Capítulo OO6
"Te comenzaré a gustar tanto como te gustan los autos."
Su mano tomó un cigarrillo. Luego sus labios lo atraparon y aún sin encenderlo lo mantenía allí. No podía hacer dos cosas a la vez. Primero tenía que limpiar sus herramientas del aceite que las cubría.
Aunque era difícil, igual se esforzaba por mantener orden y limpieza en su taller.
Suspiró cansado y se giró dandole la espalda a la mesa de herramientas. Cerró los ojos y movió de un lado a otro su cabeza para tronar su contractura en el cuello.
Abrió lentamente los ojos y luego caminó hasta que se sentó sobre el capó de su auto que estaba dentro de taller. Nunca lo sacaba de allí. Cuánto más podría mantenerlo ahí mejor.
Encendió su cigarrillo y le dió una calada cuando el fuego había quemado lo suficiente.
Sus ojos se desviaron de sus botas para mirar a la persona que caminaba hacia a el lentamente.
Su abrigo caía hasta sus tobillos y cubría todo su cuerpo. Aquel cuerpo vestido de un crop top y una falda que tanto recordaba de la noche anterior.
-No te encontré esta mañana en tu oficina.
-Solo dormí en el auto y luego abrí el taller. Ya es de mañana.
Jimin desvío su mirada hacia los rayos de sol que entraban en el taller. Tenía razón y el aún seguía allí.
-Lo siento. Dormí en tu oficina.
Jungkook asíntio como si no se hubiera dado cuenta que si había dormido en su oficina, por esa razón tuvo que dormir en el auto. No podían dormir dos en un sofá.
-Lo se. No quise despertarte tampoco. Dejé que descanses.
-Gracias. Supongo que si llegaba tarde a casa hubiera hecho que mi madre me regañara.
-Si... Está bien.
Ambos se mantuvieron en un incómodo silencio. Otro miraba sus botas mientras le daba caladas lentas a su cigarrillo y el contrario solo podía apretar los labios nervioso. Pero por un segundo, ambos conectaron miradas y luego el primero en acercarse fue Jimin.
Tomó su rostro, dispuesto a besarlo pero Jungkook alejó su rostro hacia un lado. Lo dejó algo sorprendido el hecho que no se dejaba besar por ahora.
-¿Sucede algo?
-Estoy un poco cansado. Dormir en un auto es duro.
El rubio asíntio y luego se impulsó hacia atrás lentamente. Recordó algo para romper el hielo. Busco en su bolso algo que debía entregarle. Y luego se la extendió.
Esperando que la tomara. Esperando que tomara su tarjeta de invitación a su fiesta de cumpleaños.
El contrario estrecho los ojos al verla. Pero la tomó con lentitud.
-Es una invitación a mi fiesta de cumpleaños. Esperaba el momento para entregarte la invitación. Es esta noche, no faltes ¿si? Lleva tu mejor traje.
-¿Debo vestirme lujosamente? Haré un esfuerzo por esta vez.
-Bueno, se supone que es una fiesta muy lujosa así que trae una buen vestimenta. Debes ducharte y ponerte una buena colonia. Apestas a auto y aceite.
El azabache solo rodó sus ojos mientras le daba otra calada a su cigarrillo. Cómo sea, el podía apestar a aceite y autos pero ese rubio se acostaba con el y sin duda nunca se quejaba de su olor cuando estaba debajo de el.
Pero el rubio también era mentiroso. Le encantaba el olor corporal que tenía aquel azabache. Era naturalmente un olor exquisito sin mal olor. Varonil.
-Oh. ¿Tengo que te llevarte un regalo? ¿Puedo poner tus bragas negras en uno?
-No. No se te ocurra. Mi madre quiere que habrá los regalos frente a todos y eso es muy vulgar. Inapropiado.
-Como sea. ¿Tu madre sabe que gritas en un taller en las noches?
-Deja de ser tan inapropiado con tus preguntas.
Y así fue como se marchó cubriendo su cuerpo con su abrigo. Solo pudo escuchar el ruido del Lamborghini rugir el motor y luego escucho como se alejaba del taller a gran velocidad.
Abrió la invitación y luego tiró su cigarrillo al suelo para luego pisarlo. Observó mejor en el interior del sobre dónde estaba dentro la invitación. Bien, era una carta.
La carta decía que esperaba su presencia en su cumpleaños. Luego era firmada por el rubio y su nombre también estaba ahí. Jeon Jungkook.
La guardo en el bolsillo trasero de su vaquero y se apoyo sobre el capó hacia atrás.
¿Que se pondría está noche cuando solo tenía algunas ropas para el trabajo y apenas algunas cotidianas?
Debería comprar un traje.
Sonrío burlón cuando sacó una tarjeta dorada de su otro bolsillo trasero de su jean. La miro con malicia. Pero también podía obtener el mejor traje de la noche.
Beso la tarjeta. Tenía la vida salvada.
La ventaja de encontrar bolsos en su oficina. Luego pensó en Jimin. Claro que se la regresaría pero primero haría lo que tenía que hacer con ella. Solo un traje y ya.
La noche cayó rápido como las gotas de su ducha sobre su piel.
Paso sus manos por su piel decorada de muchos tatuajes. Sus brazos, manos, espalda, cuello y un poco su pecho. Peinó su cabello hacia atrás mientras no paraba de sentir como el agua caliente hacia su trabajo en todo su cuerpo.
Apoyo su frente sobre la pared y solo podía mantener sus ojos cerrados. Luego apoyo sus manos sobre está. Pero no sé quedaría así. Golpeó levemente la pared con un puño. Se estaba comenzando a sentir bien en estos últimos días ¿por qué su otra parte de el quería rehusarse al placer que sentía? Olvídalo ya.
Pensar en el le hacía olvidar lo que pensaba. Bajo su mano hasta su pelvis acariciando su abdomen marcado y luego mordió su labio inferior. No quería hacerlo pero tenía el impulso.
Negó rápido y apagó la ducha. Salió de ella lo antes posible. Luego envolvió su caderas con una toalla blanca y se miró al espejo empañado por el calor.
Lo limpio un poco y ahí se veía a el mismo. Su rostro estaba empapado y su cabello azabache caía en mechones mojados. Estaba por romper el espejo. Tenía el impulso. Verse a el mismo le acusaba algo de molestia.
-¿Por qué tú?
Fue lo que murmuró entre dientes y luego salió del baño hasta su habitación. Dónde tenía su traje negro tendido sobre la cama junto con zapatos del mismo color.
Se quitó la toalla para secar su piel y todo su cuerpo. Luego la arrojó cuando tenía suficiente de ella.
Tomó su ropa interior y se la colocó. Luego colocó su traje, ropa por ropa hasta caminar hacia un espejo de su habitación. Se vería por última vez está noche. Solo ajustó su corbata negra y luego tomó un poco de colonia.
Mojó su mano y la paso por su cuello. Quería que esa exquisita fragancia perdurará en su cuello.
Ahora y para toda la noche que le llevaría estar en la mansión de los Park.
𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭 𝐒𝐞𝐱
Su motor rugió cuando buscaba un buen lugar para estacionar su auto y aceleró cuando encontró uno a lo lejos.
Solo frenó y luego volteo a ver hacia atrás para poder estacionar lentamente y perfectamente. Apagó el motor cuando sentía que lo había hecho perfectamente y quitó las llaves de la ranura. Luego la colocó en su bolsillo.
Bajo del auto con la mirada de todos pero le importaba poco. Realmente no le agradaba las personas millonarias pero no estaba allí por ellas, sino por una invitación. Claro, una invitación que se había olvidado en su apartamento.
-Señor, sin su invitación no puede ingresar.
-Oh vamos, fui invitado por el cumpleañero, eso es lo que importa. No volvería a casa sin antes entrar.
-Lo siento, las reglas son las reglas. -El guardia le pidió que se alejara de la entrada para que más personas con invitación tuvieran la oportunidad de ingresar.
Pero cuando iba a quejarse, una suave voz se escuchó detrás del guardia, quien se movió de su lugar para mirarlo con mucho respeto y sumiso ante las órdenes del señor Park.
Jimin tenía una copa de vino en alto mientras caminaba lentamente hacia ellos y su cuerpo vestía de un traje ajustado de color rojo. Mierda. Tragó duro cuando lo vio.
Sus curvas se notaban bajo su traje aunque lo llevará encima. Su cintura era tan pequeña que le daban ganas de acariciarla entre sus manos.
Sus ojos fueron traviesos cuando lo vieron a el. Su traje negro le quedaba tan bien. Era perfecto. Parecía un hombre millonario para Jimin.
-¿Que sucede? ¿Este hombre está haciendo problemas en mi cumpleaños?
-No, señor Park. Parece que este hombre ha olvidado la invitación. No puedo dejarlo ingresar sin ella.
-Oh ¿solo era por eso? Creí que había hecho líos aquí.
Su mirada de superioridad sobre Jungkook no estaba bien. Sobre todo cuando el era un sumiso. El contrario ladeo la cabeza y sonrió falsamente para no tener que enojarse por ese comportamiento tan superior que quería demostrarle.
-Pero mejor déjalo pasar. Es mi invitado.
El guardia asíntio y dejó que Jungkook ingresará. Jimin espero por el hasta poder caminar juntos por los largos pasillos de la entrada hasta el gran salón.
Su cuerpo comenzó a temblar mientras ambos caminaban por el pasillo. Le había arrojado una mirada de superioridad a su dominante. Algo que no estaba bien.
Pero Jungkook sabía sobre eso. Solo decidió ignorar a Jimin mientras miraba los cuatros eróticos de la mansión. Eran solo arte.
Luego sus ojos brillaron cuando observaron que estaban parados en la entrada de un gran salón rojo con muchas mesas de comida y muchas personas millonarias hablando entre ellas.
Tomó una copa de champagne que un mozo traía en su bandeja metálica y minutos antes le había ofrecido. Jimin sonrío al verlo tan atractivo con ese traje y esa copa de champagne en su mano.
Caminaron hasta una gran mesa de comida. En ella había un banquete especial y muy grande. Tragó duro al ver tanta comida. Estaba embobado por la comida que había.
El rubio le dió un sorbo a su copa de vino y luego se giró cuando escucho la voz suave de su madre. Está bella mujer joven que se acercaba vestía de un vestido ajustado y rojo.
-¡Oh madre! Te vez muy bella.
Su madre sonrío encantadora y dió una vuelta para enseñarle su vestido a su hijo. Luego le dió un sorbo a la copa que ella traía en su mano. Era champagne.
Luego Jimin le dió un beso en una mejilla y luego en otra en forma de saludo.
-¡Oh hijo mío! Me alegra tanto que disfrutes de tu fiesta. La he preparado solo para ti.
-Gracias madre. Realmente me encanta mi fiesta.
Jungkook solo podía darles la espalda. Estaba comiendo pequeños bocados de cada comida que veía. Pero la madre de Jimin borró su sonrisa amable y desvío su mirada al hombre que daba la espalda y se encontraba a lado de su hijo.
-¡Oh madre! El es mi... Amigo.
Pero por más que lo presentará. El azabache se mantenía comiendo pero fue jalado por el rubio para que se girará.
Volteo rápidamente y miró a la madre de Jimin. Ella solo le sonrío coqueta.
Era un atractivo hombre. Su traje queda muy bien en el.
-¡Oh! mi hijo tiene un amigo muy... Encantador.
La bella mujer extendió su mano hacia Jungkook. Esperando que fuera besada como un saludo y eso fue lo que pasó.
Su mano tomó la delicada mano de aquella mujer y sus labios presionaron sobre su suave piel. Los labios gruesos de la mujer se abrieron sorprendidos al sentir sus labios en su piel y está rápido comenzó a quemar por su tacto.
Solo sonrío muy coqueta y le guiño un ojo.
Jungkook frunció el ceño al ver a su madre coquetear un poco con el. Sin embargo, El rubio solo podía mirar con un poco de envida que su madre recibiera una beso en su mano de su dominante.
-Bueno. Debo irme a hablar con los demás invitados que llegan. Suerte cariño.
Y se marchó pero sin antes saludar de nuevo a su hijo con dos besos en la mejilla.
-Si madre. Está bien.
El azabache sonrío levemente mientras veía como la mujer se alejaba. Luego miro a Jimin, quien bebió de su copa y luego la dejo sobre la mesa con algo de fuerza.
-¿Que sucede?
-Estoy pensando en mis fantasías.
-Crei que ya había cumplido una fantasia tuya.
-De hecho, no. Aún no has cumplido ninguna fantasía mía.
Solo pudo poner una expresión de confusión en su rostro.
-¿Entonces que fue lo de ayer?
-Una simple relación sexual. Solo tuvimos una noche más pero mis fantasías están aún sin cumplirse. Aún no te he dicho una de ellas.
-Dios mío. Por un momento juraba que había cumplido una sobre aquel escritorio mío. Además, ¿Por qué le dices relación sexual? Llámalo follar.
-¡No! Es muy vulgar llamarlo follar. Mejor relación sexual.
Sonrío y luego pudo ver cómo Jungkook rodó los ojos. ¿Por qué se atrevía hacer ese gesto frente a el?
-Relación sexual. Que apropiado. Después de lo que hicimos le llamas asi. Además, yo no le llamaría así.
-Como sea. Cada uno tiene su manera educada de hablar.
Su mano tomó una pequeña uva y la llevo hacia sus labios. Luego la succionó para comerla. Todo eso con los ojos de Jungkook puestos en sus labios.
Pero los desvío para no tener ningún pensamiento referido a eso. Solo miró como la madre de Jimin saludaba a muchos hombres y mujeres tan delicadamente.
-Ya veo de dónde ha sacado sus encantos.
-¿Disculpa?
Jimin había escuchado como había soltado un murmuro entre dientes algo sobre encantos.
-Nada. Solo decía que tus encantos son iguales a los de tu madre.
-Mmh. Lo tomó como un halago después de todo mi madre es una famosa y bella modelo millonaria en todo país. Así que, si. Soy igual de lindo que ella. ¿Tu tienes algo?
-Tengo salud.
Solo tomo una copa de champagne nuevamente cuando un mozo distinto paso por su lado con muchas copas sobre una bandeja.
-Bueno. Supongo que está bien. Después de todo es primordial.
Le dió un sorbo a la copa de champagne que también había tomado de la bandeja del mozo junto al azabache.
Iba a hablar pero fue interrumpido por un joven hombre que se acercó a ellos con una copa de una bebida que nunca había visto por su color pero no le interesaba. Solo bebió un poco de su champagne mientras escuchaba como hablaba hacia Jimin.
-Oh, Hola Seokjin. Estoy encantado de verlo por aquí.
Ese tal Seokjin beso la mano de Jimin en un saludo y luego besó ambas mejillas como su madre había hecho.
-Es un gusto para mí como amigo de tu madre, estar invitado a tu fiesta.
-Si. El gusto es mío al verlo de nuevo.
Jungkook se movió un poco para pasar desapercibido pero el hombre desvío su mirada lentamente hacia el azabache y este maldijo entre dientes por lo bajo.
-Oh ¿y tú eres?
-Jungkook. Jeon Jungkook. -Su cara de mala gana era igual que su tono de voz. De mala gana.
-Oh, señor, Jungkook. Un placer.
Sus manos se estrecharon frente a la mirada de Jimin. Quien sonrío al verlo saludarse.
-El placer es mío.
De pronto, una bella melodía comenzó a sonar. Era la hora del baile. Cada persona buscaba una pareja o le preguntaba a cada mujer si le concedía la pieza para bailar juntos.
Todos caminaban en dúo tomados de las manos. Hombre con hombres, mujeres con mujeres o hombres y mujeres. No importaba. Después de todo, eran abiertos de mente en el tema de la sexualidad. Pero no eran abiertos de mentes cuando se trataba sobre el masoquismo o sadomasoquismo. Eso era oscuro de ver en una persona.
Pero eso era otro tema. Uno que debían guardar muy bien.
-Oh querido, Jimin. ¿Me concedes esta pieza?
Seokjin extendió su mano hacia el rubio, quien asíntio con una sonrisa y le permitió su cuerpo para bailar. Pero se volteo a ver a Jungkook cuando esté lo llamo algo confundido.
-Solo baila con alguien, disfruta el momento. Iré a bailar.
Su cuerpo fue jalado por Seokjin y llevado a la pista de baile del gran salón.
Sonrío algo nervioso al ver cómo todas las miradas de las mujeres lo tenían en la mira.
No quería bailar. No sabía bailar esos bailes que no sabía cómo mover los pies luego.
Pero la madre de Jimin se acercó a el con delicadeza y moviéndose lentamente hacia el. Extendió su mano finamente y espero que el hombre la tomara.
Jungkook miró hacia todos lados y luego la tomó. Fue jalado fuertemente por la mujer bella y llevado a la pista.
Sus manos tatuadas terminaron en su cintura, ya que ella le había puesto sus manos allí y luego ella rodeó su cuello para luego acercar sus cuerpos. Lo estaba guiando porque sabía que no sabía bailar pero ella podía enseñarle.
El baile consistía en bailar en un círculo dentro de otro círculo más y así sucesivamente. Hasta que habían círculos infinitos de parejas bailando. Bailaban de un lado a otro y luego daban un giro para que las mujeres cambiarán de pareja a la siguiente persona. Y así hasta que todas las personas cambiaban de pareja y bailaba con cada hombre que había en el salón.
Jimin bailo con Seokjin mientras sonreía por los halagos de este porque se veía muy bello está noche. Pero su mirada se desvío hacia Jungkook quien bailaba con su madre. Solo los observó y luego sonrío lascivo cuando el azabache lo miró sin entender nada de lo que sucedía.
La madre de Jimin dió un giro gracias al brazo de Jungkook que le daba la vuelta sobre sus talones y su bello vestido se movió con ella. Todas las parejas dieron un giro gracias a su pareja que les daba un giro con sus brazos. Luego se movían hacia un lado y luego hacia el contrario, otro giro de pareja.
El cambio se aproximó y la madre de Jimin giró sola sobre sus talones alejándose de Jungkook, luego se volvió la pareja de otro hombre que era el siguiente a Jungkook.
Jungkook se sintió confundido al ver cómo la joven mujer se iba con otro hombre como parte del baile pero su lugar fue reemplazado por otra mujer que lo tomó de los brazos y los colocó en su cintura. Ella sonrío y el también pero nervioso porque no sabía quién era esta mujer. Su mirada se desvío de ella cuando Jimin giró y se alejó de Seokjin para convertirse en la pareja de un hombre distinto mientras Seokjin tomaba otra pareja que había llegado a el.
Jimin sonrío a los halagos del hombre y luego le agradeció por su presencia.
Mientras aquel rubio la pasaba bien hablando con sus invitados en el baile, Jungkook la pasaba algo incómodo al no saber que decirle a la mujer desconocida. Solo sonreía y ella también pero el cambio fue rápido. Ella giró hasta otro hombre y el volvió a tener otra pareja.
Está vez era un hombre joven y tímido. Le dió un giro porque era lo que debia hacer cuando vio como todos lo hacían. Debían ser coordinados.
Los círculos cada vez se desvanecían desde el grande hasta el pequeño poco a poco. Ya que las parejas de cada círculo terminaban de bailar con todos los que formaban cada círculo.
El círculo de Jungkook y Jimin aún se encontraba vivo.
Jimin giró delicadamente y otro hombre tomó sus manos para bailar con el. Cada vez estaba más cerca de Jungkook. Tan solo dos hombres más y el finalmente llegaría a sus brazos. Su piel quemaba por llegar a su dominante.
El hombre que acompañaba a Jungkook, giró hacia el siguiente hombre. Y ahora tenía una mujer nuevamente.
Sus miraba conectaban mientras bailaban con personas diferentes. Jimin giró por el brazo del hombre que le hacía girar sobre sus zapatos y le lanzó una mirada coqueta al azabache, quien ladeo la cabeza pero volteó a otro lado cuando la mujer se giró rápido hacia el siguiente hombre.
Cada vez más cerca.
Jimin solo podía provocarlo cuando los hombres lo halagaban pero el no le importaba cuando podía ver solo a Jungkook con otra pareja.
Los círculos de comenzaron a desvanecer. El círculo que rodeaba el círculo que formaban se disolvió al terminar el baile.
Quedaban ellos.
Jimin se dió la oportunidad de girar ahora. Debía cambiar de pareja.
La respiración del rubio se agitó cuando sabía que sucedería ahora. Las pupilas del azabache solo se podían dilatar al verlo tan hermoso girando hacia el.
Su brazo fuerte lo tomó por la cintura. Sus rostros se encontraban tan cerca. Y el estaba tan nervioso al tenerlo tan cerca. Está nervioso y tímido al sentir los labios del azabache rozar los suyos. No podían besarse aquí. Era un baile.
Pero inclinó su cabeza hacia atrás y un rápido beso cayó la piel de su cuello. Jungkook había besado su cuello y luego lo empujó un poco para luego bailar como si nada pasaba.
-¿Cuando puedo cumplir algunas de tus fantasias?
-Tengo muchas ahora mismo. Mi mente no para de imaginarlas. Mi cuerpo arde por ser tocado por ti. Por favor.
Los labios de Jimin estaban pegados en su oreja. La fuerte música y sus palabras prohibidas hacían que su voz estuviera en su oido.
-Te haré sufrir está noche.
Jimin soltó un gemido cuando imaginó como sería su sufrir placentero. Se imagino a el mismo siendo castigado y no pudo evitar hacer puños en el pecho ajeno, justo en la tela del traje del azabache. Mordió su labio y el cambio era algo que sucedería pronto.
Solo lo giró sobre sus zapatos y luego fue agarrado fuertemente de la cintura, robándole un jadeo por la fuerza exquisita que ejercía en su cuerpo.
-Necesito verte después de esto. El baño al final del pasillo izquierdo.
Esas fueron las últimas palabras antes de dejar ir a Jimin hacia el siguiente hombre. No quería pero debía hacerlo. No debían levantar sospechas.
Pero el no siguió el baile. Se alejó cuando su pareja seria otra y no Jimin. Solo había esperado por el todo este tiempo.
Se alejó del círculo pero nadie lo supo. Solo seguían bailando. El único que podía verlo era Jimin. Sabía que iría al baño.
Sonrío malicioso cuando su encuentro sería allí.
𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭 𝐒𝐞𝐱
Su cuerpo se apoyo contra la puerta roja del baño. La había cerrado tras el y se encontraba agitado. Había corrido y escapado de su madre. La fiesta aún no terminaba. Recién había comenzado. Luego de ese baile.
Pero el buscaría más de su fiesta y su regalo era el azabache, que lo esperaba apoyado sobre el lavamanos. Sus brazos estaban tensos y cruzados.
-Estas aquí. Creí que no iba ser verdad nuestro encuentro, el que me has dicho.
-No tendría que ser mentira, menos contigo.
El rubio camino lentamente hacia el y luego rodó su cuello con sus brazos. Quería besarlo pero fue rechazado.
-Quiero escuchar tu fantasía. Tenemos mucho tiempo para besarnos aún.
-Mi fantasía.. Si puedo decirte la que tengo en mente ahora mismo.
Le echó un vistazo rápido al baño. Este era lujoso con grifos de oro, velas aromáticas de color rojo y cubículos muy limpios. Entonces pensó en algo rápido mientras el rubio jugaba a verse coqueto.
Lo tomó le brazo bruscamente y lo arrojó dentro de uno de los cubículos. Luego ingresó el para después cerrar la puerta tras el.
El rubio apoyo sus manos sobre la tapa del retrete cerrado. Casi pudo caer al suelo pero por suerte se sostuvo fácil. Pero nunca se dió cuenta que su trasero estaba inclinado hacia atrás.
El contrario solo aflojó su corbata ajustada con agresividad y luego paso un brazo por debajo del abdomen del rubio. Eso le permitió levantarlo del retrete y pegar su pequeña espalda contra su pecho fuerte.
El joven rico jadeo cuando la mano que estaba en su abdomen subió haciendo un lento recorrido hasta su cuello dónde lo apretó suavemente pero lo soltó rápido. Eso le había gustado pero no sabía porque había alejado su mano de su cuello. Quería volver a sentir ese apretón en su cuello.
Pero el contrario pensó que no era momento.
Extendió sus brazos hacia atrás, encontrándose con la cabellera negra debajo de sus dedos y los enredó con el cabello. Tiró levemente de su cabellera azabache mientras sentía los labios este mismo contra su oído. Podía escuchar su respiración.
Pero sus manos fueron alejadas de su cabello y fue acorralado contra la pared del cubículo.
-Dejame escuchar tu primera fantasía...
Su mano empezó a desabrochar el abrigo del traje del rubio, lentamente mientras su cuerpo fuerte y musculoso lo apretaba contra la pared. Sus ojos azules podían ver el rostro serio del azabache mientras su traje ahora desabrochado era quitado lentamente con su ayuda.
Dejó que la prenda de ropa cayera al suelo. Sus piernas temblaron un poco ante lo que pensaba decirle. Sus zapatos con algo de tacones en ellos comenzaron a complicar su manera de mantenerse de pie. Comenzaba a tener dificultades con sus pies pero por suerte fue tomado por la cintura antes de que sus piernas le fallaran.
Recuperó el equilibrio y luego jadeo de sorpresa cuando el azabache le rompió la camisa roja que llevaba debajo de su abrigo que ya no estaba en su cuerpo.
Los botones de su camisa saltaron por todo el pequeño lugar reducido. Podía ver su torso. Ese torso delgado y marcado que había acariciado con sus labios días anteriores. Pero ya no sabía si volvería a besar su piel ahora.
-Dime tu fantasía.
Los labios del azabache estaban a centímetros de sus labios y solo podía respirar agitado. Cerro los ojos por unos segundos y trato de buscar en su mente alguna fantasía que navegaba en su mente. Y cuando la tuvo, solo la dijo.
-Quiero...
-Te escucho.
El azabache colocó sus manos a cada lado de su cabeza.
-Quiero que me azotes. Yo sentado en tu regazo mientras me follas... Puedes azotarme. Por favor, mi mente la pide a gritos.
Su sonrisa lasciva fue la que vio cuando sus ojos tímidos se abrieron y su cuerpo fue tomado bruscamente. Sintió que era sentando bruscamente sobre el regazo del azabache, quien había tirado de su brazo cuando se sentó en la tapa del retrete.
Pensó que podría rodear su cuello pero sus brazos fueron amarrados detrás de su espalda con la corbata negra que llevaba su dominante minutos antes.
-Espe- yo..
-Si cumplo tus fantasias. Tu tienes que seguir mis órdenes. Y ahora yo te ordeno que quedes amarrado.
Iba a reprochar pero sabía que no podía. Era un buen sumiso. Entrenado para serlo y convertido en uno muy bueno.
Apretó los labios y luego dejo que el mecánico bajará sus pantalones ajustados que tanto le había costado quitar por unos minutos.
Los arrojó junto con sus bragas negras que llevaba. Eran distintas pero el color era el mismo que las que había guardado días atrás.
El rubio quiso besarlo pero el paró su acción con dos dedos bajo su mentón, luego lo empujó hacia arriba, alejando su rostro y lo miró con superioridad.
-¿Pensabas besarme? Sabes que no puedes. Soy el que manda. Obedece.
Su trasero sintió el picor de el golpe de su mano en su piel suave. Soltó un jadeo rápidamente.
Asintió muchas veces. El mandaba y tenía que obedecer.
Pero algo del mecánico le hacía querer besarlo. Pero más fue el impulso cuando esté saco la lengua provocando que se acercará a su lengua para succionar la pero de nuevo los dedos del mismo empujaron su mentón hacia arriba mientras se reía burlándose de su condición.
-Pobrecito quiere chupar mi lengua. No puedes. No si no te lo permito. Es una lastima.
Ahora sus dos manos pesadas cayeron sobre sus distintas nalgas haciéndolo morderse su labio inferior. Comenzó a saltar arriba de el mientras sentía como su trasero era azotado sin delicadeza.
El azabache se inclinó hacia atrás y siguió azotando. Luego su cabeza se inclinó sobre la parte superior del retrete y lo miraba atento a cada unas de sus lujuriosas expresiones que hacía. Acarició con uno de dos dedos su entrada mientras abría sus nalgas.
-Papi.. ahí..
-Shh..
Pero aquel joven masoquista no podía mantenerse en su lugar. Se comenzaba a inclinar hacia adelante, su rostro se escondía en el cuello tatuado del mecánico pero esto no le gustó nada al contrario y lo volvió a sentar como correspondía.
Iba a regañarlo pero la puerta del baño fue abierta. Podía escuchar como las voces de los hombres llegaban a sus oídos.
Eran muchos. Podía jurar que era un grupo de jóvenes. Sus zapatos caminaban fuera del cubículo. Podía ver la sombra de estos por debajo de la puerta.
Inclinó al rubio hacia adelante, contra su cuerpo y lo abrazó. Ocultó su rostro en su cuello para que nadie pueda escucharlo jadear agitado.
Pero era difícil ahora para el. Cerro los ojos cuando sentía la respiración caliente del rubio contra su oído y cuello. Le hacía ponerse duro escuchar su respiración de esta manera.
Mordió su piercing mientras cerraba los ojos pero no podía distraerse. Los hombres aún seguían fuera.
No podía hacer mucho. No podía salir con su sumiso en manos y pedirles que se fueran.
Los ojos del rubio lo miraron cuando su rostro se alejó de su cuello. Luego hizo algo que no debía. Lo había besado. Sabía que ahora no podía darle órdenes cuando había más personas fuera, podían escucharlo.
Respondió al beso de su rubio mientras sus ojos miraban directamente la puerta.
-Esa mujer si que es hermosa. Ya veo que sus encantos están en su hijo.
La voz de unos de lo hombres habló y luego le sigo otro.
-Muy bonito.
Rodó los ojos al escucharlos. Eran los típicos tipos que solo se ilusionaban con obtener algo que no podían.
Su piercing recibió un mordisco de parte del rubio, quien sonrío un poco ante lo que había provocado. Tenía suerte de que su piercing se encontraba sano.
Pero al contrario no le importaba solo siguió dandole besitos en los labios aunque alejara su rostro de sus peligrosos labios.
Finalmente los hombres se fueron. Suspiró aliviado y luego su mirada se volvió oscura.
La desvío hacia el sumiso que estaba siendo obediente ahora que los tipos estaban fuera. Estaba sentado correctamente sobre su regazo y mantuvo quieto hasta que espero que su trasero sea golpeado de nuevo.
¿Por qué tan obediente? Su entrenador debió ser muy estricto con el. Lo supo cuando el le hizo un gesto para que se acercará a tan solos centímetros de su rostro sin besarlo. Se mantuvo quieto mirándolo directamente a los ojos pero jamás besó sus labios finos aunque quisiera.
Acarició su cabello dorado. Mechon por mechon pero nunca se movió.
-Fuiste hecho para ser un sumiso. Pero eso no me importa.
Dos dedos entraron en su boca. Podía ver cómo sus dedos eran chupados por sus labios tan perversos. Chupaba como si fuera un helado.
Se veía bien chupando sus dedos pero mejor se comenzó a ver cuándo su mano azotó su nalga y el dejo escapar un gemido ahogado.
-Pondré estos dedos en ti y luego tendrás que penetrarte solo. No pienso moverme por ti.
Solo podía asentir cuando su boca estaba ocupada mientras sus ojos estaban en llamas de placer por sentirse dominado.
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