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JungWon se movió incómodo en lo que parecía ser una camilla, arrugando el ceño cuando la luz le hizo doler los ojos y la cabeza al abrirlos. Pestañeó varias veces antes de abrirlos por completo, acomodándose a la luz.

—¿Te encuentras bien? —la voz de HeeSeung llegó a sus oídos y, al abrir los ojos, apareció su rostro en su campo visual.

JungWon abrió los ojos asustado y se sentó de golpe en la camilla, mirando a HeeSeung.

—Sí, ya estoy mejor. Lo siento. —dijo el castaño apenado.

—Me asusté muchísimo, JungWon. ¿Qué sueles hacer cuando tienes esos episodios de ansiedad? —cuestionó HeeSeung interesado.

JungWon se lamió los labios y bajó la mirada.

—Yo..., bueno..., hacía tiempo que no tenía un ataque de ansiedad. Regresó cuando pasó... eso. —refiriéndose al beso que tuvo con RiKi. —Desde ese día, han sido más frecuentes. Creo que lo que me calma es no escuchar nada, irme a un lugar en silencio.

HeeSeung soltó un suspiro y se cruzó de brazos.

—¿Has pensado en visitar al psicólogo estudiantil? Te puede ayudar. —sugirió el pelinegro.

JungWon asintió regañadientes.

—Tal vez... —dijo. —Puede que vaya.

El pelinegro se acercó a él y lo examinó por unos segundos antes de sonreír.

—Mmmm, babeas cuando duermes. —señaló juguetonamente HeeSeung al rastro del castaño.

JungWon se llevó una mano a la boca tapándose avergonzado mientras escuchaba la risa de HeeSeung en la enfermería.

—Quédate a descansar un poco más, ¿De acuerdo? —pidió HeeSeung.

—Pero... ¿Y la práctica?

—JungWon, tú no juegas fútbol. En primer lugar, no sé por qué te inscribiste en el equipo. —rió HeeSeung. —¿Fue por Nishimura?

—No, no. Era para distraerme, quería hacer algo de deporte. —mintió. Era para mantener su mente ocupada y no pensar en RiKi.

—Eres malísimo mintiendo. —dijo HeeSeung. —Por cierto, él está afuera esperándote.

El corazón de JungWon dio un vuelco.

—¿Quieres hablar con él? O... ¿Le digo algo yo? Él también estaba muy asustado. —comentó HeeSeung, haciendo que JungWon bajara la mirada pensativo.

—Mmm..., puedes decirle que estoy bien, que se puede ir. —pidió JungWon, haciendo que HeeSeung asintiera.

—De acuerdo, pero sabes que algún día tienes que hablar con él. —aconsejó HeeSeung, dándose la vuelta para caminar hacia la puerta. —Por cierto, ¿JungWon?

—¿Sí? —levantó la cabeza el castaño.

—Avísame antes tus planes sobre ayudarme. Así no me tomas por sorpresa. —dijo el pelinegro refiriéndose al beso.

Antes de que JungWon dijera algo, este salió de la enfermería dejándolo con la palabra en la boca. El castaño se frotó el rostro avergonzado por lo que había hecho. Eso había sido un impulso porque se estaba acercando mucho RiKi y quería una forma de ahuyentarlo. Había besado a HeeSeung de la peor forma en la que lo había imaginado, y sí, JungWon muchas veces imaginó cómo sería besar a HeeSeung, pero en una de esas tantas veces, no se encontraba como la que lo había hecho.

Se acostó en la camilla aún con las manos en el rostro, suspirando avergonzado. A su mente vinieron todas las palabras que le gritó RiKi enojado. Había pensado que era una de sus tantas imágenes mentales de RiKi, que incluso se dejó llevar por sus palabras. Ahora tampoco lo quería ver.

Escuchó a las afueras de la enfermería a HeeSeung y a RiKi hablar; acto seguido, un gran silencio le avisó de que nadie estaba afuera. Aprovechó y salió de la enfermería con sigilo, caminando por el pasillo cabizbajo mientras suspiraba.

Su cabeza chocó con alguien, y la levantó con rapidez para encontrarse con los ojos hinchados de RiKi.

—Pensé que te habías ido... —murmuró JungWon casi inaudible para el rubio.

El rubio no le dijo nada, solo se acercó a él y lo abrazó con fuerza, estrechándolo contra su cuerpo.

—Perdón, Wonnie. Lo siento mucho por hacerte sentir así... —dijo con la voz temblorosa.

JungWon se quedó rígido ante el abrazo de RiKi, sintiendo cómo el corazón del rubio estaba tan acelerado por tenerlo a él tan cerca. El castaño soltó un suspiro y cerró los ojos unos segundos, sintiendo estos arder. Se alejó de RiKi, cabizbajo, y carraspeó.

—N-necesito tiempo... —fue lo que dijo el castaño.

—Lo sé. —respondió el rubio mirándolo.

—Mmm..., adiós... Nos vemos luego. —se despidió el castaño, cortante, mientras pasaba por el lado del rubio.

RiKi lo vio irse sintiendo un nudo en la garganta por aguantarse las ganas de llorar nuevamente y se frotó los ojos. Se absorbió la nariz y retrocedió unos pasos hacia atrás, observando cómo la espalda de JungWon se desvanecía por las puertas del edificio.

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[HORAS MÁS TARDE]

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