Capítulo OO5
"Podemos ser como deseo. Mis fantasías nunca descansan desde esa noche."
Jungkook solo podía encender un cigarrillo atrapado en sus labios mientras escucha atentamente el relato de Jimin.
Luego miro el contrato y entendió que posiblemente podría ser de ese lugar. Pero decidió seguir escuchando más de lo que decían sus labios.
Podía notar en su rostro un poco de tristeza pero en su voz había emoción.
Todo por qué un día, decidió intentar llegar al club nuevamente. Vestía normalmente. Nada de crop top y máscaras. Solo el con su vestimenta lujosa de niño rico.
Creyó que las puertas del club estaba cerradas para el a partir de esa noche. Pero no, pudo entrar sin saber que lo que le esperaba detrás de las puertas sería la razón por lo que se alejaría del lugar.
Entró algo emocionado pero también preocupado por el rey. Solo caminó siendo discreto entre todas las personas. Su camino sería hasta la recamara del rey. Sería difícil encontrarla cuando jamás la había visto desde otro camino. Pero sus amigos tenían el conocimiento del lugar. Le había contado cada detalle.
Solo se encamino hasta allí con emociones recorrerlo completo. Todo su cuerpo podía sentir las llamas de ansias. Quería verlo de nuevo.
Corrió hasta que la puerta roja que debía ser del rey estaba frente a sus ojos. No tocaría. Solo entraría.
Y lo hizo pero no fue lo que el quería ver. Solo podía ver algo totalmente distinto a lo que su mente imaginaba.
Un rey estaba sentado en la cama roja que se suponía donde dormía aquel rey. Pero ese rey era distinto. Aún con su máscara se notaba que era distinto.
Pero sonrío hacia Jimin. Y le hizo un gesto. Lo estaba invitando a pasar y cerrar la puerta.
Algo que si hizo el rubio. Cerro la puerta detrás de el y luego camino lentamente hasta el rey. Su traje no era rojo. Era dorado.
Ladeó la cabeza algo confundido y desvío su mirada de su traje hacia sus ojos. No eran los mismos. No tenían esa mirada.
Y su voz...
-Has venido a verme una vez más. Estoy tan encantado de verte. Por fin solos.
...No era la misma.
Jimin sonrío algo feliz pero recordó que no se veía igual. Estaba tímido pero también inseguro de quién era realmente.
-Yo... Me gustó el beso que nos dimos. Rey.
-¿Te gustó demasiado verdad? Podía sentirlo en mis labios como lo disfrutabas.
El rey se puso de pie lentamente sin quitar su mirada del rubio. Solo caminó lentamente a su alrededor, mirando y contemplado mejor al rubio. Sonrío lascivo cuando paró detrás de el. Luego colocó sus manos sobre sus hombros.
Sus labios se acercaron al oído del contrario. Podía sentir su aliento en el. Solo cerró los ojos y apretó los labios mientras apretaba sus manos en puños. Estaba algo nervioso.
-Eres interesante. Jamás he conocido a un joven como tú. Tan dispuesto a romper las reglas incluso cuando no es miembro. Interesante. Eso no me aburre.
-Lo siento. Yo solo quería verlo mejor. Quería y ansiaba más.
-Y está bien pero todo tiene un límite.
El rey se alejó rápidamente de el solo para acercarse a un armario lleno de objetos para castigar y algunos para placer. Solo escogió una fusta y caminó hasta el rubio que le daba la espalda aún. Sonrío al verlo tan respetuoso. No se había movido en ningún momento. Eso era un punto a favor.
-Te preguntarás por qué estoy accediendo tan fácil a ti sin llamar a los guardas. Bueno. Supongo que me has dejado embobado con tus besos y tu forma de ser me ha marcado.
Jimin se giró sobre sus talones cuando el rey lo jaló del brazo. Mirarse directamente ahora era lo que importaba mientras escucha el ruido de la fusta golpear contra la palma cubierta del rey. Sus guantes sonaban cada vez que la fusta golpeaba.
-Yo.. yo he soñado con usted, rey. Soñé que nunca nos habíamos separado. Habíamos hecho todo lo queríamos hasta el final en ese sofá.
El rubio se sonrojo al recordó su sueño y bajo la mirada mientras sonreía algo tímido.
-Mmh... Y podemos hacerlo entonces. Podemos vivirlo como una realidad.
El rey sonrío un poco cuando el sonrojo en el rubio aumento. Eso le provocaba un poco. Así que desabrochó unos botones de su camisa, dejando al descubierto su pecho un poco.
Pero fue un error de el. Jimin observó su cuello y pecho descubierto. Luego supo en ese mismo instante que el impostor era realmente uno. La última vez que había visto al rey y estaban juntos en el sofá, recordaba haber visto tatuajes en su cuello y pecho. Está vez... ¿no estaban? Imposible.
Si el rey ocultaba sus tatuajes ¿Por qué lo haría cuando noches anteriores siempre llevaba tatuajes en su cuello y pecho? ¿Por qué cubrirlos ahora?
Además, el rey tenía piercings en su labio inferior y orejas. Además de su ceja. ¿Por qué se los quitaría ahora mismo?
Se alejó un poco del rey y lo miró confundido. Solo quería irse. No era quien necesitaba. El quería al otro rey. ¿Dónde estaba?
-¿Que le ha hecho al rey? Usted no es el.
Jimin no se quería de brazos cruzados mientras era engañado falsamente con su faceta falsa de rey.
-¿De que hablas, mi futuro sumiso? Soy yo, tú rey, al que has besado. ¿No me ves bien acaso?
-No. Tu no eres el rey. Eres un falso rey.
Jimin caminó hasta la puerta algo enojado pero fue detenido por el rey que lo tomaba bruscamente del brazo. No lo dejaría ir ahora.
-No puedes irte. Estás en mi lugar y nadie sale hasta que yo lo permita.
-No eres quien para decírmelo. No eres el y mucho menos puedes dar órdenes.
El rubio fue tan valiente y rebelde, que empujó al rey con todas su fuerzas, logrando soltarse de su agarre. Luego abrió la puerta de la habitación y antes de irse le dijo que odiaba a las personas que se aprovechan de las situaciones como el. Y se marchó.
Desde esa noche supo que el verdadero rey, el cual el tanto quería y deseaba había desaparecido. Se había fugado del club. Nadie sabía nada el desde la noche que escapó. Había roto tu contrato como rey y sus reglas dejaron de existir. Por eso mismo, su lugar fue tomado por otro rey.
Lo extrañaba cada noche y siempre tenía la esperanza de volver a verlo. Incluso estaba deseando encontrarlo nuevamente. Deseaba tanto que se formó de valor para convertirse en un sumiso solo para el.
El dolor al principio era doloroso pero cuando pensaba en el, todo acababa. Se volvía placer infinito y en busca de más, decidió experimentar con dominantes.
Todo ellos no sabían lo que el deseaba realmente. Pero el placer era lo que importaba cuando en su mente estaba presente el beso del rey sobre sus labios.
Pero ninguno de ellos podían cumplir sus fantasías que crecían día a día. Eran imposibles de completar. Cada dominante tenía su sumiso por destino pero el no parecía encontrar su dominante aún.
En aventura de conocer aún más el tema sobre sumisos y dominantes, conoció a un famoso dominante llamado Yoongi, que lo ayudaría a convertirse en un sumiso de oro. Gracias a él se había vuelto un sumiso costoso y difícil de obtener. Sus clases de masoquismo había funcionado muy bien.
Con el tiempo se alejó del dominante que lo entrenaba. Bueno, el ya había decidido que ya encontraba listo para ser dominado por el rey si algún día lo encontraba en su objetivo de encontrarlo nuevamente y ahí sería cuando se ofrecería a el.
Se había convertido en un sumiso inalcanzable solo por el rey con la esperanza de enseñarle lo que podía hacer. Incluso quería enamorarlo si era posible.
Había recorrido muchos clubs de BSDM solo para encontrar al rey pero en ningún se encontraba. Solo comenzaba a perder la esperanza de encontrarlo. Pero eso no significaba que lo olvidaría. Algún día si lo encontraba, podría recordarlo aunque se comenzaba a olvidar de sus detalles para identificarlo con los días.
Jungkook escucho una vez más y luego miro nuevamente el contrato mientras el daba una calada a su cigarrillo y dejaba que el humo saliera fuera de sus labios.
Jimin solo suspiró luego de contar su historia y se abrazo a el mismo. Parecía tener algo de nostalgia a recordar los momentos pero tenía miedo porque sabía que pronto se olvidaría hasta de los detalles de sus recuerdos como había comenzado a olvidar los detalles del rey con el tiempo.
-Entonces... Eres sumiso por ese rey.
-Si. Soñaba con querer mostrarle lo capaz que sería de ser su sumiso. Tenía que estar preparado.
-Entiendo. ¿Y por qué este contrato es para mi cuando buscas a ese rey? ¿Que hay de tus fantasias?
-Bueno. Desde que nos acostamos sentí que algo en mi me decía que tú eras el indicado para hacerme sentir lo que deseaba en mis fantasías. Además, has golpeado mi trasero como si supieras golpear. Eso fue un detalle de ti que no olvide desde que nos acostamos.
-Oh. Bueno. Mejor no deberías recopilar mis detalles, quizás pierdas los pocos que te quedan de ese rey. Jamás lo encontrarás de esa manera.
-Tienes razón. Gracias. -Jimin sonrío cálidamente y luego le extendió un bolígrafo que había sacado de su bolso al azabache quien lo tomó lentamente.
-Sabes... No me veo como tu dominante pero pondré mi esfuerzo al máximo. Haré lo que sepa. Hasta ahora solo me gusta que me llames papi.
El rubio asíntio mientras miraba ansioso como el bolígrafo se acercaba al lugar de firma pero el azabache paró para mirarlo juguetón.
-Si yo te cumplo en tus fantasias, ¿Que recibirá un posible dominante como yo a cambio?
-Tengo muchas cosas. Puedes elegir lo que desees. Dinero, autos, fiestas grandes, casa o incluso un trabajo. Puedes elegir, después de todo, no me preocupa perder dinero mientras mis fantasías estén cumplidas.
-Hecho.
Su firma fue hecha rápidamente sobre la hoja y luego Jimin fue el siguiente en firma a lado de Jungkook.
Luego de eso, el rubio guardo el contrato en su bolso y con una sonrisa grande se mantuvo en silencio mirando al azabache que le daba una calada a su cigarrillo. Luego arqueó una ceja cuando estaba confundido de porque Jimin lo miraba tan feliz y ahora su expresión cambiaba a una traviesa.
Bajó lentamente los pies de su escritorio y se removió en su asiento mientras comenzó la pelea de miradas. Pero Jimin no parecía querer pelea de miradas serías como la del contrario, que lo observaba con cautela y luego expulsaba de sus labios el humo de ellos.
Pero su mirada sería hacia el rubio se terminó cuando este mismo se levantó de su asiento realmente rápido y sus manitos pasaron por encima del escritorio, tirando todo al suelo. Sin importarle si algo se rompía, después de todo no era su oficina.
El mecánico se sorprendió y quiso regañarlo pero el rubio solo lo dejo con la boca abierta. Se había quitado el abrigo y dejaban de este llevaba un crop top negro con una falda roja ajustada del mismo color.
Su cuerpo delgado y delicado subió al escritorio mientras se movió como una serpiente peligrosa hacia el. En tan solo un segundo, el azabache se encontraba aún sentando entre las piernas del rubio que pisaba su asiento a cada lado de sus piernas.
Bajo los ojos lentamente y supo que tenía las bragas rojas que tanto le habían gustado. Y luego miro al millonario mientras le daba la última calada a su cigarrillo. Está fue fuerte y intensa.
El rubio sonrío coqueto y luego le guiño un ojo.
Ese fue el si para que todo continuará. El azabache sorprendió al contrario cuando se levantó de su asiento rápido y luego apagó su cigarrillo en el suelo con su bota. Después de todo seguramente su cenicero estaba roto.
Miró por unos minutos seriamente al contrario, quien se mordía los labios gruesos con tantas ansias y esperando por sus labios. Se lo daría todo.
Se acercó lentamente a su rostro y expulsó todo el humo de cigarrillo en el rostro delicado del rubio. Este mismo, tosió al tener el humo en sus narices.
Río cuando lo vio tan distraído de sus acciones que le encantó cuando lo tomó fuerte de su cabello claro y chocó sus labios contra los suyos. Solo quería comerle la boca hasta cansarse.
Estaba siendo tan brusco con sus labios sobre los de el, que el cuerpo del rubio cayó sobre el escritorio con el azabache sobre el.
No tuvo oportunidad de seguir el ritmo de sus besos cuando sintió su lengua dentro de su boca. Soltó un gemido ahogado mientras las manos fuertes del contrario se volvían rápidas debajo de su falda.
Solo podía mantener sus manos sobre el cabello oscuro de su dominante, quien se encargaría de todo por ahora y como primera vez siendo dominante.
Mientras lo acariciaba por debajo de la falda. El creyó que era buena quitarse el crop top pero no podía. Este solo se abría detrás de su espalda. Tenía una cremallera pero tenía que pedir ayudar para eso.
-Ayu- Ah~ oh~ ayúdame..
El azabache siguió sus brazos hasta sus manos que se encontraban detrás de su espalda y supo que era realmente lo que quiera. Pero no podía ayudarlo si el rubio se encontraba recostado. Así que lo jaló fuerte de los hombros para que se sentará de nuevo en el escritorio.
El rubio soltó un jadeo al ser tratado tan brusco pero le gustaba. Era lo que buscaba y habían empezado correctamente.
Si al sumiso le gustaba, entonces, todo marchaba bien.
Su mano tatuada le bajó la cremallera con fuerza casi rompiéndola y le quitó el crop top bonito que llevaba. Luego lo arrojó con fuerza hacia atrás de el. Que le importaba la ropa. Era mejor cuando no se llevaba nada encima.
-Ah~ me gusta así.. me gusta papi.
El mecánico sonrío mientras tomaba de nuevo su rostro con falsa delicadeza y luego le devoraba los labios hasta el que lo volvió a golpear contra el escritorio. Su espalda volvió a sentir el duro material y sus piernas temblaron cuando sintió que comenzaban a rozar sus partes íntimas cuando sabía que su dominante ya se encontraba en medio de sus piernas.
Pasó sus brazos por su cuello. Solo quería más de sus labios. Eran tan adictivos.
Sus dedos acariciaron sus botones. No podía parar de frotarlo en círculos y luego abandonó sus labios pero aunque rubio no quería, tenía que ser obediente.
Sus labios ahora estaban ocupados succionando sus pezones con fuerza mientras le daba algunos mordiscos pequeños. Sonrío sobre estos cuando escuchaba como el hombre rico solo podía suspirar de placer.
-¿Que sucede? ¿Huh? ¿No es esto lo que quieras?
Solo podía sentir ahora su aliento caliente sobre sus labios. ¿Por qué lo provocaba tanto y luego seguía jugando con sus pezones? Quería sus besos.
Le quedaba solo asentir y luego encerró al azabache con sus piernas para que nunca se alejara de el. La frotación que ambas entrepiernas aumento más pero más aún cuando la mano del mecánico se filtro debajo de su falda una vez para quitar su braga roja lentamente por sus piernas.
Sus labios dejaron sus pezones con mordidas y marcas que sabía que luego serían más rojas. Pero no le importo cuando ahora el placer fue en otro lugar.
Los dientes del azabache dieron un mordisco levemente en el lado interior de uno de sus muslos. Grito cuando luego mordió un poco más fuerte pero sin dañarlo o dejar marcas exageradas.
Tenía que doler pero para el era distinto. No había dolor cuando en realidad el dolor era el placer.
-Ah~ ngh~ papi.. se siente bien.. me gusta como eres...
Su tono tierno hizo que la erección del mecánico crecería más rápido que antes. Y sus gemidos era también la estimulación perfecta para su entrepierna.
Mordió fuerte su labio inferior y su piercing dolió. Pero no importaba.
Le subió un poco la falda pero luego de arrepintió. Mejor la decisión subir más hasta casi llegar a su cintura. Eso le dejo mucho a la vista, incluso todo su trasero y entrepierna.
Lo volteó sobre la mesa con rapidez y mucha habilidad. Llevó su trasero hasta atrás mientras lo tomaba de las caderas. Su redondo y grande trasero choco contra su erección dura aún vestida.
Sus manitos se tomaban del borde del escritorio cuando sintió como era embestido duro aún sin sen penetrado. Solo podía sentir embestidas y roces en su trasero.
Pero pensó que sería solo eso hasta el siguiente nivel pero no. Sus labios fueron abiertos por dos dedos que buscaban su saliva y ser mojados por ella.
-Chupa... Te conviene chupar bien.
Y luego sus labios atraparon su lóbulo de su oreja, sacándole un gemido ahogado cuando mordió su lóbulo.
Su cuerpo se empujaba de atrás hacía adelante sobre la mesa mientras se mantenía ocupado succionado sus dedos.
Pero todo paro cuando el mecánico ya tuvo suficiente con su traje. Estaba comenzando a tener calor. Solo de quitó la parte superior y luego la arrojó sin importarle una mierda a dónde tendría que buscarla después.
Bajo la cremallera de su pantalón vaquero y luego lo abajo un poco junto con su ropa interior. Lo suficiente como para poder hacer lo que tanto deseaba ahora.
Pero antes quería un poco más de juegos. El rubio comenzó a levantar del escritorio lentamente solo para ver si ocurría algo pero fue rápido. Le dió un golpe con su mano pesada en toda su nalga. Quizás le quería la mano marcada después pero no era su problema. Después de todo no era su piel. Solo disfrutaba como aquella piel tomaba color y marca de su mano.
Su mano se estrelló una y otra vez contra sus nalgas mientras le jalaba el cabello rubio hacia tras.
-Dime ¿Quien es tu dominante? Zorra.
El rubio no parecía tener fuerzas para responder. Solo podía intentar hablar pero su balbuceo no paraba. Sus gemidos no lo ayudaban tampoco a modular las palabras que pensaba en decir.
-Parece que tiene problemas para decirme quién es su dominante, sumiso eh. ¿Quieres quedarte sin caminar?
Su tono sonaba muy fuerte y muy superior. Ese era el tono que buscaba. ¿Pero como le diría que el era su dominante ahora? solo podía gemir y verse destrozado contra la mesa.
-¡Papi! Papi es mi dominante.
-Oh~ ¿no sabes mi nombre ahora? Que lastima.
Su trasero se movió hacía adelante por el fuerte golpe que había recibido. Tuvo que sujetarse del escritorio antes de que perdiera la cordura que le quedaba.
-¡¿Sabes mi nombre?! ... ¿Si o no? ¡Di mi nombre!
No pararía de golpear su trasero jamás. Quería escuchar su nombre. Su mano estaba muy marcada en su piel y eso le importaba una mierda. Quizás no vuelva a sentarse. Solo río entre dientes al imaginarlo todo.
-¡Mi dominante se llama Ju-
-Guarda silencio ahora.
Lo volteó bruscamente sin darle tiempo a respirar y solo abrió sus piernas. Luego las flexionó sobre su pecho, dejandolo ver todo de el. Su entrada rosada palpitaba en busca de alguien que lo llenará.
Sonrío lascivo. Luego con sus dedos aún húmedos por la saliva del sumiso que poseía. Decidió usarla en su entrada.
Introdujo un dedo lentamente mientras no quitaba su fría mirada de los ojos con lágrimas del rubio. Parecía que llorar de placer era una de sus reacciones también además de gemir y gritar.
-Pobrecito. ¿Estás bien? Mírame a los ojos.
El sumiso rápido tuvo que obedecer y le encantaba obedecer hacia un hombre así como el. Lo tenía que mirarlo pero fue imposible cuando sintió que su dedo se curvo hacia arriba y eso le hizo sentir como su punto dulce era atacado deliciosamente.
Arqueó la espalda al sentirlo por todo su cuerpo y mordió su labio para no gritar. Aún estaba en una oficina.
Mientras se arqueaba de placer, sus ojos podían ver el seguro de la puerta. Había hecho un buen trabajo en cerrarla. Era lo mejor que se le había ocurrido además del contrato.
-¿Que miras tanto?
Su rostro fue tomado en una sola mano. Sus ojos llenos de lágrimas pequeñas no le dejaban ver con claridad pero sí podía saber que pasaba.
Luego era dos dedos tocando su interior sin piedad. Luego fueron tres y luego cuatro. Cuatro dedos manipulando en placer en su punto dulce mientras que el solo podía rasguñar ambos brazos tatuados del hombre que me hacía ver las llamas que su cuerpo había sentido por años.
Sus piernas comenzaron a temblar. Pronto tendría su orgasmo que tanto ansiaba su cuerpo. Todo su cuerpo tembló al cabo de unos minutos.
Apretó debajo de sus manos, los brazos musculosos del mecánico mientras su espalda se arqueaba exquisitamente y su rostro dejaba ver todo lo que se sentía estar en ese momento.
Oh no, oh no, oh no. Estaba tan cerca.
Los labios del contrario succionaron su cuello mientras aún se mantenía buscando su orgasmo. Sus dedos no paraban de penetrar su entrada. Oh no. Tan cerca.
Pero nunca llegó. Solo quitó sus dedos de su interior y se alejó de su cuerpo.
Respiró agitado cuando lo sintió irse. El vacío en su interior apareció y exigía ser llenado con algo.
Sus piernas aún se mantienen abiertas por si el deseaba regresar. Temblorosas pero abiertas.
-Mm~ papi~ ¿Por qué te alejas? ¿Que hice mal?
Su tono se volvió un llorisqueo luego. Intentaba alcanzar su brazo extendiendo su manito pero no lo lograba. El contrario podía reírse de él. Se acercó de nuevo lentamente y fue abrazado bruscamente por el rubio que le pedía que nunca lo dejara así.
-Pero papi también tiene derecho de descansar incluso cuando tú no puedes descansar. No puedes descansar. Pero yo si.
Sus labios atraparon el grueso labio inferior del rubio y luego lo succionó fuertemente. Eso le provocó un pequeño jadeo.
Se alejó y tomó entre sus manos su miembro. Lo frotó un poco y luego se masturbo también un poco mientras miraba como su sumido se mantenía delirando por producto de su otra mano que le acariciaba el abdomen. El contrario le encantaba acariciar su mano mientras que está lo acariciaba a el.
Luego creyó que ya tenía suficiente. Solo quería meterse en lo profundo de el.
Entro lentamente pero solo hasta la punta porque tomó sus caderas y entró duramente de golpe. Luego tuvo que tapar la boca del contrario ya que casi dejaba escapar un fuerte grito y si eso ocurrirá, podían ser escuchados.
-Shh... ¿Esto seguro que no quieres que te escuchen o si? Aunque tú no quieras, a mí me calienta que te escuchen. Significa que saben que te hago gozar.
Sus labios estaban por encima de su propia mano. El único obstáculo que tenían era una mano. Pero sabía que podrían besarse perfectamente si está no estuviera allí.
Sus ojos se volvieron en blanco al sentir como comenzaba a ser penetrando sin piedad y fuerte. Solo podía gritar y gemir contra su mano.
El escritorio parecía que un poco más y se rompía. Hacia mucho ruido por producto de su sumiso que era embestido sobre el y su fuerza que arremetía contra este mismo.
Podía sentir que golpeaba su punto dulce cuando su miembro era apretado por su entrada. Negó rápido. No quería correrse aún. El hombre rico era lo mejor que le había pasado. La manera en la que estaba hecho solo para aceptarlo a el y a su tamaño.
Quitó su mano de su boca para tomar sus caderas y entrar más profundo en el. Tan profundo que podía ver cómo el cuerpo debajo suyo comenzaba a tener espasmos. Estaba cerca. Lo sabía.
Subió sus manos por todo su torso desde sus caderas hasta su cuello. Dónde le acarició el cuello suavemente. No ahora.
Tomó fuertemente su rostro ahora y devoró sus labios rojitos. Volvió a introducir su lengua hambrienta y busco a su pareja de baile. Una danza de saliva entre ellas fue lo que explotó en la boca del rubio.
Jaló su cabello rubio hacia atrás mientras se devoraba su boca por completo. Quería sentirlo demasiado en ambos lados. En su boca y en su entrada.
Se alejó de rápido y apoyo ambas manos a cada lado de su cabeza sobre el escritorio. Luego estás se movieron un poco hacia adelante buscando del borde de la mesa para poder tomar más impulsos fuertes.
Mordió su labio inferior para luego soltar algunos jadeos. Ya estaba casi cerca y pronto lo llenaría.
Su respiración se aceleró cuando estaba por alcanzar su orgasmo. Su sumiso no podía correrse aún sin su permiso. Así que no hacía nada más que rasguñarle los brazos y balbucear en vez de hablar.
-¿Que mierda quieres decirme? Hablame bien.
El rubio gimió y luego pudo hablar cuando tomo la suficiente fuerza para mover sus labios sin balbucear.
-¡ngh! Mm.. ¿puedo correrme? Papi déjame por favor ¡aah!
Sonrío orgulloso de verlo pedirle permiso para eso. Solo arqueó una ceja mientras podía ver cómo el pobre sumiso no paraba de morder sus labios muy hinchados. No tenía otra cosas que hacer que respirar agitado, gemir y gritar en vez en cuando solo cuando se lo permitía.
-Correrte para papi.
Su espalda se arqueó sobre la mesa por última vez en el día. Sus labios se abrieron y dejaron escapar un grito que nunca pensó que dejaría escapar. Eso alertó al mecánico que rápidamente lo tomó de los brazos y lo jaló pero en vez de atraerlo hacia el para callarlo, solo provocó que fuera atacado por su orgasmo y su entrada que comenzaba apretar su falo sin descaro.
Gimió al sentir como se liberaba finalmente y inclinó su cabeza atrás dejándose llevar por unos minutos al placer que terminaba.
Volvió a colocar sus manos a cada lado de la cabeza del rubio, quien lo miraba con su rostro completamente destrozado en lágrimas y saliva que había salido de sus labios que se habían mantenido abiertos todo el tiempo.
La puerta fue tocada suavemente y su nombre fue pronunciado desde el otro lado de la puerta. Sus ojos abrieron como platos.
Era su compañero. ¿Que haría ahora? No podía dejarlo entrar y que lo viera desnudo encima dentro del rubio. Salió de su interior y se puso a pensar un poco en la situación.
El contrario soltó una queja. Parecía que iba a dormir en el escritorio de lo agotado que se encontraba. Pero no.
Lo jaló de sus brazos y luego lo atrajo contra su pecho duro. Lo rodeó con los brazos tatuados. Debía cambiarlo y luego no sabía que.
-Despierta.
Su susurro no era lo suficiente fuerte como para hacer abrir los ojos pero con unas palmadas en su mejillas hizo que sus ojitos se abrieran. Solo lo tomó de la cintura y luego lo cargó. Sus piernas estaban alrededor de su cintura pero aún así pudo moverse.
Lo recostó en el sofá que se encontraba en la oficina pero el rubio se negaba a soltarlo. Solo lo llenaba de besos el cuello. Pero por suerte se safo de sus abrazos. Camino rápido hasta el armario de su oficina solo para sacar una cobija que no era la mejor pero lo cubrió lo suficiente.
Solía tener una cobija y el sofá allí solo para dormir cuando tenía mucho trabajo en el taller.
Suspiró cansado y aún le quedaba la ropa tirada.
La puerta volvió a ser tocada y su nombre se pronunció con más fuerza. Tenía que apresurarse. Busco por lados sus ropas y se las puso. Luego arrojó la ropa del rubio debajo de la cobija que lo cubría.
Se acomodó un poco la ropa. Intento abrir la puerta pero tenía seguro. Recordó nunca haberle puesto seguro. Le hecho un rápido vistazo al rubio que dormía plácidamente. Maldita sea.
Solo saco el seguro y abrió la puerta con su mejor sonrisa aunque estuviera nervioso.
-Hey. ¿Que haces aquí? Pensé que estabas arreglando el Lamborghini del señor Park.
Tragó duro.
-¿El señor Park vino al taller? No tenía idea sobre eso.
-Si. Me parecía extraño que no estés arreglando su auto.
Taehyung intento entrar a su oficina pero Jungkook cerro lentamente la puerta mientras se apoyaba en el marco de esta. Anulando cualquier espacio para que pasar. El contrario lo miró extraño.
-Dime Taehyung. ¿No quieres ir en busca de unas bebidas? Te daré el dinero.
-¿En serio? ¿Tomarás alcohol conmigo?
-Si. Solo ve. Espera.
Busco en su bolsillo trasero algo de dinero pero no encontraba nada. Comenzó hacer expresión de nerviosismo cuando Taehyung solo lo miraba aún más extraño.
-Espera un segundo. Buscaré mejor adentro.
Su mano cerro la puerta en la cara de su compañero y busco en toda la oficina algo de dinero. Cuando necesitaba un poco, nunca encontraba, al menos para salvarse de esta situación.
Pero sus ojos brillaron cuando vio el bolso de Jimin. Lo tomó mientras sonreía malicioso. Quitó un poco de dinero de su billetera dorada y arrojó el bolso hacia algún lado.
Caminó rápido hasta puerta. Luego la abrió pero Tae quería decirle algo antes de que le entregará el dinero pero Jungkook tomó su mano y colocó el dinero en la palma de esta.
-Trae la mejor que veas.
-Wow. Tenías mucho dinero. Esta bien. Regresaré en unos minutos.
No tuvo tiempo de despedirse de su jefe, que este ya había cerrado la puerta con su respiración agitada.
Se apoyo sobre la puerta mientras miraba como el rostro de Jimin estaba tan relajado en un profundo sueño.
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