Capítulo OO2
"No soy el único inapropiado cuando tú también te comportas igual. Estamos a mano."
Pasó una semana desde que las bragas rojas fueron encontradas en el motor del rubio. Y las cosas transitaban bien. Mejor dicho, Jimin no volvió en una semana. Solo respiró profundo al no verlo. Sonrío alegre pero a la vez tenía la extraña sensación de querer verlo solo un poquito. Molestarlo era divertido.
Taehyung bromeó junto a Jungkook mientras ambos estaban apoyados sobre el capó de un auto de uno de ellos. De Taehyung.
Ambos estaban esperando por clientes.
El primer cliente llegó y Jungkook fue quien se puso en marcha. Indicó al cliente que lo conducirá hasta dentro del taller y luego le dejo sus llaves. El dueño sonrío al saber que su auto estaba en buenas manos.
Solo salió de paseo mientras su auto estaba en arreglo.
Hoy era otro día. Otro día donde Jimin volvía. Decidido a hacer frente al azabache.
No esperaba encontraste ahora con Taehyung. Solo se acercó lentamente a el.
-Hola, Señor Park. ¿Le ocurrió algo malo a su auto?
Jimin negó y sonrió amablemente.
-Quiero darte las gracias por solucionar mi puerta. Además, mi auto está muy bien. Solo quería saber el nombre de su compañero.
Era demasiado directo. Le gustaba ser rápido y no perdería tiempo si aún así se sentía nervioso.
-Oh.. ¿hablas de Jungkook?
-¿Jungkook? Si el.
-¿Sucede algo con el? ¿Lo ha tratado mal?
-No, solo quería saber su nombre. ¿Que tal es el?
Taehyung volteo su cabeza levemente sobre su hombro para ver a Jungkook por encima de este. Solo lo podía ver ocupado con el auto que tenía que arreglar. Este no paraba de verlo como lo mejor que había sucedido en su vida.
Luego regreso su mirada al frente, hacia Jimin, quien también volvía su mirada a el después de mirar a Jungkook junto con el.
-Escucha... Si te interesa, es mejor que no te enrolles mucho, siempre ama a los autos más que a sus relaciones. Y es una persona muy tranquila, calmado y muy reservado. Quizá si te gusta ese rollo, quizás te venga bien. -Taehyung se encogió de hombros y luego le dió un sorbo a su botella.
-¿Entonces es muy amante de los autos?
-Si, ¿por qué?
-Oh nada.
Ambos guardaron silencio cuando escucharon como unos pasos se acercaban lentamente hacia ellos. Su voz les llamo la atención y luego Jimin retrocedió un poco.
-Taehyung has visto la... Bueno, mejor debería buscar en el motor.
Jungkook río entre dientes mientras solo molestaba a Jimin, quien rápidamente su mirada se posaba en todos los lugares menos en Jungkook. Estaba avergonzado.
-Mejor me voy. Debo solucionar un auto.
Taehyung solo caminó lejos de ellos pero Jungkook lo miró. Entrecerró sus ojos cuando lo vio pasar por su lado y el contrario tragó duro al tener su mirada sobre en el.
Solo volvió hacia Jimin.
-¿Qué?
-Na-nada.
-¿Otra vez tienes una braga en el motor?
Volvió a reír entre dientes pero Jimin solo estaba rojito. Se volteo para caminar hasta su auto. No quería verse de esta manera pero ahora que lo recordaba... El había vuelto para hacerle frente. Solo paró de caminar y se volteo hacia el azabache, quien se cruzo de brazos. Luego lo miró con superioridad.
El rubio respiró hondo y lo intento. Se bajó un poco el pantalón de su traje negro que llevaba esta vez y dejó ver un poco su braga roja. Cerro los ojos y luego se subió su pantalón. Corrió hasta su auto y subió a el.
Con rapidez encendió el motor y luego se marchó de ahí a toda velocidad.
Pero el azabache lo único que pudo decir fue...
-¿Por qué mierda eso me calentó?
Solo frunció el ceño y luego se volteo para volver al auto que tenía que solucionar.
Se daría una ducha fría después.
𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭 𝐒𝐞𝐱
Se recostó sobre el sofá algo descuidado y roto. Los resortes de este le incomodaba pero era todo lo que tenía. Que más daba. Un lugar cómodo era un lugar cómodo y ya.
Se conformaba con muy poco después de todo había tenido una niñez sin lujos pero con lo necesario y justo para vivir.
Cambio de canal una y otra vez. El televisor comenzaba a ser aburrido. Su control remoto ya casi estaba por ser roto por la presión que ejercía sobre el.
Bufó al no saber que hacer. Pero algo quizás podía hacer cuando la maldita braga roja lo atacó de nuevo. Su mente se volvió un lío y las imágenes eróticas volvían.
Rodó los ojos. No quería tener que pasar por el momento en el que debía darse atención a el mismo.
-Que idiota. Parezco un adolescente.
Solo intento pensar en algo mejor. Ahora sí, imaginaba que estaba corriendo una de sus mejores carreras callejeras que solía hacer. Debía ganar. Imaginaria que ganaba. Solo tenía que hacer eso. Después de todo eran la única manera de distraerse de las imágenes eróticas.
Las luces se encendían. Dos autos listos para correr, el y su otro contricante. Ambos autos listos para marchar a la llegada y llevarse el título de ganador. Solo tenía que pisar el acelerador y darle muy duro.
Pero cuando veía por su espejo retrovisor. Solo veía al público apoyándolo a el. Solo a el.
Miraba hacia el frente con una sonrisa orgulloso. Luego miraba por el retrovisor para volver a sentir la adrenalina de sentirse apoyado sobre una pista de carrera. Luego hacia el frente, luego el retrovisor. Y así sucesivamente.
Pero cuando volvió a ver por retrovisor. Se sorprendió que Jimin estaba sentando en los asientos traseros con una copa de vino y sus ojos peligrosamente encantadores lo miraban a través del espejo retrovisor.
Tragó duro. Su mano estaba en la palanca ya. Ladeó la cabeza un poco y volvió a mirar por el retrovisor.
Aquel rubio ahora solo vestía de una bata blanca y está comenzaba a cada vez abrirse en su pecho. Dejandolo al descubierto.
Frunció el ceño y luego su mirada bajo cuando su bata fue abierta con solo una mano mientras que la otra mantenía la copa de vino en alto.
Mordió su labio inferior con fuerza. ¿Cuando comenzaba la maldita carrera? Quería correr ya. Cerro los ojos por unos minutos. Era tentación. Era la tentación detrás de el. En los asientos traseros de su auto.
Su piercing en su labio podía sentir sus dientes mordiendolo. No podía parar de encerrar su labio inferior y su piercing lo sabia.
-Basta...
Su voz suplicaba pero aquel rubio solo ría burlón por su sufrimiento. ¿Que quiera de el? Peligroso y tan encantador que dolía.
Abrió sus ojos y luego decidió quería ver un poco más, estaba curioso.
Pero tanta curiosidad lo mató literalmente cuando aquel rubio llevaba las bragas rojas que había visto en el motor. Era exactamente esa. Solo se atragantó con su propia saliva. Y luego soltó una maldición.
-PERO QUE CEREBRO HIJO DE-
Abrió los ojos rápidamente y se encontró más emocionado en otro lugar que en su estado de ánimo. Corrió hasta la ducha donde pasaría, si quería, por horas debajo de la helada agua.
𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭 𝐒𝐞𝐱
Al día siguiente. Jimin llevaba un paquete pequeño con el dinero para pagar lo que debía pagar. No le gustaban las deudas.
Estaba feliz porque pronto sería su cumpleaños y tendría una linda fiesta de parte de su familia. Solo caminó rápido hasta dentro del taller con una sonrisa después de apagar su auto y bajar de este.
Jungkook estaba de espaldas a Jimin cuando entro. Este solo estaba sentado en la camilla roja similar a una patineta para recostarse para arreglar autos por debajo de estos. Parecía pensativo. Lo había llamado por su nombre suavemente.
Este solo se balanceaba de atrás hacia delante en la patineta con la ayuda de sus piernas. Y luego se volteo lentamente hacia Jimin quien sonrío amable pero se sorprendió al verlo con algunas ojeras en su rostro. Que por cierto, no lo hacían ver mal pero preocupan.
-¿Qué?
-Hmm.. el dinero. Yo prometí pagarte.
-¿Qué? ¿Que dinero?
-El de... Bueno el motor. Ya sabes.
-¿Disculpa que?
Jungkook arqueó una ceja confundido. Quizá era la falta de sueño que lo tenía tan atontado. No recordaba de que hablaba Park, solo lo miraba con una expresión en blanco todo el tiempo.
-Bueno.. la noche en dónde...
-¿Qué?
-La braga en el motor...
Jimin inclinó su cabeza hacia abajo. Ahora sí estaba avergonzado pero ya era pasado así que solo pagaría y se iría rápidamente.
Jungkook solo desvío su mirada lentamente hacia otro lado y luego regresó su mirada a el.
-¿Tambien me pagarás la vez que me enseñaste las bragas antes de escapar? ¿Por qué fue eso?
-Nada.. solo estaba bromeando.
Pero Jungkook no estaba de bromas. Solo mantuvo su cara en blanco todo el tiempo. ¿Que broma?... ¿Acaso mostrar las bragas también se catalogaba como broma?
-No sabía que las bragas eran tu ropa interior. Lindas ¿eh?
Jimin retrocedió un poco cuando el azabache se giró sobre la patineta y luego lo miró desde abajo. Ladeó la cabeza y luego le mostró sus manos con aceite oscuro. Aquel aceite que tanto odiaba. Sin olvidar el detalle que las manos tenían una toalla. La toalla con la que había sido azotado días antes.
-¿Donde puedo dejar este paquete de dinero?
-En mi mesa de herramientas.
Sonrío nervioso y luego caminó con mucho cuidado hasta la mesa de herramientas. Pero lo hacia muy lento porque Jungkook se giraba aún sentado sobre la patineta mirándolo con mucha atención.
Jimin intentaba no darle la espalda y río nervioso pero el contrario lo acompaño con una risa burlona al mismo tiempo.
Solo enrollo la toalla para ser usada como un látigo.
-Lindo collar de diamantes.
Jimin asíntio y luego tocó su collar. También le agradeció por halagarlo.
-¿Que pasa? Ya has dejado del paquete. ¿Algo más, Park?
-Creo que me debo ir.
-...¿Oh si?
El rubio solo volvió a sonreír nervioso mientras asentía repetidas veces y luego se movía lentamente sin darle la espalda a Jungkook. Pero este solo mantenía la misma expresión. En blanco. Siempre estaba igual pero sus manos no. Estas seguían enrollando la toalla lentamente y su cuerpo giraba a medida que Jimin caminaba alrededor de el para escapar hacia la salida.
-¿Por qué te ves así? No estas enojado conmigo o ¿si?
-Quien dijo que me había enojado contigo, Park. Solo te observo.
El millonario solo sonrío por última vez y se dió la vuelta para caminar pero su trasero sintió un azote muy fuerte. Otra vez había sido lo mismo que la primera vez.
Jungkook sonrío orgulloso de lo que había provocado. Un jadeo de parte del rubio.
-¿Acabas de manchar nuevamente mi traje pero está vez sobre la tela roja? ¡Dios! ¡En serio que asco! Odio la aceite en mi ropa. ¡Agh!
Pero el niño rico por tan furioso que estaba y con las intenciones de irse de allí. Tan solo a unos pasos de salir al taller, solo fue jalado por el brazo y luego fue tirado dentro de un auto, en los asientos traseros. Aquel auto que estaba dentro de taller. Era solo el auto del azabache. No había otro que el de el.
Corrió y cerró el taller lo más rápido que pudo. Luego vio como el rubio aún más molesto por ser arrojado dentro de un auto como si nada pero Jungkook lo volvió a tirar dentro de los asientos traseros.
-¡Agh! ¿Que haces? Todo tu traje está lleno de aceite y tus manos también. No me toques. Dios no.
Solo intentaba alejarlo pero el se pegaba más a el.
-No tengo mucha. Si tanto te molesta puedes ducharme. Miles de duchas frías por ti.
-¿Duchas frías por mi? ¿Por qué?
El azabache cerró la puerta detrás de el y luego se recostó encima del rubio, quien se negaba a tener contacto con el por tanto aceite que tenía encima.
-Bueno, digamos que esas bragas me afectaron la mente. ¿La traes puestas? ¿Podrías mostrarlas para papi?
Pero el contrario soltó una risita burlona. ¿Quien se creía para pedirle que le mostrara las bragas? Oh no. Adiós chico, no lo haría. Mucho menos un tipo que se auto denominaba "papi".
-Claro que no. jamás le mostraría algo tan intimo a un hombre como tú. Hombres de bajo barrios no me gustan.
El azabache rodó los ojos y luego abrió la puerta del auto. Tomó el brazo del rubio rápidamente y lo bajo del auto.
La luz de la esperanza terminó en un segundo para el rubio cuando pensó que se había salvado y pensó también que el mecánico lo echaría de su taller pero fue todo un malentendido.
Su cuerpo fue arrojado contra el capó del auto. Jadeo al sentir el golpe en su espalda.
-Mas despacio. No volveré a bailar por lesiones provocadas por ti. Mi abogado tocará tu puerta entonces.
-Puedes bailar encima de esta.
-¿Disculpa? No solo eres inapropiado, también todo un vulgar.
El azabache colocó sus manos con aceite sobre su trasero cuando tomó este entre sus manos sin descaro, apretándolo fuerte y río burlón cuando el rubio se dió cuenta muy tarde de que había ensuciado aún más su traje cuando había estado disfrutando el agarre en su trasero.
Sus piernas estaban abiertas así que fue fácil acomodarse entre ellas. Ambas manos dejaron su trasero para luego colocarlas fuertemente a cada lado de la cabeza del rubio.
-¿Últimas palabras?
-¿Por que lo dices? ¿Ahora eres criminal? Dios ya acaba esta locura. Me aburres, mecánico.
Solo río entre dientes aquel azabache. Claro que sí, era aburrido porque aún no había comenzado.
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