Capitulo O13
Secret 1/2
La última vez que sus ojos estaban abiertos de par en par, podía apreciar la victoria pero no tan rápido.
Su bota apretó aún más el acelerador pero se sentía eterno cuando cada vez sus ojos observaban como la meta estaba cada vez más lejos.
Jack pasó por su lado y se burló de él.
Sin duda había pedido el segundo puesto y Hoseok había perdido el primer puesto.
Era una carrera fallida.
Sus vehículos pararon una vez que la carrera termino y ellos terminaron con su enojo que recorría sus rostros en una expresión claramente de la misma emoción que no se podía ocultar.
Jungkook salió del vehículo y arrojó el casco protector al suelo. No le importaba si este se destrozaba por el fuerte impacto, no quería perder y le molestaba.
Hoseok corrió hasta el para intentar calmarlo un poco mientras Jack solo festejaba junto a su vehículo a una corta distancia de ellos. Sus ojos observaron de reojo al dúo de dragones y no pudo evitar soltar una pequeña mueca de gracia.
[...]
El azabache entro en su apartamento esperando ver a Taehyung cuidando a Jiwoo y efectivamente si lo estaba.
Pero le hubiera gustado llegar un poco más rápido que su hermana molesta con el. Está se giró al verlo llegar y sus brazos cruzados representaban la molestia que sentía.
—¿Otra vez esas carreras? Debes cuidarla, debes ser responsable.
—Traje un poco de postre.
Jungkook sonrío nervioso mientras elevaba el postre envuelto y recién comprado solo para Jiwoo.
—Tienes suerte de que Jiwoo esté aquí, te hubiera golpeado por se un mal tío.
—No lo soy, Han.
Taehyung solo vio como ambos hermanos se miraban demasiado. Desvío su mirada hacia la pequeña niña que jugaba con el a las muñecas y pensó que era buena idea irse cuando su tarea ya estaba cumplida.
—Mejor me largo, saben que.. no es un problema que deba escuchar.
Los ojos marrones del mecánico siguieron a su compañero y luego inclinó su cabeza un poco en forma de saludo para luego verlo irse.
El sonido de la puerta se escuchó detrás de su espalda y Han solo bufó cansada.
—Sabes que debes cuidarla cuando yo tengo asuntos que atender.
—Adivino... ¿Nuestro padre?
Pero la azabache solo miró un poco a Jiwoo y luego bajo el tono de su voz. Realmente no quería que su pequeña hija escuchará sobre esos temas aunque sea muy pequeña para entender.
—Esta de nuevo en el país luego de viajar para no ser atrapado por la policía. Temo que quiera vernos de nuevo.
—Ve tu, no tengo nada que hablar con ese viejo.
Jungkook dejo el postre sobre la encimera de la cocina. Sus ojos buscaron algún vaso para beber algo de agua. Estaba sediento después de todo lo que había sucedido.
Los ojos de su hermana se desviaron de el con algo de preocupación y sintió como su vestido era jalado por una pequeña manito. Sabía que era ella, así que, se agachó a la altura de la pequeña. Acarició su cabello y le sonrío como si nada pasaba.
No quería que lo supiera.
—Pequeña, ¿Quieres un poco de postre? Tu tío ha sido tan amable que te compró uno.
La pequeña asíntio mientras se lleva una mano a los labios actuando sorprendida y eso le causaba ternura al azabache que caminó hasta ellas con una sonrisa cálida.
Han hizo contacto visual con el y luego le agradeció en un movimiento de labios. El contrario asíntio al mismo tiempo que abría el postre y se lo extendía a Jiwoo con una cuchara pequeña solo para ella.
Tanta tranquilidad en la familia de acabo cuando la puerta fue tocada con suavidad y en pausa. Han frunció el ceño, extrañada de una visita repentina aquí.
Jungkook se encogió de hombros cuando su hermana le preguntaba con solo mirarlo al rostro. No esperó demasiado y caminó hasta la puerta, dónde la abrió lentamente pero al mismo tiempo su rostro se asombró de verlo.
Solo abrió sus belfos para decir algo pero fueron atacados con otros belfos más gorditos y no se pudo resistir pero aún así se alejó un poco.
Han se asombró al verlo con un hombre y claramente su rostro se volvió serio como el rostro del mismísimo Jimin al verla allí con una niña.
La mirada del rubio volvió hacia el azabache que lo miraba asombrado y luego su tono de voz fue para nada suave como solía ser con él.
—Es increíble que ahora tengas una mujer.
Pero Han no se dejaría ser tratada así y tampoco frente a su hija.
—Es increíble que un hombre tan descarado bese a mi hermano frente a su familia.
Los ojos de Jimin pasaron de Han a otra vez a Jungkook.
—¿Ahora tienes familia? Es increíble como tú enojo puede hacer muchas cosas en tan poco tiempo o quizás lo tenías oculto.
Ahora la mirada del mecánico se desvío hacia Han y luego hacia Jimin.
—Disculpa pero no soy lo que tú crees. Es el mi hermano, ¿Y tú quien eres?
Los belfos del rubio estuvieron separados listo para decir algo pero apretó los mismo mientras miraba como Jungkook asíntio y luego lo miraba con ganas de matarlo por la situación que había provocado.
—¿No crees que debes disculparte ahora?
Es verdad. Debía una disculpa. Después de todo le daba un poco de miedo como Jungkook se cruzaba de brazos y lo miraba serio. Se sintió pequeño en su lugar pero no lo demostró. Solo sonrío nervioso.
—Lo siento.
Su tono fue tan bajito que no demostraba sentirse arrepentido. Eso hizo al mayor arquear una ceja y luego se inclinó hacia él, fingiendo que no lo había escuchado mientras señalaba su oreja. Después dejo ver a Han mientras le señalaba.
—Mas fuerte, ¿No crees que debes disculparte?
—Lo siento por ser tan irrespetuoso. Es muy descortés de mi parte.
Su cabeza se inclinó hacia abajo y entrelazó sus propias manos para mostrarse más arrepentido por el problema que había ocasionado.
Han se alejó un poco de hija solo para caminar hasta a lado de su hermano y extender su mano hacia el rubio con una sonrisa amable.
—Tranquilo, no me molestó pero supongo que me sorprendió lo que ví. Pensé que mi hermano estaba soltero después de tanto tiempo.
Jimin aceptó su mano y la estrechó suavemente mientras sonreía de regreso. Sin duda era un bella mujer pero sus rasgos se asemejaban un poco al mecánico. Que tonto había sido al no verla mejor. Todo se hubiera evitado si sus celos no lo hubieran confundido.
Pero Jungkook se alejó de él cuando quiso mirarlo a los ojos y eso lo hizo sentir un poco mal.
Aquella azabache río mientras se removió en su asiento sobre el sofá y tomó mejor su taza de café entre sus manos mientras escuchaba mejor a Jimin.
Pero el único que no reía era el azabache cuando solo rodaba sus ojos cuando solo podía escuchar los temas de conversación donde el era el protagonista.
Han le encantaba contarle a todas las personas que tenían un algo cercano con el sobre cómo era cuando era pequeño y sobre todo cuando era rebelde desde que tan solo era un niño.
Jimin lo observó y sonrió pero el no le regreso la sonrisa. Solo bebió un sorbo de café de la taza dirigiendo sus ojos hacia otro lado.
Jiwoo corrió hasta su madre y la abrazó fuertemente. Los ojos de la pequeña observaron al rubio y su collar que brillaba en su cuello. Lo señaló como algo que le llamaba la atención y con rapidez, el rubio se lo oculto con su mano.
Jungkook lo observó serio y luego bebió un poco más de café mientras sus ojos lo penetraban por encima de la taza.
—Oh, mi hija siempre le llaman la atención los collares brillantes, ella los ama. —La azabache hizo una pausa y luego acarició el cabello lacio de su hija con su otra mano.—Por cierto, es muy bonito. ¿Que significan aquellas iniciales?
—Soy bailarín... Los collares son solo son simples decoraciones con iniciales al azar.
—Entiendo. Es algo extraño pero entiendo.
La mujer observó su reloj en su muñeca, gracias a la hora decidí que era hora de partir hacia casa. Tomó la mano de Jiwoo y extendió su taza de café hacia Jungkook, quien se ponía rápidamente de pie para tomarla.
Siguió su hermana hasta la puerta, no sin antes dejar las tazas en la encimera de la cocina y caminar junto a ella para despedirla.
El mecánico se agachó a la altura de su sobrina y dejó que lo abrazara mientras su apodo era pronunciado por ella.
—Adios, Jungki.
Ella realmente solía tener nuevos apodos para el todos los días y eso no le molestaba. Solo le generaba ternura.
El rubio millonario, aún sentando en el sofá, observaba todo con una sonrisa con ternura de ver cómo Jungkook era tan cálido con su pequeña sobrina y su mente rápidamente imagino como sería tener una familia con aquel mecánico.
Se imagino por un segundo un hijo junto a el aunque no pueda pero posiblemente le gustaría adoptar un niño a su lado.
Por otro lado, Han se acercó al oído de su hermano cuando noto como Jimin miraba su taza de café sonriendo y metido en su imaginación.
—Esa iniciales no son lo que el dice que son. Ten cuidado otra vez, Jeon, sabes de dónde vienes. Nuestro padre nos ha dicho.
Y sin más, Han se marchó del apartamento con su pequeño hija, tomadas de la mano felizmente.
Cerro la puerta cuando ya no había nadie más fuera y se giró para mirar al rubio.
Este mismo salió de su pensamientos cuando sentía la dura mirada de alguien y supo que era el quien lo miraba únicamente.
—¿Aún sigues enojado conmigo? —Intento verse tierno mientras su belfo inferior se volvía un pucherito. —Dime que no.
No hubo respuestas. Solo dejó que Jungkook se sentará a su lado. Luego vio como extendió sus piernas y uno de sus brazos pasó por detrás de Jimin, justo en el respaldo del sofá.
Espero ahora una respuesta pero seguía sin saber las respuestas. Solo podía sentir la mirada como segundos después podía sentir como una mano libre del azabache caminaba como araña por su muslo.
Jimin vió como la mano iba por su muslo hasta su abdomen, luego subió hasta su pecho y terminó en su cuello, tomándolo suavemente mientras lo acariciaba. Aunque después dejo de sentir el toque y su taza de café fue retirada de sus manos.
Intentó abrazarlo mientras se giraba lentamente hacia el y miraba como aquel hombre dejaba la taza a un lado. Listo para para lo siguiente que podía suceder.
Sus miradas se conectaron. El rubio quería decirle algo pero un dedo lo callo y se posó en sus belfos.
Pero quería decirle algo que sus labios no podían y tomó sutilmente su mano. Quería ser escuchado por el y aunque Jungkook no le gustó que no siguiera su orden, sabía que no estaba bien cuando su ceño se frunció.
—Quiero mostrarte mi habitación.
Su pequeño susurro fue escuchado por el azabache que pensó un poco y luego sonrío lascivo.
—No es muy tarde para conocerla, ¿Que tal ahora?
Jimin sonrío para lo que tenía en mente y luego quitó las llaves del bolsillo de su traje rojo solo para enseñarlas frente a los ojos oscuros de su dominante. Eran las llaves de su vehículo.
—Tu conduces.
Jungkook no podía evitar la oportunidad de volver a probar nuevamente aquel increíble vehículo como también a su dueño. Relamio sus labios finos y tomó las llaves al mismo tiempo que depositaba un beso en los labios ajenos.
El hombre millonario río bajito cuando fue jalado de su mano para ser llevado rápido hasta su vehículo, saliendo del apartamento entre risas juguetonas.
[...]
—¿Sabes dónde está Jungkook?
Era de noche aún, luego de la carrera, Hoseok llegó rápido al taller donde posiblemente pensó que su amigo estaría allí pero solo encontró a Taehyung cerrando tranquilamente el taller.
El menor negó mientras aún mantenía una de las herramientas que había utilizado. Miró al contrario de arriba abajo y se preguntó que sucedía. El mismo solo sabía que tuvo que cuidar de la pequeña Jiwoo mientras ambos mecánicos salían de carreras a la ciudad.
—No lo he visto. Solo vine aquí para cerrar el taller. ¿Ocurre algo?
—Quizá no le guste la noticia que te daré pero su vehículo está dañado, temo que haya sido en la carrera. Solo recuerdo-
—¡¿Que mierda, Hoseok?! Jungkook no solo se enojara, también sería capaz de buscar al hijo de perra que lo hizo. Sabes cuánto ha trabajado en el.
—Solo recuerdo que dejamos la carrera por su enojo y su vehículo quedó fuera, cerca de el estaba Jack.
Ambos se quedaron viendo por minutos mientras intentaban pensar que demonios había sucedido con el vehículo del azabache no presente.
Taehyung se llevó todo su cabello hacia atrás mientras pensaba una y otra vez como se lo tomaría su Jefe.
Hoseok solo se mordió las uñas y pensaron que sería mejor guardar la noticia aunque sabían que el mecánico ausente preguntaría todo el tiempo por su vehículo.
—Fue Jack. Tu mismo lo has dicho, Jack dañó su vehículo. El estaba allí.
—Taehyung... No sé si pueda-
—Si Hoseok, el es enemigo de Jungkook y también se odian. Nada de ese hombre me genera buenas vibras.
Hoseok miró hacia otro lado, hacia el lugar vacío del taller, dónde siempre aquél bello y oscuro vehículo solía estar. Ladeó su cabeza y cerró sus ojos tratando de no enojarse un poco por lo que Jack era capaz de hacer con tal de lastimar a Jungkook.
—Jack es un hijo de perra.
[...]
Jimin jalo de la mano de su dominante, quien sonreía por la linda invitación de sumiso.
Ambos corrieron por los pasillos rojos y decorados de dorados cuadros. El pasillo de la gran mansión era similar a una alfombra roja, dónde las celebraciones podrían caminar sobre ella, pero ahora solo ellos podían caminar como la pareja de un contrato que los unía.
Jungkook fue jalado con más fuerza y juntos llegaron a la habitación que tanto hablaba aquel rubio ansioso por la noche que ambos podían tener y su mente imaginaba toda fantasía que deseaba cumplir aunque sea la última vez que tuviera al azabache en sus brazos.
La habitación era tan fría y la iluminación era tan cálida a la vez. Ambos se abrazaron y sus belfos se unieron en un beso que jamás podrían dejar que terminará.
Un beso apasionado y sus cabelleras eran jaladas en una notable desesperación por devorarse el uno al otro. Jungkook cargo a Jimin con sus brazos y el contrario solo rodeó con sus brazos el cuello del azabache al mismo tiempo que sus piernas hacían lo mismo con su cintura.
Nunca se dejaron en el beso. Aquella danza de belfos seguía sin acabar. Nunca se dejaban y nunca lo harían.
—Dime que deseas lo mismo que yo.
—Siempre que pienso en ti, lo deseo.
Jungkook sonrío con su respuesta era la que esperaba. Quiso continuar pero Jimin lo paró. El decía que quería algo antes de empezar, algo que sus fantasías impulsaban a sus labios confesar.
Sus belfos gruesos se acercaron a su oído, un susurro de sus fantasías y los ojos grandes del mecánico se tornaron oscuros.
Jimin lo notó cuando se alejó para ver su rostro como también esperaba su respuesta.
—No tienes que pedirme eso.
Y sin dudas, estaba aceptando lo que ese rubio deseaba.
Le tomo unos minutos realizar su fantasía. La ropa de ese rey estaba sobre su cuerpo. No sentía dueño de esa ropa pero tampoco se sentía desconocido a para el mismo.
Jimin intentó no gemir de placer al imaginarlo ahora sobre él. Definitivamente ese azabache tenía el cuerpo perfecto para esa ropa.Traje totalmente rojo, guantes negros y una fusta en una de sus manos.
Lo vio caminar por la habitación hasta sentarse en el sofá que Jimin siempre contemplaba a su rey, imaginariamente, antes de irse a dormir cada noche.
Fingía que él estaba sentado allí mientras le enseñaba como se tocaba a el mismo.
Ese mecánico ahora parecía su rey pero sin máscara en su rostro, no parecía del todo de ese rey.
Su mano, cubierta de ese latex suave y oscuro, le hizo una señal para que se acercará a sus pies.
No podía negarse a su orden pero antes de acercarse a el, fue ordenado despojarse de todas sus ropas hasta quedar como había venido al mundo. Desnudo y libre de lo que se interponga, en su visión, pero también de todo su cuerpo perfecto.
Luego se arrodilló lentamente sin quitar su mirada de esos ojos oscuros. No sabía que ocurría con él pero le gustaba sus ojos de esa forma.
Su mano volvió a llamarlo y palmo su muslo fornido, esperando que recostara su cabeza allí como un sumiso.
Él no se negó, el quería lo mismo, sus manos se colocaron el suelo como sus rodillas y gateó hasta él. No tenía vergüenza de ser su gatito está noche. No tenía miedos de esos ojos. Algo en él le decía que no le haría tanto daño aunque sus ojos sean la oscuridad más y más.
Sus manos pequeñas llegaron a él, acarició sus pantorrillas, subió por sus rodillas y llego a sus muslos fuertes. Recostó su cabeza en el interior de uno de estos porque la mano del mecánico le indicó que lo hiciera.
Su cabello dorado fue acariciado como si fuera un buen chico. Su rostro luego fue el siguiente como sus belfos también pero todo esta suavidad comenzó a terminar. Llegó a su fin.
El azabache sonrío ladino cuando su fusta se colocó bajo el mentón del rubio, elevándolo para que lo mirará a los ojos. Así es, quería ser superior, ya lo era pero quería dejar en claro que además de superior, era dominante.
—¿Quien soy? Dime quien soy.
—Mi rey.
Jungkook lo observó serio. Sus ojos se entrecerraron y luego la misma fusta, que elevaba el mentón del contrario, golpeó con fuerza un de los muslos del mismo. Eso le quitó un jadeo de sorpresa pero jamás dolió.
—El no existe, aprende mi nombre, Jungkook. Tu mente tiene que saberlo.
Tragó duro cuando sentía que su entrepierna se comenzaba a poner dura con solo un azote. Sonrío pero los ojos del contrario estaban en su entrepierna, ahora él también sabía que se había puesto duro con solo un azote mínimo.
Lo vio sonreír burlón.
—¿Te pusiste duro levemente con solo un azote? Pero que sensible.
—Perdón, es una reacción natural.
—No te pedí explicación.
Otro azote en su otro muslo. Otro jadeo y su labio inferior fue mordido por sus propios dientes superiores.
—De pie.
Se puso de pie en cuanto lo escuchó. Sus piernas intentaban cubrir su miembro, estaba algo avergonzado ahora de ponerse duro.
—No te preocupes por eso, no todos pueden controlarla. Si quieres, puedes sentarte en mis piernas por esta vez.
El hombre millonario sonrío y se sentó lentamente en sus piernas. Tuvo un poco de inseguridad al hacerlo. No quería ser azotado por sentarse allí aunque se lo permita pero también le gustaban los azotes.
Su espalda desnuda sintió lo fornido que era su pecho y lo suave que era la tela de su traje pero sobretodo, sintió como unas manos les abría las piernas.
Ellas se metieron por debajo de sus muslos y fue así que abrió sus piernas, dejando a la vista toda su entrada como su trasero. Se sorprendió un poco por lo rápido que fue al tomar sus piernas así.
Le indicó que fuera el mismo quien sostuviera sus propias piernas. Fue así, ese rubio tomó sus propias piernas y las mantuvo abiertas mientras en su oido podía escuchar su voz hablarle con tanta calma.
—El placer que sientes por dolor es interesante. Pero cuando sientes placer, tu mente sabe que te sientes bien, deja que tú cuerpo también se sienta bien. Acepta el dolor como placer y algo no malo, es por eso que tú cuerpo se comporta así cuando lo azoto. —Su fusta golpeó uno de sus muslos y le hizo escapar un gemido corto pero tierno.
Asintió muchas veces dandole la razón. Él nunca se equivocaba, él era su dominante y uno como, él jamás se equivocaba.
—¿Acaso te volviste masoquista solo por el rey? Si lo sé, ¿pero realmente piensas gustarle de esta forma? Obligando a tu cuerpo sentir dolor para gustarle.
Otro azote en su muslo contrario. Luego otro, y otro. Sus ojos, llenos de lágrimas, no podían contarlos porque su mente lo dejo navegar en el dolor y el placer que le gustaba mientras su cuerpo aceptaba como esclavo de la mente.
Solo se tomó un respiro hondo para no decir nada. Debía hablar cuando su dominante lo quisiera. Pero los impulsos son lo que no deben existir.
—Por favor... Follame fuerte.
Una carcajada pequeña de parte del azabache detrás suyo, le hizo saber que nunca obtendría eso sí no se comportaba.
—No sé si deba dártelo o quizás no recibas nada mi.
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