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𝐒𝐑 ┃ 𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 «04»

(MIN YOONGI)

—Volviendo a lo que estábamos. Muchos de los rumores que se dicen de ella, son ciertos. —dice, hobi, sonriendo.

Aunque los típicos rumores que crean los chicos como yo, jugadores de baloncesto. Que se meten con niñas inocentes de primero hasta tercer año, solo para conseguir algo de satisfacción y callar hormonas. No daba buena presencia o categoría para que ella se fijara en mí, solo conseguiría que me mandará a comer barro.

—¿Cómo cuáles? —pregunté, levantando mi ceja izquierda en la interrogación— Debes contármelo así quizás ya no desee acercarme.

Lo miró alzando una ceja divertido.

—De que es rica. Y, que tiene tendencia a ser buena en todo. Que ya se encamo con media corea. —susurró, mirando para todos lados como si lo estuvieran oyendo— Y aunque tengas un buen estatus social y económico. Ella jamás se fijaría en tí. Por las razones que ya sabrás.

Cuando el aburrimiento golpea la puerta, y ya habíamos obtenido lo que queríamos, las desechamos como trapos viejos, decimos tonterías que no sean ciertas para quedar como los buenos de la película, los ganadores por tener a una don nadie y ser los primeros en interrumpir terreno sagrado. Es demasiado fácil. Sin embargo, ellas también divulgan cosas dejándonos mal, claro está que no todos lo creen. Al final de la cadena, el eslabón más débil pierde, y el mejor gana.

—Me importa una mierda, la verdad. Tengo un plan. —acentúe mi sonrisa.

Las palabras salieron de mi boca por decisión propia, sin conectar con mi cerebro. Hoseok se había quedado en blanco. Traté de ser lo más rápido que pude en contestar para que no comenzará a regalarme nuevamente.

—¿Y cuál es tu plan? Va, sí se podría saber... —interrogó, burlón.

—Paso uno, ir acercándome como un cachorro abandonado. Paso dos, coquetearle indiscretamente. Paso tres, follármela tan duro hasta que me duela la polla y quede seco. Paso cuatro, preguntarle sí lo que se dice de ella, es real o no. —le guiñó un ojo a mi amigo— Así de fácil, así de sencillo.

Hobi miró de reojo al grupo de barbies de plástico. Y habló:

—Tú siempre haces planes muy fáciles... —apuntó entre disgusto y risas— Por eso luego, salen como la jodida mierda.

—¿Pero que dices? nunca fallan. Por qué soy un genio en esto. Un profesional, se podría decir.

—Vete a la mierda, es lo mejor que podrías hacer en estos momentos. Eres muy testarudo, terco, y difícil de hacer entrar en razón. —soltó un suspiro cansado— Te deseo suerte. Por qué realmente la necesitarás, Yoongi.

Sus ojos llenos de desaprobación, me observan una última vez.

—No me iré a la mierda hasta que consiga lo que quiero. —finalice la charla— No descansaré hasta conseguirlo.

Hoseok negó con la cabeza y colgó su mochila en su hombro izquierdo, me dió la espalda para retirarse lejos de mí, seguramente pensando que soy un idiota. Pongo mis manos en los bolsillos de mis pantalones procesando las palabras de mí amigo. Aunque tenga toda una lista de lindas chicas que tener, yo no quería eso, ya no.

A veces la monotonía cansa demasiado. Siempre las mismas chicas, los mismos diálogos, los mismos coqueteos. La misma manera de engancharlas y la misma manera de follarlas. Luego pasamos a querer alejarnos y tener que pasar por los estúpidos berrinches. Es por eso, que miro algo más allá de mí alcance, quiero más, soy ambicioso.

Lo sé. Soy un imbécil.

Anhelando algo que no puedo tener, las porristas cómo ella, son estrictas, aspiran por más. Tienen sus pies bien puestos sobre la tierra, nada parecido a las chicas que acostumbro que solo babean por mí. Es por eso, que Bibi es mí nueva meta. Mi nueva adquisición. Quiero a esa princesa, que no lleva corona pero pertenece a la realeza igual, sea mía, completamente mía.

Y nadie me dice "NO", ni ella puede. La tendría entre mis brazos tarde o temprano.

Soy un jodido inmaduro, lo admito. La honestidad ante todo. Pienso más con la polla que con el cerebro, sí. Sin embargo, también soy alguien que sabe lo que quiere y no descansa hasta conseguirlo. La quiero a ella. Me he encaprichado. No soy una persona que se rinda tan fácilmente. Por algo, soy el mejor en lo que hago. Además, ya estoy cansado de no tener nada exclusivo para mí, que si consigo algo, esa una cosa insignificante que no me va pertenecer el tiempo que me plazca.

Así que, quiero que sus labios, me besen solo a mi. Que sus manos solo me toquen a mí. Que sus ojos solo me miren a mí. Que sus palabras sean referidas solo a mi. Que sus gemidos solo digan mi nombre. Que su bello cuerpo solo me lo modele a mi en show explícitos y exclusivos.

Mi avaricia. Es ella.

Por qué seamos claros, sí vamos a tener mala reputación, que sea solo del morbo que haremos en los baños del gimnasio o en los salones desolados. Y si, ella tiene todos los requisitos que busco para mis deseos más prohibidos, quizás no la pueda corromper cómo me gustaría, pero corromperemos las normas, con eso me basta.

Finalmente terminó con mí batalla mental, comenzando a caminar hacía el grupito de barbies de plástico, mis pasos son lentos pero sonoros, creando ecos. Escuchó con satisfacción los suspiros de las niñas a mí alrededor, mí ego se enorgullece y agranda. Cuando llegué, las porristas notaron mí presencia y una de ellas se acercó hacia mí. Con una sonrisa más falsa que su amor y buenas intenciones.

—Cariño... Viniste a verme. Creí que estarías en la práctica. —su voz, ñoña me daba náuseas nefastas— ¿A qué has venido? ¿Quieres algo en especial? —me coquetea, meneando su cuerpo de un lado a otro, mientras enreda un mechón de cabello en su dedo.

Lee Jieun, una morena de cabello largo, extremadamente pálida, piernas y brazos largos, muy bonita, sin duda. Y su cuerpo era exquisitez. Sin embargo, me harte con solo verla, conocía su anatomía de memoria, podría dar cátedra de cómo la chupa. Y que sus gemidos es como si estuviera pariendo. Es qué seamos honestos, no soy un actor porno, solo le doy un buen polvo. No es para que exagere de esa manera.

Envuelve sus brazos alrededor de mí cuello y sonríe falsamente, casi besa mis labios, si no fuera porque corro el rostro, lo hubiera hecho. La apartó de mala manera, haciendo que se alejará.

—No vine hasta aquí por ti, Lee. ¿Qué parte de "Se acabó", no entiendes? ¿Deseas que te lo diga en otro idioma? —le preguntó, con burla y desagrado, mirándola directamente a los ojos.

Jieun fue mí novia hasta ayer, cuando decidí fijar mí completa devoción hacía Bibi, alias la chica levantó pollas con solo respirar.

—¿No has venido por mí? —se acercó, nuevamente— Mientes, eso no decías ayer en el vestidor. ¿No quieres faltar a una clase hoy? —insinuando una chupada en los baños, en pocas palabras.

Alzó mí mano hasta alcanzarla, tomando el cabello de su nuca, acercándome aún más a ella, casi pegando nuestros labios. Ladeó mí cabeza, pegando mis labios en su oído.

—Mira mí reina, mí polla ya no desea de esas chupadas tan ricas de tu parte, agradezco tu oferta, pero paso. —la suelto de mala manera, alejándome de ella.

—A tu polla le gustaba una rica chupada de mi parte ayer. ¿Qué pasó? —habló ella audaz, incapaz de morderse la lengua.

—Pues, se dió cuenta de que se aburrió de tu saliva llena de sabor a apio. —le tiró un beso en el aire.

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