ocho
ִ ִ ୨୧ she's the beast in my bones
she gets everything she wants ୨୧ ִ ִ
— ¡¿Qué carajos te pasa?! — la respiración de Beomgyu está agitada al igual que la de Soobin.—¡¿Qué estabas pensando hacer, Soobin?! Por Dios.
Soobin se levantó del césped con una clara expresión de enojo, siquiera él entendía lo que estaba por hacer, pero fue como si su sangre superase los cien grados, pero antes de que estalle, Beomgyu lo corrió de la casa a golpes.
— No pensaba hacer nada. — murmuró Soobin y comenzó a caminar hacia su casa.
— Sí, claro por eso-...
— Ya dije que no iba a hacer nada, vayamos a casa. — interrumpió Soobin.
Taehyun les abre la puerta a ambos y claro ninguno pensaba hablar de ese tema con Taehyun así que permanecieron callados en la sala mientras veían películas.
— Estoy harto, iré a dormir. — Soobin dijo con un tono frío y se levantó para largarse hacia su habitación, dejando a Taehyun confundido pero Beomgyu sabía perfectamente la razón.
— ¿Qué le pasa? — preguntó Taehyun hacia Beomgyu y este solo rodó los ojos bufando.
— Me importa una mierda lo que le pase. — murmuró Beomgyu antes de levantarse para ir hacia otra habitación, dejando más confundido a Taehyun.
— ¿Y qué le pasa a él? — Taehyun habló solo.
Beomgyu observa el suelo mientras camina y cuando llega al pasillo desvía su mirada hacia la puerta de la habitación de Soobin y deja ir un largo suspiro antes de acercarse y abrir la puerta.
— No te dije que pasaras. — Soobin dice sin siquiera ver a Beomgyu, tenía una almohada sobre su cara.
— ¿Desde cuándo tengo que preguntar? — Beomgyu se queja y se sienta a un lado de Soobin — Bin...
— ¿Mhh?
— Sé que es difícil para ti, odio verte así, pero por favor, no te enojes conmigo por tratar de que lo intentes. — Beomgyu susurró y Soobin soltó un bufido.
— No me enojé contigo. — Soobin se sienta en la cama y ve a Beomgyu — Ya no quiero hablar de lo que pasó, acuéstate conmigo.
Y Beomgyu jamás podría decirle que no, soltó una pequeña risa antes de acostarse a un lado de Soobin, este lo abrazó.
Taehyun tragó duro del otro lado de la puerta, inundado en sus pensamientos pero también oyendo.
Él ni siquiera recuerda cuándo comenzó a gustarle Beomgyu o si siempre estuvo enamorado de alguien que siquiera lo quería tener cerca. Pero piensa que debió ser lo suficiente para poder tener la habilidad de acostumbrarse a sus malos tratos y fingir que no le importaba. Beomgyu siquiera notaba las veces que Taehyun se detenía a verlo, sus ojos brillando y una sonrisa cerrada dibujada en sus labios, Beomgyu no sabía nada de eso porque sus ojos brillaban solo para Soobin y los de Soobin brillaban para Yeonjun.
¿Los de Yeonjun? Los suyos brillaban para él mismo.
Beomgyu jamás se había detenido a ver quien siempre estaba allí cuando Soobin lo lastimaba inconscientemente. Taehyun nunca se quejó, después de todo Beomgyu no sabía nada.
Y esa noche que Beomgyu lo besó, fue como la cuando lo vio por primera vez. Ese golpe que parece un empujón hacia un abismo de fantasía, porque realmente se sintió como caerse y caer muy profundo. Pero muy pronto regresó a la superficie cuando recordó que Beomgyu estaba imaginando a Soobin.
Quizás Soobin no estaba hecho para Beomgyu, pero él tampoco.
Y se mentalizó eso los siguientes días, mientras Soobin y Beomgyu pasaban sus días juntos. Aparentemente Soobin tratando de ignorar sus sentimientos por Yeonjun, mientras que los de Beomgyu por Soobin crecían. Taehyun decidió que era mejor dejarlos a ambos, después de todo nunca fueron ese trío de amigos, siempre fueron Soobin y Beomgyu, Beomgyu y Soobin.
Por otro lado, Soobin siempre supo que Beomgyu estaba enamorado de él, pero ¿qué podía hacer? A decir verdad... le encantaría estar enamorado de Beomgyu. Era un chico lindo, divertido, tierno, era perfecto para él. No comprendía por qué no podía amarlo como Beomgyu quería. Hasta se podría decir que lo intentó todos esos días que estuvieron saliendo juntos.
Beomgyu era su mejor opción, él y solo él podía encargarse de borrar a Yeonjun de su cabeza.
O eso pensó hasta que saliendo de la universidad pudo ver a Yeonjun, lo reconocería en cualquier lugar. Y estaba allí, reposando en una columna, observando el enorme campus. La garganta de Soobin se secó de repente, su corazón latió con fuerza. Se sentía vulnerable.
Pero la imagen de la última vez que lo vio cobró vida en su mente y ese sentimiento se fue al carajo, su frente se arrugó y su mandíbula se tensó, solo quería vomitar pero trató de relajarse respirando hondo.
Ya no sabía cual sentimiento de los dos que había experimentado en menos de un minuto era más conveniente.
Pero una nueva sensación de curiosidad y dudas lo atravesaron y se acercó a la salida, cerca de Yeonjun, quien lo volteó a ver cuando Soobin se encontraba a cinco pasos de él y sonrió hacia el menor.
— Los de esta facultad son demasiado adultos para ti. — comentó casi burlón pero con un deje de enfado.
— Vine a ver un viejo amigo. — explicó Yeonjun, recostándose por la columna, su expresión juguetona ponía nervioso al menor.
— ¿Un estudiante? — inquiere Soobin.
Yeonjun soltó una risa nasal analizando a Soobin, confundido por el comportamiento del menor, sabía que algo no andaba bien.
— Es maestro. — aclara Yeonjun — ¿Te molesta algo en particular, Soobinnie? — Yeonjun cruza los brazos y su tono sigue siendo burlón. La falta de respuesta de Soobin lo dice todo para Yeonjun. — En fin, el profesor Lee dice que eres un buen estudiante. — finge desconocer el malestar de Soobin y vuelve a dirigir su mirada hacia el campus.
— ¿El profesor Lee? ¿Desde cuándo se conocen?
— Oh, nos conocemos desde hace varios años, pero retomamos la comunicación hace poco. — comenta el mayor con inocencia, volviendo a mirar a Soobin — Digamos que me debía un favor, así que vino a visitarme la otra noche.
Yeonjun sabía lo que hacía, mientras Soobin estaba ajeno a todo.
— ¿El día que corriste al señor Min? — Soobin cae en la trampa y Yeonjun sonríe al lograr su cometido.
— Oh, ¿lo sabías? ¿O viste algo, Binnie? — Yeonjun se acerca lo suficiente para que Soobin lo escuche susurrar — No sabía que te gustaba mirar.
— Bueno, sí, vi. — confiesa Soobin con indiferencia — Pero no creo que te moleste ser observado. Eres bastante desinhibido. Solo fui a acompañar a Beomgyu, ya no me importa con quién estés o cuántos, es tu problema, no el mío. — dice encogiéndose de hombros antes de alejarse, provocando una risa leve de Yeonjun.
— Eres muy malo fingiendo, puedo ver lo furioso que estás solo con mirarme. — Yeonjun no duda en acercarse más — ¿Qué te sucede, Binnie? ¿Te molesta que yo pueda estar con quien quiera y disfrutarlo mientras tú te quedas estancado sin poder tocar a nadie más? — pregunta con una falsa preocupación y ternura en su tono.
— ¿Y por qué crees que has sido el último?
— No lo creo, lo sé. No podrías estar con nadie más aunque quisieras, porque ese alguien no soy yo.
Soobin queda sin palabras y Yeonjun sonríe triunfante antes de alejarse y continuar su camino.
El menor maldice en voz baja porque él jamás podría hacer lo que Yeonjun hace y mucho menos mentirle en la cara porque sí, estaba furioso. Furioso porque mientras él trataba de olvidarlo Yeonjun podía estar en paz con dos hombres sin importarle nada más. Furioso porque Yeonjun tenía toda la maldita razón.
Aquella conversación lo mantuvo bastante ocupado y hundido en sus pensamientos por el resto del día, no pasó desapercibido por Beomgyu, quien se acercó para sentarse a su lado.
— ¿Qué tienes? — preguntó luego de un suspiro y los ojos de Soobin se desviaron hacia su amigo pero temblaron.
— Nada, ¿por qué preguntas? — soltó, sonando demasiado obvio para Beomgyu quien lo conocía bien.
— Porque has estado actuando como si estuvieras preocupado. No te molestes en negarlo.
— Entonces debes saber qué me tiene enojado, siquiera quiero decirlo. — Soobin murmuró.
— Por lo que pasó con Yeonjun. — Beomgyu dijo, no tenía que preguntar — Pasaron dos semanas, no veo por qué debería importarte de nuevo.
— Él se burla de mí para acercarme a él, y funciona. — susurró levemente lo último.
Beomgyu entrecerró los ojos levemente y bufó, murmurando entre dientes cosas que Soobin no pudo entender.
— No te preocupes, ya sabes cómo es él. — susurró Beomgyu y se acercó aún más a Soobin — Solo trata de no caer en sus estupideces, tú eres más inteligente que eso.
Soobin asintió levemente, hundido en el dulce aroma de Beomgyu y casi ignorando lo cerca que este se encontraba de su rostro. Cuando recapacitó, se removió en el sillón volteando hacia los lados. Beomgyu comprendió y se alejó.
Al día siguiente Soobin fue a la universidad y Beomgyu se quedó en la casa de Soobin haciendo sus pendientes y ordenando un poco. Más tarde salió al patio y su mirada se dirigió hacia su casa y casi sin dudar se acercó hasta la puerta y entró.
No es que pelear con su hermano lo ponga nervioso, de hecho la mayoría de las veces lo tomaba mejor de lo que debería, lo único que quería era alejar a Yeonjun de Soobin, no le importaba perder a su hermano.
Cuando cerró la puerta tras él la casa parecía estar en completo silencio en paz, pero solitaria, muy solitaria, tal como a su hermano le gustaba. Caminó sobre la vieja madera unos pasos ruidosos y pudo observar la sala, Yeonjun se encontraba allí en uno de los sillones, viendo la televisión y con las luces apagadas.
El zumbido del televisor era el único sonido que llegaba a romper el silencio.
El menor avanzó unos pasos más para ver más de su hermano, quien solo leía algo mientras comía unas uvas. Yeonjun ya era consciente de que su hermano menor se encontraba allí.
La narración que se reproducía en la televisión distrajo al menor, quien desvió sus ojos hacia ella y observó un insecto en la pantalla brillante, la única fuente de luz en la sala y la que Yeonjun ocupaba para leer.
"La mantis religiosa es un depredador implacable. Utiliza su apariencia para atraer a su presa, con movimientos lentos y calculados que engañan a sus víctimas, haciéndolas creer que están a salvo. Pero una vez que la presa está lo suficientemente cerca, la mantis ataca con una velocidad y precisión letales, devorándola sin piedad."
Yeonjun subió su mirada hacia el televisor, sus lentes descansaban sobre el puente de su nariz, creando una vibra atractiva en su mirada.
— Curioso que estés viendo esto. Te sienta bien — comentó Beomgyu con la mirada alta y volteando hacia Yeonjun.
Yeonjun giró la cabeza lentamente, sus ojos encontrándose con los de Beomgyu. Una chispa de rivalidad brilló en sus pupilas.
—La naturaleza es cruel. —respondió Yeonjun con un tono que sugería que la observación era mucho más que una simple afirmación sobre el mundo natural que se reproducía frente a ellos.
Beomgyu cruzó los brazos, manteniendo la mirada fija en su hermano mayor. En ese momento, la voz del narrador volvió a resonar en la sala: "Una vez que la mantis ha atrapado a su presa, puede mantenerla inmovilizada durante horas, a veces incluso días, antes de consumirla, asegurándose de que no escape."
—Sí, lo sé muy bien —replicó Beomgyu, su voz teñida de desafío.
La tensión en la sala era palpable, como si alguno de los dos en algún momento haría algo impredecible.
—Soobin no es una presa para que juegues con él — dijo, su voz temblando ligeramente por la emoción contenida — No voy a dejar que lo manipules.
— ¿Qué? ¿Es mucho para ti? Creí haberte escuchado decir que Soobin no es tan tonto como parece — respondió Yeonjun, con una sonrisa burlona jugando en sus labios.
Beomgyu sintió una oleada de frustración recorrer su cuerpo. Sabía que Yeonjun estaba tratando de provocarlo, y estaba funcionando.
— Esto ni siquiera es por él, ya no te importa lastimarlo ni jugar con él solo para llevarme la contraria — dijo Beomgyu, tratando de mantener la calma.
Yeonjun se encogió de hombros con desdén.
— Bien hecho, Sherlock. Sí, es precisamente porque tú me provocaste —respondió, su tono lleno de sarcasmo.
— Eres en serio basura —espetó el menor, sus ojos destellando con furia contenida.
— Por favor, tampoco eres muy digno, Gyu. — contraatacó Yeonjun, con una mueca de superioridad — Te encantaría tener a Soobin comiendo de tu mano.
— No es cierto —respondió, su voz temblando ligeramente.
Yeonjun lo observó con una mirada penetrante, como si pudiera leer sus pensamientos.
— Te hierve la sangre al verlo muerto por mí. Ni siquiera te importa la clase de persona que soy, solo te molesta que aún así pueda tener a Soobin detrás de mí. Odias que siempre haya estado un paso por delante de ti y creíste que Soobin sería la excepción.
— Ya cállate —murmuró Beomgyu, su voz apenas un susurro, pero lleno de determinación.
Yeonjun soltó una risa suave, casi despectiva mientras retiraba sus lentes y los dejaba en el buró que estaba a su lado.
— Hemos tenido esta conversación antes, Beommie. ¿Crees que podrás protegerlo toda su vida? — preguntó, inclinándose hacia adelante, sus ojos brillando con una mezcla de burla y curiosidad — Eres más parecido a mí de lo que te gusta admitir, Beomgyu. Mamá estaría orgullosa.
Beomgyu apretó los puños, sus uñas clavándose en las palmas de sus manos. Sabía que Yeonjun solo quería provocarlo. Siempre lo hacía, porque sabía cuánto le enfurecía esa comparación.
—No soy como tú, mucho menos como ella. —replicó Beomgyu, su voz firme y decidida.
Yeonjun se levantó lentamente, caminando hacia su hermano menor hasta estar frente a frente. La altura de Yeonjun le daba una ventaja intimidante, pero Beomgyu no retrocedió.
—¿Estás seguro? —murmuró Yeonjun, inclinándose para que solo Beomgyu pudiera oír sus palabras. — Recuerda que cuando ella murió, yo me encargué de ti. Todo lo que aprendí de ella, lo compartí contigo, aunque no te hayas dado cuenta.
Las palabras de Yeonjun se clavaron en Beomgyu como un puñal. Sintió una oleada de preocupación y duda inundar su mente. ¿Podría ser cierto? ¿Había absorbido las mismas enseñanzas crueles y manipuladoras sin siquiera darse cuenta? Beomgyu había pasado tanto tiempo convenciéndose de que era diferente, que no era como Yeonjun ni su madre. Pero ahora, enfrentado a la insinuación de su hermano, no podía evitar que la duda se filtrara en sus pensamientos, erosionando lentamente la certeza que había tenido sobre su propia persona.
— Veremos cuánto tiempo puedes mantener esa fachada. — murmuró Yeonjun ante el silencio de Beomgyu — Al final, la naturaleza siempre prevalece.
Con eso, Yeonjun se apartó, dejando a Beomgyu en la penumbra de la sala, con la mente llena de dudas y el corazón ardiendo con la determinación de proteger a Soobin, a cualquier costo.
Beomgyu quiso regresar a la casa de Soobin con pasos pesados, el peso de la conversación con su hermano aún gravitaba en sus hombros. Al ver a Soobin justo llegando de la universidad, sintió un nudo en la garganta y se acercó a él cuando Soobin alzó la mirada hacia él.
— Gyu...— Soobin abrazó a Beomgyu, pues este se lanzó a sus brazos primero — ¿Qué hacías en la casa de Yeonjun? — preguntó mientras se acercaba a la puerta de su casa.
— Yeonjun y yo...discutimos. — murmuró sin estar seguro de haberle dicho la verdad.
Soobin frunció el ceño, la preocupación escrita en su rostro. Abrió la puerta de su casa para que ambos pudieran conversar más cómodamente.
— Beom, ¿es en serio? Si es por lo que pasó conmigo en el campus...
— No es por lo que crees, Soobin —interrumpió Beomgyu, su tono urgente— Es por lo de hace dos semanas, él hizo eso para que el señor Min ya no lo busque.
— ¿Qué? — incluso para Soobin sonaba increíble — ¿Por qué?
— ¡Porque es un maldito! Ni siquiera le importa Kai, ni yo, ya no le importa nada. Este no es mi hermano, Binnie. — dijo Beomgyu.
Soobin se acercó a Beomgyu y lo abrazó con fuerza, tratando de consolarlo.
— Hey, ven, no llores. — dijo Soobin, acariciando suavemente la espalda de Beomgyu.
— Déjame quedarme en tu casa, yo ya no quiero verlo. Tú eres lo único que tengo, no te vayas de mi lado. —suplicó Beomgyu, su voz quebrada por la angustia.
La tarde caía lentamente sobre la casa de Yeonjun cuando sonó el timbre de la puerta.
Yeonjun, que estaba en la sala de estar revisando algunos documentos, se levantó con curiosidad y se dirigió hacia la puerta. Al abrir, se encontró con un oficial de aspecto serio parado frente a él.
— ¿Choi Yeonjun? — preguntó el hombre.
— ¿Sí? ¿En qué puedo ayudarle? —preguntó Yeonjun, manteniendo una expresión confundida.
El oficial miró a Yeonjun con una expresión seria antes de hablar.
— Buenas tardes, señor. Estoy aquí para notificarle que el señor Min Jaejoong ha presentado una solicitud de custodia para el menor Choi Kai Kamal. — anunció el oficial, manteniendo su compostura.
•bd•
El hombre mayor abrió la puerta con sorpresa al encontrarse con Yeonjun.
— Yeonjun, qué sorpresa verte —expresó, desconcertado por la presencia inesperada.
— Hiciste que un policía viniera a mi puerta y esperabas que no viniera a visitarte. Eres increíble. —murmuró Yeonjun sarcásticamente, cruzando el umbral de la casa del señor Min sin esperar su permiso — ¿Y Kai?
El señor Min suspiró pesadamente, observando a su esposo moverse por la habitación con los brazos cruzados.
— Está durmiendo. — explicó — Si has venido a convencerme de retirar la solicitud, no lo haré.
— Oh, no necesito convencerte de nada. —respondió Yeonjun con una sonrisa casi amplia, cargada de burla.
— ¿Nunca vas a tomarte algo en serio? —murmuró el señor Min, con un tono de reproche en su voz.
— Lo hago, cariño, de lo contrario no me atrevería a venir a tu hogar. — explicó Yeonjun con una ligera inclinación de cabeza. — Kai está creciendo. — comentó, dejando entrever un toque de nostalgia en su tono. — Siempre lo has tratado muy bien.
— Él disfruta pasar tiempo conmigo, y temo que caiga en malas manos.
— Mm, sí, que no termine como yo a sus catorce años. —susurró Yeonjun mientras se acercaba al señor Min. — ¿Estás seguro de llevar esto a juicio? Porque... —se detuvo para acariciar el cabello del hombre mayor. — No sé qué tan dispuestos estarán a darte la custodia cuando se enteren de nuestra linda historia de amor. ¿Juegas con Kai como lo hacías conmigo? — la mirada de Min se clavó en los ojos de Yeonjun, con recelo, mientras comprendía sus insinuaciones.
Yeonjun sonrió ante la reacción del hombre y dio unos pasos hacia atrás.
— ¿Yeonjun?
Ambos se voltearon hacia la voz de Kai.
— Pensé que el señor Min me llevaría a casa.
— Bueno, cambié de opinión, ve por tus cosas. —pidió Yeonjun y el joven asintió antes de salir y regresar con su mochila.
— Nos vemos, gracias por las galletas. —agradeció Kai con una sonrisa antes de abrazar al hombre mayor.
— No hay de qué, ve a casa —susurró, mientras Yeonjun permanecía cruzado de brazos en el umbral de la puerta.
— Ve, sube al auto. — le dijo Yeonjun a su hermano, observando una última vez a su esposo. — Ten en cuenta que te conviene más contratar un abogado para nuestro divorcio que para la custodia de Kai. Piénsalo bien.
diomio k alguien actualice rápido esto q quiero saber cómo sigue bue AAAAA FALTA POCO PARA TERMINARLOOOO
nderakore
perdón mi amiga en situación de paraguay m tiene trauma con esa palabra
avisen errores, cap concluida el jueves 23 de mayo a las 05:43 del 2024 FELIZ PQ HOY NO VOY A LA UNIII (tengo 30 tareas atrasadas)
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