
⁰⁷. 𝓜𝓮𝓷𝓽𝓲𝓻𝓸𝓼𝓸𝓼 𝔂 𝓹𝓪𝓽𝓮́𝓽𝓲𝓬𝓸𝓼
𝓬𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸
𝙼𝚎𝚗𝚝𝚒𝚛𝚘𝚜𝚘𝚜 𝚢 𝚙𝚊𝚝𝚎́𝚝𝚒𝚌𝚘𝚜
El sonido de aquella máquina era aturdidor, la joven Hoshino observa con detalle el rostro lastimado de su compañero.
Las ojeras en su rostro son más que evidentes, aquella apariencia que irradiaba belleza ahora estaba descuidada.
— Kuro-kun. — Susurra con la voz rota, como si la ansiedad estuviera en la punta de su lengua. — ¿Cuánto vas a tardar en despertar?, creo que te extraño.
El silencio se forma en la habitación y las lágrimas aparecen en aquellos hermosos ojos que parecen suplicarle que ya se levantara de aquella cama de hospital.
— ¿Recuerdas cuando nos conocimos? Estábamos en una colaboración importante y la chica que te estaba maquillando te pico el ojo con delineador. — Comenta nostálgica, soltando una risa amarga al recordar el momento. — Esa fue la primera vez que te escuche reir.
Con cuidado, sus manos toman su rostro tomándose el tiempo de acariciar su rostro.
— Quiero que regreses y me digas que soy una torpe por confundir el nombre de nuestros hijos. — La voz quebrada se cala por aquel cuerpo inerte y las largas pestañas se frotan contra su piel. — Quiero que despiertes.
— Me presento, soy Shinomiya Kurose. —Dice mientras se inclina en un acto lleno de respeto. — Es un placer trabajar con ustedes.
La mirada de Ai se enfoca en la figura esbelta del joven actor, pudo notar a primera vista todo lo estaba bien con el.
Era alto y tenía una musculatura lo suficientemente pronunciada como para resaltar con cualquier cosa. Su cabello rizado y perfectamente cortado le daban un toque casi celestial, sus ojos eran como un desierto que te atraparían en sus arenas si no eras cauteloso.
Un ser perfecto, sin dudas.
— Hola. — Dio un salto en su lugar al ver a Kurose a su lado. — ¿Eres Hoshino Ai?, tu manager te está buscando.
— Ah, claro en un momento voy. — Dice manteniendo una sonrisa en su rostro.
Un incomodo silencio se forma entre ambos, las manos de Kurose rebuscan entre su camisa hasta sacar un pequeño cilindro.
— ¿Fumas?
No responde, sin embargo el no detiene sus movimientos. Abre fácilmente el empaque y con la misma mirada de un niño alegre sopla por el pequeño palito soltando miles de burbujas que flotan por todo el lugar.
— Solo los miserables fuman. Yo todavía no estoy en ese nivel.
La joven observa con interés como Shinomiya sopla burbujas con la mayor calma posible, aquellas escaleras que se encontraban ligeramente oxidadas se habían convertido en un lugar ligeramente agradable.
Por lo bajo puede escuchar la risa de un par de niños mientras intentan reventar todas las burbujas que pueden.
— Son los hijos de Kikyo, mi maquillista. — Aclara mientras sostiene el pequeño juguete en sus manos. — Me llevo bien con ella y les estoy echando un ojo mientras acomoda sus cosas.
— ¿Por qué me estás explicando eso?
— Parecías interesada, pero tienes razon, a mi que me importa.
El joven siguió soplando burbujas, ignorando a Ai quien parecía indignada con su respuesta.
— ¿Siempre eres así de soberbio?
— No creo que soberbio sea la palabra correcta. — Corrige. — Eso no nos queda a los artistas.
— ¿Qué quieres decir?
— ¿Serás una idol y ni siquiera sabes lo básico del mundo del espectáculo? — La pregunta parece más una afirmación y su humor empeora cuando lo escucha reír de forma sarcástica.
— Todavia no debuto. — Dice, intentando defenderse.
— Pues claro que no, si lo hicieras ahora sería como mandar un cerdo al matadero. — Algo en su mirada cambia y Ai puede observar las estrellas blancas en sus ojos. — Ya decidi algo.
— ¿Que cosa?
— No me agradas en lo más mínimo. — La confesión de Kurose le hace abrir los ojos con sorpresa. — Pero sabes mentir así que hagamos esto bien, ¿si?
— Si. — Afirma con una sonrisa igual de tensa que la ajena.
— Mami, ¿cuándo vendrá papá Kuro? — Dice la pequeña Ruby, aferrándose a la cintura de su madre. — Quiero que vea mi dibujo de disculpa, somos el y yo en un campo de flores.
La joven mujer queda pensativa antes de mostrar una sonrisa.
— El está ocupado. — Miente. — Vendrá pronto.
Por su parte, Aqua observa el periódico con interés. La noticia de que la estrella de Japón había sufrido un choque brutal lo aterro, y en complicidad con su madre ocultó la verdad de Ruby.
Leyendo los detalles del accidente solo pudo confirmar dos cosas.
1. Sus costillas se habían presionado contra sus pulmones, le preocupaba que sus huesos pudieran perforar algún órgano.
2. Todo había sido obra de una fanática que juraba ver amor entre su relación inexistente con el actor, pocos días después del accidente la mujer fue encontrada sin vida a causa de otra fan obsesiva.
Una cadena de muertes por una persona que estaba fuera de su alcance.
Un suspiro sale de sus labios mientras ve a Ruby colorear varios dibujos esperando la llegada de Kurose, a su lado está Ai, halagando su nulo talento.
— ¿Y si muere? — Se cuestiona, mordiéndose las uñas con fuerza.
La sola idea de que pueda morir le aterra de forma innegable.
Kurose no podía morir ahora, era joven y tenía una vida prometedora por delante.
Incluso ahora, el niño es incapaz de comportarse como uno, sus preocupaciones parecen llevarlo al límite, a penas comenzaba a conocerlo. Lejos de esa imagen de perfección existía una persona que todos se negaban a ver.
Alguien que prefería las series de terror antes de las románticas o la miel antes que el chocolate. Aquella persona que no le importó utilizar el mínimo de tiempo libre en ellos, ahogando su propio ser para salvaguardar sus vidas.
No lo entiende y, honestamente, tampoco quiere hacerlo. No... en realidad no había nada que entender, la respuesta estaba más clara que nunca y su ser lo entiende.
Kurose era un mentiroso, sus momentos felices, sus momentos malos, todo aquello fue calculado por el. Alguien tan inteligente pero sin ser capaz de amar, solo imitar.
Aun así, aun sabiendo eso.
Prefiere lastimarse con un amor falso, con esperanzas vacías de un amor prometedor y genuino, el tiempo compensaría su dolor.
Aprendería a ser paciente.
Daría lo mejor de sí, si ya no podía Gorou Amemiya lo sería como Aquamarine Hoshino.
¡Extra Kurose-kun!
— ¡A la izquierda! — Grita Ruby mientras su padre se mueve para intentar encontrar a su madre.
La risa burlona de Ai inunda sus oídos dándole una señal de donde se encuentra. Sus brazos rodean su cuerpo atrapándola en un abrazo fuerte mientras da vueltas con ella en sus brazos.
— ¡Ganamos! — Celebra la menor.
REVIVAN A KUROSE!
Que caray, pues que hizo mi muchacho que debe o que?
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