(Bibi)

Las dos grandes puertas de color rojo, se abren, doy el primer paso. Mi tacón resuena, creando ecos, comienzo mi caminata por la pasarela que representa este enfermo lugar. Entrando a un mundo tóxico y obsesivo, dónde más rumores se crean simplemente por qué sí. Los grupos ya estaban formados. Y estos adolescentes están más que dispuestos a criticar a cualquiera que demuestre el mínimo detalle. ¿Irónico, no?

«Escuché que es una puta barata, se le abre de piernas a todo lo que camina en dos matas y le cuelga un polla entre las piernas»

—Sé que parece que soy una zorra, lo acepto. Pero eso, es sólo porque me porto como una zorra, cariño. —susurro para mi misma, socarrona. Respondiendo a aquella muchacha idiota. Que miraba con devoción.

«Se dice por ahí, que es una drogadicta y alcohólica en rehabilitación, pero que es una verdadera pérdida de tiempo por que sigue consumiendo esas sustancias indebidas por los rincones del instituto»

—La verdad es que tú no me conoces, en realidad solo sabes lo que yo quiero que sepas. —giró mi rostro hacía la izquierda, encontrándome con dos de mis «amigas», sonriéndole falsamente, la saludo. Para continuar caminando.

«Comentan que tiene problemas mentales, concurre a un psicólogo y psiquiatra, semanalmente. Y sumándole a eso, consume medicación»

—Ni Harley Quinn me llega a los talones. Mis problemas mentales están en la cima de cualquier cosa. Nadie es tan dura consigo mismo como yo, por eso tus críticas te las puedes esconder en donde menos te quepa, cariño. —le guiño un ojo— ¡Hola Luly! ¡Me encanta tu cabello!

«Para mí es una ninfomana, he oído por los pasillos que le gusta chupar las pollas de los jugadores de baloncesto, y que sus buenas calificaciones se debe que se le tira a los profesores, sin exceptuar al director»

—Ay mi reina. Soy fuerte, soy ambiciosa y sé exactamente lo que quiero. Si eso me convierte en una perra, me vale una teta. —dije con tranquilidad, girando sobre mi propio eje para saludarla— ¡Qué guapa te ves hoy, Suzy!

«Yo creo que debajo de su ropa solo hay lencería de marca de preferencia negra para conquistar a los hombre, cómo la gran zorra que es»

—Las chicas no se visten para los chicos. Se visten para sí mismas. Si las chicas se vistieran para los chicos andaban desnudas en todo momento. —punta, taco. Punta, taco. Cómo dice Bart Simpson para caminar con tacones.

«Es una chiquilla de mami y papi, todo lo que tiene, se debe a ellos. Si es una don nadie sin su dinero»

—La mujer que no requiere la validación de nadie, es la persona más temida del planeta. Pero, es algo que jamás sabrás por qué tú. Si eres bebé de casa. —le tiró un beso al aire, el cuál atrapa— Nos vemos en el almuerzo. Anna. No te olvides de que me debes una selfie.

«No debe tener sensibilidad en su vagina, he oído que la llaman la mujer del pueblo. La aborrezco completamente»

—¿Me odias? Eso no es algo nuevo para mí. Bueno, en fin, seguiré haciendo las cosas que me gustan solo que ahora las haré para molestarte. —la miré de reojo, «tú así no llegarás a nada, bebé», y continúe caminando.

«Hablan de que es buenísima en la cama, todo el que tiene la dicha de estar con ella, queda encantado»

—Tengo un rostro de no romper un plato, pero sé que puedo romper la vajilla entera. No te confundas conmigo. Mi cielo.

«Escuché un rumor por ahí que decía que no se sabe a qué sexualidad pertenece. Anda con cualquier género»

—Todo lo que me coma, es problema mío. Además, el que come callado. Come las veces que desea. —sonrió con los dientes expuestos, mostrando mi bella sonrisa— Nos vemos más tarde... Rebecca.

Es increíble la cantidad de rumores inútiles que un ser humano puede decir en menos de cinco minutos, es inversamente proporcional a su inteligencia.

¿Qué quiero decir?

Qué actúan como loros y un teléfono descompuesto a la vez, escuchan algo, lo repiten a otros distorsionando la realidad y la verdad.

¿Sería necesario imponer esta regla?

No repetir jamás una afirmación malévola sin verificar su contenido antes. Aunque debería confirmar que, es cierto que así nunca se hablaría de nada sin crear falsos testimonios. Sin embargo, una cosa es decir la verdad y otra cosa es decir mentiras. Y para culminar, algo muy diferente es juntar muchas cosas y crear una más exagerada con pizcas de falcedad.

¿Y qué pasa con los rumores?

Son solo eso, rumores. Palabras sin sentido, nada más que unas patéticas habladurías de adolescentes hormonales tratando de hacerse los interesantes a costillas de los demás, creando chismes sin sentido común para tener de qué hablar, con argumentos como: «Así me lo contaron». Sí hubieran pruebas, que demuestren esos alegatos tan bajos, tan insensatos y tan patéticos. Sé podría confirmar sus dichos, sin embargo, no tienen nada de nada, solo sus lenguas vivas llenas de mentiras tan absurdas. Mientras tanto yo, vivo mí vida como quiero, cuando quiero y dónde quiero.

Una sutil sonrisa se formó en mí rostro mientras pasaba por aquellos pasillos, llenos de estudiantes mal pensados, oía mí nombre salir de entre sus labios tan bajo como su estatus, y algo dentro de mí saltaba de la felicidad. Quizás es mí egocentrismo creciendo. O tal vez mi narcisismo. No lo sé. Solo sé que esas personas son más falsas que las tetas de Megan Fox. Las miradas de las chicas, llenas de odio con sus sonrisas hipócritas hacía mí. Siguiendo mis pasos con lujo de detalle. Los ojos brillantes de los chicos, babeando por el contoneo de mis caderas de un lado al otro.

A leguas se le notaban que solo deseaban enterrarme la polla. Son todo lo contrario de mi. Yo sí era real, no tenía ni una pizca de hipocresía. Por los pasillos se escuchaban murmullos, algunos ciertos y otros no, que sin querer me idealizaban como una chica mala, que se encuentra en la lista negra de Santa Claus para navidad por sus malas acciones.

¿Me importa?

No, la verdad que no. Ni un poco. Me resbala.

Susurros inaudibles llenos de miedos y devoción hacia mí persona, cada paso que doy, una nueva voz se oía, me idolatran en su mayor esplendor. Con sus dos ojos abiertos mirando cada movimiento mío, cada paso, cada detalle. Esperando cualquier acción de mí parte, buena o mala. Los caballeros humedecen sus labios con fervor, sedientos de mí. Sus ojos corrían sin decoro mí cuerpo, sin perder ni un mínimo centímetro, que se rumoreaba que era fantástico. Y ese rumor. Es totalmente cierto.