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༘✶ ⋆。˚ ⁀➷ VEINTISIETE








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[Un mes atrás, en la casa de Riki]

—Un momento, iré al baño. —anunció SuNoo levantándose del suelo. —Alguien avísele a JungWon que no se desespere. SungHoon, estás a cargo. —señaló el rubio al pelinegro.

SungHoon sonrió asintiendo, y todos los presentes lo vieron salir a SuNoo de la sala. SungHoon suspiró y extendió la mano hacia la botella en el centro.

—Bien, giraré mientras SuNoo viene. —dijo con una sonrisa maliciosa en los labios.

—Espera, tenemos que esperarlo. —dijo Jay tomándolo del brazo para que no girara la botella.

—¿Para qué? —levantó una ceja mirándolo. —Igual, quien salga, tendrá que ir, y Sunoo solo dirá el corte de tiempo.

Jay soltó un suspiro, soltando el brazo de SungHoon. Este miró a todos los presentes y giró la botella. Terminó dando una vuelta de más y se detuvo frente a Jake. El rubio levantó la mirada de la botella para encontrarse con todos los ojos puestos sobre él.

—Jake, vas con JungWon. —dijo SungHoon.

RiKi, quien estaba a su lado, lo miró sintiéndose algo incómodo, y Jake le regaló una sonrisa forzada. Jake se levantó a regañadientes del suelo y soltó un suspiro. Iba a caminar, pero se detuvo.

—Mmm, RiKi. ¿Me acompañas? —pidió, atrayendo la atención de HeeSeung, quien se mordió el labio inferior nervioso.

RiKi levantó la cabeza, miró a Jake y luego se levantó en silencio para seguirlo. Jake, que iba delante, sentía su estómago doler y su corazón latir con fuerza; había estado pensando muchas cosas esa noche.

—¿Por qué querías que te acompañara? Ya conoces mi casa. —dijo RiKi, algo confundido.

Los dos avanzaron hacia el cobertizo y miraron hacia las escaleras, esperando a que SuNoo apareciera, pero no daba ninguna señal. Jake pasó saliva nervioso y miró a RiKi.

—Mmm, Riki.

—¿Sí? —ladeó la cabeza, mirándolo.

El corazón de Jake dio un vuelco ante la mirada brillante de RiKi y maldijo en sus adentros al saber que lo que estaba a punto de hacer lo iba a afectar toda su vida. Se armó de valor, le agarró la muñeca al rubio, tiró de ella empujando la puerta del cobertizo y lo empujó adentro.

—¿Qué? —susurró RiKi.

—7 minutos empezando ahora. —dijo Jake sintiendo sus ojos arder por aguantarse las lágrimas.

RiKi arrugó el ceño y vio cómo Jake le cerraba la puerta en la cara. Este soltó un suspiro, se giró entre la oscuridad del cobertizo y se adentró en él, sintiendo los latidos de su corazón golpearle fuertemente las costillas.

Jake apretó la perilla de la puerta cabizbajo, permitiéndose llorar un poco. Se alejó con cuidado y se giró, encontrándose con los ojos de HeeSeung. El rubio bajó la mirada y se secó las lágrimas rápidamente.

—¿Por qué lo hiciste? —preguntó HeeSeung atrayendo la atención de Jake. —Te estás lastimando.

Jake abrió los ojos sorprendido y quiso ignorar al pelinegro. Por lo tanto, caminó a su lado, pero HeeSeung lo agarró del brazo, atrayéndolo a su cuerpo.

—Así que te gusta Nishimura... —le susurró casi cerca de su rostro, haciendo que Jake pasara saliva. Este lo empujó alejándose de su cuerpo.

—Cállate. —le dijo Jake. —Tú no sabes nada.

—Sí, no sé nada de ti, Shim. —habló HeeSeung. —Y quisiera saber también por qué te fuiste sin despedirte cuando éramos más jóvenes.

Jake arrugó el ceño y se acercó a él.

—¿Qué? ¿Ahora te harás el que no sabes? —una sonrisa irónica apareció en los labios del rubio, confundiendo al pelinegro.

—No estoy entendiendo... —dijo HeeSeung haciendo reír sarcásticamente al rubio.

Este lo empujó contra la puerta y lo señaló.

—¿Al menos tuviste la decencia de leer mi carta? —cuestionó el rubio herido. —No creo, porque Lee Heeseung lo tiene todo. ¿Por qué leería una estúpida carta?

—Jake, no sé de qué me estás hablando. ¿De qué carta hablas? —las manos de HeeSeung se posaron en las muñecas del rubio para que dejara de señalarlo.

—¿Para qué hablar de eso ahora? ¿No es muy tarde ya? —dijo Jake aguantándose las lágrimas y sacándose del agarre del pelinegro. —No me vuelvas a hablar, al menos que sea en el entrenamiento.

Dicho eso, el rubio se giró para avanzar hacia la sala de estar. Pero el pelinegro volvió a tomarlo por el brazo, pero esta vez, Jake lo empujó contra la pared acorralándolo. Puso una mano en su boca, mientras con la otra agarraba la muñeca del rubio que lo amenazaba con el puño.

—Escucha, no sé de qué maldita carta me estás hablando. Nunca recibí nada, nunca leí nada. —le dijo HeeSeung. —¿Crees que si hubiera sabido que había una carta tuya, todo no sería igual que ahora? ¿Eh?

Jake forcejeaba por soltarse, pero HeeSeung hacía más fuerza para no soltarlo. Le quitó la mano de la boca y le agarró la otra muñeca, llevándolas contra la pared a cada lado de su cuerpo.

—¡Créeme! De verdad no sé lo que pasó entre nosotros en ese tiempo. Tú solo te fuiste sin decirme nada. —susurró HeeSeung, mirándolo directo a los ojos.

Jake pasó saliva y lo miró enojado.

—Te vi botando la carta. —le dijo. —No me mientas.

HeeSeung arrugó el ceño, pero antes de que pudiera decir algo, las pisadas de unos zapatos bajando por las escaleras hicieron que los dos se separaran de golpe. SuNoo apareció en su campo visual con una expresión confundida al encontrarse a los dos algo agitados.

—¡Sunoo! Ya se acabó el tiempo. —dijo Jake algo nervioso. —¡Di que ya terminó!

SuNoo arrugó el ceño y se acercó hasta la puerta del cobertizo.

—¡Se terminó el tiempo! —dijo este algo confundido y caminó hacia la sala de estar. —¿Quién entró con JungWon? —cuestionó este captando la mirada de todos y se dio cuenta de que RiKi no estaba sentado. —Oh, mierda.

Este miró hacia el cobertizo y luego regresó la mirada a SungHoon, quien le esquivaba la mirada algo apenado.

—¿Pasa algo? —cuestionó Jay.

—Mierda, mierda... —se quejó SuNoo, tomando asiento en el suelo para, después de unos minutos, encontrarse con la sonrojada expresión de JungWon entrando a la sala de estar. —¿JungWon? —cuestionó SuNoo al ver el cambio radical en la expresión del castaño.

Este se levantó de golpe del suelo al ver que RiKi se le acercaba. Este se apresuró para acercarse a JungWon, pero el castaño salió corriendo, y detrás de él iba RiKi. SuNoo regresó la mirada hacia HeeSeung y Jake, quienes estaban mirando con atención la escena de JungWon y RiKi fuera de casa.

—¡Park Sunghoon! —dijo SuNoo.

El pelinegro se exaltó ante el tono de voz alto de SuNoo.

—No fue mi culpa, de verdad. El que iba a entrar era Jake. Lo juro. —dijo SungHoon acercándose a él.

—Es cierto, tenía que haber entrado Jake. —corroboró Jay.

SuNoo soltó un suspiro y salió de la casa de RiKi, viendo a lo lejos cómo HeeSeung trataba de detener a Jake de ir detrás del rubio. Pero, ¿por qué Jake hizo esto, sabiendo que le iba a doler todo el tiempo?

Jake, inundado en sus pensamientos, veía a lo lejos cómo JungWon y RiKi discutían, sintiendo un fuerte dolor en el pecho y un nudo en el estómago. Aun así, avanzó. Tenía que estar para su amigo, indiferentemente de que él estuviera herido. Sintió la mano de HeeSeung agarrar su brazo para detenerlo, pero no se giró para mirarlo, se quedó quieto mirando la espalda de RiKi a lo lejos.

—Me necesita. —dijo Jake.

—Te estás lastimando, Jake. —dijo HeeSeung, apretando el brazo del rubio. —Ven conmigo, por favor.

—Él no tiene a nadie, HeeSeung. Necesito estar para él. —la voz del rubio se quebró. —Él está solo, al igual que yo... —sollozó. —Necesito ir con él.

El corazón del pelinegro dio un vuelco al escuchar los sollozos del rubio. Apretó la mandíbula con fuerza y bajó la mirada a sus pies, soltando el brazo del rubio. Se giró, dándole la espalda, cruzó la calle y caminó hacia su casa, sintiendo sus manos temblar. Jake, miró por encima del hombro en dirección a la casa del pelinegro y se lamió los labios.

Este caminó hacia el rubio, quien sollozaba. Este se secó las lágrimas, obligándose a mantenerse fuerte, y se acercó a RiKi.

—Jung... Won... —susurró el rubio dolido. —Perdón... —golpeó su pecho, tratando de igualar el dolor que sentía en su interior. —Perdón por quererte tanto... —lloriqueó en medio de la calle, haciendo que el corazón de Jake doliera más. Se curvó, llevando sus manos a sus rodillas, soltando un sollozo.

—Riki, vamos adentro... —dijo Jake a duras penas.

—Jake, yo... —quería hablar, pero volvió a romper en llanto, haciendo que Jake se acercara y lo abrazara.

—Vamos, vamos adentro. —dijo Jake, llevando a Riki de regreso a casa.

"Jake, eres un buen amigo."

"Jake, eres el hermano que nunca tuve."

"Qué lindo te ves sonriendo, ya no apareces amargado."

"Hola, Jake."

"Jake..."

Aquellas frases que tanto le gusta oír de RiKi, esa noche fueron cuchillas de doble filo, enterrándose cada vez más en su memoria mientras consolaba a su amigo entre sus brazos.

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