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ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ④
𝚏𝚊𝚖𝚒𝚕𝚒𝚊
Las cosas no habían ido nada bien, el ascenso en la fama de Kurose había traído demasiado trabajo.
No dormía bien.
No comía bien.
Nada estaba bien.
"Trabaja hasta la muerte". Recordó esas palabras y la sangre se deslizó por su nariz, ojala se hubiera vuelto repartidor de pizza y no modelo.
— ¡Kurose!. — Su nombre fue gritado por la fotógrafa y sabía que estaba preocupada.
— Perdona Kaguya. — Se disculpó con su prima, pero apenas pudo mantener sus ojos abiertos la sangre seguía cayendo y el desmayo fue inevitable.
La joven rápidamente llamó a un médico colocando la cabeza del chico en su regazo, estaba asustada.
— Necesita un descanso. — Inquiere el médico. — Te desmayaste por la falta de vitaminas y el exceso de estrés.
Kaguya, quien se había mantenido calmada, le dio un golpe en la cabeza por ser tan descuidado consigo mismo.
— ¡Cuidado! ¡Me dejaras mas tonto!
— ¡Callate!
El médico los vio con seriedad carraspeando para hacer notar su presencia, ambos Shinomiya recobraron la compostura de inmediato.
— Su cuerpo está teniendo un desgaste, la falta de sueño y alimento lleva el cuerpo al límite. — Explico. — Si no cuida su salud, prepárese para internarse en un hospital.
— Le agradezco su tiempo. — Agradeció el castaño, levantándose de la comodidad del sofá.
— No lo olvide Shinomiya-san, su salud también es importante.
Las palabras navegaron en su mente, asintiendo como un niño pequeño siendo regañado.
— Vas a pedir vacaciones. — Habla la pelinegra mirándolo con severidad.
— No puedo. Tengo que cumplir mi contrato o me despedirán. — Rebate con cansancio.
— La gente se dará cuenta de tu estado y empezará a sospechar que tu salud está deteriorada.
— Hablas como si fuera muy popular.
— Lo eres. — Los ojos del Shinomiya se cerraron ante la frustración, sus manos cubrieron su rostro evitando cualquier contacto visual con Kaguya.
— ¿Desde cuándo eres tan receptiva?. — Se burló un poco. — Pero tienes razón.
Unas pequeñas caricias pararon en la cabeza de Kurose, relajándose ante el tacto suave de la mujer, la adoraba demasiado.
Su último trabajo del día era una sesión de fotos para una marca de ropa realmente popular entre los jóvenes.
Seguía cansado pero forzó la mejor sonrisa que tenía, movimientos rudos pero sin llegar a ser toscos. Las telas que adornaba su cuerpo y lo amoldaron al gusto de los fotógrafos fue un total deleite para todos.
La piel pálida de sus clavículas fue expuesta, el satin resaltó aquella exquisitez que solo Kurose podía ofrecerles.
Varias maquillistas lo observaron como un dios, disfrutando aquellas vistas de sus músculos y las sonrisas que llegaban cuando el fotógrafo las pedía.
— Es totalmente mi tipo.
— No seas tan descarada. — La regaño su amiga.
— Eso no quita que sea tan apuesto.
Las ignoró completamente, eran unas malditas acosadoras. Se pregunto si aun a su edad era posible tener estos problemas hormonales.
— ¡Eso es todo! ¡Muchas gracias por su arduo trabajo!
Todos los asistentes aplaudieron, rápidamente Kurose se despidió tomando sus cosas en el proceso para poder irse rápido.
Aun era temprano, podía irse a casa. Seguramente Ai estaba ahí jugando con Aqua y Ruby, posiblemente confundiendo sus nombres pero al fin y al cabo ahí.
Se detuvo en una pastelería donde estaban esos cupcakes de princesas que tanto le gustaban a Ruby, del lado derecho, estaban aquellos panecillos de miel que tanto le gustaban a Aqua.
No dudo y los compro muy feliz. Pensó en hacer un chocolate caliente y quizás hacer un fuerte de almohadas para dormir junto a la chimenea que había instalado por invierno.
Su pecho se sintió cálido y una sonrisa llena de amor se posó en sus labios.
— ¡Estoy en casa!. — Saludó quitándose los zapatos para dejarlos en la entrada.
La imagen frente a él lo enterneció, su familia estaba ahí, sonriéndole y corriendo para abrazarlo.
— ¡Papa Kuro!. — La pequeña de ahora tres años se colgó de sus brazos mientras le mostraba aquella sonrisa de conejita que tanto adoraba.
— ¡Kuro!. — La segunda fue Ai ocultando su rostro en la curvatura de su cuello aferrándose a el como si fuera a desaparecer.
Sintió un pequeño jalón en el pantalón encontrándose con la mirada llorosa de Aqua, ahora o recordaba con más claridad.
Llevaba tres meses fuera de su hogar.
Ganas de darle un desarrollo de personaje a mi Kurose.
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