༘✶ ⋆。˚ ⁀➷ VEINTIUNO
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HeeSeung llevaba a JungWon de la muñeca mientras cruzaban la calle hacia la casa del pelinegro. El castaño sentía que su corazón iba a estallar en cualquier momento; nunca se había imaginado que tendría tantas interacciones con HeeSeung en menos de un mes. Podría decirse que estaba viviendo un sueño.
El pelinegro se detuvo en la puerta y soltó un suspiro. JungWon lo vio sacar las llaves bruscamente de su pantalón, parecía algo molesto.
—¿E...estás bien? —cuestionó JungWon al ver que HeeSeung no podía encontrar la llave para entrar a su casa.
HeeSeung dejó de batallar con la puerta y soltó un suspiro fuerte, mirando a JungWon.
—¿Alguna vez has sentido celos, JungWon? —cuestionó el pelinegro, mirándolo seriamente.
JungWon pasó saliva y bajó la mirada negando.
—No... —respondió.
—¿En serio? ¿Nunca? —cuestionó HeeSeung llevándose las manos a la cadera. —¿Ni por tus amigos?
Y esa pregunta resonó en su cabeza. ¿Alguna vez había sentido celos por sus amigos? Había tenido un pequeño impulso de decirle a HeeSeung que Jake estaba en casa de Riki, pero fue por el simple hecho de ayudar a HeeSeung con Jake, no porque sintiera celos de que Riki estuviera a solas con Jake... ¿Cierto?
—No, creo... —aseguró JungWon, haciendo que HeeSeung se frotara la sien.
—Bien, te explico. Sé que Jake y Nishimura son amigos desde el inicio del semestre, y me parece bien que sean cercanos, pero cuando te gusta alguien y no puedes estar con esa persona, sientes celos. Te gusta verlo sonreír, sí. Pero tal vez no con otra persona, y más si es alguien con quien no te llevas bien. —se desahogó HeeSeung. —Ese es mi caso, me da celos que Nishimura esté muy cerca de Jake, y sé que tal vez Nishimura le coquetee. No lo sé...
«Oh, sí que está celoso. Se ve algo lindo...», pensó JungWon, mirando el ceño fruncido de HeeSeung mientras resoplaba de enojo.
JungWon se lamió los labios nervioso y asintió.
—Creo que Jake y Riki solo son amigos. —dijo JungWon, tratando de calmarlo. —No creo que pase algo más.
«Eso espero...» pensó, arrugando el ceño al desear que fuera así.
HeeSeung volvió la mirada a las llaves y entró una en la cerradura, la giró y empujó la puerta, ingresando a su casa.
—Ven. —le dijo a JungWon, quien se exaltó ante la invitación. Sería la primera vez que la persona que le gustaba lo invitaba a su casa.
Sintió su corazón latir con más fuerza y sus mejillas sonrojarse al entrar detrás del pelinegro. Observó el lugar, una gran casa, amplia y con muchos cuadros familiares. Vio a HeeSeung graduado de primaria y con algunas medallas por el fútbol de su infancia, lo cual hizo sonreír al castaño.
Inmerso en las fotografías por las paredes, JungWon no se dio cuenta de que HeeSeung ya no estaba a su lado. Había imágenes de HeeSeung con Sunghoon y Jay cuando eran niños, y para su sorpresa, también una con Jake de la infancia. JungWon arrugó el ceño y se acercó más para confirmar lo que veía.
—Sí, nos conocemos desde niños. —la voz de HeeSeung a sus espaldas hizo que girara abruptamente. —Jake y yo íbamos juntos a la primaria, eso fue antes de conocer a Sunghoon y a Jay. —sonrió el pelinegro acercándose a la pared para mirar nuevamente la fotografía.
—¿Entonces por qué no son tan cercanos? —cuestionó JungWon.
—Mmm..., bueno. Tuvimos una pelea cuando éramos niños, una muy estúpida la verdad. Se cambió de escuela al día siguiente y no pude verlo más, hasta que entró en el primer semestre. —relató el pelinegro, atrayendo toda la atención del castaño.
—Ya veo... —dijo JungWon asintiendo.
—Bien, llevo este. ¿Crees que es muy fuerte? —preguntó HeeSeung cortando el hilo sentimental de la historia, mostrando en su mano una botella de vodka. JungWon abrió los ojos sorprendido.
—Oh, bueno, no sé si sea bueno. Yo no bebo. —dijo JungWon algo tímido.
—¿Qué? ¿Ni una cerveza? —cuestionó HeeSeung.
—Solo puedo tomar una. —eso hizo reír a HeeSeung, provocando un leve sonrojo en JungWon.
—Ay, JungWon..., cada momento pienso que eres más lindo. —la mano del pelinegro se posó en la cabeza del castaño para despeinarlo.
«¿Fui el causante de su risa?», y con solo pensarlo, JungWon se sonrojaba cada vez más.
—Bien, vámonos. Nos esperan. —dijo HeeSeung, volviendo a tomar de la muñeca a JungWon para salir de su casa. El castaño aún procesaba todo lo que pasaba, pero por dentro estaba algo contento.
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