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final

ִ ִ ୨୧   una   vez   mas   me   convenciste,

es   imposible  no   querer   tocar   tu   piel   ୨୧ִ ִ

notas importantes al final

Soobin tocó la puerta de la casa en Los Ángeles, su corazón palpitando con una mezcla de nostalgia y nerviosismo. Después de tantos años, estaba de regreso, y su antigua vida parecía tan lejana. La puerta se abrió y se encontró con Taehyun, que lo recibió con una sonrisa amplia y cálida.

— No puedo creer que estés aquí después de tantos años, amigo. —dijo Taehyun, abrazándolo con fuerza, como si temiera que desapareciera.

— Yo no puedo creer que ustedes estén casados. —respondió Soobin entre risas, mirando alrededor con una sonrisa de asombro y una pizca de incredulidad.

— Bueno, del odio al amor hay un solo paso. —Taehyun se rió, dándole una palmada amistosa en la espalda.

— Ya, Taehyun. —interrumpió Beomgyu, asomándose desde la cocina con una sonrisa— Tú termina de cocinar, amor. —le dijo a su esposo, luego se dirigió a su amigo para recibirlo con un abrazo cálido— Soobin, supongo que vas a quedarte en tu antigua casa.

— Claro. —confirmó Soobin, asintiendo con la cabeza, sus ojos brillando con una mezcla de emoción y nostalgia.

— ¿Por cuántos días te quedarás aquí en Los Ángeles? —preguntó Taehyun mientras le hacía un gesto a Soobin para que se sentara en el sofá.

— Unas dos semanas quizás, no estoy seguro. —Soobin se encogió de hombros, sus ojos recorriendo la familiar sala—. Taehyun, ¿tú tienes las llaves de mi casa?

— Sí. —Taehyun sonrió, girándose hacia su esposo— Beomgyu, ve tú a buscarlas.

— Todo yo. —dijo Beomgyu con una sonrisa, tomando la tarea con una actitud relajada.

— ¿Quieres que termine la cena o no? —Beomgyu le lanzó una mirada juguetona a Taehyun, quien rió y se inclinó para darle un beso en la mejilla.

— Claro, termina la cena. Soobin, ponte cómodo, estamos felices de tenerte aquí.

Soobin se dirigió hacia el sofá, sintiendo una ola de calidez y familiaridad. Aunque habían pasado años, el reencuentro con Taehyun y Beomgyu parecía como si el tiempo no hubiera pasado en absoluto. Mientras Beomgyu se dirigía a buscar las llaves de la antigua casa de Soobin, el ambiente se llenaba de una sensación de hogar y amistad inquebrantable.

Regresó a su casa después de tantos años, encontrando que la residencia estaba en un estado razonable gracias a Beomgyu y Taehyun, quienes se habían encargado de limpiarla antes de su regreso. Aunque no había mucho desorden, Soobin pasó el resto del día desempacando y organizando sus cosas. Cuando terminó, decidió salir a dar una vuelta y se encontró de nuevo frente a la casa de Yeonjun, que parecía un tanto abandonada.

Con curiosidad y un poco de incertidumbre, Soobin se acercó a pasos lentos, dudando por un segundo si era buena idea, quiso voltearse e irse pero su curiosidad fue más fuerte y tocó la puerta de la casa de Yeonjun varias veces. Al principio, nadie respondió y pensó que quizás la casa estaba vacía. No quiso preguntarles a Taehyun y Beomgyu sobre Yeonjun, ya que, después de todo, no tenían idea de lo que había sido de él en todos estos años. Finalmente, Yeonjun abrió la puerta, su rostro reflejando una mezcla de sorpresa y confusión al ver a Soobin frente a él.

— Soobin... — Yeonjun abrió la puerta con una mezcla de sorpresa y nostalgia en su mirada.

Soobin se quedó inmóvil por un momento, sorprendido al ver que, a pesar de los años que habían pasado, Yeonjun seguía tan hermoso como el día en el que se fue, y su presencia aún lograba alborotar su corazón como cuando era adolescente. Con una mezcla de nerviosismo y nostalgia, Soobin finalmente logró articular palabras.

— Hola, hyung. Yo.. ¿puedo entrar? — Soobin preguntó, nervioso, dando un paso adelante.

— Por supuesto, siéntate, por favor. ¿Cuándo llegaste? — Yeonjun hizo un gesto para que Soobin entrara, señalando el sofá con una sonrisa cálida pero sorprendida.

— Llegué esta mañana, visité a Beomgyu y Taehyun. Luego regresé a mi casa y pensé en saludarte. — Soobin se sentó lentamente, sus ojos recorriendo el lugar mientras hablaba.

— Beomgyu... ¿cómo está él? — Yeonjun preguntó con un tono melancólico, sus manos jugueteando con un cojín en el sofá.

— Muy bien, feliz, piensan en adoptar con Taehyun. ¿Qué hay de ti? — Soobin respondió con una pequeña sonrisa, observando a Yeonjun con curiosidad.

— Bueno... estoy bien, nada nuevo en mi vida. Estudié y me recibí, es todo. ¿Y tú? ¿Qué haces? Cuéntame. — Yeonjun trató de sonar casual, aunque una ligera tristeza se reflejaba en sus ojos mientras miraba a Soobin.

— Cuando terminé dermatología seguí la carrera como médico pediátrico. — Soobin dijo, rompiendo el silencio con una pequeña sonrisa.

— Siempre te gustaron los niños. — Yeonjun asintió, una chispa de nostalgia en sus ojos.

— Sí, tienes razón. ¿Qué hay de Kai? — Soobin preguntó, notando el cambio en la expresión de Yeonjun.

— Oh, Kai... él no quiso verme más, vivió conmigo hasta los 18, luego se mudó con el señor Min. — Yeonjun respondió con un suspiro, mirando hacia el suelo.

— Lamento oír eso. — Soobin dijo con empatía, observando a Yeonjun atentamente.

— No.. él tiene una buena razón. Yo.. cometí demasiados errores, el que debería disculparse soy yo. Le hice mucho daño a muchas personas sin razón y siempre tuvieron razón sobre lo que decían de mí y yo también lo sabía. Pero supongo que una vez que te quedas solo comprendes que esas son las consecuencias. — Yeonjun admitió, su voz cargada de arrepentimiento.

— Hey, no Hyung. Yo no estoy enojado contigo por nada de eso, ¿bien? Y aún estás a tiempo de que seas perdonado. — Soobin intentó consolarlo, tocando suavemente su hombro.

— Gracias por esto Soobin, pero está bien, me he lamentado lo suficiente para saber que no tengo perdón, no te preocupes por mí. Ya es tarde, será mejor que te vayas a casa. — Yeonjun se levantó, indicando que la conversación había terminado, su voz firme pero triste.

Soobin asintió, reconociendo que la conversación había sido un cierre necesario. A pesar de la tristeza de Yeonjun, él sabía que el tiempo había cambiado muchas cosas y que algunos recuerdos estaban destinados a quedarse en el pasado.

El rubio se despidió de Yeonjun, sintiéndose extraño al verlo después de tanto tiempo. Al salir de la casa, se maldijo a sí mismo. Apenas había llegado y ya estaba visitando a Yeonjun, como si los últimos once años intentando sacarlo de su mente no hubieran significado nada. Sintió que había roto un récord de estupidez.

— Gyu, él cambió. — dijo Soobin, tratando de ser convincente.

Beomgyu frunció el ceño, claramente escéptico y negó mientras picaba unas verduras, había invitado a Soobin a cenar.

— Soobin, tú no lo sabes, lo has visto unos minutos. — respondió con desdén y Soobin suspiró mientras se subía en la mesada para sentarse.

— Hablo en serio, se veía muy arrepentido. — insistió Soobin con un tono lleno de sinceridad, pero por más sincero que fuese Beomgyu no le creería, no porque crea que mienta sino porque sabe lo ingenuo que Soobin es así como también sabe lo hijo de puta que es su hermano mayor.

— Dudo que cambie en solo cuatro años. Se ha pasado de descarado con Taehyun dos malditas veces, Soobin, y es mi maldito hermano. Sé lo loco que está. — Beomgyu estaba visiblemente molesto, la rabia fresca en sus palabras.

Beomgyu caminó por toda la cocina, siendo seguido por Soobin quien parecía muy dispuesto en hacer cambiar a Beomgyu de opinión, como si fuese importante. A Beomgyu no le importaba Yeonjun en lo más mínimo, no restaba ni sumaba en su vida.

— Beom, tú no lo viste ayer, ¿okey? En serio estaba mal. —Soobin trató de apaciguar a Beomgyu, consciente de que su hermano había tenido sus propios problemas pero solo consiguió que Beomgyu siga molestándose.

— Oh, carajo, no puedo creer que seguimos con el mismo problema. Han pasado once años, Soobin. — se quejó volteando hacia el mayor — No debiste ir a su casa. Él merece estar solo por todo lo que ha hecho.

— No seas cruel, todos merecemos ser perdonados. Habla con él. — Beomgyu no podía creer que Soobin de verdad pensaba que lo convencería.

— ¡Ja! Ni loco. Si él quiere enmendar las cosas, me puede buscar; yo no lo haré una vez más. Y será mejor que no caigas en sus juegos de nuevo, Soobin. — Beomgyu cruzó los brazos, mostrando que estaba decidido a no cambiar de opinión.

— Por favor, ya no soy el chico que él quería que fuera. — trató de explicar que su perspectiva había cambiado, pero Beomgyu no le creía.

— Pues estás actuando como el chico que él quiere que seas. —Beomgyu lo acusó, aún molesto.

— No es así, solo digo que no me gustó verlo así. — defendió su punto, bajando levemente la cabeza, pensando que probablemente era muy triste estar tan solo.

— Pues yo no lo vi preocuparse por mí, por ti o por esas familias que arruinó. Porque sí, no le bastó con acostarse con personas casadas; cuando su amante hacía algo que él no quería, se encargaba de que tanto su esposa como sus hijos supieran todo. — habló con una intensidad dolorosa y una frustración clara.

— Bien, ya comprendí, Gyu. Pero no le has hablado en once años y él se ha sentido solo, quizás eso lo hizo recapacitar.

— Ya, no quiero hablar de él. Kai vendrá en unas horas para cenar con nosotros y él tampoco quiere saber nada de Yeonjun. Ya no hablemos de esto. —Beomgyu cerró la conversación, su tono finalizando el debate.

Soobin se quedó en silencio y asintió dejando ir un leve suspiro.

Soobin estaba en la cocina de la casa de Beomgyu, temblando de frío. Había llegado tarde y la temperatura afuera había bajado a unos 3 grados. Al intentar ducharse, se dio cuenta de que no había agua caliente. La factura del agua no se había procesado, y Beomgyu le había explicado que el servicio estaría reactivado en unos días. Tras dudar un poco, Soobin decidió buscar una solución alternativa.

Recordó que la casa de Yeonjun estaba cerca y, a pesar de lo incómodo que podría resultar, decidió ir allí para pedir un favor. Llamó a la puerta y, al abrirla, se encontró con Yeonjun.

— Oh, hola. ¿Necesitas algo? —preguntó Yeonjun, notando la incomodidad de Soobin.

— Yo... no tengo agua caliente. Quería saber si podría... ducharme aquí. — Soobin tartamudeó, sintiendo el frío atravesarle la ropa.

— Oh, sí, por supuesto. Adelante. — Yeonjun lo invitó a entrar, mostrando una amabilidad que Soobin no había esperado. No es que Yeonjun no fuese amable, es que su tono de voz no ayudaba y su amabilidad solía sonar falsa. Pero no era así ahora.

— Puedes usar mi baño, el del otro cuarto se descompuso la regadera. — explicó Yeonjun mientras cerraba la puerta.

Soobin asintió y subió las escaleras, notando que la puerta de la habitación de Yeonjun estaba entreabierta. Sintió una nostalgia amarga al recordar la cantidad de momentos vividos al ver esa habitación. Agitó levemente la cabeza, como si eso pudiera disipar aquellos pensamientos. Finalmente, ingresó a la habitación mientras Yeonjun se dirigía a la cocina.

Luego de una rápida ducha para entrar en calor, salió del baño con una toalla ceñida a su cadera, listo para vestirse cuando Yeonjun, sin darse cuenta de que Soobin ya había terminado, entró al cuarto. Al ver a Soobin sin camisa, se disculpó apresuradamente.

— ¡Lo lamento! Dios... yo no quise... — desvió la mirada y con una mano cubrió su rostro, mientras con la otra sostenía algo que parecían ser toallas dobladas.

— Hyung, está bien, no te preocupes — Soobin intentó tranquilizarlo, esbozando una sonrisa para aliviar la tensión.

Yeonjun retiró su mano del rostro, aunque mantuvo la mirada baja.

— No, igual... no debí haber entrado así — se disculpó — Te traje toallas creyendo que no habría pero... hice galletas, por si... quieres bajar y...

— Claro, iré en un momento — dijo Soobin, agradecido por el gesto y la calidez con la que Yeonjun lo recibió. Recordó aquellos días en los que llegaba de la escuela antes que Beomgyu y Yeonjun le preparaba algún postre; luego charlaban o jugaban videojuegos en la sala.

Soobin, en ese momento, se preguntó si Yeonjun siempre había sido la misma persona; le resultaba difícil conciliar la imagen del muchacho dulce con aquel que lo había chantajeado tanto tiempo.

El mayor dejó las toallas sobre la cama y se retiró de la habitación. Tras vestirse, descendió al comedor. Yeonjun comía en solitario en la penumbra del desayunadero; la única fuente de luz era la que emanaba de la cocina, y su mirada parecía extraviada.

— Galletas con chispas. — dijo Soobin con una sonrisa, tomando una galleta y atrayendo la atención de Yeonjun, quien salió de su ensueño y dirigió su mirada hacia Soobin con rapidez.

— Sí, mi madre solía preparármelas. — explicó Yeonjun, bajando la vista y sintiéndose algo intimidado por los ojos del menor.

— Son las favoritas de Sunho. — añadió Soobin de improviso y luego carraspeó, reconociendo que había hablado sin pensarlo.

— ¿Sunho? ¿Quién es? — preguntó Yeonjun, sorprendido y curioso.

— Oh, él es... bueno, es mi hijo. — explicó Soobin, y el mayor abrió aún más los ojos y dejó caer el labio inferior, visiblemente sorprendido.

— ¿Tienes un hijo? ¿Y lo mencionas ahora? — preguntó Yeonjun, confuso.

— Tengo dos... bueno, tres, y lo hubiera mencionado antes si hubiera estado aquí más tiempo. — Soobin no logró descifrar el estado emocional de Yeonjun, como si hubiese perdido esa capacidad, como si el hilo que los conectaba se hubiera roto el día que se fue.

— Vaya, no lo sabía. Bueno, me alegra por ti; deben tener un padre maravilloso. — felicitó Yeonjun con una sonrisa — ¿Cómo se llaman?

— Sunho es el nombre del niño y... Soojun el de la niña. — Soobin explicó, sintiendo de pronto una incomodidad extraña, como si hubiera bebido y el ardor del alcohol le recorriera el cuerpo; sabía que no era físico, sino emocional.

— ¿Soojun? — repitió Yeonjun, y Soobin no pudo evitar notar la sutil sonrisa que se asomó en los labios de Yeonjun antes de que él lamiera sus labios y desviara la mirada.

— Sí, ella es la mayor. Tiene cinco años, y Sunho tiene un año y medio. — dijo, desviando la mirada también, sin querer que Yeonjun notara cuánto observaba su rostro. — Y Jungwon tiene dieciocho, pero no es mi hijo biológico, mi esposa lo adoptó. Aunque lo considero como tal.

— Qué bien. Tienen nombres encantadores. — admitió Yeonjun, y como si fuera un truco de magia, sacó una botella de vino. — Entonces, estás casado.

— Sí. Me casé hace unos siete años. — confesó Soobin, y el mayor levantó las cejas en sorpresa mientras servía dos copas de vino. — ¿Qué haces? — preguntó con una leve risa, y Yeonjun se encogió de hombros mientras guardaba la botella.

— Bueno. Brindar, supongo. Tienes una vida admirable; debes estar orgulloso. — comentó el mayor mientras llevaba la copa de vino a sus labios, saboreándolo.

— Lo estoy. — asintió Soobin — Es dulce. — comentó, disfrutando el sabor del vino.

— Sí, es un vino añejo, quizás por eso. No suelo beber mucho. — dijo el mayor, removiendo ligeramente el líquido en la copa. — ¿Y... tienes esposo o esposa?

— Esposa. — respondió Soobin.

— Qué bien. ¿Cómo es ella?

Soobin suspiró, no estaba seguro si debía hablar de su esposa con él. Pero ambos ya lo habían superado, ¿por qué no?

— Bueno. Es una excelente madre, no tengo quejas sobre eso. — confesó Soobin, pensando que no tendría problemas en mencionarla, pero sin poder evitar desviar la mirada de los ojos de Yeonjun. — ¿Y tú? ¿No tienes a nadie?

— No. — respondió el mayor, firme y decidido — No necesito a nadie, no por ahora.

— Bueno... ¿no piensas en algún momento tener a alguien? — preguntó Soobin, como si la idea de no formar una familia fuera terrible. Yeonjun rió levemente y negó con la cabeza.

— No lo sé, Binnie. — dijo Yeonjun, y Soobin sintió un leve escalofrío al escuchar el apodo. — No estoy pensando en eso, pero si alguien aparece en el futuro, espero que sepa que lo recibiré con los brazos abiertos. — comentó, revolviendo la copa de vino cerca de su boca, y desvió levemente la mirada antes de añadir — Y otras partes de mi cuerpo también. — dijo antes de beber de la copa. Soobin comenzó a toser, haciendo que Yeonjun se riera levemente. — ¿Qué tienes? — preguntó Yeonjun entre risas.

— Es que... — Soobin golpeó su pecho unas veces. — Me tomaste por sorpresa. — explicó el menor, algo escandalizado, mientras Yeonjun reía más.

Soobin curvó ligeramente su sonrisa hacia abajo mientras negaba y observaba fijamente al mayor. Hacía tiempo que no había visto una sonrisa así en su rostro.

— No, lo siento. Creo que el alcohol me hace decir tonterías. — se disculpó Yeonjun, cubriendo sus ojos con una mano.

— Está bien, es la verdad después de todo. — respondió Soobin, sintiendo que el ambiente no era incómodo, pero era como si ambos estuvieran evitando confesarse algo. Finalmente, el menor no pudo soportar el silencio. — ¿Hace cuánto que tú...?

— Soobin, por favor. — interrumpió Yeonjun, negando mientras cruzaba las piernas sobre la banca, recostándose contra el muro.

Soobin soltó una carcajada mientras el mayor aún no retiraba la mano de su rostro.

— ¿Qué? Si no quieres responder, no lo hagas. Solo tenía curiosidad. — admitió el menor, y Yeonjun suspiró antes de dejar ver su rostro.

— Bueno, si insistes. Creo que hace más de un año y medio. No estoy seguro. — respondió sinceramente.

— ¿Por qué tanto? — preguntó Soobin, hablando antes de pensar. Para su suerte, Yeonjun no se ofendió y solo soltó una risa.

— Mira, Soobin. Tú tienes esposa y el privilegio de estar con ella todos los días. Yo me cansé de buscar a alguien que me satisfaga. — Soobin levantó las cejas, sorprendido por la sinceridad, pero asintió, comprendiendo. — Hablando de tu esposa... Creí que eras gay, ¿sabes?

— Bueno, tú y Beomgyu fueron las únicas personas con las que tuve una relación... distinta. — dijo Soobin en voz baja.

— ¿Y... con Beomgyu? — preguntó Yeonjun de repente, acariciando los cabellos que llegaban a su nuca. — ¿Qué ocurrió entre ustedes?

— ¿Por qué te interesa? — preguntó Soobin con un tono burlón, que Yeonjun reconoció, desviando la mirada con una leve sonrisa.

— Porque me interesa y punto. ¿Tienes algún problema en decirme? — preguntó ahora en el mismo tono. Soobin aceptó su derrota y se acomodó en la silla alta, de manera que su rodilla estaba cerca de las piernas de Yeonjun, aunque no llegaban a tocarse.

— Solo nos besamos. — admitió Soobin. — Nunca llegamos a más. No pudimos porque nos vió besándonos. — dijo, reprochándole al mayor, aunque ambos sabían que solo era una broma.

— Bueno, lamento haberte robado tu oportunidad de tener una noche de sexo gay, pero si no hubieras ido tras Beomgyu, probablemente te la hubiera dado yo. Fue culpa tuya. — dijo Yeonjun, bebiendo de su copa con una sonrisa.

Soobin ya no sabía si Yeonjun seguía bromeando.

— ¿Ah sí? ¿Por eso me llevaste a tu casa? ¿Querías divertirte? — Soobin decidió que era el momento de aclarar sus dudas. Yeonjun dejó la copa sobre la mesa, aclaró su garganta y bajó la mirada hacia el abdomen y pelvis de Soobin antes de elevar sus ojos alargados hacia él. Soobin se removió en su asiento, sintiéndose cohibido por la mirada penetrante del mayor.

— No soy una mala persona. Quería ayudarte y llevarte a casa, pero si recibía algo a cambio, no estaba mal. — dijo sinceramente, encogiéndose de hombros, recostándose contra la pared, con las manos entre sus piernas y una leve sonrisa en sus labios húmedos.

— ¿Y qué buscabas esta noche ayudándome? — preguntó Soobin casi de inmediato, sin pensarlo, buscando una única respuesta.

Yeonjun entrecerró los ojos levemente, como si intentara averiguar la respuesta que Soobin buscaba.

— No lo sé. — susurró, y por primera vez en la noche, Soobin pudo reconocer que Yeonjun no estaba siendo completamente sincero. — Ha pasado tiempo desde la última vez que te vi, estás tan diferente, Soobin. — dijo, acercándose un poco, separándose de la pared y quedando cara a cara con Soobin. — Pero no ha cambiado lo que sientes por mí, ¿o sí, Binnie?

Soobin no pudo ni siquiera exhalar. Después de imaginarse durante todos estos años este momento, donde le decía a Yeonjun con rabia en su voz que finalmente lo había superado y que ya no sería el idiota que siempre caía en sus juegos.

— Sí, ha cambiado. — dijo en voz baja, y Yeonjun se alejó, aunque su sonrisa permaneció.

— Entonces te felicito por eso también, Binnie. — Yeonjun tomó nuevamente su copa.

— Es tarde, voy a casa. — el menor intentó levantarse, pero el mayor dejó la copa en la mesa y detuvo a Soobin tomando su brazo.

— Espera, no tienes que irte aún. No me molesta que te quedes.

— Tengo mi hogar, no te preocupes por eso. — respondió, y se puso de pie de todas formas, Yeonjun hizo lo mismo.

— Binnie. Estoy cansado de estar solo. Quédate, por favor, al menos esta noche. — susurró, mirando indeciso al suelo. Soobin suspiró.

— No estoy seguro.

— Tu ropa y tus cosas siguen aquí.

•bd•

— Bien, esto y esto es tuyo, no sé si quieres llevártelos o... — Yeonjun dijo, señalando las piezas de ropa que había sacado.

Soobin tomó una de las prendas y, al sentir el aroma familiar, la olfateó.

— Tienen tu aroma. — observó Soobin, tocando suavemente una de las camisas.

— Bueno... los usé unas cuantas veces. — admitió Yeonjun, evitando el contacto visual con Soobin. Aunque intentaba parecer indiferente, un leve rubor se extendía por sus mejillas.

— ¿Por qué? — Soobin preguntó, el deseo de entender el motivo detrás de esa pequeña acción reflejado en su expresión.

— Porque me quedaban bien. — Yeonjun respondió, encogiéndose de hombros.

— ¿Sí? Creo que tienes lo suficiente para comprarte ropa. — sugirió, acercándose un poco al mayor. — ¿O eres tú el que no ha podido cambiar sus sentimientos por mí? — preguntó con un tono burlón.

— Eres más grosero y respondón que cuando te fuiste, mocoso. — regañó Yeonjun, y Soobin soltó una risa. — Pero más te vale no jugar ese juego conmigo, Soobin. Sabes muy bien que eres mal perdedor y que yo no estoy jugando contigo.

— Solo bromeo. — respondió el menor. — Si te gustan mis camisas, puedes quedártelas. No tengo problema con eso.

— Bien. — Yeonjun carraspeó antes de acercarse al menor y echar las prendas en la cama. — ¿Dormirás aquí?

— No puedo dormir aquí, es tu habitación.

— Tú puedes dormir donde quieras. — sugirió Yeonjun, su tono cargado de insinuación hizo que el corazón de Soobin se acelerara mientras el mayor se acercaba más a él. Pero el menor logró alejarse.

— No, Yeonjun, sé lo que estás haciendo. — Soobin respondió, con un matiz de firmeza en su voz, aunque sus labios temblaban cerca de los ajenos. Intentaba resistirse a la atracción que sentía.

— ¿Qué hago, Soobin? — Yeonjun preguntó, con una mirada intensa que buscaba conectar con los ojos de Soobin. Sus movimientos eran lentos, casi como si esperara que Soobin tomara la iniciativa.

— Yeonjun... — murmuró Soobin, sus labios rozando los de Yeonjun, casi sin tocarse. La tensión era palpable, cada movimiento era medido, como si estuvieran conteniendo emociones reprimidas.

— ¿Quieres que te responda? Sí, Soobin. Mis sentimientos por ti no han cambiado. — Yeonjun susurró, su voz temblando con una mezcla de anhelo y arrepentimiento. Sus manos se movieron para tocar el rostro de Soobin, buscando contacto.

— No, no puedes decirme esto ahora. — Soobin lo alejó con una mezcla de frustración y desesperación. Su expresión mostraba una lucha interna entre sus sentimientos y el miedo al dolor, al repetir la historia.

— Pero lo estoy haciendo. — Yeonjun insistió.

— Ya empezaste esto una vez, no terminó bien. — Soobin recordó, su respiración comenzando a acelerarse.

— ¿Y por qué crees que ha terminado, ah? — susurró Yeonjun — Veo cómo me miras, Soobin, aún después de once años tienes esos ojos de cachorrito rogón.

— ¿Para esto me pediste que me quedara, en realidad?

— Te lo pedí porque te extrañé, Soobin, y me arrepiento de todo lo que te hice. Sigues sintiendo algo por mí, dime que sí. — Soobin negó, cerrando sus ojos con fuerza.

— Yeonjun...

— Somos solo nosotros dos, Binnie. — susurró el mayor, tomando las manos de Soobin para guiarlas hacia su cintura. — Y podemos ser solo nosotros dos ahora. Quiero ser tuyo, Soobin, y no quiero que nada te detenga. — Yeonjun confesó, como nunca antes había hecho. Sus palabras eran un ruego y una promesa, su cuerpo acercándose cada vez más a Soobin, como si no pudiera soportar la distancia.

El menor jamás se destacó por ser fuerte a los encantos del mayor, y este siempre lo supo. En el momento exacto en el que Soobin pudo sentir el dulce aroma frutal de Yeonjun y sentir sus labios suaves contra los suyos, apenas tocándose. Fue como si se transformara en una marioneta y sin vacilar un segundo, estampó los labios del mayor contra los suyos. Yeonjun gimió ante la brusquedad y correspondió de inmediato.

Levantó el cuerpo de Yeonjun como si de una pluma tratase, Yeonjun no esperó para quitarle la camisa, arrojándola en algún lugar del suelo. El menor dejó caer a Yeonjun en la cama, con suavidad. Aquellos húmedos besos que quemaban su piel bajaron hacia su cuello y clavícula llegando a morder la zona. Sus labios recorrieron su abdomen y Yeonjun se estremeció ante el caliente y húmedo contacto de la lengua de Soobin recorriendo la línea sobre la tela de sus shorts.

La mano de Soobin se posó en el abdomen de Yeonjun, subiendo hacia su pecho para torturar sus pezones, mientras dejaba besos por la pelvis de Yeonjun, quien se retorcía con suavidad, lentitud, ansiando de más contacto, contacto que solo Soobin podía brindarle en ese momento.

Soobin cerró los ojos y pensó en todas aquellas veces que maldijo a Yeonjun, todas las veces que lloraba por extrañarlo, por desear verlo, pensó en todas las veces que se imaginó enfrentándolo y diciéndole que ya no era el mismo. Pero solo bastó verlo a los ojos para que todas sus ideas vuelen de su cabeza libremente. Estaba atrapado, tal vez para siempre.

Los dedos del menor descendieron hacia el borde de los shorts de Yeonjun y los deslizó suavemente por sus piernas, junto a la ropa interior, la piel del mayor se erizó cuando friccionó con la ropa y fue como si le estuvieran raspando con una lija, su cuerpo se sentía caliente, la fina camisa ya comenzaba a ahogarlo en su calor.

Soobin parecía haber dudado tanto, pensó que tenía más trabajo para tratar de convencerlo, creyó que serían días de espera. Aunque si es sincero; no estaba planeando nada de eso, llegó a último momento y fue entonces que pensó que tardaría en obtener lo que quería, pero al cabo de dos días se encontraba con el hombre entre sus pierna, besándolo con fervor.

— A-ahh..— gimió bajó cuando los labios ajenos rodearon su pezón — Oh, Bin. — jadeó enredando sus finos dedos en el cabello del menor.

Yeonjun arqueó su espalda cuando Soobin llevó una de sus manos a su erección.

— Supongo que extrañaste tener a quien controlar. — Yeonjun abrió los ojos cuando escuchó la voz dura, baja y penetrante del menor.

La mirada de Soobin parecía la de un lobo hambriento, como si todo había sido plan de él todo este tiempo.

— Pero eso va a cambiar hoy, Yeonjun. — susurró, y el silencio reinó la oscura habitación, si no fuese por la respiración agitada de Yeonjun y sus leves jadeos, Soobin estaba usando su líquido preseminal como lubricante y cada vez que su dedo presionaba su hendidura no podía evitar gemir bajo.

En medio del silencio, Yeonjun no esperó que el menor lo tomara de su nuca y lo acercara bruscamente, obligándolo a sentarse sobre él.

— Esta noche, serás mío. — añadió, sus ojos temblando mientras se fijaban en los de Yeonjun, y luego en sus labios. — Siempre he sido tuyo.

Yeonjun tragó saliva, incapaz de decir algo y Soobin pareció comprender eso, porque devoró sus labios como si quisiese tomar las palabras que le eran imposibles decir. Pegó sus cuerpos buscando más intimidad, Yeonjun sujetó sus hombros, su rostro, sentado sobre él con sus rodillas tocando las sábanas. Soobin comenzó a desabrochar por completo la camisa que Yeonjun traía y se deshizo de ella, luego sus dedos acariciaron los muslos ajenos suavemente y éstos temblaron.

— ¡A-ah! — gritó alto cuando su dedo índice ya lubricado estaba profanando su entrada sin previo aviso. Comenzó a moverlo mientras besaba con intensidad sus labios, descendiendo a su cuello y clavículas.

Pronto ingresó dos dedos, comenzando un movimiento de tijera en su interior con algo de rudeza. Sintió espasmos en su cuerpo ante lo estimulante de la boca de Soobin en su pezón y sus dedos en su entrada.

— Bin... — jadeó comenzando a mover las caderas con más prisa, deseando más del cuerpo del menor.

En un movimiento brusco, retiró sus dedos del estrecho y húmedo interior, provocando que Yeonjun alce sus caderas acompañado de un jadeo alto, hincando sus uñas en los hombros del menor.

— Supongo que ya estás preparado. — dijo con una sonrisa y relamió sus labios antes de fijar sus ojos en el rostro de Yeonjun, analizando su rostro, se veía jodido y no habían empezado, se veía diferente a lo que había visto. Débil y expuesto para él — Eres hermoso como el infierno. — susurró mientras acariciaba el cuerpo de Yeonjun con sus manos, ambos cuerpos ardiendo, Yeonjun arqueó la espalda ante la sensación, sensible por su casi orgasmo — Una seducción que quema y consume.

Incapaz de escapar del fuego que provoca.

— Soobin...— dijo Yeonjun en voz baja, sin poder evitar bajar la mirada a la erección fuera de la ropa de Soobin que parecía listo para ingresar en él — H-hazme el amor. — susurró y Soobin detuvo hasta el aliento.

¿Acababa de escuchar bien?

— ¿Sí? — preguntó, Soobin tragó saliva.

— ¿Por qué? — respondió con otra pregunta.

Yeonjun suspiró y se abrazó más al cuerpo de Soobin, rozando sus labios con los ajenos antes de depositar un beso lento pero que sugería pasión, quería convencerlo de que era lo que deseaba.

— Porque eres el único que puede y debe hacerlo, Binnie. No hay nadie que me conozca y me desee como tú. — declaró en voz baja — A menos que ya no sientas amor por mí...entonces esto no vale la pena.

— No, espera. — soltó el menor con rapidez, sosteniendo las caderas del pelilargo — Bueno, creí que no, sin verte era más fácil evitar pensar en ti. Pero siempre fue difícil para mi tenerte cerca.

Yeonjun sonrió levemente ante la confesión. Después de tantos años había vuelto esa sensación agradable en su interior, esa sensación que le decía que siempre tendrá lo que desee, esa sensación se transformó en un escalofrío que ascendió por su columna.

— Ya no quiero esperar más. — avisó el mayor antes de colisionar sus labios con los ajenos con voracidad. Acarició su pecho con su diestra y con la restante su nuca, profundizando el beso. La que se encontraba en su pecho bajó hacia su miembro y comenzó a acariciarlo. — Quítate los pantalones..— exigió cuando se separaron por un momento y Soobin atacó su orden.

Ambos ya desnudos, a solas y en la oscuridad, sin nadie que los pueda detener.

Yeonjun se preguntaba si realmente algo podría detener a Soobin, si Soobin estaba pensando con claridad después de llegar a su casa y aceptar todo lo que estaba sucediendo. Además que lo único que parecía haberlo detenido por un segundo era su orgullo, su pelea interna y constante sobre superarlo, no era el hecho de que era casado o que tenía tres hijos. Era extraño, ¿Soobin era ese tipo de persona?

¿O él lo transformaba en ese tipo de persona?

Aún en sus pensamientos, jamás se detuvo, no detuvo sus besos ni los movimientos de su mano sobre el creciente y duro miembro de Soobin, acarició la punta y la base suavemente y luego subió la intensidad de sus movimientos.

— A-ah, Yeonjun — quitó mi mano y lo tomó de los muslos acercándolo hacia él, lo tomó con más firmeza, posicionándolo y acercándolo más para ingresar en él.

Acarició su espalda mientras besaba su cuello. Yeonjun cerró los ojos gozando de la sensación. Escuchó la rasgadura de un envoltorio y supo que era de un condón.

— ¿Qué? ¿De dónde sacaste eso? — preguntó después de abrir los ojos y su expresión era otra, estaba confundido. Soobin solo sonrió ligeramente hacia un lado, con la mirada baja y ahora estaba confundido y excitado.

— Tú no me llevaste a tu cama, Yeonjun. Fui yo quien te trajo. — alzó la mirada, sin borrar esa sonrisa, mientras los ojos de Yeonjun estaban ocupados en los suyos se colocó el condón.

— ¿De qué hablas?

Incluso con esa sonrisa inocente, sus ojos no dejaban de ser oscuros y misteriosos. Yeonjun sentía que no lo conocía en lo absoluto, sus pupilas no se dilataban ni su mirada no estaba perdida y ansiosa como antes. Ahora parecía tener un solo objetivo.

— Yeonjun, ya cierra la boca. Dijiste que no podías esperar, ¿o no? — susurró contra sus labios y el mayor creyó que estaba a punto de besarlo, pero fue sorprendido una vez más cuando Soobin estiró su cabello hacia atrás, pero a la vez ingresaba en él de golpe, por completo y de una sola estocada. Yeonjun arqueó su espalda y brotó un grito de su garganta además de las lágrimas que amenazaban en salir de sus ojos — Tampoco es la primera vez que te acuestas con alguien casado. — añadió el menor cerca de su oído, antes de comenzar a besar su cuello y comenzar a moverse en el interior de Yeonjun, sin delicadeza.

— S-soobin... espera. — se quejó el mayor.

— Te entregué mi amor durante mucho tiempo, Yeonjun. No me pidas que sea como antes.

Yeonjun entrecerró levemente sus ojos cuando un recuerdo llegó a su mente. Soobin le hizo el amor aquél día luego del campamento, se comportó como un sumiso dispuesto a hacer lo que Yeonjun le pidiese. ¿Pero qué tan mala idea era que aquellas fantasías se cumplieran? Aquellas fantasías donde Soobin hacía de él lo que quisiese, Soobin y solo Soobin.

— Bien, haz lo que quieras conmigo, Soobin. Estamos solos y estoy para ti esta noche, por favor, Bin. — susurró mientras sus caderas giraban en círculos, finalmente acostumbrado a toda la extensión del menor — Te quiero sentir tan dentro de mí, Binnie. Lléname como solo sabes hacerlo tú, estoy listo para perder esta vez la dignidad por tí, Soobin.

Y no era mentira, Soobin lo sabía. Porque también sabía que Yeonjun no era el tipo de hombre que rogaba por ser follado, le gustaba que rueguen por él en todo caso. Pero si lo estaba diciendo era en serio. Siquiera por mentir y enredarlo de nuevo diría tal humillación. Nunca necesitó eso para tenerlo en la palma de su mano, de hecho hacía todo lo contrario y conseguía enredarlo de todas formas.

Pero ahora Yeonjun estaba rogando por él.

Las uñas del mayor arañaron los hombros del menor cuando éste retomó sus movimientos de cadera, esta vez con un movimiento más suave. Parecía que ninguno quería romper el contacto visual. Una vez que Yeonjun comenzó a acostumbrarse a los movimientos nuevamente retomados, con sus manos en los hombros del menor comenzó a impulsarse para autopenetrarse, sus movimientos más los del contrario resultaban en una continuidad de sonidos obscenos que cada vez sonaban más desesperados.

Yeonjun soltó un gemido cuando el glande del miembro en su interior llegó a aquél glorioso lugar que hizo que sus piernas tiemblen. Le quitó el oxígeno y sus labios formaron aquel peculiar triángulo con bordes suaves que a Soobin le fascinaba. Esos jugosos labios están hechos para gemir, gemir fuerte. Soobin no pudo contenerse y devoró, mordió y chupó los labios de Yeonjun mientras sus embestidas aumentaban.

— ¡M-más! — gritó el mayor después de soltarse bruscamente del beso, un hilo de saliva deslizándose hacia su barbilla y sus ojos dilatados. — Bin, me duelen las piernas. — se quejó y Soobin soltó una risa antes de empujar a Yeonjun hacia la cama y con rapidez posicionarse sobre él para besar sus labios mientras acariciaba su miembro. Soltó suaves gemidos mientras el menor besaba sus labios sin brusquedad y acarició su miembro antes de ingresar el propio, deslizándose tortuosamente lento. Queriendo molestar al mayor, pero Yeonjun en lugar de eso aceptó todo lo que Soobin estaba dispuesto a darle, lento o rápido, suave o brusco. — ¡Mhm! — soltó el mayor entre el beso cuando el que terminó perdiendo la paciencia fue Soobin y embistió el cuerpo de Yeonjun como si fuera nada.

Y cuando empezó con la primera embestida no pudo detenerse y comenzó con el vaivén de una tras otra, el cuerpo de Yeonjun se sacudía con fuerza en cada embestida. Soobin soltó un jadeo ante esos detalles que siempre gozaba de ver. El cuerpo de Yeonjun era diferente al suyo, pero le gustaba, sus piernas finas y largas, sus brazos, hombros, esa cintura y abdomen que mordisquearía por décadas y esos labios que solo lo pueden invitar a pecar con ellos de formas tan distintas que lo estaba volviendo a poner duro como si hubiese bajado en primer lugar.

Cuando las embestidas redujeron Yeonjun soltó un quejido pero la acción fue justificada cuando Soobin abrió sus piernas más que antes y alzó sus rodillas para tocar fondo como Yeonjun quería, como él quería, como quiso millones y millones de veces. Cuando Yeonjun soltó gemidos y quejidos, Soobin alzó la mirada hacia su rostro y sus ojos que estaban derramando lágrimas de placer, sus labios estaban hinchados y rojos, parecía que estaba a punto de colapsar hasta que sus pestañas se elevaron y miró a los ojos a Soobin, aquél que lo miraba como un lobo hambriento.

— E-estoy cerca. — avisó Yeonjun.

— Lo sé. — respondió el menor y aprovechó para volver a acariciar el miembro de Soobin, provocándole espasmos al mayor.

— ¡Bin! — gimió el mayor, Soobin soltó un jadeo cuando aquella sensación en el vientre lo amenazó de golpe también.

Yeonjun enterró sus uñas en los brazos del menor mientras se corría fuertemente sobre su propio abdomen, su miembro colorado echaba tiras y tiras de semen sobre sí mismo. El menor no se quedó atrás, la imagen de Yeonjun con semen en su abdomen, lágrimas, saliva por su rostro y su expresión suplicante fue demasiado para él y se corrió en el condón, no se retiró sin antes sobreestimular a Yeonjun y a sí mismo, embistiendo unas cuantas veces más.

El sueño casi se apoderó de Yeonjun de golpe, si no fuera por la sensación de Soobin retirándose de su interior. Luego, Soobin se acostó de lado junto a él, esperando que ambas respiraciones se regularizaran.

— ¿Te arrepientes? — preguntó Yeonjun, sin voltearse.

— No. — respondió en voz baja, siendo sincero y claro.

— No hablo del sexo, hablo de todo lo que hemos vivido juntos. — especificó Yeonjun después de voltearse — Yo no he cambiado. — confesó, y Soobin soltó una leve risa.

— Tal vez tú no. — comentó el menor y tomó el mentón de Yeonjun entre su pulgar e índice, acercándolo un poco a su rostro — Pero ya no será como tú quieres. ¿Entiendes?

Era ridículo. Pero Yeonjun asintió, perdido en los ojos profundos y oscuros de Soobin.

— Y cuando regrese a Estados Unidos, te llevaré conmigo.

Yeonjun volvió a asentir con una sonrisa. Se moría de ansias. Soobin en serio creyó el maldito cuento de querer seguir teniendo el control, de haber superado su estúpida seducción.

nota del final:

Antes de todo, pido perdón por el capítulo anterior. No pude publicarlo yo y se lo pedí a la que era una vieja amiga, lo subió mal, onda subio un texto que no era porque yo hago borradores. Hago una con solo los guiones y conversación tipo "— Hola." y otro que diga "— Hola. — saludó el rubio con una sonrisa." entienden? uno detallado y otro no. Y no pensé que ella lo iba a subir mal(? tenías un trabajo nena. Entonces le dije chee no, acá tenes el texto detallado y se olvidó de borrar eso, UN CAOS, encima wattpad no me lo guardaba bien lptm. A lo mejor fue extremo porque al final hasta nos peleamos y la bloquee xd pero fue su culpa encima me dice jaja casi te borro la cuenta. Andate a cagar.

Pero bueno, siento que les debo unas disculpas por eso, porque fue medio mi culpa tmb no esperar a tener datos para subirlo, onda tenia para ig, wsp y youtube creo pq eso nomas me andaba.

 y si ven un error así avisen porque usé escenas de lo que le envié y RECICLÉ DHJKSJ una escena de +de 20 minutos de sexo que estaba narrada por Yeonjun y la tuve que pasar a narrador omnisciente. 

Ahora si respecto al fic:

NO, gente NO se romantiza lo que acaba de pasar. Yeonjun NO cambió una chota, Soobin tampoco, Beomgyu tampoco ni nadie. Por eso les dije q el final a nadie le va gustar JAJAJJA yo lo amo porque terminó como quería, te deja agrio, nono todo mal.

Yeonjun le pidió que le haga el amor, sí, pero no tipo xd obvio nada de eso es amor, siquiera Yeonjun lo cree así, solo lo quiere enredar de nuevo porque perdió a todo el mundo y la única forma que conoce de atrapar a alguien es así.

Aunque como es final abierto ustedes pueden imaginar que sí cambió pero se acostó con un hombre casado, mucho cambio no hubo viste xd y Soobin también un tarado que va y lo sigue. Siempre quise algo agrio juju. No sé si es correcta la etiqueta pero para mi si, le digo agrio pq esa sensación me deja...onda, las parejas del inicio terminaron juntas pero está mal. Soobin ya tiene esposa, no da. Y Beomgyu no cambió así que es probable que tenga una que otra pelea con Taehyun por querer manipularlo o algo.

En fin, este fic NUNCA fue de romance, yo nunca dije que era de romance ni que la saga lo era. Si estaban esperando romance bueno, culpa de ustedes no voy a disculparme ah, más bien lo voy a poner en la descripción ya, por las dudas viste.

No lo digo por el bardo del cap anterior ah que también perdón si alguno se ofende por las cosas que dije, no me voy a disculpar tampoco xd ella se lo buscó JDSHAH. Y además que ACEPTO críticas a mi historias, siempre y cuando no faltés el respeto, ¿entendés? Si hay algo que no te gustó perfecto, te re entiendo y vení, nos tomamos un mate juntos y hablamos de eso.

Muchos me dijeron por ejemplo: che corte que a soft pink le falta algo, parece que tenías prisa en terminarlo. Y yo les contesté che la verdad que tenés toda la razón, ojalá algún día se me dé editarlo y agregarle más caps o algo. Y les contesté bien, ¿por qué? Porque lo dijeron con toda la buena intención del mundo, no tengo por qué responderles mal.

Tengo amigos que por ejemplo no les gustó lust o youngblood por la trama y los re banco, onda re entiendo que no sea lo tuyo. ¿Qué te voy a decir? Si son tus gustos bld. Pero no podés venir a tirar bardo y esperar que no te manden a la mierda jajajaja. Que yo no la mandé a la mierda pero mis lectores sí claro. Al final sí ya la bardee pero es en joda tipo, yo si te dejo de tomar en serio para romperte los huevos bardeo, si me enojo en serio te debato como si fuese política xd

Además seduction está hecho con la intención de que te de bronca en cada capítulo JAJDHSJ. Si querés algo bueno leete temptation negra, me lo vas agradecer ahre que me bloqueó

BUENO. Cuestión, estoy feliz de al fin terminar la saga locoooo AL FINNNNNNNNNNNNN fue más rápido de lo que pensé igual euuu

me re costó hacer este final y el cap diez y es chistoso pq ya lo tenía hecho pero mal ordenado xd onda yo hago MILES de borradores en papel y digitales, posta. Está el borrador separado en escenas, en conversaciones porque yo creo que las conversaciones son MUY importantes y me da miedo olvidarlas así que las hago y dsp las edito, añado y así. Hay más pero no sé cómo explicar xd

Y hago redes conceptuales pq las amo jjsnds Si quieren organizar sus ideas para fics usen milanote y notion, es buenísimo.

Y nada, eso SAGA COMPLETAAAA CONCLUIDA EL MIÉRCOLES 7 DE AGOSO DEL 2024 A LAS 03:30 AM

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