la reflexión.
Después de leer la carta, el barón levantó la mirada hacia Annie.
— Damaris menciona en la carta que necesita una actualización sobre la investigación del paradero de su hermano menor, Christophe. -Dijo el barón, su tono serio- Estoy trabajando diligentemente en ello y tengo algunas pistas prometedoras.
Annie asintió, agradecida por el compromiso del barón.
— Se lo agradezco enormemente, barón Barboun. La señorita Damaris estará muy contenta de saber que hay avances. -Dijo, su voz llena de gratitud-
El barón sonrió, apreciando la sinceridad de Annie.
— Es un honor poder ayudar. -Respondió, luego cambió su tono a uno más informal- Y ahora, Annie, cuéntame más sobre ti. Siempre es un placer conocer mejor a alguien tan encantador.
Annie sonrió, sintiéndose cómoda en la compañía del barón.
— Bueno, barón, me encanta el té y los pasteles, así que esta es una tarde perfecta para mí. -Dijo con una risa ligera- También disfruto de leer y aprender sobre nuevas cosas. ¿Y usted?
La conversación continuó de manera animada y agradable, con Annie usando su ingenio y encanto para estrechar los lazos con el barón Barboun. La tarde se convirtió en un momento especial de conexión y amistad, dejando al barón aún más impresionado por la encantadora dama que había llegado de manera inesperada.
Después de la animada charla con Annie, el barón Barboun se levantó de su asiento, decidido a responder la carta de Damaris de inmediato. Se disculpó brevemente y se dirigió a su estudio, donde tomó papel y pluma y comenzó a redactar su respuesta.
En la carta, el barón detalló los avances en la investigación sobre el paradero de Christophe. Expresó su gratitud por la confianza que Damaris había depositado en él y aseguró que continuaría trabajando diligentemente en el asunto. También mencionó su aprecio por Annie y cómo había disfrutado de su compañía durante la visita.
Una vez terminada la carta, el barón la selló cuidadosamente y regresó a la sala de estar, donde Annie lo esperaba pacientemente.
— Señorita Annie, he terminado de redactar la respuesta para la señorita Damaris. -Dijo el barón, entregándole la carta- Por favor, hágasela llegar lo antes posible.
Annie tomó la carta con una sonrisa, agradecida por la consideración del barón.
— Gracias, barón Barboun. Me aseguraré de que la carta llegue a sus manos. -Respondió con sinceridad-
El barón asintió y luego la acompañó hacia la salida de la residencia. Mientras caminaban por el pasillo, adornado con exquisitos tapices y candelabros brillantes, Annie no pudo evitar sentir una mezcla de emoción y aprecio por el barón. Su amabilidad y dedicación eran verdaderamente genuinas, y cada gesto de cortesía de su parte reforzaba esa impresión. Al llegar a la imponente puerta de entrada, Annie se detuvo un momento, sus ojos encontrando los del barón con una mirada agradecida. Sabía que en él tenía un aliado valioso y confiable, y esa certeza le brindó una nueva oleada de confianza y determinación.
— Ha sido un placer tenerla aquí, Annie. -Dijo el barón al llegar a la puerta principal- Espero que podamos vernos nuevamente pronto.
— El placer ha sido mío, barón. -Annie sonrió, sus ojos brillando con gratitud- Gracias por su hospitalidad. -Respondió- Hasta pronto.
El barón hizo una ligera inclinación de cabeza mientras Annie subía al carruaje, sus miradas encontrándose una vez más antes de que se despidieran. Observó cómo el carruaje se alejaba, sintiéndose satisfecho por haber podido ayudar y por la encantadora visita de Annie.
Mientras el carruaje avanzaba de regreso a la residencia de los Williams, Annie sostuvo la carta con cuidado, consciente de las noticias importantes que llevaba para Damaris. Estaba emocionada por poder ayudar en la investigación y por haber estrechado los lazos con el barón Barboun.
De vuelta en la residencia de los Williams, Annie se preparaba para entregar la carta a Damaris, ansiosa por compartir las noticias y continuar apoyando a su querida señorita en su búsqueda por encontrar a su hermano.
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❨ En la residencia de los Williams. ❩
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De vuelta en la residencia de los Williams, Annie descendió del carruaje apresuradamente, su corazón latiendo con emoción por las noticias que llevaba. No perdió tiempo en dirigirse hacia la habitación de Damaris, sus pasos rápidos resonando por los elegantes pasillos decorados con alfombras de terciopelo y cuadros ancestrales.
Al llegar a la puerta, Annie llamó suavemente y, sin esperar una respuesta, entró con determinación. Encontró a Damaris terminando de alistarse para descansar, su vestido de noche reflejando la suave luz de las lámparas de la habitación. Al ver a Annie, Damaris levantó la mirada con curiosidad, percibiendo inmediatamente la emoción que irradiaba su leal sirvienta.
Annie, con la carta del barón Barboun en mano, avanzó hacia su querida señorita, su rostro iluminado por una mezcla de anticipación y alivio. Damaris, al notar la importancia del documento, se preparó para escuchar las noticias que tanto había esperado.
— Señorita Damaris, ¡Tengo noticias! -Exclamó Annie, tratando de recuperar el aliento mientras sostenía la carta en alto-
Damaris, sorprendida por la entrada repentina de Annie, giró hacia ella, sus ojos mostrando una mezcla de curiosidad y esperanza.
— Annie, ¿Qué sucede? -Preguntó, acercándose para tomar la carta- ¿Es del barón Barboun?
— Sí, señorita. -Annie asintió con entusiasmo, entregándole la carta- El barón ha respondido. -Respondió, una sonrisa iluminando su rostro-
Damaris tomó la carta con manos temblorosas, sintiendo el peso de las palabras aún no leídas. Desdobló el papel y comenzó a leer en silencio, sus ojos recorriendo cada línea con atención.
"Querida Damaris,
Espero que esta carta te encuentre bien. Me complace informarte que nuestras investigaciones han dado resultados prometedores. Hemos encontrado pistas que indican que tu hermano menor, Christophe, podría estar en un pequeño condado cerca de las fronteras de Obelia.
Según nuestros informantes, se encuentra en una casa antigua y abandonada, siendo cuidado por una mujer. Lamentablemente, hemos recibido informes de que esta mujer no lo está cuidando adecuadamente, y Christophe podría estar en necesidad de ayuda urgente.
Estamos haciendo todo lo posible por reunir más información y prepararnos para una posible operación de rescate. Te mantendré informada de cualquier avance significativo.
Con respeto y dedicación,
Barón Barboun"
Damaris sintió una mezcla de alivio y preocupación mientras leía la carta. La posibilidad de encontrar a Christophe era un rayo de esperanza, pero la situación descrita la llenaba de inquietud. Las palabras del barón Barboun trazaban un panorama de pistas fragmentadas y peligros latentes, que intensificaban sus temores por el bienestar de su hermano menor. Mientras sus ojos recorrían cada línea del mensaje, su corazón latía con fuerza y su mente se debatía entre la esperanza y la ansiedad.
— Gracias, Annie. -Dijo Damaris, su voz cargada de emoción- Esta información es crucial. Agradezco tus esfuerzos y los del barón Barboun.
Annie sonrió, feliz de haber podido ayudar.
— Estoy aquí para lo que necesite, señorita. -Respondió con sinceridad-
Damaris asintió, dándose cuenta de lo tarde que se había hecho.
— Annie, por favor, ve a descansar. Ha sido un día largo para todos nosotros. -Dijo, su voz mostrando un toque de agotamiento- Hablaremos más sobre esto mañana.
Annie asintió, haciendo una reverencia antes de salir de la habitación.
— Buenas noches, señorita Damaris. -Dijo suavemente antes de cerrar la puerta detrás de ella-
Con la habitación en silencio, Damaris se recostó en su cama, la carta aún en sus manos. Sus pensamientos se dirigieron a Christophe y la necesidad urgente de actuar. Mientras cerraba los ojos, su mente seguía girando en torno a los próximos pasos para rescatar a su hermano y asegurarse de que estuviera a salvo.
Sabía que el camino sería difícil, pero con aliados leales como el barón Barboun y su propia determinación, estaba lista para enfrentar cualquier obstáculo en su búsqueda por reunir a su familia. La penumbra de la habitación y el suave susurro del viento exterior parecían acompañar sus reflexiones, mientras su corazón se llenaba de una mezcla de esperanza y resolución inquebrantable.
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— - 🌷 - To be continue. . . ୭
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