⁰⁰. 𝓚𝓾𝓻𝓸𝓼𝓮 𝔂 𝓐𝓲.
Kurose Shinomiya era la representación del estándar de belleza japonesa.
Desde pequeño supo que podía utilizar eso a su favor para poder conseguir lo quería.
Había cosas buenas y malas pero se le olvidaba cuando recibía su sueldo, el era feliz con dinero.
Y soportaba a fotógrafos peleados con la vida, como ahora.
— ¡Dentro de tres minutos retomamos!. — Gritó el fotógrafo. — ¡Descansen!
Un suspiro abandono los labios de Shinomiya, demasiado cansado como para seguir con las fotos.
— Shinomiya su teléfono esta sonando. — Aviso su pequeña asistente.
— ¡Gracias, Hiroko!. — Hablo mientras respondía su teléfono.
La dulce joven se retiro feliz al ser reconocida por el modelo.
— Habla Kurose.
— Kuro, necesito tu ayuda.
— Ai ¿te intoxicaste otra ves? Te dije que dejaras de comprar esa leche.
— ¿Que? ¡No! Déjame hablar.
— Dale.
— Estoy embarazada.
— ¡Eh!
Lo último que Ai Hoshino escucho fue un ruido en seco.
— ¡Llamen a un médico, Kurose se desmayo!
— Quizás debí decírselo en persona.
La joven idol se sentía apenada, no sólo por la mirada severa de Kurose si no por haber interrumpido su sesión de fotografías.
— Kuro, hola. — Saludo con inocencia.
— Nada de "hola", niña.
Un quejido abandona los labios de Hoshino mientras recarga todo su peso en el más alto.
— ¿Que quieres hacer ahora?. — Inquirió. — ¿Vas a tenerlos?
— ¿Tu que crees que deba hacer?
— ¿Honestamente?
— Eh, no.
Una risa escapo de sus labios, sus manos cubrieron su cara en señal de frustración.
— Ai, tenerlos es una responsabilidad gigantesca.
— Lo se, pero...
— No lo sabes, estas desesperada por sentir amor real que tomas desiciones apresuradas.
— Kuro. —Murmuró. — Dices cosas muy feas.
— Me lo dicen a menudo.
Ambos se sumergieron en un silencio profundo esperando encontrar la respuesta a sus problemas viendo la televisión apagada.
— Voy a tenerlos. — Dijo.
El joven río sin gracia. — No tengo nada más que decir entones.
— Ichigo me dijo que era mejor entrar en Hiautus. — Mencionó. — En lo que arreglaba esto.
— Bueno, es lo mejor por el momento. — Suspiro. — Bien, ¿cuando nos vamos?
— ¿Eh?
— No creerás que Ichigo va a dejarte tener tu embarazo en Tokio ¿verdad?. — Preguntó. — Aquí eres un icono.
— Tienes razón, hay un pueblito lejano que me gustaría visitar.
— Bueno, ¿cuando nos vamos al pueblito mágico? — Retomo con una sonrisa. — No creas que voy a dejarte sola.
Hoshino mira con sorpresa al más alto quien esta en su teléfono acomodando su agenda.
— Ah, tendremos que comprar ropa para el frío.
— Kurose.
— Ya se, vamos por carretera que Ichigo nos alcance.
— Kurose.
— Tal vez deba comprar ácido fólico, no vayan a salir igual de tontos que tu.
— ¡Kurose!
— ¡¿Qué!?
— Gracias.
La actitud de Kurose es parecida a la de Gojo, a él también lo abandonaron en un KFC.
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