Capítulo OO8
"Este sueño es una realidad de el pasado que he tenido."
Sus ojos azules cerraron igual que sus brazos alrededor de su cuerpo. El frío aire estaba congelando su cuerpo. Solo podía revivir aquel momento en que Jungkook se había marchado en su auto.
Volvió abrir sus ojos y volvió a mirar la carretera donde se había alejado aquel azabache.
Fuera de su mansión. Debía regresar. Era la hora de los regalos.
Caminó hasta el salón lentamente y con la mente en otro sitio que no era en el que estaba.
Sonrío al ver muchos regalos en una mesa larga y todos sonrieron mientras aplaudían hacia Jimin. Todos estaba contentos. Era su cumpleaños número veintidós. Pero sin duda no necesitaba otro regalo. Ya había tenido uno minutos antes.
Sonrío coqueto al recordarlo en su mente. Luego caminó con más calma hasta la mesa y luego tomó una copa de champagne que un mozo le ofreció. La fiesta continúo cuando Jimin hizo una seña.
Abriría sus regalos ahora con una sonrisa grande.
Le dió un sorbo profundo a su copa y luego la dejo en una bandeja metálica de un mozo. Abrió el primer regalo y fue un traje rojo. Sonrío y dió las gracias.
Fueron uno tras uno. Cada regalo que abría era un obsequio diferente dentro. Hasta que quedó uno solo sin abrir. Era pequeño pero sabía que algo valioso traía.
Lo sacudió a lado de su oido para escuchar algún ruido y se sorprendió cuando hacía ruido de una joya. Sonrío hacia su madre y está elevó la copa hacia el.
Abrió lentamente el regalo y encontró una pequeña cajita roja con la iniciales de BSDM.
Confundido la abrió lentamente y vio una pulsera de oro con unas las misma iniciales de la cajita en la pulsera.
Se sorprendió al verla tan hermosa. Le encantaba. Era muy linda. Pero recordó aquellas iniciales y sonrió aún más. Dios si. La puso rápidamente en su muñeca derecha. Le encantaba.
La sacudió un poco y esta se movió realmente hermosa. El brillo de esta era producido por la iluminación y sus ojos también tenían el mismo brillo.
Cuando la fiesta terminó. Decidió ir a darse una ducha en el baño que conectaba con su habitación grande.
Camino mientras quitaba sus prendas y estás caían al suelo dejando un camino de ropas por la habitación hasta el baño. Camino delicadamente hasta su baño. Luego encendió el agua caliente y un poco de la fría para conseguir una cálida agua.
Puso alguna burbujas en la bañera y se metió lentamente. Cuando su cuerpo estuvo totalmente dentro, soltó un suspiro de alivio y permaneció sin moverse solo para disfrutar de lo caliente que estaba el agua.
Su móvil comenzó a sonar en el menos indicado.
-Diga.
-Señor, Park. La agencia de automóviles le decía un feliz cumpleaños de parte de todos los miembros.
-Oh. Muchas gracias.
-Es gusto para mí trabajar con usted.
-Lo mismo digo.
Y sin más, cortó la llamada. No eran muy extensas. Solo lo justo y lo necesario.
Soltó un largo suspiro. La semana que viene debía incorporarse nuevamente en el trabajo. Ser jefe de una agencia de autos no era muy difícil ya que tenía secretarios pero los permisos de compra debían ser firmado por el y era muchos cada día. De hecho, la agencia Park, era muy famosa en la ciudad por obtener autos de primer gama. Muy excelentes y demasiados buenos. Traídos de otros países y también del mismo país.
Como sea, había olvidado su copa de champagne a lado de su bañera. Solo tomo otro sorbo. La última copa de la noche. Luego apretó levemente con sus labios el borde de esta mientras pensaba en el mecánico.
Sin duda había sido su mejor mes. Conocerlo fue un regalo exquisito.
Aún podía sentir el caliente tacto sobre su piel. Este no parecía desvanecerse de su cuerpo. Soltó un jadeo cuando se acarició a el mismo en su parte baja imaginadolo a el.
Pero paró. No era el momento aunque quisiera. Solo terminó su baño y salió de rápidamente hasta su habitación con una bata cubriendo su cuerpo.
Luego se recostó en su cama. Sus manos tomaron una cobija gruesa de su cama roja y se cubrió el cuerpo suavemente. Luego extendió su mano para apagar su lámpara de la mesa de noche.
Lo último que vió fue el techo rojo de su habitación y luego se dejó abrazar por el profundo sueño pero este volvió una realidad diferente.
Abrió los ojos se encontraba en un lugar distinto.
Mejor dicho no. Creyó que era distinto pero era su habitación. Era de noche. La luz de la luna iluminaba el balcón de su habitación y un poco más dentro de su habitación.
¿Pero por qué estaba despierto? Se supone que debía dormir. El no entendía eso porque estaba confundido. Su mente lo hacía sentirse confundido.
Pero su mirada confundida se desvío lentamente hacia un sofá individual, que era ocupado por un intruso en su habitación.
El intruso tenía sus piernas cruzadas y el resto de su cuerpo no se podía apreciar ya que la iluminación no llegaba lo suficiente a su cuerpo como para demostrar su identidad.
Solo sabía que llevaba un traje rojo y una fusta en un mano derecha, la cual estaba cubierta por guante negro. Su rostro era incapaz de verse en la oscuridad pero la luna le daba una pista de sus piernas cruzadas y su traje rojo.
-¿Quien eres?
Tenía un poco de miedo. No sabía si ese alguien podría hacerle daño. Quizás no tenía buenas intenciones. Pero el no respondió.
En cambio solo sonrío. Se escuchó perfectamente en los oídos de Jimin como su sonrisa apareció en su rostro pero no logró verla en la oscuridad que lo ocultaba.
-Por favor no me hagas daño. Puedo darte dinero si es lo que quieres. Tengo mucho puedes llevártelo pero a cambio no me hagas da-
-Shh.
La mano contrario del intruso fue a su rostro y su dedo índice hizo una seña en sus propios labios apenas visibles para que guardara silencio. Y continúo.
-Jimin... ¿Ya me has olvidado? ¿No me recuerdas acaso? Ese beso nuestro me dejó en la tentación. Nunca olvidare el beso que mis labios recibieron de ti.
El rubio abrió sus labios asombrado. El rey. El rey estaba en su habitación en una noche tan fría y oscura.
Quiso bajar de su cama para acercarse a el y demostrarle lo sumiso que había conseguido ser solo para el pero este lo detuvo con una orden.
-Quedate dónde estas. Veo que quieres jugar. Apenas pasaron cinco minutos. Aún tenemos tiempo.
El rubio asíntio y se quedó quieto en su lugar.
-Dime... ¿Me has estado buscando? Puedes responder.
-Si. Estuve buscando en cada club de BSDM solo para encontrarte a ti.
-Niño malo. No puedes estar en todos los clubs, eso es peligroso.
Pero no le importaba. El solo quiera encontrarlo. Después de todo, nunca olvido el beso que ambos habían tenido.
-¿Que te llevó a ser así conmigo? Jimin, confiesa.
Solo apretó los labios y pensó muy bien sus palabras antes de dejarlas salir.
-Yo... Me sentí tan atraído a ti. Estuve tan atraído al verte por primera vez. Tus ojos.. tus labios... Tu todo. Me gustan como tú.
-Mmh... Y supongo que fue por eso por lo cual te has convertido en un sumiso tan bien entrenado y tan deseado en la ciudad. Solo por mi.
El rubio quiso posar su pie en el suelo pero fue regañado. No quería quedarse ningún minuto más en la cama cuando finalmente tenía al rey que tanto había buscado frente a sus ojos y en su habitación.
-Por favor...
-¿Por favor qué? Jimin.
Su voz era tan profunda que lo hizo morder su propio labio.
-Quiero que me sometas.
El rey le hizo una seña finalmente. Quería que se levantará de su cama y se pusiera de pie a lado de esta. Solo para pedirle que se quitará la bata.
-Quiero verte primero. Quítate todo.
Solo podía hacer caso hacia el. Tenía que demostrar todo lo que había aprendido y entre todo lo que había aprendido era la obediencia.
Paso sus manos por el nudo de su bata y lo aflojó rápidamente. Luego dejó caer la bata al suelo. Su cuerpo delgado fino pero tonificado y marcado se dejó ver bajo la iluminación de la luna.
-¿Puedo ser ahora sometido? Por ti. Quiero serlo. -Su tono dulce y suave llegó a los oídos del rey, quien se mordió su labio inferior. Eso le ponía. Pero si lo haría. Lo sometería.
-Es una fuerte decisión. Me gusta duro y fuerte. ¿Puedes soportarlo?
-¿Fuerte... y duro?
El rey sonrío.
Soltó una maldición cuando sus ojos se abrieron de golpe y su sueño había acabado en el mejor momento. Pero se sentó en su cama y luego llevo una mano a su frente. Estaba sudando. Odiaba sudar cuando tenía sueños así por más eróticos y lindos que sean.
𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭 𝐒𝐞𝐱
Días después.
Sonrío al ver su taller limpio y con nuevas letras encima del techo de este. Pero borró su sonrisa cuando se dió cuenta que no había sido muy original con el nombre.
Jeon's taller.
Taehyung le dió ánimos.
-Tranquilo. Quizá en el futuro puedas pensar en un nombre mejor y cambiarlo.
-Espero que sea rápido o quedaré como un tonto.
Apoyó sus manos a sus caderas y miró una vez más las letras. Mientras contemplaba su taller, Taehyung se alejó de él hasta dentro de este.
Más minutos pasaban y aún seguía mirando las letras. Pero se rindió. Lo dejaría así hasta que pensara en algo mejor.
Iba en camino hacia dentro de su taller pero fue tomado del hombro y se giró lentamente. Hoseok.
-Hola. Vine de visita nuevamente. Espero que no te moleste.
-Nunca me molestas.
Sonrío nuevamente hacia su amigo, quien caminó junto a el hasta dentro del lugar.
-¿Que te trae por aquí?
-Sabes que amo los autos como tú. Supongo que es mi oportunidad de trabajar en un taller contigo.
-¿Quieres trabajar aquí?
Jungkook sonrío aún más. Estaba contento de que su amigo se uniera a el. Con gusto lo aceptaría. Ni siquiera le haría una prueba si sabía sobre autos. Realmente lo había contratado ahí mismo. Después de todo, que es mejor que un amigo de carreras callejeras.
-Jung- Oh. Soy Taehyung, mucho gusto.
Taehyung se acercó a Hoseok con una sonrisa y estrechó su mano con este.
-Soy Hoseok, un gusto conocerte. Debes ser el compañero de taller de mi amigo.
-Si. Es un placer trabajar con alguien tan bueno en las carreras como Jungkook.
El azabache solo se podía sentir orgulloso del título que tenía en las calles. Corredor de carreras callejeras. Uno de los rápidos corredores de la ciudad junto a Hoseok.
-Oh, bueno. Era todo un buen corredor en sus tiempos y su cabello largo negro era reconocido por muchas mujeres.
Hoseok guiño un ojo al saber a qué se refería y luego acarició el cabello corto de Jungkook, solo para despeinar un poco en broma.
-Me halagan. -La sonrisa no paraba de ser grande. Sus dientes de conejito se mostraban cada vez más y sus ojos se estrecharon. Luego se peinó con sus dedos el cabello negro.
-Bueno. Es una realidad.
Taehyung sonrío levemente cuando vio pasar a su jefe por su lado. Lo admiraba. No sabía mucho de él porque solía ser muy reservado pero lo que sabía, realmente lo guardaba en su mente y así lo admiraba.
Pero ahora, regreso su mirada a Hoseok y le dió la cálida bienvenida al taller. Serían tres en total ahora. Mejor para llevar a cabo un buen trabajo.
El primer cliente llegó. Hoseok se preparó para cambiar su vestuario por el traje del taller. Por suerte Jungkook tenía algunos extras para el pero se lo extendió a Hoseok para el.
Jungkook caminó hasta el cliente. Quien bajo rápidamente del auto y abrió su capó. Luego espero por el mecánico.
-Oh, chico. Estás aquí. Mi auto tiene un problema. No puedo identificar que... Pero suele tener fallas.
El azabache asíntio y se acercó al auto. Observó el motor, luego desvío su mirada a distintas partes diferentes. Pero no encontraba nada. Todo estaba perfecto.
-Puedes conducirlo dentro de mi taller, por favor.
-Oh, está bien.
El hombre caminó hasta su auto y subió a este. Luego encendió en motor. Espero unos minutos y Jungkook se movió de su lugar para dejarlo conducir hasta dentro del lugar. Camino atrás del auto hasta que se paró en dónde debía estacionar.
El dueño volvió a bajar del auto y lanzo la llaves al mecánico, quien la atrapó en el aire.
-Suerte, chico. Has tu mejor trabajo.
El hombre caminó fuera del taller y Jungkook caminó hasta su mesa de herramientas.
Pateó la camilla roja similar a una patineta y la colocó en el sitio correcto a lado del auto para poder desplazarse debajo de este.
Volvió a la mesa y tomó algunas herramientas que le sería necesarias.
Camino de regreso, se recostó sobre la camilla y se impulsó con sus piernas hacia abajo del auto.
Iluminó con una pequeña linterna las diferentes partes del auto por debajo. Buscaría algo que este teniendo su falla pero si lo la encontraba allí, debía echar un vistazo debajo del capó.
Mordió su labio de concentración y buscó por unos minutos. Quiso averiguar algo que vio así que atrapó su linterna entre sus labios y la sostuvo fuerte.
Unos zapatos negros caminaron por el taller y se detuvieron justo en sus piernas.
El solo estaba concentrado en su trabajo hasta que sintió una presión en su abdomen. Frunció el ceño y desvío su mirada hacia lo que provocaba la presión.
Era un zapato oscuro sobre su abdomen. ¿Estaba acaso manteniéndolo en su lugar?
Quitó de su boca rápido la linterna para quejarse. Era molesto ser tratado así en su lugar de trabajo pero antes de decir algo apretó sus labios fuertemente cuando escucho como Hoseok saludaba alegre al joven Park.
-Oh, Park, está aquí. Es un gusto volver a verlo.
Jimin estrechó su mano con Hoseok y luego lo observó de arriba a abajo.
-Oh, un gusto para mí, señor Hoseok. Veo que es parte del taller.
-Si. Pero antes de todo.. ¿que hace con su zapato sobre el abdomen de Jungkook?
-Oh. ¿Era el señor Jeon? Disculpe señor, Jungkook pensé que era suelo.
Sonrío burlón mientras se alejaba de su cuerpo recostado pero soltó un quejido cuando la bota del mecánico pateó levemente su pierna.
Luego lo vio salir debajo del auto con una expresión sería.
-Lo siento, señor Jungkook.
Su rostro intento verse inocente junto con un tono de voz dulce y tierno.
Hoseok solo río un poco.
-Lo siento, mis pelotas. Te folla-
-¡Señor, Jungkook! He ensuciado su traje.
Jimin sonrío nervioso luego de haber interrumpido las palabras del azabache y se agachó para sacudir suavemente el abdomen de este para limpiar la suciedad que había dejado su zapato.
Tener al rubio cerca de el, hizo que sus fosas nasales aspirarán el rico olor que llevaba en su piel. Fresas.
Pero el rubio no podía tener la mente tranquila si cada vez que su mano sacudía la suciedad, también podía sentir el abdomen marcado del contrario bajo el traje. Mordió su labio y negó. No debía pensar eso en un lugar así con personas allí.
Más cliente comenzaban a llegar y Taehyung paso por a lado de ellos con un sonrisa hacia los clientes. Hoseok se despidió y procedió ayudar a Tae con los clientes.
-¿Ahora quieres ser dominante?
La voz del azabache fue bajita pero profunda.
-Yo lo siento. Estaba jugando un poco. No sabía que estaban más de tus compañeros.
-Ahora lo sabes. ¿No es cierto?
El rubio sonrío pero se puso tímido cuando el mecánico se acercó lentamente a su rostro y rozó su nariz con su mejilla rosada. Y continúo con su provocación.
-¿Ahora sabes que no puedes hacerte el sensual conmigo en este taller junto a mis compañeros? ¿Verdad?
-Lo siento..
Cerro sus ojos pero el mecánico no pararía.
-No pareces sentirlo en serio. ¿Debería hacerte saber quién manda? ¿Ah? ¿Si o no?
Su voz estaba tan ronca que eso le hacía ponerse caliente. Le encantaba cuando le hablaba así un mecánico vulgar como el.
Su aliento caliente que salía con cada palabra dominante, chocaba contra la piel de su mejilla y un poco en sus labios.
Iba a tomarlo del rostro para besar sus labios pero vio que el azabache se recostó rápidamente en la camilla de nuevo cuando esté mismo vio por encima del hombro de Jimin, como uno de sus compañeros se acercaba a ellos.
Atrapó la linterna entre sus labios mientras mantenía la mirada oscura sobre Jimin, quien relamio sus labios al verlo con una linterna entre sus labios y inmediatamente pensó en una imagen sucia.
Pero el mecánico nunca la supo. Solo se deslizó hacia abajo del auto de nuevo y siguió su examinación.
-Señor Park. ¿Tiene problemas con su auto?
Taehyung sonrío mientras llamaba su atención pero negó y solo le pregunto si podía esperar al jefe que terminara.
El contrario asíntio y lo dirigió a unos bancos dónde habían más clientes esperando.
Espero por unos minutos. Largos minutos. Todos los clientes se alejaban de el. Ya que sus auto iban siendo reparados por los mecánicos del taller.
Su mirada solo podía seguir a Jungkook. Quien corría de un lado a otro cuando tenía que hacer su trabajo. Hasta que en un punto, un cliente nuevo ingresó.
Taehyung caminó hasta el con la amabilidad de ayudarlo. Fue algo que hizo y luego se encargó del auto de aquel cliente.
El cliente caminó hasta dentro del taller y sonrió burlón al ver a Jungkook de espaldas.
Jimin podía observarlo todo desde lejos. Pero tampoco tanto. Cruzó las piernas y presto más atención a lo que veía.
Jungkook se volteo hacia el cliente cuando su nombre fue pronunciado con burla.
No esperó encontrarse con su enemigo del pasado frente a el. Tensó la mandíbula y se cruzó de brazos.
-Tanto tiempo sin vernos, corredor.
El chico de pelo gris ya no existía, ahora su cabello era negro. Y luego miró con superioridad cuando sabía que estaba mejor que Jungkook. Tenía un buen trabajo pero jamás tendría un taller como aquel azabache.
¿Ensuciarse con aceite? Prefería estar en una oficina como diariamente estaba.
-Nunca quise verte. ¿Que quieres?
-Es una casualidad que nos encontremos.
-Para mi no. Vete de mi taller.
El chico de traje y cabello negro sonrío falsamente. Quitó sus lentes y lo miró mejor a la cara.
-No es apropiado echar a alguien de un lugar, además soy un cliente.
-No para mí. Vete.
Ambos se miraron con mucha rivalidad. Ambos serían protagonistas de una pelea frente a otros clientes. Por más bajo que hablaran, Jimin podía escucharlos a ambos.
-No me iré. Mi auto está siendo reparado por uno de tus compañeros.
-Le diré que pare. Y lárgate.
-No. Además. Si no me equivoco parece que Hoseok volvió ¿no es así?
El chico ladeo la cabeza y se acercó unos pasos hacia Jungkook. Quería verse temible ante el azabache pero el contrario solo se burlaba de él en su mente.
-No olvidó lo que le has intentado a hacer.
-Si tanto rencor tienes por lo que hice. Mejor vuelve a las carreras, corredor. Podemos solucionar nuestro odio allí. Hora de volver el tiempo atrás. Te veo capaz de hacerlo.
-Si eso quieres, entonces correré para acabar mi odio contigo y me veré como un ganador por fin. -Jungkook sonrío burlón y luego arqueó una ceja.
-Te estaré esperando. Espero nuestra carrera a muerte.
Pero antes de que Jungkook pueda decir algo más, Jimin llegó a su lado. El chico desvío su mirada del mecánico hacia el rubio.
-Disculpa. ¿Quien eres?
Su tono fue educado y suave.
-Oh.. precioso. No puedo decirte mi nombre. Pero tú puedes decirme el tuyo.
El chico intento acariciar la mejilla de Jimin pero Jungkook alejó su mano. La tomó fuerte y lo miró directamente.
-Vete. No hay nada aquí para ti.
-Seguro. No olvides nuestra carrera.
Y sin más, aquel chico se alejó rápidamente con una sonrisa. Lo había encontrado, nada más y menos que en un taller. Quería volver a competir con Jungkook. Revivir el pasado en las calles y ser violentos a la hora de querer conseguir la victoria.
-¿Quien es? ¿Por qué es así contigo?
-No importa. Solo es alguien que conocía de mala manera.
El mecánico volvió a su trabajo y luego Hoseok apareció frente a el.
-Ese hijo de perra estuvo aquí.
Jungkook desvío la mirada de sus herramientas y lo miró con desinterés.
-No me interesa. Solo déjalo atrás. El no vale la pena recordarlo.
-Sabes lo que hizo.
-Esta en el pasado. Aún sigues vivo. Tranquilo y relájate.
Pero el castaño soltó un bufido. Lo odiaba. El simple hecho que estuviera en el mismo lugar que el, le hervía la sangre. Solo se giró sobre sus talones y se alejó hacia otro cliente tratando de olvidar la cara del tipo que intento acabar con el.
Por lo contrario. Jimin miró a jungkook, quien estaba en blanco. No parecía importarle mucho aquel tipo pero cuando lo tenía frente a frente, sabía que sus pensamientos cambiaban.
Pero lo vio alejarse de ahí. Lo siguió hasta la oficina del taller y cuando vio como la puerta sería cerrado, el fue rápido. Logró escabullirse para encontrar a la oficina antes de que cerrara la puerta.
Jungkook no se inmutó y cerró la puerta aunque Jimin estuviera con el.
Camino hasta detrás del escritorio y tomó asiento. Después tomó un cigarrillo de su bolsillo trasero de sus pantalones y decidió que una buena calada no le vendría mal ahora.
Encendió el cigarrillo con la mirada puesta en Jimin, quien tomo asiento frente a el, en silencio y solo lo miró.
-¿Hay algo de lo que quieras hablar?
Jungkook arqueó su ceja exquisitamente y podía verse intmidante cuando lo miraba fijamente con las piernas cruzadas sobre el escritorio.
Luego escuchó como el azabache comenzaba tronar su cuello con solo ladear la cabeza de un lado a otro.
-Crei que estabas enojado por ese hombre.
-¿El? ¿Enojarme? Para nada. Tengo cosas mejores por las cuales debo enojarme más.
Jimin sonrío levemente y asíntio suavemente. Era algo incómodo estar en silencio en un lugar pequeño junto con un hombre como Jungkook.
Por primera vez, supo algo más de el cuando aquel hombre hablaba de carreras callejeras. ¿Acaso no eran ilegales?
Jungkook iba en contra de lo legal. Entonces si aquel hombre hablaba sobre que debían volver a correr como antes entonces... Aquel mecánico solo expulsó el humo de sus labios mientras aún tenía su mirada sobre el.
Pero no podía pensar estando tímido. Solo sabía que Jungkook era cómplice de carreras callejeras. Posiblemente desde hace años o quizás desde muy reciente.
-¿Eres un corredor callejero?
-¿Debo responder con la verdad o mentira?
Verdad. Quería la verdad. Nunca había sabido más allá de su edad. Parecía ocultar secretos y eso no le gustaba. No le gustaba las personas que le ocultaban cosas.
-Quiero la verdad. No sé nada sobre ti.
-No me gusta contar mis cosas. Prefiero callar y hacerlas. No necesito la aprobación de nadie para hacerlas. ¿Crees que las contaría aún así?
Jimin solo bajó la mirada y apretó sus manos en puños sobre su suave pantalón lujoso.
-Supongo.. supongo que te gustaría algún día contarlas.
-Jamás. ¿Es difícil saber que hace una persona como yo? Park Jimin.
Pero elevó su cabeza al escuchar su nombre de otra manera distinta.
El mecánico se puso de pie lentamente y rodeó el escritorio con su cigarrillo en alto mientras se acercaba a el poco a poco. Caminando sensual y muy masculino. Eso era lo que le encantaba de el. Podía ser sensual y masculino cuando quiera.
Luego se paró frente a el. Se apoyo en el escritorio y lo miró.
-Solo... No sé qué piensas o que puedes decir. Tus respuestas son distintas a cualquier hombre.
-¿debo ser igual es ellos?
-No. No es así. Solo eres distinto.
-Supongo que esperabas un hombre diferente. Pero te toque yo.
-No me quejo. Pero realmente no quiero hablar de esto. Dime tú. ¿Que eres además de un mecánico?
Jungkook ladeo la cabeza y le dió una última calada a su cigarrillo. Luego se giró levemente para apagarlo en su cenicero. Volvió su mirada hacia Jimin y luego colocó sus ambas manos atrás, en su escritorio. Se apoyo de esa manera mientras lo miraba.
Era una linda pose. Su ropa superior se subió levemente y su abdomen marcado junto a su "v" marcada, se vieron perfectamente ante los ojos de Jimin.
-Es un secreto como tú secreto por ser masoquista. ¿Crees que yo si te contaré quién soy? Es un secreto. Toma nota de lo que ves en mi día a día y sabrás quien soy.
-No entiendo.
-Ya entenderás. Jimin. Todo a su tiempo.
Jungkook caminó hasta estar detrás de el. Luego su mano tatuada se colocó en el abdomen de Jimin. Luego subió lentamente hasta su cuello. Dónde rodeó este con su mano sin hacerle daño. Solo lo rodeó.
Y luego se inclinó para morder su lóbulo en su oreja. Le quitó un jadeo al rubio pero se alejó como también alejó su mano. Cómo también se alejó de atrás de el. Camino hasta detrás de su escritorio y nunca se sentó pero lo observó.
-No me importa quien eres. Por favor... Si quieres decirme algo de ti. Dimelo. No me gustan los secretos aunque yo tenga uno.
Jimin se levantó de su asiento y se giró. Le dió una sonrisa cálida a Jungkook. Paso por su lado. Debía ir a su trabajo. Quizás sería otro día aburrido de trabajo pero realmente no se esperaba que jamás saldría de aquella oficina.
Jungkook arrojó todo lo que tenía en su escritorio y eso le llamó la atención al rubio, quien se volteo a verlo confundido.
Pero mecánico realmente no se quería sin follar. Quería otra fantasía del rubio por esta vez en el día.
-Ven cariño. Sube al escritorio como la última vez. Abrete de piernas aquí.
No tenía que desobecerlo. Aquel hombre era el dominante y el su sumiso.
Dejó caer su bolso de lujo al suelo. Pero se pegó a la puerta cuando la mirada de Jungkook lo invitaba a ser un sumiso otra vez. Solo con mirarlo le podía pedir todo lo que quería.
Su primer paso hacia el escritorio fue difícil. Su cuerpo comenzó a temblar. Tenía fantasías en la mente. Estas comenzaban a producirse con el momento que estaba viviendo. Por suerte siempre tenía algo en su bolso. Y está vez tenía una esposas para el sexo.
Pero retrocedió un paso para buscar en su bolso. El azabache lo miró confundido pero sonrío levemente al cabo de unos segundos cuando sus ojos oscuros miraron las esposas que sacaba el rubio de su bolso.
-Mmh. ¿Una fantasia de ser amarrado?
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