Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝐒𝐑 ┃ 𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 «11»


(Bibi)

―¿Vamos a olvidar lo que pasó?

―Es la mejor opción, por qué míralo de este modo, no salimos perjudicados ninguno de los dos. Sin embargo, sí levantas una queja en mi contra, yo levantaré una encontrá tuya. Y encontrá de la escuela por no haber escuchado mis quejas sobre ti. ―miré al director con una sonrisa― Por qué tú profanaste mi espacio personal por más que decía que no. Y la defensa personal fue mi única salida. ¿No es justo?

―¿Tienes algo que decir señor Min? ¿Está de acuerdo con las palabras de su compañera ? ―le pregunta, parecía molesto.

Min Yoongi lo mira por una milésimas de segundos para luego bajar su mirada hacia bajó derrotado. Está avergonzado, sabía que ya había perdido. Y en ese momento se me encendió algo en mí, tan brillante como el homo sapiens. Tocaré su punto débil, es decir: herir su ego masculino, acabando con su machismo. Podría usar ese detalle mínimo para darle un poco de su propia medicina. Veremos quién ríe último Min Yoongi.

―Está bien, estoy de acuerdo.

―Siendo así, el asunto queda olvidado. Sus currículums quedarán intactos por el momento. Pero... dónde reciba más quejas por parte de la señorita Kim, serás expulsado. Por qué tiene razón, aunque odie la violencia, y este en total desacuerdo de la misma. Considero que fue en defensa personal. ―volvió a preguntar con un sincero interés― ¿Te molesta mucho?

―No. ―respondí, quitándole importancia― Bueno, me molesta a veces, pero yo trato de ignorarlo. Si me preocupara por todos los que me miran mal, no haría otra cosa en todo el día. Prometo que no recurriré a la violencia, otra vez.

―Está bien. Pueden irse a sus actividades.

―¡Gracias director Kim! ¡Muchas gracias de verdad! No habrá decepciones. ¡Lo juro!

Él asiente, en silenció.

―Ya retírensen, que me encuentro muy ocupado y tengo muchas cosas que hacer.

―Y tú, esto te servirá de lección para no andar tras mujeres solo para verlas humilladas. ―vuelvo a mirar al director que mire en advertencia a Yoongi, mientras nos indica la puerta de salida con su mano― ¡Juro que no se arrepentirá! ¡Adiós! ¡Que tengan una bonita noche!

Yoongi sale detrás mío, yo caminaba eufórica y feliz. En cambio él tenía el ceño muy fruncido.

―No entiendo qué te parece tan gracioso. Por qué no lo es. ―dijo, enojado y frustrado.

―Esa es la consecuencia de abusar de mí paciencia. -le respondí inocente mientras sonreía ampliamente― Me gusta que haya justicia.

―Eres una mentirosa. No abuse de ti, no debiste hacerte la víctima de esa manera tan descarada, bibi. ―se frotaba la frente con frustración.

―Deberías sentirte agradecido de que no deje que te dejarán el currículum manchado con tal abuso... Fui bastante buena contigo. ―respondí, con una sonrisa de oreja a oreja.

―Pero qué insolente eres, no lo permitiste por qué también te perjudica a ti. ―dije y paró en seco en medio del pasillo, él repite mí acción mirándome con conducción. Me colocó enfrente de él, conectando mis ojos con los suyos― Y no me hice la víctima, solo le agrade drama a la situación, y esto no hubiera pasado si no me hubieras tocado.

―Solo te he besado, ¿Qué tiene de malo eso? ―inquirió con tranquilidad― Respondo por tí, nada. No tiene nada de malo.

―Tiene de malo el hecho que yo no quería que me besaras. ―expulsé, ante mi silencio― Fue sin consentimiento.

―Voy a fingir que te creo. Porque no quiero más problemas. A diferencia tuya, mis padres son estrictos y son capaces de matarme por un mínimo error.

Yoongi miró hacia los lados y luego se cruzó de brazos como si quisiera dejar claro que podía ser tan testarudo como yo.

―De acuerdo, lo que digas. ―suspiré.

Pongo los ojos en blanco y comienzo a caminar de nuevo. Él resopla, corre hasta mí. A estas alturas del día, la escuela estaba completamente vacía.

―¡Oye! ¡Estúpida! ―me gritó― ¡No me dejes hablando solo!

La verdad era que no estaba nada mal, al natural era mucho mejor que en fotografía. Pensé quedarme un ratito mirándolo pero si ego volvería. Toma mi antebrazo y me para.

―Yoongi, suéltame, ¿O quieres qué?

―Sería un buen tema, considerando la escenita que me hiciste en la oficina del director.

―Suéltame. ¿No aprendiste la lección?

Entonces sucedió algo que nunca hubiese imaginado.

―Sh...sh...sh... no digas nada. Déjame hablar. ―él soltó una risa tranquila, puso su dedo índice en mis labios y me evaluó silenciosamente, poniéndome nerviosa― Ya me has cabreado lo suficiente por hoy. Por tú culpa he perdido puntos en mí currículum estudiantil, así que por favor no te vuelvas a dirigir a mí. Jamás en tu puta existencia. ¿Querías que me alejara no? Lo has logrado.

Y por primera vez Min Yoongi se veía más maduro, con temple, propenso a actuar según la ley ante cualquier problema. ¡Maldición! ¡Qué cambio! Esperen. ¿No era que gustaba de mí? No. Mejor está pregunta, ¿Por qué me pedía que no lo jodiera más? El interés no sé puede perder tan rápido, ni tiempo a divertirme me dió.

―Oh no, tengo una idea mejor. ¿Por qué mejor no lo resolvemos como dos adultos?

Veo cuando traga en secó, mí mano acariciaba desde su barriga hasta llegar a su hombro.

―No lo creo, princesa. Olvídalo. ―contestó con indiferencia y complicidad.

―Yoongi, tus ojos no dicen lo mismo, y tú cuerpo no quiere lo mismo que me pide tu boca. ¿Vamos? Deja de hacerte el difícil, deja que te recompense el mal rato que te hice pasar. ―le digo, mientras echaba un vistazo al pasillo, como si quisiera iniciar una conversación e inspeccionar el lugar al mismo tiempo.

―Bibi, yo...

―Sh, sh, sh... ―chisté, llevándome el dedo índice a la boca, como una niña inocente― No digas nada, por favor.

Entonces una sonrisa nerviosa y torpe iluminó su rostro. A mí se me hizo difícil mover los músculos porque un montón de emociones chispeantes acababan de despertarse en mi interior y ahora estaban de fiesta, pero Yoongi hizo disminuir la distancia que nos separaba hasta que sólo quedó un espacio pequeño entre su cuerpo y el mío. Aunque todavía no estábamos en contacto, yo percibía el calor que emanaba de su torso. Podía escuchar su respiración, serena y en calma.

Él estaba tan tranquilo y yo ni siquiera podía ordenar mis pensamientos. Tuve que tragar saliva para seguir sus instrucciones:

―Bésame, Bibi... ―continuó, en un susurro― Tanto tú, como yo, queremos besarnos... No te hagas la difícil.

―Yo no quiero besarte... Tú eres el que está como loco de poner tus asquerosos labios sobre los míos.

―Y tu eres la que está como loca de decir que si, pero tú orgullo puede más.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro